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lunes, 29 de diciembre de 2014

¡Tú inicias el año con una cosecha fabulosa!

Algunos se preguntarán:
¿Por qué nosotros los hijos de Dios, vemos el año nuevo con tanta anticipación y fe?
¿Por qué es que podemos ver el futuro tan brillante y positivo?  
Mi respuesta es, porque servimos al Dios fiel que nos ha dejado grandes y maravillosas promesas para nuestro futuro.  Podemos vivir confiando diariamente que Él tiene cuidado de nosotros y que nunca nos dejará o abandonará en medio de las circunstancias que nos encontremos, por el contrario, el Señor promete estar con nosotros cada día de nuestras vidas: "Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé."  (Josué 1:5 – RV60)
¡Qué bendición tan grande!
Por esto para nosotros los cristianos, el cierre de un año en nuestras vidas y la apertura de uno nuevo, son un tiempo especial para la reflexión, que sin duda incluye un recordatorio mental de nuestras experiencias personales y el grado de nuestro progreso y crecimiento espiritual que ocurrió durante el año que pasó.  
Nosotros, los hijos de Dios, hemos aprendido a confiar en nuestro Padre Celestial y su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, mirando el año que termina y reflexionando sobre los caminos en los cuales Él nos ha conducido en la verdad, la paz, la honradez y el amor.  Esta reflexión incluye las muchas bendiciones espirituales que podemos recordar con alegría y en compañerismo con los hermanos de nuestra fe.
Es cierto que algunas de nuestras experiencias pueden haber sido dolorosas y difíciles de soportar, aun así las consideramos con todo gozo, ya que hemos logrado sobrellevar estas situaciones debido al maravilloso amor de nuestro Señor Jesucristo, quien ha cumplido su promesa, estando con nosotros y haciéndonos superar estas adversidades: "y he estado contigo en todo cuanto has andado, y he cortado a todos tus enemigos de delante de ti, y te haré gran nombre, como el nombre de los grandes en la tierra."  (1 Crónicas 17:8 – RV60)
Es entonces, por lo recibido en este año, que podemos ver con fe un futuro brillante y prometedor. 
En unas pocas horas estaremos despidiendo y dejando ir el año viejo y recibiremos con gran anticipación un año totalmente nuevo.  Tendremos la oportunidad de entrar a un año más lleno de cosas nuevas que el Señor traerá a nuestras vidas.  Será imposible quedarnos en el pasado y avanzaremos hacia nuestro futuro en Dios.  Un futuro donde anticipamos ver las promesas y bendiciones de Dios sombre nuestras vidas, creyendo juntos que ¡lo mejor no ha llegado, lo mejor está por venir!
El Señor ha dejado una maravillosa promesa Salmo 65.  Es una promesa para que nosotros entremos seguros y confiados a este año 2015: "Tú inicias el año nuevo con una cosecha fabulosa; tus nubes derraman abundancia."  (Salmos 65:11 - PDT)
 El Salmista nos recuerda que ¡Dios iniciará con bendiciones este nuevo año!  Que hay una cosecha fabulosa de bendiciones preparada para nosotros, una cosecha próspera y llena de bienes para cada una de nuestras vidas.  Dios ya ha regado el año 2015 con su lluvia, y el resultado es una cosecha de fruto abundante preparada para nosotros.  ¡Yo lo creo!
Debemos tomar esta promesa y caminar hacia la cosecha de bendición que Dios ha preparado.  La Biblia me enseña que dondequiera que pasa el Señor fluyen y sobreabundan sus bendiciones.  Tal vez pensemos que este año que termina ha sido tan difícil que no es posible que veamos bendición para el año que viene, pero el Señor Jesús dijo: "¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?  He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega."  (Juan 4:35 – RV60)
El Señor ya ha caminado y trazado nuestro futuro.  Él va dejando nuestra provisión y alimento diario a nuestra disposición.  El 2015 ya ha sido provisto por Dios.  Tengamos paz y seguridad que Él tiene todo bajo control.  Caminemos juntos con esta promesa frente a nosotros.

Declaro la abundancia de Dios para este año 2015:
Salmos 104:28 (PDT)
Tú les das y ellos recogen; abres tus manos y comen hasta quedar satisfechos.
Deuteronomio 28:12 (PDT)
El Señor te abrirá sus riquezas y el cielo para enviarle lluvia a tu tierra en el momento preciso, y bendecirá todo lo que hagas. Tendrás dinero para prestarles a muchas naciones pero tú no pedirás prestado.
Hageo 2:19 (PDT)
Ya no hay más semillas en el granero, porque están ya sembradas. Las vides, las higueras, los granados y los olivos ya no darán malas cosechas. De ahora en adelante, los bendeciré con buenas cosechas.
Job 36:28 (RVR60)
La cual destilan las nubes, Goteando en abundancia sobre los hombres.
Salmos 147:14 (DHH)
Él trae la paz a tu territorio y te satisface con lo mejor del trigo.
Salmos 36:8 (DHH)
Quedan completamente satisfechos con la abundante comida de tu casa;
tú les das a beber de un río delicioso,

ORACIÓN
Gracias Dios por este año que termina, y por el nuevo año de cosecha fabulosa y de abundancia que tienes para mí y mi familia.



viernes, 19 de septiembre de 2014

¡Mi comida es que haga la voluntad del que me envió!

He tenido algunas semanas en que he estado trabajando en una actividad de muchísima concentración y esfuerzo, se trata de la configuración de un nuevo sistema de control financiero y de producción, en diferentes sucursales de Centro América.
Desde que llego a mi oficina, en estos días, hasta que me retiro, continúo con esa actividad tan absorbente, que de pronto miro el reloj y ya se ha pasado mi hora de desayuno, mi hora de almuerzo y hasta mi hora de cena; sin embargo no siento hambre.  Estoy tan concentrado en mi labor que prácticamente mi mente esta solo dirigida hacia esa actividad.
Si recibo una llamada telefónica, inmediatamente evalúo la posibilidad de posponer el asunto para luego o al día siguiente, evitando cualquier tipo de distracción, incluyendo problemas que en otro momento hubieran tenido prioridad absoluta.
En este proceso he enfrentado varias dificultades, por lo que aún en la casa he seguido pensando en ello, analizando las posibles soluciones para que al día siguiente las pueda poner en marcha, esperando tener un buen resultado.
Mi propósito, junto con el resto del equipo de trabajo, es poder terminar con esta labor para que en las sucursales centroamericanas finalmente puedan trabajar con este nuevo sistema de información, ya que aunque contamos con un sistema informático funcional, nuestra casa matriz -fuera de Centro América- desea contar con un sistema integrado, alrededor del mundo.
Realmente con este proyecto, lo que me alimenta es saber que estoy avanzando y que cada vez me acerco más a la conclusión.  Cada vez que logro completar algún proceso es tal la satisfacción que esto me da la energía para poder seguir adelante.
Finalmente, yo sé que terminaremos el trabajo, y que podré decir: Gracias a Dios ¡lo logramos!  Así todos podremos retomar nuestro trabajo habitual, el estado caótico empezará a desaparecer y todo tomará forma, en ese momento volveré a tener hambre y mi satisfacción estará cumplida.
En uno de estos días de ardua labor logré entender a qué se refería nuestro Señor cuando dijo (Juan 4:34 - RVA): "Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra."
No podemos siquiera dimensionar el tamaño de la obra de Jesucristo, pero sin duda no era posible para Él desviar su atención hacia ningún lado, se trataba de llevar a cabo un plan que pondría a salvo a los hombres de la muerte, que nos reconciliara con Dios, que nos llevara a esa nueva dimensión en la que tenemos la esperanza de estar con Él eternamente; por supuesto que lo que alimentaba al Señor era el cumplir con ese plan, el terminarlo; así su gozo fue cumplido...
Debemos reconocer y no perder de vista, que nuestro Señor Jesús hizo un esfuerzo sobrenatural por nosotros. 
A mí me pagan por hacer mi trabajo, pero a Jesús lo condenaron por hacer el suyo; aún así él lo hizo por amor, solo el amor por ti y por mí, por todos nosotros, lo motivó…

¡Gracias a Dios por su amor inigualable e inagotable, gracias a nuestro Señor Jesucristo por su sacrificio, gracias a nuestro Salvador por no desviar su atención cuando vino a vivir y morir por nosotros…!


lunes, 28 de julio de 2014

¿Deprimido... Deprimida...?

"Jehová es mi pastor; nada me faltará.
En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días."
Salmo 23 

"Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá."
Salmo 27:10 

"¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío."
Salmo 42:5 

"Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará;
No dejará para siempre caído al justo."
Salmo 55:22 

"Con todo, yo siempre estuve contigo;
Me tomaste de la mano derecha."
Salmo 73:23 

"El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente."
Salmo 91:1 

"He aquí que Jehová el Señor vendrá con poder, y su brazo señoreará; he aquí que su recompensa viene con él, y su paga delante de su rostro.  Como pastor apacentará su rebaño; en su brazo llevará los corderos, y en su seno los llevará; pastoreará suavemente a las recién paridas."
Isaías 40:10-11

"Nunca más se oirá en tu tierra violencia, destrucción ni quebrantamiento en tu territorio, sino que a tus muros llamarás Salvación, y a tus puertas Alabanza.  El sol nunca más te servirá de luz para el día, ni el resplandor de la luna te alumbrará, sino que Jehová te será por luz perpetua, y el Dios tuyo por tu gloria.  No se pondrá jamás tu sol, ni menguará tu luna; porque Jehová te será por luz perpetua, y los días de tu luto serán acabados."
Isaías 60:18-20

"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar."
Mateo 11:28

"Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse…  Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados…  ¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?   Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro."
Romanos 8:18,28,31,38-39 

"Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios."
2 Corintios 1:3-4 

"Que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos… Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.  Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas."
2 Corintios 4:8-9, 16-18

"Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra."
2 Corintios 9:8 

"Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo."
2 Corintios 12:9 

"Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros."
Efesios 3:20

"Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús."
Filipenses 4:19 

"Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.  Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron."
Apocalipsis 21:3 

"Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre."
Apocalipsis 3:8 






jueves, 8 de mayo de 2014

La Gracia

El último mensaje se enfocó en el cumplimiento de la Ley por parte de nosotros los cristianos. 
Hoy estableceremos algunos conceptos importantes relacionados con la Gracia salvadora y santificadora de nuestro Señor.
1.    La gracia esencialmente es un atributo de Dios.
"Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca."  (1 Pedro 5:10)
2.  La gracia es la actitud de Dios hacia el hombre.  Es la generosidad de Dios hacia nosotras(os), seres pecadoras(es) y rebeldes.
"Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)."  (Efesios 2:45)
3.   La gracia se centra en Jesucristo (en el NT).
"Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.  Juan dio testimonio de él, y clamó diciendo: Este es de quien yo decía: El que viene después de mí, es antes de mí; porque era primero que yo.  Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia.  Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo."  (Juan 1:14-17)
"Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel uno murieron los muchos, abundaron mucho más para los muchos la gracia y el don de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo."  (Romanos 5:15)
"Gracias doy a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os fue dada en Cristo Jesús;"  (1 Corintios 1:4)
4.   Nada podemos hacer para merecer la gracia.
"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo  (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús."  (Efesios 2:4-7)
5.  Las buenas obras no son ocasión para alcanzar la gracia, son consecuencia de ella.
"Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras." (Tito 2:11-14)
"Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna.  Palabra fiel es esta, y en estas cosas quiero que insistas con firmeza, para que los que creen en Dios procuren ocuparse en buenas obras.  Estas cosas son buenas y útiles a los hombres."  (Tito 3:4-8)
6.   La gracia posibilita la fe, que es don de Dios para salvación.
"Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos."  (Hechos 15:11)
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe;  y esto no de vosotros,  pues es don de Dios;"  (Efesios 2:8)
7.   La gracia es la base de nuestra justificación.
"Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús."  (Romanos 3:24)
8.   La gracia es la verdadera buena nueva y la esencia misma del evangelio.
"Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios."  (Hechos 20.24)
9.   Por la gracia Dios nos reconcilia consigo mismo en la cruz.
"Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: que si uno murió por todos, luego todos murieron; y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.  De manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.  De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.  Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;  que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.  Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.  Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."  (2 Corintios 5:14-21).
10. Nuestra vida cristiana es conducida por la gracia.
"Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia,  que con sencillez y sinceridad de Dios,  no con sabiduría humana,  sino con la gracia de Dios,  nos hemos conducido en el mundo,  y mucho más con vosotros."  (2 Corintios 1:12)
11. La gracia es la fuente de consuelo en nuestras tribulaciones y nuestro socorro en las horas de crisis.
"Y el mismo Jesucristo Señor nuestro, y Dios nuestro Padre, el cual nos amó y nos dio consolación eterna y buena esperanza por gracia, conforte vuestros corazones, y os confirme en toda buena palabra y obra."  (2 Tesalonicenses 2:16-17)
"Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro."  (Hebreos 4:16)
"Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad.  Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo."  (2 Corintios 12:9)
12.  La gracia produce la vocación cristiana y el servicio dentro de ella.
"Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios."  (Gálatas 1:15)
"Quien nos salvó y llamó con llamamiento santo,  no conforme a nuestras obras,  sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos."  (2 Timoteo 1:9)
13.  La gracia nos brinda dones.
"De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada."  (Romanos 12:6a)

Debemos recordar siempre:
a.  Que la gracia es un privilegio, y por consiguiente una responsabilidad, por lo que tenemos la obligación de administrarla correctamente.
"Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios."  (1 Pedro 4:10)
b.  Que la gracia no se manifiesta en nuestras vidas hasta que dejemos de luchar y hacer todo con nuestras propias fuerzas, humillándonos y reconociendo nuestra imposibilidad de triunfar sin Dios.
"…porque separados de mí nada podéis hacer."  (Juan 15:5b)
"Pero él da mayor gracia.  Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes."  (Santiago 4:6)


viernes, 18 de abril de 2014

¿Debemos los cristianos cumplir la ley?

La Ley es una serie de instrucciones, estatutos o mandatos dados por Dios para expresar Su voluntad; esto quiere decir que la Ley es la revelación de Dios y además, el pacto de Jehová con su pueblo se basa en la Ley.  Ella revela lo que le desagrada a Dios y lo que debemos evitar; y afecta a toda la sociedad, particularmente la relación entre cada uno de nosotros y Dios.  Prohíbe y restringe el pecado, y hace posible que se conserve cierta disciplina dentro de la sociedad rebelde: "¿Qué diremos, pues?  ¿La ley es pecado?  En ninguna manera.  Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás."  (Romanos 7:7)
La Ley entonces, condena el pecado cometido, y sirve como guía al pecador, descubriéndonos como transgresores: "…porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado."  (Romanos 3:20b)
Así pues, si los cristianos no conocemos y hacemos la Ley, estamos expuestos a pecar; la Biblia es clara cuando dice que pecamos aún en ignorancia.  (Levítico 5:18; Hebreos 9:7)
Establecido lo anterior es importante conocer y hacer la Ley.  Además el cumplir la Ley nos traerá prosperidad y bendición.  

Sustento con estas citas -de muchas- a manera de ejemplo:
v Deuteronomio 11:13-15: "Si obedeciereis cuidadosamente a mis mandamientos que yo os prescribo hoy,  amando a Jehová vuestro Dios, y sirviéndole con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma, yo daré la lluvia de vuestra tierra a su tiempo, la temprana y la tardía; y recogerás tu grano, tu vino y tu aceite.  Daré también hierba en tu campo para tus ganados; y comerás, y te saciarás."
v  Josué 1:7-9: "Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.  Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.  Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."

Por último, cumplir con la Ley hará que hallemos gracia ante los ojos de Dios.
v  Génesis 7:5: "E hizo Noé conforme a todo lo que le mandó Jehová."
v  Génesis 6:8: "Pero Noé halló gracia ante los ojos de Jehová."
Ahora, ¿es necesario cumplir la Ley para ser salvo?  Definitivamente NO.  La Biblia nos enseña:
v  Gálatas 3:10-14: "Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.  Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.  Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu."
v  Romanos 3:28: "Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley."
v  Romanos 4:5: "mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia."
v  Efesios 2:8-9: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe."
Sin embargo, estudiamos la Ley como nuestra guía moral para conducirnos.  Jesús mismo mencionó en Mateo 22:36-39 las dos leyes que debemos guardar: "Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?  Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.  Este es el primero y grande mandamiento.  Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo."
Por lo tanto, aunque no estamos bajo las leyes del Antiguo Testamento: "Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra."  (Romanos 7:6), estamos bajo la ley de un nuevo pacto, la del amar a Dios y a nuestro prójimo.  Cuando cumplimos esta ley, vamos a cumplir la Ley en su totalidad.  En otras palabras, amar a Dios significa que debemos en forma apropiada mostrar respeto, adoración honrándolo a Él.  De igual manera si amamos a nuestro prójimo como Jesús nos ordena, entonces, no mentiremos o robaremos o codiciaremos lo que es de él.
Por último Jesús no vino a abrogar la Ley (Mateo 5:17), por el contrario Él mismo la observó (Lucas 2:22-24; 27; 39) y reconoció su validez.  Él insistió en que la Ley de Dios era la única norma para la vida (Lucas 10:26-28).

Siguiendo entonces la actitud de Cristo, debemos observar la Ley y vivir principalmente de acuerdo con ella, quedando claros que ninguno puede justificarse por la Ley pues solo en Jesucristo está la unidad, la justificación y la salvación.

viernes, 28 de febrero de 2014

¡Dios, mi Padre!

Cuando los sentimientos de mi hijo están siendo perjudicados, yo le hago ver que tan especial es él para mí. 

- Si él está herido, yo hago lo que sea necesario para hacerlo sentir mejor.

- Si mi hijo tiene miedo, yo no me voy a dormir hasta que se sienta seguro y confiado.

Esto no quiere decir que yo sea un héroe, o que sea algo sobrenatural o extraño, solamente soy un padre.

¿Sabes?, cuando un niño se lastima, un padre hace lo que es natural: le ayuda.  Estos son los momentos más productivos y más dulces del día, y vienen de forma natural, no debo forzarlos; los hago de buena gana, con muchísima alegría.  Entonces... ¿por qué si esto es así, estoy tan reacio a dejar que mi Padre celestial me ayude y me consuele?

Recuerdo que cuando estaba en la escuela, a muy corta edad, un alumno mayor que yo me atemorizaba y me quitaba los 25 céntimos que daban diariamente.  Un día, me quitó el dinero como de costumbre y me amenazó, diciéndome que a partir del día siguiente debía llevar 2 colones todos los días, es decir 8 veces más de lo que llevaba.  Yo no podía llevar esa cantidad de dinero, ¿de dónde la iba a sacar?  Ese día pasé atemorizado todo el día y en la noche, ya tarde, no podía dormir.  Tal era mi cara de preocupación, que mi padre se dio cuenta que algo me sucedía y me insistió para que le contara.  Una vez le conté, me dijo: No te preocupes, acuéstate, descansa y duerme, mañana será otro día...

Al día siguiente llegué a la escuela con gran temor y quien abusaba de mí, se acercó y me pidió perdón.  Nunca más volvió a molestarme.

Mientras yo estaba dormido, la noche anterior, mi padre había ido a la casa de mi compañero y le había contado todo a sus padres quienes reprendieron a su hijo.  Él había resuelto mi problema...

Ser padre me ha enseñado, que cuando me critican, o me han herido, o me siento impotente, o tengo miedo; hay un Padre que está listo para ayudarme y consolarme.  Un Padre que me esperará hasta que esté mejor, quién no va nunca a dormirse cuando temo.  Y eso es suficiente...

Sal 121:1  Alzaré mis ojos a los montes;
 ¿De dónde vendrá mi socorro?
Sal 121:1  Mi socorro viene de Jehová,
 Que hizo los cielos y la tierra.
Sal 121:3  No dará tu pie al resbaladero,
 Ni se dormirá el que te guarda.
Sal 121:4  He aquí, no se adormecerá ni dormirá
 El que guarda a Israel.
Sal 121:5  Jehová es tu guardador;
 Jehová es tu sombra a tu mano derecha.
Sal 121:6  El sol no te fatigará de día,
 Ni la luna de noche.
Sal 121:7  Jehová te guardará de todo mal;
 El guardará tu alma.
Sal 121:8  Jehová guardará tu salida y tu entrada
 Desde ahora y para siempre.


miércoles, 12 de febrero de 2014

¡Dando un burro!

No sabemos sus nombres, ni tampoco sabemos nada de sus aspectos, lo que sí sabemos es que dieron un burro para que Jesús lo utilizara para entrar a Jerusalén.

Una parte interesante de la historia se encuentra en Marcos 11:2-7 - RV60: "y les dijo:  Id a la aldea que está enfrente de vosotros, y luego que entréis en ella, hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado;  desatadlo y traedlo.  Y si alguien os dijere:  ¿Por qué hacéis eso?  decid que el Señor lo necesita, y que luego lo devolverá.  Fueron, y hallaron el pollino atado afuera a la puerta, en el recodo del camino, y lo desataron.  Y unos de los que estaban allí les dijeron:  ¿Qué hacéis desatando el pollino?  Ellos entonces les dijeron como Jesús había mandado;  y los dejaron.  Y trajeron el pollino a Jesús, y echaron sobre él sus mantos, y se sentó sobre él."

El dueño de estos burros posiblemente no tuvo nunca ni idea de su generosidad ni el propósito tan noble que encerraba su gesto, no creo que se le haya ocurrido que Dios iba a montar ese burro.

¿Sabes?  Todos nosotros tenemos un burro.  Algo que, si se le da a Dios, podría mover a Jesús y para que cambie nuestra historia.  Tal vez sea nuestra voz, para predicar o cantar, tal vez nuestro don al utilizar la computadora, tal vez conocer el lenguaje lesco o una lengua extranjera, tal vez diezmar u ofrendar.  Sea lo que sea nuestro burro, ¿se lo damos a Dios...?

Quienes le dieron el burro a Jesús son sólo unos, de una larga lista de personas que han dado cosas pequeñas a un gran Dios, teniendo una gran recompensa: "Y su señor le dijo:  Bien, buen siervo y fiel;  sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré;  entra en el gozo de tu señor."  (Mateo 25:21 - RV60)