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jueves, 5 de agosto de 2010

Lectura Bíblica - Agosto 21

*** Lecturas de Hoy ***
  • Job 1:1-3:26
  • 1 Corintios 14:1-17
  • Salmos 37:12-29
  • Proverbios 21:25-26

Job 1:1-3:26
Capítulo 1
Las calamidades de Job 1:1 Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. 1:2 Y le nacieron siete hijos y tres hijas. 1:3 Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales. 1:4 E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. 1:5 Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días. 1:6 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 1:7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 1:8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 1:9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 1:10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 1:11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 1:12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. 1:13 Y un día aconteció que sus hijos e hijas comían y bebían vino en casa de su hermano el primogénito, 1:14 y vino un mensajero a Job, y le dijo: Estaban arando los bueyes, y las asnas paciendo cerca de ellos, 1:15 y acometieron los sabeos y los tomaron, y mataron a los criados a filo de espada; solamente escapé yo para darte la noticia. 1:16 Aún estaba éste hablando, cuando vino otro que dijo: Fuego de Dios cayó del cielo, que quemó las ovejas y a los pastores, y los consumió; solamente escapé yo para darte la noticia. 1:17 Todavía estaba éste hablando, y vino otro que dijo: Los caldeos hicieron tres escuadrones, y arremetieron contra los camellos y se los llevaron, y mataron a los criados a filo de espada; y solamente escapé yo para darte la noticia. 1:18 Entre tanto que éste hablaba, vino otro que dijo: Tus hijos y tus hijas estaban comiendo y bebiendo vino en casa de su hermano el primogénito; 1:19 y un gran viento vino del lado del desierto y azotó las cuatro esquinas de la casa, la cual cayó sobre los jóvenes, y murieron; y solamente escapé yo para darte la noticia. 1:20 Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rasuró su cabeza, y se postró en tierra y adoró, 1:21 y dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito. 1:22 En todo esto no pecó Job, ni atribuyó a Dios despropósito alguno.

Capítulo 2
2:1 Aconteció que otro día vinieron los hijos de Dios para presentarse delante de Jehová, y Satanás vino también entre ellos presentándose delante de Jehová. 2:2 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondió Satanás a Jehová, y dijo: De rodear la tierra, y de andar por ella. 2:3 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa? 2:4 Respondiendo Satanás, dijo a Jehová: Piel por piel, todo lo que el hombre tiene dará por su vida. 2:5 Pero extiende ahora tu mano, y toca su hueso y su carne, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 2:6 Y Jehová dijo a Satanás: He aquí, él está en tu mano; mas guarda su vida. 2:7 Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza. 2:8 Y tomaba Job un tiesto para rascarse con él, y estaba sentado en medio de ceniza. 2:9 Entonces le dijo su mujer: ¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete. 2:10 Y él le dijo: Como suele hablar cualquiera de las mujeres fatuas, has hablado. ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios. 2:11 Y tres amigos de Job, Elifaz temanita, Bildad suhita, y Zofar naamatita, luego que oyeron todo este mal que le había sobrevenido, vinieron cada uno de su lugar; porque habían convenido en venir juntos para condolerse de él y para consolarle. 2:12 Los cuales, alzando los ojos desde lejos, no lo conocieron, y lloraron a gritos; y cada uno de ellos rasgó su manto, y los tres esparcieron polvo sobre sus cabezas hacia el cielo. 2:13 Así se sentaron con él en tierra por siete días y siete noches, y ninguno le hablaba palabra, porque veían que su dolor era muy grande.

Capítulo 3
Job maldice el día en que nació
3:1 Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. 3:2 Y exclamó Job, y dijo: 3:3 Perezca el día en que yo nací, Y la noche en que se dijo: Varón es concebido. 3:4 Sea aquel día sombrío, Y no cuide de él Dios desde arriba, Ni claridad sobre él resplandezca. 3:5 Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; Repose sobre él nublado Que lo haga horrible como día caliginoso. 3:6 Ocupe aquella noche la oscuridad; No sea contada entre los días del año, Ni venga en el número de los meses. 3:7 ¡Oh, que fuera aquella noche solitaria, Que no viniera canción alguna en ella! 3:8 Maldíganla los que maldicen el día, Los que se aprestan para despertar a Leviatán. 3:9 Oscurézcanse las estrellas de su alba; Espere la luz, y no venga, Ni vea los párpados de la mañana; 3:10 Por cuanto no cerró las puertas del vientre donde yo estaba, Ni escondió de mis ojos la miseria. 3:11 ¿Por qué no morí yo en la matriz, O expiré al salir del vientre? 3:12 ¿Por qué me recibieron las rodillas? ¿Y a qué los pechos para que mamase? 3:13 Pues ahora estaría yo muerto, y reposaría; Dormiría, y entonces tendría descanso, 3:14 Con los reyes y con los consejeros de la tierra, Que reedifican para sí ruinas; 3:15 O con los príncipes que poseían el oro, Que llenaban de plata sus casas. 3:16 ¿Por qué no fui escondido como abortivo, Como los pequeñitos que nunca vieron la luz? 3:17 Allí los impíos dejan de perturbar, Y allí descansan los de agotadas fuerzas. 3:18 Allí también reposan los cautivos; No oyen la voz del capataz. 3:19 Allí están el chico y el grande, Y el siervo libre de su señor. 3:20 ¿Por qué se da luz al trabajado, Y vida a los de ánimo amargado, 3:21 Que esperan la muerte, y ella no llega, Aunque la buscan más que tesoros; 3:22 Que se alegran sobremanera, Y se gozan cuando hallan el sepulcro? 3:23 ¿Por qué se da vida al hombre que no sabe por donde ha de ir, Y a quien Dios ha encerrado? 3:24 Pues antes que mi pan viene mi suspiro, Y mis gemidos corren como aguas. 3:25 Porque el temor que me espantaba me ha venido, Y me ha acontecido lo que yo temía. 3:26 No he tenido paz, no me aseguré, ni estuve reposado; No obstante, me vino turbación.

1 Corintios 14:1-17
Capítulo 14
El hablar en lenguas
14:1 Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. 14:2 Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. 14:3 Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. 14:4 El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. 14:5 Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación. 14:6 Ahora pues, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina? 14:7 Ciertamente las cosas inanimadas que producen sonidos, como la flauta o la cítara, si no dieren distinción de voces, ¿cómo se sabrá lo que se toca con la flauta o con la cítara? 14:8 Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se preparará para la batalla? 14:9 Así también vosotros, si por la lengua no diereis palabra bien comprensible, ¿cómo se entenderá lo que decís? Porque hablaréis al aire. 14:10 Tantas clases de idiomas hay, seguramente, en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado. 14:11 Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero para el que habla, y el que habla será como extranjero para mí. 14:12 Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para edificación de la iglesia. 14:13 Por lo cual, el que habla en lengua extraña, pida en oración poder interpretarla. 14:14 Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora, pero mi entendimiento queda sin fruto. 14:15 ¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento. 14:16 Porque si bendices sólo con el espíritu, el que ocupa lugar de simple oyente, ¿cómo dirá el Amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho. 14:17 Porque tú, a la verdad, bien das gracias; pero el otro no es edificado.

Salmos 37:12-29
37:12 Maquina el impío contra el justo,
Y cruje contra él sus dientes;
37:13 El Señor se reirá de él;
Porque ve que viene su día.

37:14 Los impíos desenvainan espada y entesan su arco,
Para derribar al pobre y al menesteroso,
Para matar a los de recto proceder.
37:15 Su espada entrará en su mismo corazón,
Y su arco será quebrado.

37:16 Mejor es lo poco del justo,
Que las riquezas de muchos pecadores.
37:17 Porque los brazos de los impíos serán quebrados;
Mas el que sostiene a los justos es Jehová.

37:18 Conoce Jehová los días de los perfectos,
Y la heredad de ellos será para siempre.
37:19 No serán avergonzados en el mal tiempo,
Y en los días de hambre serán saciados.

37:20 Mas los impíos perecerán,
Y los enemigos de Jehová como la grasa de los carneros
Serán consumidos; se disiparán como el humo.

37:21 El impío toma prestado, y no paga;
Mas el justo tiene misericordia, y da.
37:22 Porque los benditos de él heredarán la tierra;
Y los malditos de él serán destruidos.

37:23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre,
Y él aprueba su camino.
37:24 Cuando el hombre cayere, no quedará postrado,
Porque Jehová sostiene su mano.

37:25 Joven fui, y he envejecido,
Y no he visto justo desamparado,
Ni su descendencia que mendigue pan.
37:26 En todo tiempo tiene misericordia, y presta;
Y su descendencia es para bendición.

37:27 Apártate del mal, y haz el bien,
Y vivirás para siempre.
37:28 Porque Jehová ama la rectitud,
Y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados;
Mas la descendencia de los impíos será destruida.
37:29 Los justos heredarán la tierra,
Y vivirán para siempre sobre ella.


Proverbios 21:25-26
21:25 El deseo del perezoso le mata,
Porque sus manos no quieren trabajar.
21:26 Hay quien todo el día codicia;
Pero el justo da, y no detiene su mano.

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