-->

sábado, 3 de abril de 2010

Lectura Bíblica - Febrero 13

*** Lecturas de Hoy ***
  • Éxodo 35:20-36:38
  • Mateo 27:32-66
  • Salmos 34:1-10
  • Proverbios 9:7-8

Éxodo 35:20-36:38
El pueblo trae la ofrenda
35:20 Y salió toda la congregación de los hijos de Israel de delante de Moisés. 35:21 Y vino todo varón a quien su corazón estimuló, y todo aquel a quien su espíritu le dio voluntad, con ofrenda a Jehová para la obra del tabernáculo de reunión y para toda su obra, y para las sagradas vestiduras. 35:22 Vinieron así hombres como mujeres, todos los voluntarios de corazón, y trajeron cadenas y zarcillos, anillos y brazaletes y toda clase de joyas de oro; y todos presentaban ofrenda de oro a Jehová. 35:23 Todo hombre que tenía azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras, pieles de carneros teñidas de rojo, o pieles de tejones, lo traía. 35:24 Todo el que ofrecía ofrenda de plata o de bronce traía a Jehová la ofrenda; y todo el que tenía madera de acacia la traía para toda la obra del servicio. 35:25 Además todas las mujeres sabias de corazón hilaban con sus manos, y traían lo que habían hilado: azul, púrpura, carmesí o lino fino. 35:26 Y todas las mujeres cuyo corazón las impulsó en sabiduría hilaron pelo de cabra. 35:27 Los príncipes trajeron piedras de ónice, y las piedras de los engastes para el efod y el pectoral, 35:28 y las especias aromáticas, y el aceite para el alumbrado, y para el aceite de la unción, y para el incienso aromático. 35:29 De los hijos de Israel, así hombres como mujeres, todos los que tuvieron corazón voluntario para traer para toda la obra, que Jehová había mandado por medio de Moisés que hiciesen, trajeron ofrenda voluntaria a Jehová.

Llamamiento de Bezaleel y de Aholiab
(Ex. 31.1-11)
35:30 Y dijo Moisés a los hijos de Israel: Mirad, Jehová ha nombrado a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá; 35:31 y lo ha llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en todo arte, 35:32 para proyectar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce, 35:33 y en la talla de piedras de engaste, y en obra de madera, para trabajar en toda labor ingeniosa. 35:34 Y ha puesto en su corazón el que pueda enseñar, así él como Aholiab hijo de Ahisamac, de la tribu de Dan; 35:35 y los ha llenado de sabiduría de corazón, para que hagan toda obra de arte y de invención, y de bordado en azul, en púrpura, en carmesí, en lino fino y en telar, para que hagan toda labor, e inventen todo diseño.

Capítulo 36
36:1 Así, pues, Bezaleel y Aholiab, y todo hombre sabio de corazón a quien Jehová dio sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del santuario, harán todas las cosas que ha mandado Jehová.

Moisés suspende la ofrenda del pueblo
36:2 Y Moisés llamó a Bezaleel y a Aholiab y a todo varón sabio de corazón, en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría, todo hombre a quien su corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella. 36:3 Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana. 36:4 Tanto, que vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra que hacía, 36:5 y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. 36:6 Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más; 36:7 pues tenían material abundante para hacer toda la obra, y sobraba.

Construcción del tabernáculo
(Ex. 26.1-37)
36:8 Todos los sabios de corazón de entre los que hacían la obra, hicieron el tabernáculo de diez cortinas de lino torcido, azul, púrpura y carmesí; las hicieron con querubines de obra primorosa. 36:9 La longitud de una cortina era de veintiocho codos, y la anchura de cuatro codos; todas las cortinas eran de igual medida. 36:10 Cinco de las cortinas las unió entre sí, y asimismo unió las otras cinco cortinas entre sí. 36:11 E hizo lazadas de azul en la orilla de la cortina que estaba al extremo de la primera serie; e hizo lo mismo en la orilla de la cortina final de la segunda serie. 36:12 Cincuenta lazadas hizo en la primera cortina, y otras cincuenta en la orilla de la cortina de la segunda serie; las lazadas de la una correspondían a las de la otra. 36:13 Hizo también cincuenta corchetes de oro, con los cuales enlazó las cortinas una con otra, y así quedó formado un tabernáculo. 36:14 Hizo asimismo cortinas de pelo de cabra para una tienda sobre el tabernáculo; once cortinas hizo. 36:15 La longitud de una cortina era de treinta codos, y la anchura de cuatro codos; las once cortinas tenían una misma medida. 36:16 Y unió cinco de las cortinas aparte, y las otras seis cortinas aparte. 36:17 Hizo además cincuenta lazadas en la orilla de la cortina que estaba al extremo de la primera serie, y otras cincuenta lazadas en la orilla de la cortina final de la segunda serie. 36:18 Hizo también cincuenta corchetes de bronce para enlazar la tienda, de modo que fuese una. 36:19 E hizo para la tienda una cubierta de pieles de carneros teñidas de rojo, y otra cubierta de pieles de tejones encima. 36:20 Además hizo para el tabernáculo las tablas de madera de acacia, derechas. 36:21 La longitud de cada tabla era de diez codos, y de codo y medio la anchura. 36:22 Cada tabla tenía dos espigas, para unirlas una con otra; así hizo todas las tablas del tabernáculo. 36:23 Hizo, pues, las tablas para el tabernáculo; veinte tablas al lado del sur, al mediodía. 36:24 Hizo también cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas: dos basas debajo de una tabla, para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas. 36:25 Y para el otro lado del tabernáculo, al lado norte, hizo otras veinte tablas, 36:26 con sus cuarenta basas de plata; dos basas debajo de una tabla, y dos basas debajo de otra tabla. 36:27 Y para el lado occidental del tabernáculo hizo seis tablas. 36:28 Para las esquinas del tabernáculo en los dos lados hizo dos tablas, 36:29 las cuales se unían desde abajo, y por arriba se ajustaban con un gozne; así hizo a la una y a la otra en las dos esquinas. 36:30 Eran, pues, ocho tablas, y sus basas de plata dieciséis; dos basas debajo de cada tabla. 36:31 Hizo también las barras de madera de acacia; cinco para las tablas de un lado del tabernáculo, 36:32 cinco barras para las tablas del otro lado del tabernáculo, y cinco barras para las tablas del lado posterior del tabernáculo hacia el occidente. 36:33 E hizo que la barra de en medio pasase por en medio de las tablas de un extremo al otro. 36:34 Y cubrió de oro las tablas, e hizo de oro los anillos de ellas, por donde pasasen las barras; cubrió también de oro las barras. 36:35 Hizo asimismo el velo de azul, púrpura, carmesí y lino torcido; lo hizo con querubines de obra primorosa. 36:36 Y para él hizo cuatro columnas de madera de acacia, y las cubrió de oro, y sus capiteles eran de oro; y fundió para ellas cuatro basas de plata. 36:37 Hizo también el velo para la puerta del tabernáculo, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido, obra de recamador; 36:38 y sus cinco columnas con sus capiteles; y cubrió de oro los capiteles y las molduras, e hizo de bronce sus cinco basas.

Mateo 27:32-66
Crucifixión y muerte de Jesús
(Mr. 15. 21-41; Lc. 23. 26-49; Jn. 19. 17-30)
27:32 Cuando salían, hallaron a un hombre de Cirene que se llamaba Simón; a éste obligaron a que llevase la cruz. 27:33 Y cuando llegaron a un lugar llamado Gólgota, que significa: Lugar de la Calavera, 27:34 le dieron a beber vinagre mezclado con hiel; pero después de haberlo probado, no quiso beberlo. 27:35 Cuando le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, para que se cumpliese lo dicho por el profeta: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. 27:36 Y sentados le guardaban allí. 27:37 Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESÚS, EL REY DE LOS JUDÍOS. 27:38 Entonces crucificaron con él a dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. 27:39 Y los que pasaban le injuriaban, meneando la cabeza, 27:40 y diciendo: Tú que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a ti mismo; si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz. 27:41 De esta manera también los principales sacerdotes, escarneciéndole con los escribas y los fariseos y los ancianos, decían: 27:42 A otros salvó, a sí mismo no se puede salvar; si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. 27:43 Confió en Dios; líbrele ahora si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. 27:44 Lo mismo le injuriaban también los ladrones que estaban crucificados con él. 27:45 Y desde la hora sexta hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. 27:46 Cerca de la hora novena, Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí, ¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? 27:47 Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo: A Elías llama éste. 27:48 Y al instante, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la empapó de vinagre, y poniéndola en una caña, le dio a beber. 27:49 Pero los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. 27:50 Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz, entregó el espíritu. 27:51 Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron; 27:52 y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; 27:53 y saliendo de los sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. 27:54 El centurión, y los que estaban con él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, y dijeron: Verdaderamente éste era Hijo de Dios. 27:55 Estaban allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole, 27:56 entre las cuales estaban María Magdalena, María la madre de Jacobo y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo.

Jesús es sepultado
(Mr. 15. 42-47; Lc. 23. 50-56; Jn. 19. 38-42)
27:57 Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también había sido discípulo de Jesús. 27:58 Este fue a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le diese el cuerpo. 27:59 Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, 27:60 y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña; y después de hacer rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, se fue. 27:61 Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.

La guardia ante la tumba
27:62 Al día siguiente, que es después de la preparación, se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato, 27:63 diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. 27:64 Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos de noche, y lo hurten, y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos. Y será el postrer error peor que el primero. 27:65 Y Pilato les dijo: Ahí tenéis una guardia; id, aseguradlo como sabéis. 27:66 Entonces ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia.

Salmos 34:1-10
Capítulo 34
La protección divina
Salmo de David, cuando mudó su semblante delante de Abimelec, y él lo echó, y se fue.
34:1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.
34:2 En Jehová se gloriará mi alma;
Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
34:3 Engrandeced a Jehová conmigo,
Y exaltemos a una su nombre.
34:4 Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.
34:5 Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.
34:6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.
34:7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende.
34:8 Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que confía en él.
34:9 Temed a Jehová, vosotros sus santos,
Pues nada falta a los que le temen.
34:10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre;
Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.


Proverbios 9:7-8
9:7 El que corrige al escarnecedor, se acarrea afrenta;
El que reprende al impío, se atrae mancha.
9:8 No reprendas al escarnecedor, para que no te aborrezca;
Corrige al sabio, y te amará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario