-->

sábado, 7 de noviembre de 2009

El poder de la oración – Parte 1

Como bien sabemos, la decisión es uno de los más grandes dones que Dios nos ha dado y el Señor espera que tomemos decisiones eternas.  Es por esta razón que hemos decidido tomar el camino de salvación, por lo que reconocimos que hemos andado por camino de maldad y nos hemos arrepentido de nuestras faltas y pecados; además hemos anhelado en nuestro corazón agradarle a Dios, por lo que deseamos apartarnos de la maldad y renovarnos de nuestra situación de pecado.

Al tomar esta decisión que cambiará nuestra forma de ser para siempre, lo hemos hecho por medio de una oración de fe, pero ¿es esta oración efectiva?

Para responder a esta pregunta, debemos entender en primera instancia...

¿Qué es la oración y cuál es su poder?

La oración es la fuerza, el poder y el secreto que mueve al cielo y hace que el mundo se mueva a su compás.  Ni el dinero, ni el genio, ni la cultura pueden hacer algo para mover a Dios.  Ni la posición, ni la dignidad, ni las grandes obras, moverán el carro de Dios.  Es una apasionada fuerza la única que puede moverlo, la oración de fe que es la fuerza creadora.

Todo el secreto del poder reside en la santidad que da energía al alma, y a todo el ser lleno de amor ardiente que se derrama en oración a Dios.

¿Alguna vez hemos pensado, que por medio de la oración se nos ha dado el privilegio de cambiar vidas, naciones y aun el curso de la Historia, tan solo por estar dispuesto a confiar en Dios?  El dijo a Jeremías: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tu no conoces". (Jeremías 33:3)

La oración es un acto de máxima prioridad.  Sin duda alguna, es la disciplina más importante en la vida del cristiano, Jesús nos muestra como la oración era su máxima prioridad, entonces cuanto más debe ser prioritaria en nuestras propias vidas…

¿Responde Dios nuestras oraciones?

Dios sabe de nuestras necesidades y escucha nuestras oraciones, pero Él no a todos responde, ¿por qué?

Quizás es porque algunos no tienen una relación verdadera con Dios.  Pueden saber que Dios existe, e incluso pueden adorarlo de vez en cuando.  Pero aquellos que no parecen recibir respuesta a sus oraciones probablemente no tienen una relación con Él, porque ellos nunca han recibido el perdón de Dios por sus pecados. En Isaías 59:1-2 hay una explicación: "He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír".

Pero, ¿qué hay con aquellos que tenemos una verdadera relación con nuestro Señor?  El Señor nos ha dicho y prometido, que si pedimos algo conforme a su voluntad Él nos oirá, y si nos oye, Él contestará. 1 de Juan 5:14-15 nos dice claramente: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.  Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho".

Leamos Juan 15:7 "Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho".

El "permanecer" en él y tener sus palabras permaneciendo en nosotros significa que conducimos nuestras vidas estando conscientes de él, confiando en él, escuchando lo que él dice.  Entonces podremos pedirle a Dios lo que queramos y Él nos responderá. En Juan 14:14 el Señor Jesús nos dice: "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré".

Dios contesta nuestras oraciones de acuerdo a su voluntad, y de acuerdo a su sabiduría, a su amor por nosotros, a su santidad, y mucho más que nosotros no logramos entender.  Como seres humanos que somos vivimos dentro de los límites del tiempo y los límites del conocimiento.  La información que tenemos acerca de una situación es limitada, como también lo son las implicaciones de cualquier acción que tomemos con respecto a esa situación.  El entendimiento de Dios, por el contrario, es ilimitado.  El papel que juega un evento en nuestra vida o historia es algo que sólo él conoce.  El puede tener propósitos que van más allá de lo que nosotros podemos imaginar.  Por lo tanto, Dios no va a hacer algo simplemente porque nosotros decidimos que esa es su voluntad.

Dios ha ofrecido contestar las oraciones de sus hijos (aquellos que lo hemos recibido en nuestras vidas y quienes lo buscamos y lo seguimos).  Él nos pide que llevemos nuestras preocupaciones a Él en oración y Él actuará en ellas de acuerdo a su voluntad.  Al enfrentarnos con dificultades debemos entregar todas nuestras preocupaciones a Él y recibir su paz que sobrepasa a todas las circunstancias.  La base de nuestra esperanza y de nuestra fe es el carácter mismo de Dios; mientras más lo conocemos, más aptos somos para confiar en Él.

¿Cómo y cuándo debemos usar la oración?

Nosotros debemos utilizar la oración en todo momento, tal y como lo hizo Nehemías quien desde el principio y hasta el final, oró a Dios pidiendo ayuda. Nunca dudó en pedir que Dios lo recordara, y cerró su autobiografía con estas palabras: "Acuérdate de mí, Dios mío, para bien". (Nehemías 13:31b).  A lo largo de la tarea “imposible”, Nehemías mostró una capacidad de liderazgo poco común.  El muro alrededor de Jerusalén fue reconstruido en un tiempo récord, a pesar de la oposición. Incluso los enemigos de Israel tuvieron que reconocer de mala gana y con temor, que Dios estaba con aquellos constructores y no sólo eso, sino que Dios obró por medio de Nehemías para llevar un despertar espiritual al pueblo de Judá.

ORACION:
Señor Dios, guíame en este camino para que yo, tomado de tu mano, pueda aprender a tener una relación íntima contigo.  Enséñame a tocar tu corazón y con tu amor y misericordia toca el mío, para que cada día se estreche más mi relación contigo.  Gracias Señor, porque tú escuchas mi oración y porque en mi relación contigo respondes a mis necesidades, de acuerdo a tu voluntad para con nosotros tus hijos, AMÉN.

No hay comentarios:

Publicar un comentario