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lunes, 9 de agosto de 2010

Lectura Bíblica - Agosto 28

*** Lecturas de Hoy ***
  • Job 28:1-30:31
  • 2 Corintios 2:12-17
  • Salmos 42:1-11
  • Proverbios 22:7

Job 28:1-30:31
Capítulo 28
El hombre en busca de la sabiduría
28:1 Ciertamente la plata tiene sus veneros, Y el oro lugar donde se refina. 28:2 El hierro se saca del polvo, Y de la piedra se funde el cobre. 28:3 A las tinieblas ponen término, Y examinan todo a la perfección, Las piedras que hay en oscuridad y en sombra de muerte. 28:4 Abren minas lejos de lo habitado, En lugares olvidados, donde el pie no pasa. Son suspendidos y balanceados, lejos de los demás hombres. 28:5 De la tierra nace el pan, Y debajo de ella está como convertida en fuego. 28:6 Lugar hay cuyas piedras son zafiro, Y sus polvos de oro. 28:7 Senda que nunca la conoció ave, Ni ojo de buitre la vio; 28:8 Nunca la pisaron animales fieros, Ni león pasó por ella. 28:9 En el pedernal puso su mano, Y trastornó de raíz los montes. 28:10 De los peñascos cortó ríos, Y sus ojos vieron todo lo preciado. 28:11 Detuvo los ríos en su nacimiento, E hizo salir a luz lo escondido. 28:12 Mas ¿dónde se hallará la sabiduría? ¿Dónde está el lugar de la inteligencia? 28:13 No conoce su valor el hombre, Ni se halla en la tierra de los vivientes. 28:14 El abismo dice: No está en mí; Y el mar dijo: Ni conmigo. 28:15 No se dará por oro, Ni su precio será a peso de plata. 28:16 No puede ser apreciada con oro de Ofir, Ni con ónice precioso, ni con zafiro. 28:17 El oro no se le igualará, ni el diamante, Ni se cambiará por alhajas de oro fino. 28:18 No se hará mención de coral ni de perlas; La sabiduría es mejor que las piedras preciosas. 28:19 No se igualará con ella topacio de Etiopía; No se podrá apreciar con oro fino. 28:20 ¿De dónde, pues, vendrá la sabiduría? ¿Y dónde está el lugar de la inteligencia? 28:21 Porque encubierta está a los ojos de todo viviente, Y a toda ave del cielo es oculta. 28:22 El Abadón y la muerte dijeron: Su fama hemos oído con nuestros oídos. 28:23 Dios entiende el camino de ella, Y conoce su lugar. 28:24 Porque él mira hasta los fines de la tierra, Y ve cuanto hay bajo los cielos. 28:25 Al dar peso al viento, Y poner las aguas por medida; 28:26 Cuando él dio ley a la lluvia, Y camino al relámpago de los truenos, 28:27 Entonces la veía él, y la manifestaba; La preparó y la descubrió también. 28:28 Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia.

Capítulo 29
Job recuerda su felicidad anterior
29:1 Volvió Job a reanudar su discurso, y dijo: 29:2 ¡Quién me volviese como en los meses pasados, Como en los días en que Dios me guardaba, 29:3 Cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara, A cuya luz yo caminaba en la oscuridad; 29:4 Como fui en los días de mi juventud, Cuando el favor de Dios velaba sobre mi tienda; 29:5 Cuando aún estaba conmigo el Omnipotente, Y mis hijos alrededor de mí; 29:6 Cuando lavaba yo mis pasos con leche, Y la piedra me derramaba ríos de aceite! 29:7 Cuando yo salía a la puerta a juicio, Y en la plaza hacía preparar mi asiento, 29:8 Los jóvenes me veían, y se escondían; Y los ancianos se levantaban, y estaban de pie. 29:9 Los príncipes detenían sus palabras; Ponían la mano sobre su boca. 29:10 La voz de los principales se apagaba, Y su lengua se pegaba a su paladar. 29:11 Los oídos que me oían me llamaban bienaventurado, Y los ojos que me veían me daban testimonio, 29:12 Porque yo libraba al pobre que clamaba, Y al huérfano que carecía de ayudador. 29:13 La bendición del que se iba a perder venía sobre mí, Y al corazón de la viuda yo daba alegría. 29:14 Me vestía de justicia, y ella me cubría; Como manto y diadema era mi rectitud. 29:15 Yo era ojos al ciego, Y pies al cojo. 29:16 A los menesterosos era padre, Y de la causa que no entendía, me informaba con diligencia; 29:17 Y quebrantaba los colmillos del inicuo, Y de sus dientes hacía soltar la presa. 29:18 Decía yo: En mi nido moriré, Y como arena multiplicaré mis días. 29:19 Mi raíz estaba abierta junto a las aguas, Y en mis ramas permanecía el rocío. 29:20 Mi honra se renovaba en mí, Y mi arco se fortalecía en mi mano. 29:21 Me oían, y esperaban, Y callaban a mi consejo. 29:22 Tras mi palabra no replicaban, Y mi razón destilaba sobre ellos. 29:23 Me esperaban como a la lluvia, Y abrían su boca como a la lluvia tardía. 29:24 Si me reía con ellos, no lo creían; Y no abatían la luz de mi rostro. 29:25 Calificaba yo el camino de ellos, y me sentaba entre ellos como el jefe; Y moraba como rey en el ejército, Como el que consuela a los que lloran.

Capítulo 30
Job lamenta su desdicha actual
30:1 Pero ahora se ríen de mí los más jóvenes que yo, A cuyos padres yo desdeñara poner con los perros de mi ganado. 30:2 ¿Y de qué me serviría ni aun la fuerza de sus manos? No tienen fuerza alguna. 30:3 Por causa de la pobreza y del hambre andaban solos; Huían a la soledad, a lugar tenebroso, asolado y desierto. 30:4 Recogían malvas entre los arbustos, Y raíces de enebro para calentarse. 30:5 Eran arrojados de entre las gentes, Y todos les daban grita como tras el ladrón. 30:6 Habitaban en las barrancas de los arroyos, En las cavernas de la tierra, y en las rocas. 30:7 Bramaban entre las matas, Y se reunían debajo de los espinos. 30:8 Hijos de viles, y hombres sin nombre, Más bajos que la misma tierra. 30:9 Y ahora yo soy objeto de su burla, Y les sirvo de refrán. 30:10 Me abominan, se alejan de mí, Y aun de mi rostro no detuvieron su saliva. 30:11 Porque Dios desató su cuerda, y me afligió, Por eso se desenfrenaron delante de mi rostro. 30:12 A la mano derecha se levantó el populacho; Empujaron mis pies, Y prepararon contra mí caminos de perdición. 30:13 Mi senda desbarataron, Se aprovecharon de mi quebrantamiento, Y contra ellos no hubo ayudador. 30:14 Vinieron como por portillo ancho, Se revolvieron sobre mi calamidad. 30:15 Se han revuelto turbaciones sobre mí; Combatieron como viento mi honor, Y mi prosperidad pasó como nube. 30:16 Y ahora mi alma está derramada en mí; Días de aflicción se apoderan de mí. 30:17 La noche taladra mis huesos, Y los dolores que me roen no reposan. 30:18 La violencia deforma mi vestidura; me ciñe como el cuello de mi túnica. 30:19 El me derribó en el lodo, Y soy semejante al polvo y a la ceniza. 30:20 Clamo a ti, y no me oyes; Me presento, y no me atiendes. 30:21 Te has vuelto cruel para mí; Con el poder de tu mano me persigues. 30:22 Me alzaste sobre el viento, me hiciste cabalgar en él, Y disolviste mi sustancia. 30:23 Porque yo sé que me conduces a la muerte, Y a la casa determinada a todo viviente. 30:24 Mas él no extenderá la mano contra el sepulcro; ¿Clamarán los sepultados cuando él los quebrantare? 30:25 ¿No lloré yo al afligido? Y mi alma, ¿no se entristeció sobre el menesteroso? 30:26 Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; Y cuando esperaba luz, vino la oscuridad. 30:27 Mis entrañas se agitan, y no reposan; Días de aflicción me han sobrecogido. 30:28 Ando ennegrecido, y no por el sol; Me he levantado en la congregación, y clamado. 30:29 He venido a ser hermano de chacales, Y compañero de avestruces. 30:30 Mi piel se ha ennegrecido y se me cae, Y mis huesos arden de calor. 30:31 Se ha cambiado mi arpa en luto, Y mi flauta en voz de lamentadores.

2 Corintios 2:12-17
Ansiedad de Pablo en Troas
2:12 Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor, 2:13 no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi hermano Tito; así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia.

Triunfantes en Cristo
2:14 Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento. 2:15 Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; 2:16 a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida. Y para estas cosas, ¿quién es suficiente? 2:17 Pues no somos como muchos, que medran falsificando la palabra de Dios, sino que con sinceridad, como de parte de Dios, y delante de Dios, hablamos en Cristo.

Salmos 42:1-11
LIBRO II
Mi alma tiene sed de Dios
Al músico principal. Masquil de los hijos de Coré.
42:1 Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
42:2 Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
42:3 Fueron mis lágrimas mi pan de día y de noche,
Mientras me dicen todos los días: ¿Dónde está tu Dios?

42:4 Me acuerdo de estas cosas, y derramo mi alma dentro de mí;
De cómo yo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,
Entre voces de alegría y de alabanza del pueblo en fiesta.
42:5 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.

42:6 Dios mío, mi alma está abatida en mí;
Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán,
Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar.
42:7 Un abismo llama a otro a la voz de tus cascadas;
Todas tus ondas y tus olas han pasado sobre mí.
42:8 Pero de día mandará Jehová su misericordia,
Y de noche su cántico estará conmigo,
Y mi oración al Dios de mi vida.

42:9 Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí?
¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?
42:10 Como quien hiere mis huesos, mis enemigos me afrentan,
Diciéndome cada día: ¿Dónde está tu Dios?

42:11 ¿Por qué te abates, oh alma mía,
Y por qué te turbas dentro de mí?
Espera en Dios; porque aún he de alabarle,
Salvación mía y Dios mío.


Proverbios 22:7
22:7 El rico se enseñorea de los pobres,
Y el que toma prestado es siervo del que presta.

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