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martes, 1 de diciembre de 2009

Por nada estéis afanosos… – Parte 1

Nuestra sociedad está diseñada para que vivamos preocupados todos los días e incluso para que vivamos llenos de ansiedad, en la mayoría de los casos. Sin embargo la Palabra de Dios, por medio del apóstol Pablo en su Carta a los Filipenses, nos pide que vivamos sin preocupaciones y afanes.  "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Filipenses 4:6).

Podemos estar seguros, que el apóstol Pablo no ignoraba las realidades de la Iglesia de Filipo, es más, él sabía perfectamente que ellos formaban parte de las iglesias de Macedonia, que él mismo había dicho que vivían en extrema pobreza.

Sabiendo esto, ¿Qué nos quiere decir Pablo, cuando nos manda a no preocuparnos por nada?

¿Acaso no tenemos razones para preocuparnos?, ¿Qué hay de mi familia, el trabajo, las enfermedades, la casa y nuestra situación financiera?, aún más, ¿qué hay de la inseguridad de nuestro país, o la situación económica del mismo, o el hambre y la falta de agua a nivel mundial?

No podemos evitar tener problemas de todo tipo, no podemos evitar enfermarnos, no podemos evitar en algunas ocasiones perder nuestro trabajo, o sufrir crisis realmente grandes.  Pero es en estos momentos, donde Pablo nos exhorta a que entendamos, que para todo aquello, a lo que nosotros llamamos grandes problemas, contamos con un Dios que es más grande que cualquiera de esos problemas.  Deuteronomio 10:17a nos dice con respecto de Dios: "Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible", y el Salmo 86:10, nos dice: "Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; Sólo tú eres Dios".

No hace mucho leí un "cuadro de preocupaciones" elaborado por un afamado empresario, y en el que anotaba, lo siguiente: "Descubrí que el 40 por ciento de las preocupaciones eran de cosas y situaciones que probablemente no se llevarían a cabo; 30 por ciento tenían que ver con decisiones hechas en el pasado en las que ya no se podía hacer nada; el 12 por ciento tenía que ver con la crítica de la gente y el 10 por ciento eran preocupaciones en torno a la salud. Concluyo que solamente el 8 por ciento de las preocupaciones eran legítimas". Incluso el famoso escritor Mark Twain, hacia el final de su vida dijo: "Soy anciano, y he tenido muchos problemas… ¡La mayoría nunca sucedieron!".

Los afanes no deben ser parte de nuestra vida.

1. Por nada estéis afanosos.

Los afanes son inútiles y logran dividir nuestra mente y crear ansiedad, dañando nuestro cuerpo.  El significado original de la palabra afán (del griego merimna) es: "Ansiedad, preocupación, lo que divide, lo que distrae la mente o lo que hace girar la mente de la persona angustiada en diferentes direcciones".  La preocupación tiene como principal propósito crear en nuestro espíritu, un estado alterado, que ciega la razón y enferma al preocupado y el entorno que le rodea.  La preocupación nos aparta de Dios: "El que fue sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa" (Mateo 13:22).

2. Jesús dijo: "No os afanéis".

Leamos Mateo 6:25-34.

"Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?  Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal."

Pablo, nos dijo que no nos afanáramos por nada, Jesús identificó las áreas donde el afán es más común: vida, comida, vestido, bebida…

Cuando Jesús habló del afán por la comida, puso el ejemplo de las aves, que siendo más cantidad que los hombres, él las alimenta sin que tengan que trabajar para sostenerse.  ¿Cuál es el principio?  El que alimenta lo de poco valor, alimentará lo que más vale.

Cuando Jesús habló del afán por el vestido, puso el ejemplo de los lirios del campo, que siendo efímeros, él los viste con un traje incomparable.  ¿Cuál es el principio?  El que viste a la hierba, con mucha más razón vestirá a sus hijos que son corona de su creación.

Cuando el Señor Jesús hizo mención de todos estos afanes, preguntó (según la versión DHH): "En todo caso, por mucho que uno se preocupe, ¿cómo podrá prolongar su vida ni siquiera una hora?".  Al contrario, las preocupaciones acortan nuestra vida.

Jesús concluye diciendo que en lugar de buscar los afanes de esta vida, busquemos primero el Reino de Dios y su Justicia.

3. Los afanes hacen que nos olvidemos del Señor de las Promesas.

Es un hecho que los afanes nos hacen perder el núcleo de lo divino. La historia de Marta y María, hermanas de Lázaro, es un buen ejemplo, leamos Lucas 10:38-41: "Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada".

De igual forma, cuando Lázaro murió, Marta estaba tan conturbada y afanada, que en ese momento se olvidó de lo que el Señor Jesús era capaz de hacer (Juan 11:-21)  "Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto".  Esto nos sucede también a nosotros, cuando somos confrontados por esas noticias que nos desploman, sin que podamos ver una salida victoriosa, por más que miremos hacia todos lados.

Sin embargo, Jesús le dijo a Marta que su hermano resucitaría, cosa que ella no entendió por su propio afán, pero Jesús le hizo saber que Él lo haría en ese momento y le habló sobre cómo la fe permite que veamos la Gloria de Dios en nuestras vidas: "Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?" (Juan 11:40).  Efectivamente, ese mismo día, Lázaro resucitó, y el duelo cambió por gozo, porque las promesas del Señor son fieles.

ORACION
Señor Jesús, vengo delante de ti a pedirte perdón porque no he tenido la fe suficiente para confiar en tu poder.  Señor Jesús, perdóname porque le he dado más importancia a mis problemas, que a ti Dios Todopoderoso, que eres más grande que cualquiera de estos problemas y aún más grande que todos ellos juntos.  Padre Celestial, hoy quiero ver tu presencia en mi vida y decido descansar de todos mis afanes.  Ya no quiero más dañar mi cuerpo ni distorsionar mi mente, hoy quiero descansar en ti, porque he entendido que lo que tú me has prometido, se va a cumplir en mi vida.  Deseo Señor, buscar tu Reino y tu Justicia, y decido creer en ti, sabedor de que veré tu Gloria en mi vida, en mi familia y en todo lo que emprenda, AMÉN.

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