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martes, 30 de marzo de 2010

Lectura Bíblica - Febrero 10

*** Lecturas de Hoy ***
  • Éxodo 30:11-31:18
  • Mateo 26:36-68
  • Salmos 32:1-11
  • Proverbios 8:22-31

Éxodo 30:11-31:18
El dinero del rescate
30:11 Habló también Jehová a Moisés, diciendo: 30:12 Cuando tomes el número de los hijos de Israel conforme a la cuenta de ellos, cada uno dará a Jehová el rescate de su persona, cuando los cuentes, para que no haya en ellos mortandad cuando los hayas contado. 30:13 Esto dará todo aquel que sea contado; medio siclo, conforme al siclo del santuario. El siclo es de veinte geras. La mitad de un siclo será la ofrenda a Jehová. 30:14 Todo el que sea contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda a Jehová. 30:15 Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren la ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas. 30:16 Y tomarás de los hijos de Israel el dinero de las expiaciones, y lo darás para el servicio del tabernáculo de reunión; y será por memorial a los hijos de Israel delante de Jehová, para hacer expiación por vuestras personas. 30:17 Habló más Jehová a Moisés, diciendo: 30:18 Harás también una fuente de bronce, con su base de bronce, para lavar; y la colocarás entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás en ella agua. 30:19 Y de ella se lavarán Aarón y sus hijos las manos y los pies. 30:20 Cuando entren en el tabernáculo de reunión, se lavarán con agua, para que no mueran; y cuando se acerquen al altar para ministrar, para quemar la ofrenda encendida para Jehová, 30:21 se lavarán las manos y los pies, para que no mueran. Y lo tendrán por estatuto perpetuo él y su descendencia por sus generaciones.

El aceite de la unción, y el incienso
30:22 Habló más Jehová a Moisés, diciendo: 30:23 Tomarás especias finas: de mirra excelente quinientos siclos, y de canela aromática la mitad, esto es, doscientos cincuenta, de cálamo aromático doscientos cincuenta, 30:24 de casia quinientos, según el siclo del santuario, y de aceite de olivas un hin. 30:25 Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa. 30:26 Con él ungirás el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, 30:27 la mesa con todos sus utensilios, el candelero con todos sus utensilios, el altar del incienso, 30:28 el altar del holocausto con todos sus utensilios, y la fuente y su base. 30:29 Así los consagrarás, y serán cosas santísimas; todo lo que tocare en ellos, será santificado. 30:30 Ungirás también a Aarón y a sus hijos, y los consagrarás para que sean mis sacerdotes. 30:31 Y hablarás a los hijos de Israel, diciendo: Este será mi aceite de la santa unción por vuestras generaciones. 30:32 Sobre carne de hombre no será derramado, ni haréis otro semejante, conforme a su composición; santo es, y por santo lo tendréis vosotros. 30:33 Cualquiera que compusiere ungüento semejante, y que pusiere de él sobre extraño, será cortado de entre su pueblo. 30:34 Dijo además Jehová a Moisés: Toma especias aromáticas, estacte y uña aromática y gálbano aromático e incienso puro; de todo en igual peso, 30:35 y harás de ello el incienso, un perfume según el arte del perfumador, bien mezclado, puro y santo. 30:36 Y molerás parte de él en polvo fino, y lo pondrás delante del testimonio en el tabernáculo de reunión, donde yo me mostraré a ti. Os será cosa santísima. 30:37 Como este incienso que harás, no os haréis otro según su composición; te será cosa sagrada para Jehová. 30:38 Cualquiera que hiciere otro como este para olerlo, será cortado de entre su pueblo.

Capítulo 31
Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab
(Ex. 35.30—36.1)
31:1 Habló Jehová a Moisés, diciendo: 31:2 Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 31:3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte, 31:4 para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, 31:5 y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor. 31:6 Y he aquí que yo he puesto con él a Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; y he puesto sabiduría en el ánimo de todo sabio de corazón, para que hagan todo lo que te he mandado; 31:7 el tabernáculo de reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio que está sobre ella, y todos los utensilios del tabernáculo, 31:8 la mesa y sus utensilios, el candelero limpio y todos sus utensilios, el altar del incienso, 31:9 el altar del holocausto y todos sus utensilios, la fuente y su base, 31:10 los vestidos del servicio, las vestiduras santas para Aarón el sacerdote, las vestiduras de sus hijos para que ejerzan el sacerdocio, 31:11 el aceite de la unción, y el incienso aromático para el santuario; harán conforme a todo lo que te he mandado.

El día de reposo como señal
31:12 Habló además Jehová a Moisés, diciendo: 31:13 Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. 31:14 Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. 31:15 Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. 31:16 Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. 31:17 Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.

El becerro de oro
(Dt. 9.6-29)
31:18 Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios.

Mateo 26:36-68
Jesús ora en Getsemaní
(Mr. 14. 32-42; Lc. 22. 39-46)
26:36 Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. 26:37 Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. 26:38 Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 26:39 Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo: Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. 26:40 Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? 26:41 Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 26:42 Otra vez fue, y oró por segunda vez, diciendo: Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu voluntad. 26:43 Vino otra vez y los halló durmiendo, porque los ojos de ellos estaban cargados de sueño. 26:44 Y dejándolos, se fue de nuevo, y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras. 26:45 Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad. He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 26:46 Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.

Arresto de Jesús
(Mr. 14. 43-50; Lc. 22. 47-53; Jn. 18. 2-11)
26:47 Mientras todavía hablaba, vino Judas, uno de los doce, y con él mucha gente con espadas y palos, de parte de los principales sacerdotes y de los ancianos del pueblo. 26:48 Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, ése es; prendedle. 26:49 Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve, Maestro! Y le besó. 26:50 Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron. 26:51 Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. 26:52 Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán. 26:53 ¿Acaso piensas que no puedo ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? 26:54 ¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así se haga? 26:55 En aquella hora dijo Jesús a la gente:¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me prendisteis. 26:56 Mas todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los profetas.Entonces todos los discípulos, dejándole, huyeron.

Jesús ante el concilio
(Mr. 14. 53-65; Lc. 22. 54, 63-71; Jn. 18. 12-14, 19-24)
26:57 Los que prendieron a Jesús le llevaron al sumo sacerdote Caifás, adonde estaban reunidos los escribas y los ancianos. 26:58 Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrando, se sentó con los alguaciles, para ver el fin. 26:59 Y los principales sacerdotes y los ancianos y todo el concilio, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte, 26:60 y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se presentaban. Pero al fin vinieron dos testigos falsos, 26:61 que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. 26:62 Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: ¿No respondes nada? ¿Qué testifican éstos contra ti? 26:63 Mas Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. 26:64 Jesús le dijo: Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo. 26:65 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. 26:66 ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: ¡Es reo de muerte! 26:67 Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de puñetazos, y otros le abofeteaban, 26:68 diciendo: Profetízanos, Cristo, quién es el que te golpeó.

Salmos 32:1-11
Capítulo 32
La dicha del perdón
Salmo de David. Masquil.
32:1 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.
32:2 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño.

32:3 Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.
32:4 Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;
Se volvió mi verdor en sequedades de verano. Selah

32:5 Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.Selah

32:6 Por esto orará a ti todo santo en el tiempo en que puedas ser hallado;
Ciertamente en la inundación de muchas aguas no llegarán éstas a él.
32:7 Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia;
Con cánticos de liberación me rodearás. Selah

32:8 Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar;
Sobre ti fijaré mis ojos.
32:9 No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
Que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
Porque si no, no se acercan a ti.

32:10 Muchos dolores habrá para el impío;
Mas al que espera en Jehová, le rodea la misericordia.
32:11 Alegraos en Jehová y gozaos, justos;
Y cantad con júbilo todos vosotros los rectos de corazón.


Proverbios 8:22-31
8:22 Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras.
8:23 Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra.
8:24 Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
8:25 Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
8:26 No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
8:27 Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo;
8:28 Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
8:29 Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra,
8:30 Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
8:31 Me regocijo en la parte habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los hijos de los hombres.

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