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miércoles, 11 de agosto de 2010

Lectura Bíblica - Setiembre 06

*** Lecturas de Hoy ***
  • Cantares 1:1-4:16
  • 2 Corintios 8:16-24
  • Salmos 50:1-23
  • Proverbios 22:22-23

Cantares 1:1-4:16
Capítulo 1
La esposa y las hijas de Jerusalén
1:1 Cantar de los cantares, el cual es de Salomón. 1:2 ¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino. 1:3 A más del olor de tus suaves ungüentos, Tu nombre es como ungüento derramado; Por eso las doncellas te aman. 1:4 Atráeme; en pos de ti correremos. El rey me ha metido en sus cámaras; Nos gozaremos y alegraremos en ti; Nos acordaremos de tus amores más que del vino; Con razón te aman. 1:5 Morena soy, oh hijas de Jerusalén, pero codiciable Como las tiendas de Cedar, Como las cortinas de Salomón. 1:6 No reparéis en que soy morena, Porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí; Me pusieron a guardar las viñas; Y mi viña, que era mía, no guardé. 1:7 Hazme saber, oh tú a quien ama mi alma, Dónde apacientas, dónde sesteas al mediodía; Pues ¿por qué había de estar yo como errante Junto a los rebaños de tus compañeros? 1:8 Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, Ve, sigue las huellas del rebaño, Y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores.

La esposa y el esposo
1:9 A yegua de los carros de Faraón Te he comparado, amiga mía. 1:10 Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, Tu cuello entre los collares. 1:11 Zarcillos de oro te haremos, Tachonados de plata. 1:12 Mientras el rey estaba en su reclinatorio, Mi nardo dio su olor. 1:13 Mi amado es para mí un manojito de mirra, Que reposa entre mis pechos. 1:14 Racimo de flores de alheña en las viñas de En-gadi Es para mí mi amado. 1:15 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; He aquí eres bella; tus ojos son como palomas. 1:16 He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y dulce; Nuestro lecho es de flores. 1:17 Las vigas de nuestra casa son de cedro, Y de ciprés los artesonados.

Capítulo 2
2:1 Yo soy la rosa de Sarón, Y el lirio de los valles. 2:2 Como el lirio entre los espinos, Así es mi amiga entre las doncellas. 2:3 Como el manzano entre los árboles silvestres, Así es mi amado entre los jóvenes; Bajo la sombra del deseado me senté, Y su fruto fue dulce a mi paladar. 2:4 Me llevó a la casa del banquete, Y su bandera sobre mí fue amor. 2:5 Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas; Porque estoy enferma de amor. 2:6 Su izquierda esté debajo de mi cabeza, Y su derecha me abrace. 2:7 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera. 2:8 ¡La voz de mi amado! He aquí él viene Saltando sobre los montes, Brincando sobre los collados. 2:9 Mi amado es semejante al corzo, O al cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra pared, Mirando por las ventanas, Atisbando por las celosías. 2:10 Mi amado habló, y me dijo: Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. 2:11 Porque he aquí ha pasado el invierno, Se ha mudado, la lluvia se fue; 2:12 Se han mostrado las flores en la tierra, El tiempo de la canción ha venido, Y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. 2:13 La higuera ha echado sus higos, Y las vides en cierne dieron olor; Levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. 2:14 Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto. 2:15 Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne. 2:16 Mi amado es mío, y yo suya; El apacienta entre lirios. 2:17 Hasta que apunte el día, y huyan las sombras, Vuélvete, amado mío; sé semejante al corzo, o como el cervatillo Sobre los montes de Beter.

Capítulo 3
El ensueño de la esposa
3:1 Por las noches busqué en mi lecho al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé. 3:2 Y dije: Me levantaré ahora, y rodearé por la ciudad; Por las calles y por las plazas Buscaré al que ama mi alma; Lo busqué, y no lo hallé. 3:3 Me hallaron los guardas que rondan la ciudad, Y les dije: ¿Habéis visto al que ama mi alma? 3:4 Apenas hube pasado de ellos un poco, Hallé luego al que ama mi alma; Lo así, y no lo dejé, Hasta que lo metí en casa de mi madre, Y en la cámara de la que me dio a luz. 3:5 Yo os conjuro, oh doncellas de Jerusalén, Por los corzos y por las ciervas del campo, Que no despertéis ni hagáis velar al amor, Hasta que quiera.

El cortejo de bodas
3:6 ¿Quién es ésta que sube del desierto como columna de humo, Sahumada de mirra y de incienso Y de todo polvo aromático? 3:7 He aquí es la litera de Salomón; Sesenta valientes la rodean, De los fuertes de Israel. 3:8 Todos ellos tienen espadas, diestros en la guerra; Cada uno su espada sobre su muslo, Por los temores de la noche. 3:9 El rey Salomón se hizo una carroza De madera del Líbano. 3:10 Hizo sus columnas de plata, Su respaldo de oro, Su asiento de grana, Su interior recamado de amor Por las doncellas de Jerusalén. 3:11 Salid, oh doncellas de Sion, y ved al rey Salomón Con la corona con que le coronó su madre en el día de su desposorio, Y el día del gozo de su corazón.

Capítulo 4
El esposo alaba a la esposa
4:1 He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; he aquí que tú eres hermosa; Tus ojos entre tus guedejas como de paloma; Tus cabellos como manada de cabras Que se recuestan en las laderas de Galaad. 4:2 Tus dientes como manadas de ovejas trasquiladas, Que suben del lavadero, Todas con crías gemelas, Y ninguna entre ellas estéril. 4:3 Tus labios como hilo de grana, Y tu habla hermosa; Tus mejillas, como cachos de granada detrás de tu velo. 4:4 Tu cuello, como la torre de David, edificada para armería; Mil escudos están colgados en ella, Todos escudos de valientes. 4:5 Tus dos pechos, como gemelos de gacela, Que se apacientan entre lirios. 4:6 Hasta que apunte el día y huyan las sombras, Me iré al monte de la mirra, Y al collado del incienso. 4:7 Toda tú eres hermosa, amiga mía, Y en ti no hay mancha. 4:8 Ven conmigo desde el Líbano, oh esposa mía; Ven conmigo desde el Líbano. Mira desde la cumbre de Amana, Desde la cumbre de Senir y de Hermón, Desde las guaridas de los leones, Desde los montes de los leopardos. 4:9 Prendiste mi corazón, hermana, esposa mía; Has apresado mi corazón con uno de tus ojos, Con una gargantilla de tu cuello. 4:10 ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía! ¡Cuánto mejores que el vino tus amores, Y el olor de tus ungüentos que todas las especias aromáticas! 4:11 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; Miel y leche hay debajo de tu lengua; Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano. 4:12 Huerto cerrado eres, hermana mía, esposa mía; Fuente cerrada, fuente sellada. 4:13 Tus renuevos son paraíso de granados, con frutos suaves, De flores de alheña y nardos; 4:14 Nardo y azafrán, caña aromática y canela, Con todos los árboles de incienso; Mirra y áloes, con todas las principales especias aromáticas. 4:15 Fuente de huertos, Pozo de aguas vivas, Que corren del Líbano. 4:16 Levántate, Aquilón, y ven, Austro; Soplad en mi huerto, despréndanse sus aromas. Venga mi amado a su huerto, Y coma de su dulce fruta.

2 Corintios 8:16-24
8:16 Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros. 8:17 Pues a la verdad recibió la exhortación; pero estando también muy solícito, por su propia voluntad partió para ir a vosotros. 8:18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias; 8:19 y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad; 8:20 evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, 8:21 procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres. 8:22 Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros. 8:23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo. 8:24 Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros.

Salmos 50:1-23
Dios juzgará al mundo
Salmo de Asaf.
50:1 El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra,
Desde el nacimiento del sol hasta donde se pone.
50:2 De Sion, perfección de hermosura,
Dios ha resplandecido.

50:3 Vendrá nuestro Dios, y no callará;
Fuego consumirá delante de él,
Y tempestad poderosa le rodeará.
50:4 Convocará a los cielos de arriba,
Y a la tierra, para juzgar a su pueblo.
50:5 Juntadme mis santos,
Los que hicieron conmigo pacto con sacrificio.
50:6 Y los cielos declararán su justicia,
Porque Dios es el juez. Selah

50:7 Oye, pueblo mío, y hablaré;
Escucha, Israel, y testificaré contra ti:
Yo soy Dios, el Dios tuyo.
50:8 No te reprenderé por tus sacrificios,
Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí.
50:9 No tomaré de tu casa becerros,
Ni machos cabríos de tus apriscos.
50:10 Porque mía es toda bestia del bosque,
Y los millares de animales en los collados.
50:11 Conozco a todas las aves de los montes,
Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.

50:12 Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti;
Porque mío es el mundo y su plenitud.
50:13 ¿He de comer yo carne de toros,
O de beber sangre de machos cabríos?
50:14 Sacrifica a Dios alabanza,
Y paga tus votos al Altísimo;
50:15 E invócame en el día de la angustia;
Te libraré, y tú me honrarás.
50:16 Pero al malo dijo Dios:
¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes,
Y que tomar mi pacto en tu boca?
50:17 Pues tú aborreces la corrección,
Y echas a tu espalda mis palabras.
50:18 Si veías al ladrón, tú corrías con él,
Y con los adúlteros era tu parte.

50:19 Tu boca metías en mal,
Y tu lengua componía engaño.
50:20 Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano;
Contra el hijo de tu madre ponías infamia.
50:21 Estas cosas hiciste, y yo he callado;
Pensabas que de cierto sería yo como tú;
Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.

50:22 Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios,
No sea que os despedace, y no haya quien os libre.
50:23 El que sacrifica alabanza me honrará;
Y al que ordenare su camino,
Le mostraré la salvación de Dios.


Proverbios 22:22-23
22:22 No robes al pobre, porque es pobre,
Ni quebrantes en la puerta al afligido;
22:23 Porque Jehová juzgará la causa de ellos,
Y despojará el alma de aquellos que los despojaren.

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