*** Lecturas de Hoy ***
- 1 Reyes 18:1-46
- Hechos 11:1-30
- Salmos 135:1-21
- Proverbios 17:12-13
1 Reyes 18:1-46
Capítulo 18
Elías regresa a ver a Acab
18:1 Pasados muchos días, vino palabra de Jehová a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y yo haré llover sobre la faz de la tierra.
18:2 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria.
18:3 Y Acab llamó a Abdías su mayordomo. Abdías era en gran manera temeroso de Jehová.
18:4 Porque cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehová, Abdías tomó a cien profetas y los escondió de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los sustentó con pan y agua.
18:5 Dijo, pues, Acab a Abdías: Ve por el país a todas las fuentes de aguas, y a todos los arroyos, a ver si acaso hallaremos hierba con que conservemos la vida a los caballos y a las mulas, para que no nos quedemos sin bestias.
18:6 Y dividieron entre sí el país para recorrerlo; Acab fue por un camino, y Abdías fue separadamente por otro.
18:7 Y yendo Abdías por el camino, se encontró con Elías; y cuando lo reconoció, se postró sobre su rostro y dijo: ¿No eres tú mi señor Elías?
18:8 Y él respondió: Yo soy; ve, di a tu amo: Aquí está Elías.
18:9 Pero él dijo: ¿En qué he pecado, para que entregues a tu siervo en mano de Acab para que me mate?
18:10 Vive Jehová tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte, y todos han respondido: No está aquí; y a reinos y a naciones él ha hecho jurar que no te han hallado.
18:11 ¿Y ahora tú dices: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías?
18:12 Acontecerá que luego que yo me haya ido, el Espíritu de Jehová te llevará adonde yo no sepa, y al venir yo y dar las nuevas a Acab, al no hallarte él, me matará; y tu siervo teme a Jehová desde su juventud.
18:13 ¿No ha sido dicho a mi señor lo que hice, cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehová; que escondí a cien varones de los profetas de Jehová de cincuenta en cincuenta en cuevas, y los mantuve con pan y agua?
18:14 ¿Y ahora dices tú: Ve, di a tu amo: Aquí está Elías; para que él me mate?
18:15 Y le dijo Elías: Vive Jehová de los ejércitos, en cuya presencia estoy, que hoy me mostraré a él.
18:16 Entonces Abdías fue a encontrarse con Acab, y le dio el aviso; y Acab vino a encontrarse con Elías.
18:17 Cuando Acab vio a Elías, le dijo: ¿Eres tú el que turbas a Israel?
18:18 Y él respondió: Yo no he turbado a Israel, sino tú y la casa de tu padre, dejando los mandamientos de Jehová, y siguiendo a los baales.
18:19 Envía, pues, ahora y congrégame a todo Israel en el monte Carmelo, y los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal, y los cuatrocientos profetas de Asera, que comen de la mesa de Jezabel.
Elías y los profetas de Baal
18:20 Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel, y reunió a los profetas en el monte Carmelo.
18:21 Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra.
18:22 Y Elías volvió a decir al pueblo: Sólo yo he quedado profeta de Jehová; mas de los profetas de Baal hay cuatrocientos cincuenta hombres.
18:23 Dénsenos, pues, dos bueyes, y escojan ellos uno, y córtenlo en pedazos, y pónganlo sobre leña, pero no pongan fuego debajo; y yo prepararé el otro buey, y lo pondré sobre leña, y ningún fuego pondré debajo.
18:24 Invocad luego vosotros el nombre de vuestros dioses, y yo invocaré el nombre de Jehová; y el Dios que respondiere por medio de fuego, ése sea Dios. Y todo el pueblo respondió, diciendo: Bien dicho.
18:25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal: Escogeos un buey, y preparadlo vosotros primero, pues que sois los más; e invocad el nombre de vuestros dioses, mas no pongáis fuego debajo.
18:26 Y ellos tomaron el buey que les fue dado y lo prepararon, e invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos! Pero no había voz, ni quien respondiese; entre tanto, ellos andaban saltando cerca del altar que habían hecho.
18:27 Y aconteció al mediodía, que Elías se burlaba de ellos, diciendo: Gritad en alta voz, porque dios es; quizá está meditando, o tiene algún trabajo, o va de camino; tal vez duerme, y hay que despertarle.
18:28 Y ellos clamaban a grandes voces, y se sajaban con cuchillos y con lancetas conforme a su costumbre, hasta chorrear la sangre sobre ellos.
18:29 Pasó el mediodía, y ellos siguieron gritando frenéticamente hasta la hora de ofrecerse el sacrificio, pero no hubo ninguna voz, ni quien respondiese ni escuchase.
18:30 Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado.
18:31 Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre,
18:32 edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano.
18:33 Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña.
18:34 Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez,
18:35 de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.
18:36 Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas.
18:37 Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos.
18:38 Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja.
18:39 Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!
18:40 Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.
Elías ora por lluvia
18:41 Entonces Elías dijo a Acab: Sube, come y bebe; porque una lluvia grande se oye.
18:42 Acab subió a comer y a beber. Y Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas.
18:43 Y dijo a su criado: Sube ahora, y mira hacia el mar. Y él subió, y miró, y dijo: No hay nada. Y él le volvió a decir: Vuelve siete veces.
18:44 A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje.
18:45 Y aconteció, estando en esto, que los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y subiendo Acab, vino a Jezreel.
18:46 Y la mano de Jehová estuvo sobre Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a Jezreel.
Hechos 11:1-30
Capítulo 11
Informe de Pedro a la iglesia de Jerusalén
11:1 Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.
11:2 Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión,
11:3 diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos?
11:4 Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo:
11:5 Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí.
11:6 Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
11:7 Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come.
11:8 Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca.
11:9 Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
11:10 Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo.
11:11 Y he aquí, luego llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea.
11:12 Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón,
11:13 quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro;
11:14 él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa.
11:15 Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
11:16 Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo.
11:17 Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios?
11:18 Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!
La iglesia en Antioquía
11:19 Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos.
11:20 Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene, los cuales, cuando entraron en Antioquía, hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
11:21 Y la mano del Señor estaba con ellos, y gran número creyó y se convirtió al Señor.
11:22 Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé que fuese hasta Antioquía.
11:23 Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor.
11:24 Porque era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe. Y una gran multitud fue agregada al Señor.
11:25 Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía.
11:26 Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía.
11:27 En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía.
11:28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio.
11:29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea;
11:30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
Salmos 135:1-21
La grandeza del Señor y la vanidad de los ídolos
Aleluya.
135:1 Alabad el nombre de Jehová;Alabadle, siervos de Jehová;
135:2 Los que estáis en la casa de Jehová,
En los atrios de la casa de nuestro Dios.
135:3 Alabad a JAH, porque él es bueno;
Cantad salmos a su nombre, porque él es benigno.
135:4 Porque JAH ha escogido a Jacob para sí,
A Israel por posesión suya.
135:5 Porque yo sé que Jehová es grande,
Y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses.
135:6 Todo lo que Jehová quiere, lo hace,
En los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.
135:7 Hace subir las nubes de los extremos de la tierra;
Hace los relámpagos para la lluvia;
Saca de sus depósitos los vientos.
135:8 El es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto,
Desde el hombre hasta la bestia.
135:9 Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto,
Contra Faraón, y contra todos sus siervos.
135:10 Destruyó a muchas naciones,
Y mató a reyes poderosos;
135:11 A Sehón rey amorreo,
A Og rey de Basán,
Y a todos los reyes de Canaán.
135:12 Y dio la tierra de ellos en heredad,
En heredad a Israel su pueblo.
135:13 Oh Jehová, eterno es tu nombre;
Tu memoria, oh Jehová, de generación en generación.
135:14 Porque Jehová juzgará a su pueblo,
Y se compadecerá de sus siervos.
135:15 Los ídolos de las naciones son plata y oro,
Obra de manos de hombres.
135:16 Tienen boca, y no hablan;
Tienen ojos, y no ven;
135:17 Tienen orejas, y no oyen;
Tampoco hay aliento en sus bocas.
135:18 Semejantes a ellos son los que los hacen,
Y todos los que en ellos confían.
135:19 Casa de Israel, bendecid a Jehová;
Casa de Aarón, bendecid a Jehová;
135:20 Casa de Leví, bendecid a Jehová;
Los que teméis a Jehová, bendecid a Jehová.
135:21 Desde Sion sea bendecido Jehová,
Quien mora en Jerusalén.
Aleluya.
Proverbios 17:12-13
17:12 Mejor es encontrarse con una osa a la cual han robado sus cachorros,
Que con un fatuo en su necedad.
17:13 El que da mal por bien,
No se apartará el mal de su casa.
Que con un fatuo en su necedad.
17:13 El que da mal por bien,
No se apartará el mal de su casa.
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