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lunes, 2 de agosto de 2010

Lectura Bíblica - Agosto 05

*** Lecturas de Hoy ***
  • Esdras 1:1-2:70
  • 1 Corintios 1:18-2:5
  • Salmos 27:7-14
  • Proverbios 20:22-23

Esdras 1:1-2:70
Capítulo 1
El decreto de Ciro
(2 Cr. 36.22-23)
1:1 En el primer año de Ciro rey de Persia, para que se cumpliese la palabra de Jehová por boca de Jeremías, despertó Jehová el espíritu de Ciro rey de Persia, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito por todo su reino, diciendo: 1:2 Así ha dicho Ciro rey de Persia: Jehová el Dios de los cielos me ha dado todos los reinos de la tierra, y me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. 1:3 Quien haya entre vosotros de su pueblo, sea Dios con él, y suba a Jerusalén que está en Judá, y edifique la casa a Jehová Dios de Israel (él es el Dios), la cual está en Jerusalén. 1:4 Y a todo el que haya quedado, en cualquier lugar donde more, ayúdenle los hombres de su lugar con plata, oro, bienes y ganados, además de ofrendas voluntarias para la casa de Dios, la cual está en Jerusalén.

El regreso a Jerusalén
1:5 Entonces se levantaron los jefes de las casas paternas de Judá y de Benjamín, y los sacerdotes y levitas, todos aquellos cuyo espíritu despertó Dios para subir a edificar la casa de Jehová, la cual está en Jerusalén. 1:6 Y todos los que estaban en sus alrededores les ayudaron con plata y oro, con bienes y ganado, y con cosas preciosas, además de todo lo que se ofreció voluntariamente. 1:7 Y el rey Ciro sacó los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor había sacado de Jerusalén, y los había puesto en la casa de sus dioses. 1:8 Los sacó, pues, Ciro rey de Persia, por mano de Mitrídates tesorero, el cual los dio por cuenta a Sesbasar príncipe de Judá. 1:9 Y esta es la cuenta de ellos: treinta tazones de oro, mil tazones de plata, veintinueve cuchillos, 1:10 treinta tazas de oro, otras cuatrocientas diez tazas de plata, y otros mil utensilios. 1:11 Todos los utensilios de oro y de plata eran cinco mil cuatrocientos. Todos los hizo llevar Sesbasar con los que subieron del cautiverio de Babilonia a Jerusalén.

Capítulo 2
Los que volvieron con Zorobabel
(Neh. 7.5-73)
2:1 Estos son los hijos de la provincia que subieron del cautiverio, de aquellos que Nabucodonosor rey de Babilonia había llevado cautivos a Babilonia, y que volvieron a Jerusalén y a Judá, cada uno a su ciudad; 2:2 los cuales vinieron con Zorobabel, Jesúa, Nehemías, Seraías, Reelaías, Mardoqueo, Bilsán, Mispar, Bigvai, Rehum y Baana. El número de los varones del pueblo de Israel: 2:3 Los hijos de Paros, dos mil ciento setenta y dos. 2:4 Los hijos de Sefatías, trescientos setenta y dos. 2:5 Los hijos de Ara, setecientos setenta y cinco. 2:6 Los hijos de Pahat-moab, de los hijos de Jesúa y de Joab, dos mil ochocientos doce. 2:7 Los hijos de Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 2:8 Los hijos de Zatu, novecientos cuarenta y cinco. 2:9 Los hijos de Zacai, setecientos sesenta. 2:10 Los hijos de Bani, seiscientos cuarenta y dos. 2:11 Los hijos de Bebai, seiscientos veintitrés. 2:12 Los hijos de Azgad, mil doscientos veintidós. 2:13 Los hijos de Adonicam, seiscientos sesenta y seis. 2:14 Los hijos de Bigvai, dos mil cincuenta y seis. 2:15 Los hijos de Adín, cuatrocientos cincuenta y cuatro. 2:16 Los hijos de Ater, de Ezequías, noventa y ocho. 2:17 Los hijos de Bezai, trescientos veintitrés. 2:18 Los hijos de Jora, ciento doce. 2:19 Los hijos de Hasum, doscientos veintitrés. 2:20 Los hijos de Gibar, noventa y cinco. 2:21 Los hijos de Belén, ciento veintitrés. 2:22 Los varones de Netofa, cincuenta y seis. 2:23 Los varones de Anatot, ciento veintiocho. 2:24 Los hijos de Azmavet, cuarenta y dos. 2:25 Los hijos de Quiriat-jearim, Cafira y Beerot, setecientos cuarenta y tres. 2:26 Los hijos de Ramá y Geba, seiscientos veintiuno. 2:27 Los varones de Micmas, ciento veintidós. 2:28 Los varones de Bet-el y Hai, doscientos veintitrés. 2:29 Los hijos de Nebo, cincuenta y dos. 2:30 Los hijos de Magbis, ciento cincuenta y seis. 2:31 Los hijos del otro Elam, mil doscientos cincuenta y cuatro. 2:32 Los hijos de Harim, trescientos veinte. 2:33 Los hijos de Lod, Hadid y Ono, setecientos veinticinco. 2:34 Los hijos de Jericó, trescientos cuarenta y cinco. 2:35 Los hijos de Senaa, tres mil seiscientos treinta. 2:36 Los sacerdotes: los hijos de Jedaías, de la casa de Jesúa, novecientos setenta y tres. 2:37 Los hijos de Imer, mil cincuenta y dos. 2:38 Los hijos de Pasur, mil doscientos cuarenta y siete. 2:39 Los hijos de Harim, mil diecisiete. 2:40 Los levitas: los hijos de Jesúa y de Cadmiel, de los hijos de Hodavías, setenta y cuatro. 2:41 Los cantores: los hijos de Asaf, ciento veintiocho. 2:42 Los hijos de los porteros: los hijos de Salum, los hijos de Ater, los hijos de Talmón, los hijos de Acub, los hijos de Hatita, los hijos de Sobai; por todos, ciento treinta y nueve. 2:43 Los sirvientes del templo: los hijos de Ziha, los hijos de Hasufa, los hijos de Tabaot, 2:44 los hijos de Queros, los hijos de Siaha, los hijos de Padón, 2:45 los hijos de Lebana, los hijos de Hagaba, los hijos de Acub, 2:46 los hijos de Hagab, los hijos de Salmai, los hijos de Hanán, 2:47 los hijos de Gidel, los hijos de Gahar, los hijos de Reaía, 2:48 los hijos de Rezín, los hijos de Necoda, los hijos de Gazam, 2:49 los hijos de Uza, los hijos de Paseah, los hijos de Besai, 2:50 los hijos de Asena, los hijos de Meunim, los hijos de Nefusim, 2:51 los hijos de Bacbuc, los hijos de Hacufa, los hijos de Harhur, 2:52 los hijos de Bazlut, los hijos de Mehída, los hijos de Harsa, 2:53 los hijos de Barcos, los hijos de Sísara, los hijos de Tema, 2:54 los hijos de Nezía, los hijos de Hatifa. 2:55 Los hijos de los siervos de Salomón: los hijos de Sotai, los hijos de Soferet, los hijos de Peruda, 2:56 los hijos de Jaala, los hijos de Darcón, los hijos de Gidel, 2:57 los hijos de Sefatías, los hijos de Hatil, los hijos de Poqueret-hazebaim, los hijos de Ami. 2:58 Todos los sirvientes del templo, e hijos de los siervos de Salomón, trescientos noventa y dos. 2:59 Estos fueron los que subieron de Tel-mela, Tel-harsa, Querub, Addán e Imer que no pudieron demostrar la casa de sus padres, ni su linaje, si eran de Israel: 2:60 los hijos de Delaía, los hijos de Tobías, los hijos de Necoda, seiscientos cincuenta y dos. 2:61 Y de los hijos de los sacerdotes: los hijos de Habaía, los hijos de Cos, los hijos de Barzilai, el cual tomó mujer de las hijas de Barzilai galaadita, y fue llamado por el nombre de ellas. 2:62 Estos buscaron su registro de genealogías, y no fue hallado; y fueron excluidos del sacerdocio, 2:63 y el gobernador les dijo que no comiesen de las cosas más santas, hasta que hubiese sacerdote para consultar con Urim y Tumim. 2:64 Toda la congregación, unida como un solo hombre, era de cuarenta y dos mil trescientos sesenta, 2:65 sin contar sus siervos y siervas, los cuales eran siete mil trescientos treinta y siete; y tenían doscientos cantores y cantoras. 2:66 Sus caballos eran setecientos treinta y seis; sus mulas, doscientas cuarenta y cinco; 2:67 sus camellos, cuatrocientos treinta y cinco; asnos, seis mil setecientos veinte. 2:68 Y algunos de los jefes de casas paternas, cuando vinieron a la casa de Jehová que estaba en Jerusalén, hicieron ofrendas voluntarias para la casa de Dios, para reedificarla en su sitio. 2:69 Según sus fuerzas dieron al tesorero de la obra sesenta y un mil dracmas de oro, cinco mil libras de plata, y cien túnicas sacerdotales. 2:70 Y habitaron los sacerdotes, los levitas, los del pueblo, los cantores, los porteros y los sirvientes del templo en sus ciudades; y todo Israel en sus ciudades.

1 Corintios 1:18-2:5
Cristo, poder y sabiduría de Dios
1:18 Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios. 1:19 Pues está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, Y desecharé el entendimiento de los entendidos. 1:20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este siglo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo? 1:21 Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 1:22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 1:23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura; 1:24 mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios. 1:25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. 1:26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 1:27 sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 1:28 y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 1:29 a fin de que nadie se jacte en su presencia. 1:30 Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; 1:31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

Capítulo 2
Proclamando a Cristo crucificado
2:1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. 2:2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado. 2:3 Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; 2:4 y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, 2:5 para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.

Salmos 27:7-14
27:7 Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo;
Ten misericordia de mí, y respóndeme.
27:8 Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro.
Tu rostro buscaré, oh Jehová;
27:9 No escondas tu rostro de mí.

No apartes con ira a tu siervo;
Mi ayuda has sido.
No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
27:10 Aunque mi padre y mi madre me dejaran,
Con todo, Jehová me recogerá.
27:11 Enséñame, oh Jehová, tu camino,
Y guíame por senda de rectitud
A causa de mis enemigos.
27:12 No me entregues a la voluntad de mis enemigos;
Porque se han levantado contra mí testigos falsos, y los que respiran crueldad.

27:13 Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová
En la tierra de los vivientes.
27:14 Aguarda a Jehová;
Esfuérzate, y aliéntese tu corazón;
Sí, espera a Jehová.


Proverbios 20:22-23
20:22 No digas: Yo me vengaré;
Espera a Jehová, y él te salvará.
20:23 Abominación son a Jehová las pesas falsas,
Y la balanza falsa no es buena.

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