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martes, 31 de diciembre de 2013

Ponernos de acuerdo con Dios

"¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo?"
Amós 3:3 - RV60

Uno no puede vivir con otra persona si ambas no están de acuerdo.  Eso es lo que dice Amós 3:3, es decir, es necesario establecer un compromiso en el cual hay deberes y derechos para ambas partes.  Eso es como el matrimonio.  Una relación matrimonial se establece por medio de un acuerdo entre ambas partes.  En ese acuerdo hay deberes que uno contrae como el hecho de comprometerse a cuidar a la otra persona en tiempos de prosperidad o en tiempos de escasez.  Igualmente el acuerdo significa el derecho a que uno sea cuidado por la otra persona.

En la Biblia, a ese "acuerdo" se le puede conocer también como "pacto".  Se entiende por "pacto" el convenio que expresa una relación especial entre el Señor y su pueblo.  Es una especie de lazo que encadena a dos partes.

En el relato de Génesis 9, Dios estableció un pacto con Noé, y por medio de Noé con todos nosotros.  Lo impresionante de este pacto es que Dios, siendo el fuerte, adquiere compromisos preciosos con nosotros, siendo nosotros débiles.  Dios se pone a nuestra altura.  El pacto se funda en el amor de Dios.  No es un pacto entre iguales, pero Dios nos trata como hijos.  El pacto es obra de Dios y regalo de Dios, y como todos los pactos bíblicos se demanda una señal del mismo.  Fue así como Dios puso el arco iris como señal de ese pacto con Noé y con nosotros.

Veamos en detalle lo establecido por Dios.

Nunca más serán exterminados

Después de que la lluvia terminó, y cuando el caudal de los ríos volvió a su normalidad, Noé levantó un altar de adoración a Dios.  Dice la Biblia que Noé ofreció holocausto en el altar: "Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar."   (Génesis 8:20 - RV60).  Significa que ofreció una ofrenda de adoración.  Luego el Señor percibió con aquella ofrenda un olor grato, con lo cual decidió no volver a maldecir la tierra por causa del hombre: "Cuando el Señor percibió el grato aroma, se dijo a sí mismo: "Aunque las intenciones del ser humano son perversas desde su juventud, nunca más volveré a maldecir la tierra por culpa suya..."  (Génesis 8:21 - NVI)

En ese encuentro de adoración, Dios establece un acuerdo, un pacto con Noé y sus hijos.  Dios dijo: "Miren, yo voy a establecer mi alianza con ustedes y con sus descendientes,... Mi alianza con ustedes no cambiará: no volveré a destruir a los hombres y animales con un diluvio.  Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la tierra."  (Génesis 9:9-11 - DHH)

Un pacto para la descendencia

Luego Dios explicó a Noé y su familia que este pacto que Él hacía era un pacto perpetuo; es decir, un pacto para siempre.  

Como parte del pacto, Dios bendijo a Noé y sus hijos: "Dios bendijo a Noé y a sus hijos, con estas palabras: "Tengan muchos hijos y llenen la tierra."  (Génesis 9:1 - DHH).  Esta es una bendición de multiplicación.  

Dios quiere bendecirnos con una descendencia de hijos e hijas santos, prometiendo también que esa descendencia sería cubierta con su provisión: "Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento.   Yo les doy todo esto."  (Génesis 9:3 - NVI).   

Todos los pactos que Dios hizo con el pueblo de Israel, prometen de parte de Dios que Él dará una gran descendencia, porque a Dios le agrada tener muchos hijos e hijas.  Dios ama las familias.  Dios te ama a ti.

Nuestra parte en el acuerdo de Dios

• Orar más: Orar debe ser siempre nuestra primera elección, no solamente cuando estamos luchando.  No debería ser nuestro último recurso cuando nos hemos dado cuenta de que las cosas se están complicando, que están empeorando o no están mejorando.  Nuestra primera parte en este acuerdo con Dios será buscarle primeramente a Él: "Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,  y todas estas cosas os serán añadidas."  (Mateo 6:33 - RV60)

• Leer y estudiar la Biblia: Desde la primera página y hasta la última de ellas, la Biblia habla a nuestros corazones.  En ella encontraremos la historia de todo, comenzando con la Creación y terminando con la Eternidad.

Es cierto que hay partes difíciles de entender, pero el Espíritu Santo se encargará de hacernos ver como todo encaja y nos ayudará a conocer mejor a Dios, Sus planes para nuestras vidas, Sus propósitos por el cual nos creó y nos capacitará y educará en una vida de rectitud.

"Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud, para que el hombre de Dios esté capacitado y completamente preparado para hacer toda clase de bien."  (2 Timoteo 3:16 - DHH)

Vale la pena cada segundo que invirtamos en la lectura y el estudio de la Palabra de Dios, porque solamente así lograremos conocer a Dios y agradarle.

• Amar más a mi familia:  Muchísimas veces, ya sea por el ajetreo, el bullicio o las múltiples obligaciones, nos quedamos con poco tiempo para estar y compartir con nuestros seres queridos.  Nos envuelve el trabajo, nuestra carrera, el estudio, las aficiones, nuestros propios problemas y hasta la iglesia.

Nuestras familia son dones de Dios y no debemos descuidar estos maravillosos regalos.  Además, son nuestros hijos y especialmente nuestros cónyuges nuestro apoyo emocional.

Mucha veces se nos ha olvidado, que pueden estar mal las circunstancias en el trabajo, pero si mi relación con mis hijos y esposa(o) marcha bien, todo se lleva; pero por el contrario aunque las cosas estén bien en el trabajo, no funcionamos bien cuando no están bien en nuestra casa.

Dios instituyó la familia, lo que muestra que Él mismo concede una gran importancia a la familia, por esto, nosotros también debemos hacerlo.

Cuidar mi cuerpo.  Conforme pasan los años nos damos cuenta que nuestros cuerpos no son tan resistentes como antes, aparecen los dolores que no conocíamos y nos cansamos con mucha más facilidad.

Debo ocuparme más de mí mismo y no deshonrar a Dios descuidando mi cuerpo: "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?"  (1 Corintios 6:19 - RV60)

Honrar a Dios en nuestro trabajo.  Que bendecidos somos de tener un trabajo.  Es por esto que debemos esforzarnos por vivir nuestra fe en el lugar de nuestro trabajo y así honrar a Dios.

Ahí en el trabajo, donde muchos ´nos están mirando, algunos esperando que siga siendo fiel, otros esperando que caiga, debemos siempre representar a nuestro Salvador lo mejor que podamos: "para que sean intachables y puros, hijos de Dios sin culpa en medio de una generación torcida y depravada.  En ella ustedes brillan como estrellas en el firmamento, manteniendo en alto la palabra de vida.   Así en el día de Cristo me sentiré satisfecho de no haber corrido ni trabajado en vano."  (Filipenses 2:15 - NVI)

Evangelizar más.  Nuestra obligación es llevar la Palabra de Dios, las Nuevas del Evangelio a las naciones; esta misión debe apasionarnos de forma que presentemos a muchos al Dios y Salvador del Mundo.  "Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y  ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!"  (1 Corintios 9:16 - RV60)

Oremos para que Dios guíe nuestros pensamientos y motivaciones a la hora de llevar el evangelio de la gracia de nuestro Señor.

"Pero de ninguna cosa hago caso,  ni estimo preciosa mi vida para mí mismo,  con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios."  (Hechos 20:24 - RV60)

"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados."  (Romanos 3:23 - RV60)

"Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo  (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.  Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras,  para que nadie se gloríe."  (Efesios 2:4-9 - RV60)

"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros." (Romanos 5:8)

"…cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa." (Hechos 16:31).

Es de esta manera que cumplimos nuestra parte en el Pacto de Dios con nosotros. 

Comienza un nuevo año, por el cual oro a Dios para que sea un año de victoria, donde Dios bendiga y multiplique la obra de nuestras manos y donde podamos ver la Gloria y el Poder de Dios operando en nuestras vidas y nuestras familias de una forma sobrenatural.

Espero en Nuestro Señor, que lo expuesto en este documento no sea solamente un buen propósito para este nuevo año, sino que sea una firme decisión que cambiará nuestras vidas de una forma maravillosa e inimaginable, no solamente en el presente sino también para la eternidad.

Estoy seguro, que al final de este nuevo año que comienza podremos decir "¡Qué bueno es servir a Nuestro Dios!"

jueves, 21 de noviembre de 2013

Las tres principales razones que contristan el Espíritu Santo – Parte 3

"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención."
Efesios 4:30 - RV60

En esta serie sobre las tres principales razones que entristecen, causan dolor y afligen, hemos visto como nuestra rebeldía expresada con nuestros pensamientos, palabras y razonamientos propios nos separan de Dios y por ende contristan Su Santo Espíritu.

En la segunda entrega, nos enfocamos en la falta de comunión con el Espíritu Santo, reflejada en nuestra ausencia de compromiso, disciplina y perseverancia, lo que evita que alcancemos los anhelos de nuestro corazón y los veamos cumplidos.

Hoy terminaremos esta serie.

   LA FALTA DE PERDÓN

La falta de perdón, es guardar rencor en nuestro corazón hacia una persona que nos hizo un mal o que traicionó nuestra confianza.  Tenemos razones para estar heridos; pero, eso no nos da derecho a guardar falta de perdón en nuestro interior, pues eso nos va destruyendo y enfermando poco a poco; a la vez que mantenemos atada a la persona que nos hirió.

Debemos tener claro que cada vez que nos sentimos ofendidos el enemigo nos está tendiendo una trampa, una carnada para que nos amarguemos y perdamos nuestra bendición.

Perdonar es una decisión que hay que tomar para soltar o dejar libre a nuestro ofensor.  No olvidemos que perdonar no se trata tan solo de olvidar lo sucedido, hacer de cuenta que no pasó o negarse a recordarlo.  El perdón es una decisión y una conducta que debemos tomar como un estilo de vida, si no practicamos el perdón como estilo de vida, vamos a contristar al Espíritu Santo continuamente y tendremos grandes consecuencias en contra de nosotros.

La falta de perdón le abre la puerta al enemigo para traernos enfermedades y destruir nuestras finanzas y nuestro hogar.  

La falta de perdón se caracteriza por:

• Desobediencia a Dios: Dios nos manda a perdonar; si no perdonamos no seremos perdonados: "Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas."  (Mateo 6:14-15 - RV60)

"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí?  ¿Hasta siete?  Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete." (Mateo 18:21-22 - RV60)

• El enemigo toma ventaja en nuestra vida: Muchos de nosotros no sabemos perdonar, porque hemos sido incapaces de perdonar nuestro propio pasado.  Si nos hemos arrepentido de nuestros pecados y hemos hecho de Jesucristo el Señor y Salvador de nuestras vidas, Dios nos ha perdonado.

• Nuestras oraciones son estorbadas:  La falta de perdón corta la comunión con Dios y Su presencia no fluye en nosotros:  "Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas." (Marcos 11:25 - RV60)

Jesús nos exhorta a dejar lo que hacemos, para arreglar primero nuestras cuentas pendientes con la persona que nos ofendió.

Dios no recibe nuestras ofrendas.  Toda ofrenda a Dios es un sacrificio vivo, y Dios no puede recibir un sacrificio que viene de un corazón con falta de perdón.  Esto viene a ser abominable delante de sus ojos.  "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda."

Algunos creyentes se preguntan por qué no prosperan si siempre diezman y ofrendan.  Analiza tu vida y verifica si hay falta de perdón en contra de alguien.

El perdón no se basa en sentimientos, sino en un compromiso de obedecer a Dios y a Su Palabra.

ORACIÓN

Dios del cielo y la Tierra, alabo y Glorifico Tu Nombre.  Te doy gracias por Tus nuevas misericordias cada mañana.

Te pido Señor que crees en mí, un corazón limpio que perdone, que renueves un espíritu recto dentro de mí, un espíritu perdonador, que no sea de estorbo a mis oraciones, un espíritu como el tuyo para que recibas mis ofrendas. 

Por favor papá, no me eches de delante de ti y no quites de mí Tu Santo Espíritu.  Quiero ser obediente a Ti y Tu Palabra, te lo pido en el nombre de Tu Amado Hijo Jesús, Amén.

martes, 5 de noviembre de 2013

La presencia Poderosa de Dios

¿Cuándo fue la última vez que sentiste la presencia de Dios?  

¿Cuándo fue la última vez que tuviste la convicción real de que Dios estaba morando en ti de una manera personal?

Es posible que haya pasado mucho tiempo desde que realmente sentiste Su presencia.

Muchas personas viven cada día sin tener una verdadera percepción de la cercanía de Dios.

En la Biblia vemos que cuando Dios llamaba a alguien a su servicio, lo primero que Él hacía era recordar a esa persona Su presencia permanente.  Vemos ejemplos de esto en las historias de:

Moisés
"Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?  Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte."  (Éxodo 3:11-12 - RV60)

Josué
"Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo: Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.  Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.  Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Éufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.  Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.  Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.  Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.  Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.  Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas."  (Josué 1:1-9 - RV60)

Gedeón
"Y el ángel de Jehová se le apareció, y le dijo: Jehová está contigo, varón esforzado y valiente."  (Jueces 6:12 - RV60)

Jeremías
Y yo dije:  ¡Ah!   ¡ah, Señor Jehová!  He aquí, no sé hablar, porque soy niño.  Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande."  (Jeremías 1:6-8 - RV60)

Todas las veces que Dios llamó a la acción a uno de sus siervos, su mensaje fue: "Puedes ser fuerte y valiente porque yo estoy contigo. Tendrás la victoria; no por tus habilidades, tu fuerza, tu destreza, tu armadura, tus dones o tu dedicación; será absolutamente por mi presencia.  Puedes ser fuerte porque yo seré fuerte en y a través de ti”.

El Señor aseguraba su presencia una y otra vez a sus seguidores, para que pudieran recordar la razón por la que podían tener confianza. Y Él quiere hacer lo mismo contigo.

El Señor sabe lo difícil que puede ser la vida, y está consciente de los detalles de todas las luchas que enfrentaremos.  Como creyentes en Jesucristo podemos tener la confianza de que nuestro Padre celestial cumplirá Su Palabra.  

"Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora;  porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre."  (Hebreos 13:5:6 - RV60)

"No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;  siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia."  (Isaías 41:10 - RV60)

Él está ahora mismo contigo, y lo estará siempre...

ORACIÓN
Gracias Señor porque tú eres bueno y fiel, y por medio de Tu Palabra me das aliento y fuerza.

Solo te pido mi Dios, que pongas en mí un corazón dispuesto para no separarme de Ti y entender que necesito Tu presencia de forma constante en mi vida.  Quiero estar contigo y que Tú estés conmigo, quédate conmigo mi Señor... porque te necesito...

En el nombre de Tu Hijo Amado Jesús, Amén.



martes, 15 de octubre de 2013

Soy hijo(a) de Dios


"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."
Romanos 12:2 - RV60

¿Tus primeros años de vida, fueron duros?  

El dolor de la familia es el dolor más profundo, este se da sobre nosotros desde muy temprana edad, cuando aún somos demasiado jóvenes para procesar el maltrato y lograr defendernos.  Además, involucra a personas que deberían haber sido dignas de confianza para nosotros: nuestra propia familia, nuestro padre, nuestra madre, nuestro tío, nuestra hermana...  Ellos se alzaban grandemente sobre nosotros, generalmente por ser mayores y siempre por su rango: "Eres estúpido(a), lento, tonta, gordo...", todo nos lo creímos.

Como resultado, hemos estado operando con datos erróneos y aún hoy, décadas más tarde, estas voces de la derrota todavía resuenan en nuestro subconsciente.
Sin embargo, la Biblia nos dice en Romanos 12:2 que debemos dejar que Dios nos transforme en personas nuevas, al cambiar nuestra forma de pensar.
Tú eres un(a) hijo(a) de Dios, su creación...  Amado(a) por Él... Renueva tu forma de pensar y ¡vas a salir de esto!
Tú eres parte de la familia de Dios...
"Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia...; sino que lo confirmaré en mi casa y en mi reino eternamente, y su trono será firme para siempre."
1Crónicas 17:13-14 - RV60

ORACIÓN
Gracias Señor por tu Palabra, porque me amas, por haberme adoptado como tu hijo, por hacerme parte de tu familia.

Hoy clamo a Ti, para que renueves mi forma de pensar, eliminando aquellos pensamientos que tengo, que no están acorde a los tuyos, de forma que me pueda ver como lo que soy, un hijo tuyo, hijo del Rey de Reyes y del Señor de Señores.

Quita de mi mente aquellas palabras que un día recibí y hasta hoy recordé y siembra Tu Palabra en mí corazón.  

Hoy me declaro libre de mi pasado, por la mano poderosa de Dios.  En el nombre de Tu hijo amado Jesús, AMÉN.


martes, 24 de septiembre de 2013

Las tres principales razones que contristan el Espíritu Santo – Parte 2

"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención."
Efesios 4:30 - RV60

Anteriormente nos enfocamos en la rebeldía como la primer causa que contrista el Espíritu Santo. 

Ahora hablaremos de la falta de comunión con el Espíritu, como segunda causa de este entristecimiento y dolor.  Hay tiempos en los que el Espíritu Santo desea tener comunión con nosotros, pero lo ignoramos, y eso lo contrista.

 LA FALTA DE COMUNIÓN CON EL ESPÍRITU SANTO

Para lograr esta comunión, tiene que existir compromiso, perseverancia y disciplina.  Veamos...

• Compromiso: Nuestro compromiso es nuestra decisión, una decisión de calidad por un largo tiempo, con todo el corazón y sin volver atrás.  Nos comprometemos a ser padres y, durante nuestra vida, sin importar las cosas que nos rodean y los esfuerzos que tengamos que hacer, seguimos siendo padres, pendientes de nuestros hijos y sus necesidades con el fin de estar con ellos.
Pues de igual manera debe existir un compromiso para tener una comunión con el Espíritu Santo, sin importar el cansancio, o la cantidad de trabajo, o las diferentes situaciones en el hogar, matrimonio y otras.  Este es el primer paso para poder tener comunión íntima con el Espíritu Santo.  

Nosotros mismos tenemos que tomar la decisión de tener comunión con Él todos los días, sabiendo que si no lo hacemos, su obra en nosotros estará obstaculizada.

• Perseverancia: La perseverancia es insistir, permanecer, quedarse en un lugar en vez de abandonarlo; ser constante con una persona o tarea.
En el caso de la comunión con el Espíritu Santo, debemos permanecer con nuestra comunión sin abandonarla y perseverar en él.  La vida cristiana no tiene por meta que nos quedemos quietos, sino que es más bien una carrera, un movimiento perpetuo.  El apóstol Pablo se esfuerza y motiva a los discípulos para que sigan adelante, y los hace correr con diligencia la carrera celestial, mirando a Jesús.  Él les dice que no es suficiente haber experimentado un cierto día, un cambio glorioso; haber gozado de una maravillosa operación del Espíritu en un momento dado.  Más bien, él les enseña que es absolutamente necesario que ellos tengan el Espíritu durante toda la vida, que deben progresar de continuo, mientras vivan, en la verdad de Dios.  

Para hacerlos perseverar, en lo posible, les muestra que si no lo hacen así, perecerán con toda certeza, pues no hay otra salvación fuera de la que Dios les ha dado ya, y si esa salvación no los guarda, y no los lleva hacia delante, y los presenta sin mancha ante Dios, no puede haber otra salvación.  Pues es imposible, dice, que si una vez fueron iluminados y luego recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento: "Porque a los que una vez recibieron la luz, y saborearon el don de Dios, y tuvieron parte en el Espíritu Santo, y saborearon el buen mensaje de Dios y el poder del mundo venidero, si caen de nuevo, ya no se les puede hacer volver a Dios, porque ellos mismos están crucificando otra vez al Hijo de Dios y exponiéndolo a la burla de todos."  (Hebreos 6:4-6 - DHH)

• Disciplina: La disciplina es someter nuestra carne a servidumbre para lograr una meta.  La disciplina no es la meta, sino el medio para llegar a ella.  Tener comunión con el Espíritu Santo debe ser nuestra meta.

Si queremos ver resultados en nuestras vidas, por más que nos esforcemos, si olvidamos mantener una relación íntima con Dios, no veremos esos resultados, y en caso de verlos es claro que no tienen una providencia divina. 

Nuestra oración diaria y la lectura de la Palabra de Dios, nos mantienen comunicados con Él, y permite que por medio de su Espíritu Santo nos hable y renueve nuestras fuerzas día con día.

La comunión con el Espíritu Santo, es vital para quienes queremos alcanzar los anhelos de nuestro corazón, viéndolos cumplidos.

"La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros.  Amén."
2 Corintios 13:14 - RV60

ORACIÓN

Gracias Señor, por tus misericordias nuevas cada mañana, por tus enseñanzas y por el amor en que nos instruyes.
Padre Santo, hoy decido en mi corazón tener una comunión contigo diaria, postrarme a tus pies y reconocer que no hay otro como tú.  Te pido Señor, me ayudes a tener compromiso, perseverancia y disciplina para buscar de tu presencia. 

Yo dispongo mi corazón, mi alma, mi espíritu y mi cuerpo para que así sea, y sé que requiero de tu ayuda, para que el enemigo no se interponga entre nosotros y pueda tener una vida de oración y lectura de Tu Palabra.

Ayúdame en mi esfuerzo Señor, en el nombre de Jesús, Amén.

sábado, 31 de agosto de 2013

Las tres principales razones que contristan el Espíritu Santo – Parte 1

"Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención."
Efesios 4:30 - RV60

Lamentablemente en el Cuerpo de Cristo hay una triste realidad: continuamente, estamos ofendiendo y contristando al Espíritu Santo.  

¿Qué significa contristar?

Contristar viene de la palabra griega "lupeo", que significa tristeza; también se refiere a causar dolor, afligir, entristecer.  

El apóstol en la Carta a los Efesios nos dice entonces que con nuestros actos podemos hacer que el Espíritu Santo se aflija, se entristezca, y además, podemos causarle dolor. Cuando Él está contristado en nosotros, automáticamente afecta todo nuestro ser y toda nuestra vida.

La diferencia entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es que el Espíritu Santo es más sensible, por esto, no debemos apagar al Espíritu Santo cuando Él nos está encendiendo del poder y la unción.

"No apaguéis al Espíritu."
1Tesalonisenses 5:19 - RV60

Entristecer y causarle dolor al Espíritu Santo, es apagar sus operaciones.

¿Por qué contristamos al Espíritu Santo?

Hoy, existen muchos corazones están endurecidos y han perdido la sensibilidad de la presencia del Espíritu Santo, lo que no permite que Su voz sea oída.  Además, muchos no están conscientes que existen tres condiciones básicas que enojan y contristan sobremanera al Espíritu Santo de Dios.  Sin esta conciencia es imposible hacer algo para no contristar el Espíritu Santo.  Entonces, el endurecimiento de nuestro corazón y el desconocimiento hacen que con muchas obras contristemos el Espíritu Santo.

Por esto, hoy nos vamos a enfocar en tres aspectos básicos causantes del entristecimiento y el dolor del Espíritu Santo.  Conocerlos y hacer los cambios pertinentes, hará de nuestra vida espiritual, una vida mejor, con la seguridad de un crecimiento espiritual y de un derramamiento de la voluntad de Dios en nuestras vidas, buena, agradable y perfecta.

  LA REBELDÍA
 Se manifiesta en contra de Dios y de las autoridades establecidas.  El origen de la rebeldía está en Satanás: "Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos."  (Isaías 63:10 - RV60)

Existen tres formas principales a través de las cuales se manifiesta la rebeldía:

• Las palabras: La rebeldía se manifiesta a través de las palabras por medio de la murmuración y la crítica.

• Los razonamientos: Son los cuestionamientos acerca de la autoridad.  Muchas veces creemos que lo que nuestros padres nos dicen, o bien las decisiones de nuestros jefes, nos son adecuadas.  Peor aún muchísimas veces cuestionamos lo que Dios está haciendo en nuestras vidas, pensamos que porque nosotros lo haríamos diferente, nuestra forma es la correcta y no la de Dios.

• Los pensamientos: cuando hay comentarios de murmuración estos provienen de un corazón rebelde.

Estos tres puntos dejan claro que la rebeldía viene de Satanás, quien la produce en nosotros por medio del engaño.  No obstante, muchas veces la rebeldía nace de nosotros mismos, por nuestra propia naturaleza pecaminosa, que produce en nosotros soberbia, orgullo y amargura entre otras cosas. 

Sin embargo, la principal causa del rechazo a la autoridad son la heridas que aún tenemos en nosotros. 

Todos nosotros hemos sido heridos en algún momento, sin embargo, todos nosotros también hemos herido en algún momento.  Que fácil nos ha resultado olvidar las heridas causadas a otros incluso a Dios, pero que tan difícil nos ha sido perdonar las heridas que nos han hecho.  Hoy mismo no hemos perdonado situaciones que han pasado ya hace varios años, y en algunos casos hace muchos años, tantos como 10, 20 o más.  Estas heridas abiertas han causado en nosotros resentimiento, amargura, odio y rebeldía.

Esto ha de ayudarnos:
• No se deben ver los errores que comete el hombre que está en autoridad, sino la autoridad de la cual está revestido.
• A Dios le corresponde poner y quitar las autoridades.
• Si el hombre en autoridad falla, se equivoca o peca, es a Dios a quien le corresponde actuar.

"Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado."
1 Samuel 15:24-25 - RV60

"Y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no dispuso su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu."
Salmos 78:8 - RV60

"¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros."
Hechos 7:51 - RV60


ORACIÓN

Padre Santo, ante tu presencia me presento, humillando mi corazón para que pueda ser tomado y tratado por ti, de forma que hagas de él un corazón limpio y me des un espíritu renovado.

Entiendo Señor, que por mi rebeldía he contristado tu Espíritu Santo, pero hoy decido dejar esta rebeldía atrás.  Te entrego mis palabras, mis razonamientos y mis pensamientos rebeldes.  También te entrego mis viejas heridas, ya que no quiero sentir más dolor recordando el pasado.

Hoy decido caminar y mirar hacia adelante, solamente procurando alcanzar la meta, sin ver los errores de los demás, sino más bien entregándote los míos propios, de forma que sea completamente libre, en el nombre de Jesús, Amén.