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lunes, 8 de marzo de 2010

Lectura Bíblica - Enero 19

*** Lecturas de Hoy ***
  • Génesis 39:1-41:15
  • Mateo 12:46-13:23
  • Salmos 17:1-15
  • Proverbios 3:33-35

Génesis 39:1-41:15
Capítulo 39
José y la esposa de Potifar
39:1 Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. 39:2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. 39:3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. 39:4 Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía. 39:5 Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo. 39:6 Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia. 39:7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. 39:8 Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene. 39:9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios? 39:10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, 39:11 aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. 39:12 Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió. 39:13 Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera, 39:14 llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces; 39:15 y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió. 39:16 Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa. 39:17 Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme. 39:18 Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera. 39:19 Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor. 39:20 Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel. 39:21 Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel. 39:22 Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía. 39:23 No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.

Capítulo 40
José interpreta dos sueños
40:1 Aconteció después de estas cosas, que el copero del rey de Egipto y el panadero delinquieron contra su señor el rey de Egipto. 40:2 Y se enojó Faraón contra sus dos oficiales, contra el jefe de los coperos y contra el jefe de los panaderos, 40:3 y los puso en prisión en la casa del capitán de la guardia, en la cárcel donde José estaba preso. 40:4 Y el capitán de la guardia encargó de ellos a José, y él les servía; y estuvieron días en la prisión. 40:5 Y ambos, el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban arrestados en la prisión, tuvieron un sueño, cada uno su propio sueño en una misma noche, cada uno con su propio significado. 40:6 Vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes. 40:7 Y él preguntó a aquellos oficiales de Faraón, que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué parecen hoy mal vuestros semblantes? 40:8 Ellos le dijeron: Hemos tenido un sueño, y no hay quien lo interprete. Entonces les dijo José: ¿No son de Dios las interpretaciones? Contádmelo ahora. 40:9 Entonces el jefe de los coperos contó su sueño a José, y le dijo: Yo soñaba que veía una vid delante de mí, 40:10 y en la vid tres sarmientos; y ella como que brotaba, y arrojaba su flor, viniendo a madurar sus racimos de uvas. 40:11 Y que la copa de Faraón estaba en mi mano, y tomaba yo las uvas y las exprimía en la copa de Faraón, y daba yo la copa en mano de Faraón. 40:12 Y le dijo José: Esta es su interpretación: los tres sarmientos son tres días. 40:13 Al cabo de tres días levantará Faraón tu cabeza, y te restituirá a tu puesto, y darás la copa a Faraón en su mano, como solías hacerlo cuando eras su copero. 40:14 Acuérdate, pues, de mí cuando tengas ese bien, y te ruego que uses conmigo de misericordia, y hagas mención de mí a Faraón, y me saques de esta casa. 40:15 Porque fui hurtado de la tierra de los hebreos; y tampoco he hecho aquí por qué me pusiesen en la cárcel. 40:16 Viendo el jefe de los panaderos que había interpretado para bien, dijo a José: También yo soñé que veía tres canastillos blancos sobre mi cabeza. 40:17 En el canastillo más alto había de toda clase de manjares de pastelería para Faraón; y las aves las comían del canastillo de sobre mi cabeza. 40:18 Entonces respondió José, y dijo: Esta es su interpretación: Los tres canastillos tres días son. 40:19 Al cabo de tres días quitará Faraón tu cabeza de sobre ti, y te hará colgar en la horca, y las aves comerán tu carne de sobre ti. 40:20 Al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, el rey hizo banquete a todos sus sirvientes; y alzó la cabeza del jefe de los coperos, y la cabeza del jefe de los panaderos, entre sus servidores. 40:21 E hizo volver a su oficio al jefe de los coperos, y dio éste la copa en mano de Faraón. 40:22 Mas hizo ahorcar al jefe de los panaderos, como lo había interpretado José. 40:23 Y el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que le olvidó.

Capítulo 41
José interpreta el sueño de Faraón
41:1 Aconteció que pasados dos años tuvo Faraón un sueño. Le parecía que estaba junto al río; 41:2 y que del río subían siete vacas, hermosas a la vista, y muy gordas, y pacían en el prado. 41:3 Y que tras ellas subían del río otras siete vacas de feo aspecto y enjutas de carne, y se pararon cerca de las vacas hermosas a la orilla del río; 41:4 y que las vacas de feo aspecto y enjutas de carne devoraban a las siete vacas hermosas y muy gordas. Y despertó Faraón. 41:5 Se durmió de nuevo, y soñó la segunda vez: Que siete espigas llenas y hermosas crecían de una sola caña, 41:6 y que después de ellas salían otras siete espigas menudas y abatidas del viento solano; 41:7 y las siete espigas menudas devoraban a las siete espigas gruesas y llenas. Y despertó Faraón, y he aquí que era sueño. 41:8 Sucedió que por la mañana estaba agitado su espíritu, y envió e hizo llamar a todos los magos de Egipto, y a todos sus sabios; y les contó Faraón sus sueños, mas no había quien los pudiese interpretar a Faraón. 41:9 Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Me acuerdo hoy de mis faltas. 41:10 Cuando Faraón se enojó contra sus siervos, nos echó a la prisión de la casa del capitán de la guardia a mí y al jefe de los panaderos. 41:11 Y él y yo tuvimos un sueño en la misma noche, y cada sueño tenía su propio significado. 41:12 Estaba allí con nosotros un joven hebreo, siervo del capitán de la guardia; y se lo contamos, y él nos interpretó nuestros sueños, y declaró a cada uno conforme a su sueño. 41:13 Y aconteció que como él nos los interpretó, así fue: yo fui restablecido en mi puesto, y el otro fue colgado. 41:14 Entonces Faraón envió y llamó a José. Y lo sacaron apresuradamente de la cárcel, y se afeitó, y mudó sus vestidos, y vino a Faraón. 41:15 Y dijo Faraón a José: Yo he tenido un sueño, y no hay quien lo interprete; mas he oído decir de ti, que oyes sueños para interpretarlos.

Mateo 12:46-13:23
La madre y los hermanos de Jesús
(Mr. 3. 31-35; Lc. 8. 19-21)
12:46 Mientras él aún hablaba a la gente, he aquí su madre y sus hermanos estaban afuera, y le querían hablar. 12:47 Y le dijo uno: He aquí tu madre y tus hermanos están afuera, y te quieren hablar. 12:48 Respondiendo él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis hermanos? 12:49 Y extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos. 12:50 Porque todo aquel que hace la voluntad de mi Padre que los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y madre.

Capítulo 13
Parábola del sembrador
(Mr. 4. 1-9; Lc. 8. 4-8)
13:1 Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó unto al mar. 13:2 Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. 13:3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar. 13:4 Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves y la comieron. 13:5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 13:6 pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 13:7 Y parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. 13:8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. 13:9 El que tiene oídos para oír, oiga.

Propósito de las parábolas
(Mr. 4. 10-12; Lc. 8. 9-10)
13:10 Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? 13:11 El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. 13:12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. 13:13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 13:14 De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis. 13:15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane. 13:16 Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. 13:17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron.

Jesús explica la parábola del sembrador
(Mr. 4. 13-20; Lc. 8. 11-15)
13:18 Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 13:19 Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 13:20 Y el que fue sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo; 13:21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 13:22 El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 13:23 Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.

Salmos 17:1-15
Capítulo 17
Plegaria pidiendo protección contra los opresores
Oración de David.
17:1 Oye, oh Jehová, una causa justa; está atento a mi clamor.
Escucha mi oración hecha de labios sin engaño.
17:2 De tu presencia proceda mi vindicación;
Vean tus ojos la rectitud.

17:3 Tú has probado mi corazón, me has visitado de noche;
Me has puesto a prueba, y nada inicuo hallaste;
He resuelto que mi boca no haga transgresión.
17:4 En cuanto a las obras humanas, por la palabra de tus labios
Yo me he guardado de las sendas de los violentos.
17:5 Sustenta mis pasos en tus caminos,
Para que mis pies no resbalen.
17:6 Yo te he invocado, por cuanto tú me oirás, oh Dios;
Inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.
17:7 Muestra tus maravillosas misericordias, tú que salvas a los que se refugian a tu diestra,
De los que se levantan contra ellos.

17:8 Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas,
17:9 De la vista de los malos que me oprimen,
De mis enemigos que buscan mi vida.

17:10 Envueltos están con su grosura;
Con su boca hablan arrogantemente.
17:11 Han cercado ahora nuestros pasos;
Tienen puestos sus ojos para echarnos por tierra.
17:12 Son como león que desea hacer presa,
Y como leoncillo que está en su escondite.

17:13 Levántate, oh Jehová;
Sal a su encuentro, póstrales;
Libra mi alma de los malos con tu espada,
17:14 De los hombres con tu mano, oh Jehová,
De los hombres mundanos, cuya porción la tienen en esta vida,
Y cuyo vientre está lleno de tu tesoro.
Sacian a sus hijos,
Y aun sobra para sus pequeñuelos.

17:15 En cuanto a mí, veré tu rostro en justicia;
Estaré satisfecho cuando despierte a tu semejanza.

Proverbios 3:33-35
3:33 La maldición de Jehová está en la casa del impío,
Pero bendecirá la morada de los justos.
3:34 Ciertamente él escarnecerá a los escarnecedores,
Y a los humildes dará gracia.
3:35 Los sabios heredarán honra,
Mas los necios llevarán ignominia.

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