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martes, 22 de junio de 2010

Lectura Bíblica - Mayo 11

*** Lecturas de Hoy ***
  • 1 Samuel 10:1-11:15
  • Juan 6:43-71
  • Salmos 108:1-13
  • Proverbios 15:1-3

1 Samuel 10:1-11:15
Capítulo 10
10:1 Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel? 10:2 Hoy, después que te hayas apartado de mí, hallarás dos hombres junto al sepulcro de Raquel, en el territorio de Benjamín, en Selsa, los cuales te dirán: Las asnas que habías ido a buscar se han hallado; tu padre ha dejado ya de inquietarse por las asnas, y está afligido por vosotros, diciendo: ¿Qué haré acerca de mi hijo? 10:3 Y luego que de allí sigas más adelante, y llegues a la encina de Tabor, te saldrán al encuentro tres hombres que suben a Dios en Bet-el, llevando uno tres cabritos, otro tres tortas de pan, y el tercero una vasija de vino; 10:4 los cuales, luego que te hayan saludado, te darán dos panes, los que tomarás de mano de ellos. 10:5 Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. 10:6 Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. 10:7 Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. 10:8 Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer. 10:9 Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día. 10:10 Y cuando llegaron allá al collado, he aquí la compañía de los profetas que venía a encontrarse con él; y el Espíritu de Dios vino sobre él con poder, y profetizó entre ellos. 10:11 Y aconteció que cuando todos los que le conocían antes vieron que profetizaba con los profetas, el pueblo decía el uno al otro: ¿Qué le ha sucedido al hijo de Cis? ¿Saúl también entre los profetas? 10:12 Y alguno de allí respondió diciendo: ¿Y quién es el padre de ellos? Por esta causa se hizo proverbio: ¿También Saúl entre los profetas? 10:13 Y cesó de profetizar, y llegó al lugar alto. 10:14 Un tío de Saúl dijo a él y a su criado: ¿A dónde fuisteis? Y él respondió: A buscar las asnas; y como vimos que no parecían, fuimos a Samuel. 10:15 Dijo el tío de Saúl: Yo te ruego me declares qué os dijo Samuel. 10:16 Y Saúl respondió a su tío: Nos declaró expresamente que las asnas habían sido halladas. Mas del asunto del reino, de que Samuel le había hablado, no le descubrió nada. 10:17 Después Samuel convocó al pueblo delante de Jehová en Mizpa, 10:18 y dijo a los hijos de Israel: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Yo saqué a Israel de Egipto, y os libré de mano de los egipcios, y de mano de todos los reinos que os afligieron. 10:19 Pero vosotros habéis desechado hoy a vuestro Dios, que os guarda de todas vuestras aflicciones y angustias, y habéis dicho: No, sino pon rey sobre nosotros. Ahora, pues, presentaos delante de Jehová por vuestras tribus y por vuestros millares. 10:20 Y haciendo Samuel que se acercasen todas las tribus de Israel, fue tomada la tribu de Benjamín. 10:21 E hizo llegar la tribu de Benjamín por sus familias, y fue tomada la familia de Matri; y de ella fue tomado Saúl hijo de Cis. Y le buscaron, pero no fue hallado. 10:22 Preguntaron, pues, otra vez a Jehová si aún no había venido allí aquel varón. Y respondió Jehová: He aquí que él está escondido entre el bagaje. 10:23 Entonces corrieron y lo trajeron de allí; y puesto en medio del pueblo, desde los hombros arriba era más alto que todo el pueblo. 10:24 Y Samuel dijo a todo el pueblo: ¿Habéis visto al que ha elegido Jehová, que no hay semejante a él en todo el pueblo? Entonces el pueblo clamó con alegría, diciendo: ¡Viva el rey! 10:25 Samuel recitó luego al pueblo las leyes del reino, y las escribió en un libro, el cual guardó delante de Jehová. 10:26 Y envió Samuel a todo el pueblo cada uno a su casa. Saúl también se fue a su casa en Gabaa, y fueron con él los hombres de guerra cuyos corazones Dios había tocado. 10:27 Pero algunos perversos dijeron: ¿Cómo nos ha de salvar éste? Y le tuvieron en poco, y no le trajeron presente; mas él disimuló.

Capítulo 11
Saúl derrota a los amonitas
11:1 Después subió Nahas amonita, y acampó contra Jabes de Galaad. Y todos los de Jabes dijeron a Nahas: Haz alianza con nosotros, y te serviremos. 11:2 Y Nahas amonita les respondió: Con esta condición haré alianza con vosotros, que a cada uno de todos vosotros saque el ojo derecho, y ponga esta afrenta sobre todo Israel. 11:3 Entonces los ancianos de Jabes le dijeron: Danos siete días, para que enviemos mensajeros por todo el territorio de Israel; y si no hay nadie que nos defienda, saldremos a ti. 11:4 Llegando los mensajeros a Gabaa de Saúl, dijeron estas palabras en oídos del pueblo; y todo el pueblo alzó su voz y lloró. 11:5 Y he aquí Saúl que venía del campo, tras los bueyes; y dijo Saúl: ¿Qué tiene el pueblo, que llora? Y le contaron las palabras de los hombres de Jabes. 11:6 Al oír Saúl estas palabras, el Espíritu de Dios vino sobre él con poder; y él se encendió en ira en gran manera. 11:7 Y tomando un par de bueyes, los cortó en trozos y los envió por todo el territorio de Israel por medio de mensajeros, diciendo: Así se hará con los bueyes del que no saliere en pos de Saúl y en pos de Samuel. Y cayó temor de Jehová sobre el pueblo, y salieron como un solo hombre. 11:8 Y los contó en Bezec; y fueron los hijos de Israel trescientos mil, y treinta mil los hombres de Judá. 11:9 Y respondieron a los mensajeros que habían venido: Así diréis a los de Jabes de Galaad: Mañana al calentar el sol, seréis librados. Y vinieron los mensajeros y lo anunciaron a los de Jabes, los cuales se alegraron. 11:10 Y los de Jabes dijeron a los enemigos: Mañana saldremos a vosotros, para que hagáis con nosotros todo lo que bien os pareciere. 11:11 Aconteció que al día siguiente dispuso Saúl al pueblo en tres compañías, y entraron en medio del campamento a la vigilia de la mañana, e hirieron a los amonitas hasta que el día calentó; y los que quedaron fueron dispersos, de tal manera que no quedaron dos de ellos juntos. 11:12 El pueblo entonces dijo a Samuel: ¿Quiénes son los que decían: ¿Ha de reinar Saúl sobre nosotros? Dadnos esos hombres, y los mataremos. 11:13 Y Saúl dijo: No morirá hoy ninguno, porque hoy Jehová ha dado salvación en Israel. 11:14 Mas Samuel dijo al pueblo: Venid, vamos a Gilgal para que renovemos allí el reino. 11:15 Y fue todo el pueblo a Gilgal, e invistieron allí a Saúl por rey delante de Jehová en Gilgal. Y sacrificaron allí ofrendas de paz delante de Jehová, y se alegraron mucho allí Saúl y todos los de Israel.

Juan 6:43-71
6:43 Jesús respondió y les dijo:No murmuréis entre vosotros. 6:44 Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero. 6:45 Escrito está en los profetas: Y serán todos enseñados por Dios. Así que, todo aquel que oyó al Padre, y aprendió de él, viene a mí. 6:46 No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre. 6:47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. 6:48 Yo soy el pan de vida. 6:49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron. 6:50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera. 6:51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno comiere de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. 6:52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo: ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne? 6:53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 6:54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero. 6:55 Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. 6:56 El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él. 6:57 Como me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí. 6:58 Este es el pan que descendió del cielo; no como vuestros padres comieron el maná, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente. 6:59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.

Palabras de vida eterna
6:60 Al oirlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír? 6:61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende? 6:62 ¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero? 6:63 El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. 6:64 Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 6:65 Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. 6:66 Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 6:67 Dijo entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 6:68 Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 6:69 Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 6:70 Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? 6:71 Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

Salmos 108:1-13
Petición de ayuda contra el enemigo
(Sal. 57. 7-11; 60. 5-12)
Cántico. Salmo de David.
108:1 Mi corazón está dispuesto, oh Dios;
Cantaré y entonaré salmos; esta es mi gloria.
108:2 Despiértate, salterio y arpa;
Despertaré al alba.
108:3 Te alabaré, oh Jehová, entre los pueblos;
A ti cantaré salmos entre las naciones.
108:4 Porque más grande que los cielos es tu misericordia,
Y hasta los cielos tu verdad.

108:5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios,
Y sobre toda la tierra sea enaltecida tu gloria.
108:6 Para que sean librados tus amados,
Salva con tu diestra y respóndeme.

108:7 Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré;
Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
108:8 Mío es Galaad, mío es Manasés,
Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
108:9 Moab, la vasija para lavarme;
Sobre Edom echaré mi calzado;
Me regocijaré sobre Filistea.

108:10 ¿Quién me guiará a la ciudad fortificada?
¿Quién me guiará hasta Edom?
108:11 ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
108:12 Danos socorro contra el adversario,
Porque vana es la ayuda del hombre.
108:13 En Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos.


Proverbios 15:1-3
15:1 La blanda respuesta quita la ira;
Mas la palabra áspera hace subir el furor.
15:2 La lengua de los sabios adornará la sabiduría;
Mas la boca de los necios hablará sandeces.
15:3 Los ojos de Jehová están en todo lugar,
Mirando a los malos y a los buenos.

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