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lunes, 21 de junio de 2010

Lectura Bíblica - Mayo 05

*** Lecturas de Hoy ***
  • Jueces 21:1-Rut 1:22
  • Juan 4:4-42
  • Salmos 104:1-35
  • Proverbios 14:25

Jueces 21:1-Rut 1:22
Capítulo 21
Mujeres para los benjamitas
21:1 Los varones de Israel habían jurado en Mizpa, diciendo: Ninguno de nosotros dará su hija a los de Benjamín por mujer. 21:2 Y vino el pueblo a la casa de Dios, y se estuvieron allí hasta la noche en presencia de Dios; y alzando su voz hicieron gran llanto, y dijeron: 21:3 Oh Jehová Dios de Israel, ¿por qué ha sucedido esto en Israel, que falte hoy de Israel una tribu? 21:4 Y al día siguiente el pueblo se levantó de mañana, y edificaron allí altar, y ofrecieron holocaustos y ofrendas de paz. 21:5 Y dijeron los hijos de Israel: ¿Quién de todas las tribus de Israel no subió a la reunión delante de Jehová? Porque se había hecho gran juramento contra el que no subiese a Jehová en Mizpa, diciendo: Sufrirá la muerte. 21:6 Y los hijos de Israel se arrepintieron a causa de Benjamín su hermano, y dijeron: Cortada es hoy de Israel una tribu. 21:7 ¿Qué haremos en cuanto a mujeres para los que han quedado? Nosotros hemos jurado por Jehová que no les daremos nuestras hijas por mujeres. 21:8 Y dijeron: ¿Hay alguno de las tribus de Israel que no haya subido a Jehová en Mizpa? Y hallaron que ninguno de Jabes-galaad había venido al campamento, a la reunión. 21:9 Porque fue contado el pueblo, y no hubo allí varón de los moradores de Jabes-galaad. 21:10 Entonces la congregación envió allá a doce mil hombres de los más valientes, y les mandaron, diciendo: Id y herid a filo de espada a los moradores de Jabes-galaad, con las mujeres y niños. 21:11 Pero haréis de esta manera: mataréis a todo varón, y a toda mujer que haya conocido ayuntamiento de varón. 21:12 Y hallaron de los moradores de Jabes-galaad cuatrocientas doncellas que no habían conocido ayuntamiento de varón, y las trajeron al campamento en Silo, que está en la tierra de Canaán. 21:13 Toda la congregación envió luego a hablar a los hijos de Benjamín que estaban en la peña de Rimón, y los llamaron en paz. 21:14 Y volvieron entonces los de Benjamín, y les dieron por mujeres las que habían guardado vivas de las mujeres de Jabes- galaad; mas no les bastaron éstas. 21:15 Y el pueblo tuvo compasión de Benjamín, porque Jehová había abierto una brecha entre las tribus de Israel. 21:16 Entonces los ancianos de la congregación dijeron: ¿Qué haremos respecto de mujeres para los que han quedado? Porque fueron muertas las mujeres de Benjamín. 21:17 Y dijeron: Tenga Benjamín herencia en los que han escapado, y no sea exterminada una tribu de Israel. 21:18 Pero nosotros no les podemos dar mujeres de nuestras hijas, porque los hijos de Israel han jurado diciendo: Maldito el que diere mujer a los benjamitas. 21:19 Ahora bien, dijeron, he aquí cada año hay fiesta solemne de Jehová en Silo, que está al norte de Bet-el, y al lado oriental del camino que sube de Bet-el a Siquem, y al sur de Lebona. 21:20 Y mandaron a los hijos de Benjamín, diciendo: Id, y poned emboscadas en las viñas, 21:21 y estad atentos; y cuando veáis salir a las hijas de Silo a bailar en corros, salid de las viñas, y arrebatad cada uno mujer para sí de las hijas de Silo, e idos a tierra de Benjamín. 21:22 Y si vinieren los padres de ellas o sus hermanos a demandárnoslas, nosotros les diremos: Hacednos la merced de concedérnoslas, pues que nosotros en la guerra no tomamos mujeres para todos; además, no sois vosotros los que se las disteis, para que ahora seáis culpados. 21:23 Y los hijos de Benjamín lo hicieron así; y tomaron mujeres conforme a su número, robándolas de entre las que danzaban; y se fueron, y volvieron a su heredad, y reedificaron las ciudades, y habitaron en ellas. 21:24 Entonces los hijos de Israel se fueron también de allí, cada uno a su tribu y a su familia, saliendo de allí cada uno a su heredad. 21:25 En estos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía.

Rut - Capítulo 1
Rut y Noemí
1:1 Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos. 1:2 El nombre de aquel varón era Elimelec, y el de su mujer, Noemí; y los nombres de sus hijos eran Mahlón y Quelión, efrateos de Belén de Judá. Llegaron, pues, a los campos de Moab, y se quedaron allí. 1:3 Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, 1:4 los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. 1:5 Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido. 1:6 Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. 1:7 Salió, pues, del lugar donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a la tierra de Judá. 1:8 Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. 1:9 Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, 1:10 y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo. 1:11 Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? 1:12 Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, 1:13 ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí. 1:14 Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella. 1:15 Y Noemí dijo: He aquí tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses; vuélvete tú tras ella. 1:16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. 1:17 Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos. 1:18 Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más. 1:19 Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemí? 1:20 Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. 1:21 Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido? 1:22 Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada.

Juan 4:4-42
4:4 Y le era necesario pasar por Samaria. 4:5 Vino, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José. 4:6 Y estaba allí el pozo de Jacob. Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Era como la hora sexta. 4:7 Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. 4:8 Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. 4:9 La mujer samaritana le dijo: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana? Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí. 4:10 Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva. 4:11 La mujer le dijo: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo. ¿De dónde, pues, tienes el agua viva? 4:12 ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebieron él, sus hijos y sus ganados? 4:13 Respondió Jesús y le dijo:Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; 4:14 mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 4:15 La mujer le dijo: Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. 4:16 Jesús le dijo: Ve, llama a tu marido, y ven acá. 4:17 Respondió la mujer y dijo: No tengo marido. Jesús le dijo: Bien has dicho: No tengo marido; 4:18 porque cinco maridos has tenido, y el que ahora tienes no es tu marido; esto has dicho con verdad. 4:19 Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta. 4:20 Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. 4:21 Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. 4:22 Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. 4:23 Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. 4:24 Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren. 4:25 Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará todas las cosas. 4:26 Jesús le dijo: Yo soy, el que habla contigo. 4:27 En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? 4:28 Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: 4:29 Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? 4:30 Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. 4:31 Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. 4:32 El les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. 4:33 Entonces los discípulos decían unos a otros: ¿Le habrá traído alguien de comer? 4:34 Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra. 4:35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega. 4:36 Y el que siega recibe salario, y recoge fruto para vida eterna, para que el que siembra goce juntamente con el que siega. 4:37 Porque en esto es verdadero el dicho: Uno es el que siembra, y otro es el que siega. 4:38 Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis; otros labraron, y vosotros habéis entrado en sus labores. 4:39 Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer, que daba testimonio diciendo: Me dijo todo lo que he hecho. 4:40 Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos; y se quedó allí dos días. 4:41 Y creyeron muchos más por la palabra de él, 4:42 y decían a la mujer: Ya no creemos solamente por tu dicho, porque nosotros mismos hemos oído, y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo, el Cristo.

Salmos 104:1-35
Capítulo 104
Dios cuida de su creación
104:1 Bendice, alma mía, a Jehová.
Jehová Dios mío, mucho te has engrandecido;
Te has vestido de gloria y de magnificencia.
104:2 El que se cubre de luz como de vestidura,
Que extiende los cielos como una cortina,
104:3 Que establece sus aposentos entre las aguas,
El que pone las nubes por su carroza,
El que anda sobre las alas del viento;
104:4 El que hace a los vientos sus mensajeros,
Y a las flamas de fuego sus ministros.

104:5 El fundó la tierra sobre sus cimientos;
No será jamás removida.
104:6 Con el abismo, como con vestido, la cubriste;
Sobre los montes estaban las aguas.
104:7 A tu reprensión huyeron;
Al sonido de tu trueno se apresuraron;
104:8 Subieron los montes, descendieron los valles,
Al lugar que tú les fundaste.
104:9 Les pusiste término, el cual no traspasarán,
Ni volverán a cubrir la tierra.
104:10 Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos;
Van entre los montes;
104:11 Dan de beber a todas las bestias del campo;
Mitigan su sed los asnos monteses.
104:12 A sus orillas habitan las aves de los cielos;
Cantan entre las ramas.
104:13 El riega los montes desde sus aposentos;
Del fruto de sus obras se sacia la tierra.

104:14 El hace producir el heno para las bestias,
Y la hierba para el servicio del hombre,
Sacando el pan de la tierra,
104:15 Y el vino que alegra el corazón del hombre,
El aceite que hace brillar el rostro,
Y el pan que sustenta la vida del hombre.
104:16 Se llenan de savia los árboles de Jehová,
Los cedros del Líbano que él plantó.
104:17 Allí anidan las aves;
En las hayas hace su casa la cigüeña.
104:18 Los montes altos para las cabras monteses;
Las peñas, madrigueras para los conejos.
104:19 Hizo la luna para los tiempos;
El sol conoce su ocaso.
104:20 Pones las tinieblas, y es la noche;
En ella corretean todas las bestias de la selva.
104:21 Los leoncillos rugen tras la presa,
Y para buscar de Dios su comida.
104:22 Sale el sol, se recogen,
Y se echan en sus cuevas.
104:23 Sale el hombre a su labor,
Y a su labranza hasta la tarde.

104:24 ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová!
Hiciste todas ellas con sabiduría;
La tierra está llena de tus beneficios.
104:25 He allí el grande y anchuroso mar,
En donde se mueven seres innumerables,
Seres pequeños y grandes.
104:26 Allí andan las naves;
Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él.

104:27 Todos ellos esperan en ti,
Para que les des su comida a su tiempo.
104:28 Les das, recogen;
Abres tu mano, se sacian de bien.
104:29 Escondes tu rostro, se turban;
Les quitas el hálito, dejan de ser,
Y vuelven al polvo.
104:30 Envías tu Espíritu, son creados,
Y renuevas la faz de la tierra.

104:31 Sea la gloria de Jehová para siempre;
Alégrese Jehová en sus obras.
104:32 El mira a la tierra, y ella tiembla;
Toca los montes, y humean.
104:33 A Jehová cantaré en mi vida;
A mi Dios cantaré salmos mientras viva.
104:34 Dulce será mi meditación en él;
Yo me regocijaré en Jehová.
104:35 Sean consumidos de la tierra los pecadores,
Y los impíos dejen de ser.
Bendice, alma mía, a Jehová.
Aleluya.


Proverbios 14:25
14:25 El testigo verdadero libra las almas;
Mas el engañoso hablará mentiras.

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