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jueves, 3 de junio de 2010

Lectura Bíblica - Abril 27

*** Lecturas de Hoy ***
  • Jueces 7:1-8:17
  • Lucas 23:13-43
  • Salmos 96:1-13
  • Proverbios 14:7-8

Jueces 7:1-8:17
Capítulo 7
Gedeón derrota a los madianitas
7:1 Levantándose, pues, de mañana Jerobaal, el cual es Gedeón, y todo el pueblo que estaba con él, acamparon junto a la fuente de Harod; y tenía el campamento de los madianitas al norte, más allá del collado de More, en el valle. 7:2 Y Jehová dijo a Gedeón: El pueblo que está contigo es mucho para que yo entregue a los madianitas en su mano, no sea que se alabe Israel contra mí, diciendo: Mi mano me ha salvado. 7:3 Ahora, pues, haz pregonar en oídos del pueblo, diciendo: Quien tema y se estremezca, madrugue y devuélvase desde el monte de Galaad. Y se devolvieron de los del pueblo veintidós mil, y quedaron diez mil. 7:4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá. 7:5 Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber. 7:6 Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas. 7:7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar. 7:8 Y habiendo tomado provisiones para el pueblo, y sus trompetas, envió a todos los israelitas cada uno a su tienda, y retuvo a aquellos trescientos hombres; y tenía el campamento de Madián abajo en el valle. 7:9 Aconteció que aquella noche Jehová le dijo: Levántate, y desciende al campamento; porque yo lo he entregado en tus manos. 7:10 Y si tienes temor de descender, baja tú con Fura tu criado al campamento, 7:11 y oirás lo que hablan; y entonces tus manos se esforzarán, y descenderás al campamento. Y él descendió con Fura su criado hasta los puestos avanzados de la gente armada que estaba en el campamento. 7:12 Y los madianitas, los amalecitas y los hijos del oriente estaban tendidos en el valle como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables como la arena que está a la ribera del mar en multitud. 7:13 Cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando a su compañero un sueño, diciendo: He aquí yo soñé un sueño: Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián, y llegó a la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó, y la trastornó de arriba abajo, y la tienda cayó. 7:14 Y su compañero respondió y dijo: Esto no es otra cosa sino la espada de Gedeón hijo de Joás, varón de Israel. Dios ha entregado en sus manos a los madianitas con todo el campamento. 7:15 Cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró; y vuelto al campamento de Israel, dijo: Levantaos, porque Jehová ha entregado el campamento de Madián en vuestras manos. 7:16 Y repartiendo los trescientos hombres en tres escuadrones, dio a todos ellos trompetas en sus manos, y cántaros vacíos con teas ardiendo dentro de los cántaros. 7:17 Y les dijo: Miradme a mí, y haced como hago yo; he aquí que cuando yo llegue al extremo del campamento, haréis vosotros como hago yo. 7:18 Yo tocaré la trompeta, y todos los que estarán conmigo; y vosotros tocaréis entonces las trompetas alrededor de todo el campamento, y diréis: ¡Por Jehová y por Gedeón! 7:19 Llegaron, pues, Gedeón y los cien hombres que llevaba consigo, al extremo del campamento, al principio de la guardia de la medianoche, cuando acababan de renovar los centinelas; y tocaron las trompetas, y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos. 7:20 Y los tres escuadrones tocaron las trompetas, y quebrando los cántaros tomaron en la mano izquierda las teas, y en la derecha las trompetas con que tocaban, y gritaron: ¡Por la espada de Jehová y de Gedeón! 7:21 Y se estuvieron firmes cada uno en su puesto en derredor del campamento; entonces todo el ejército echó a correr dando gritos y huyendo. 7:22 Y los trescientos tocaban las trompetas; y Jehová puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. Y el ejército huyó hasta Bet-sita, en dirección de Zerera, y hasta la frontera de Abel-mehola en Tabat. 7:23 Y juntándose los de Israel, de Neftalí, de Aser y de todo Manasés, siguieron a los madianitas. 7:24 Gedeón también envió mensajeros por todo el monte de Efraín, diciendo: Descended al encuentro de los madianitas, y tomad los vados de Bet-bara y del Jordán antes que ellos lleguen. Y juntos todos los hombres de Efraín, tomaron los vados de Bet-bara y del Jordán. 7:25 Y tomaron a dos príncipes de los madianitas, Oreb y Zeeb; y mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb; y después que siguieron a los madianitas, trajeron las cabezas de Oreb y de Zeeb a Gedeón al otro lado del Jordán.

Capítulo 8
Gedeón captura a los reyes de Madián
8:1 Pero los hombres de Efraín le dijeron: ¿Qué es esto que has hecho con nosotros, no llamándonos cuando ibas a la guerra contra Madián? Y le reconvinieron fuertemente. 8:2 A los cuales él respondió: ¿Qué he hecho yo ahora comparado con vosotros? ¿No es el rebusco de Efraín mejor que la vendimia de Abiezer? 8:3 Dios ha entregado en vuestras manos a Oreb y a Zeeb, príncipes de Madián; ¿y qué he podido yo hacer comparado con vosotros? Entonces el enojo de ellos contra él se aplacó, luego que él habló esta palabra. 8:4 Y vino Gedeón al Jordán, y pasó él y los trescientos hombres que traía consigo, cansados, mas todavía persiguiendo. 8:5 Y dijo a los de Sucot: Yo os ruego que deis a la gente que me sigue algunos bocados de pan; porque están cansados, y yo persigo a Zeba y Zalmuna, reyes de Madián. 8:6 Y los principales de Sucot respondieron: ¿Están ya Zeba y Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército? 8:7 Y Gedeón dijo: Cuando Jehová haya entregado en mi mano a Zeba y a Zalmuna, yo trillaré vuestra carne con espinos y abrojos del desierto. 8:8 De allí subió a Peniel, y les dijo las mismas palabras. Y los de Peniel le respondieron como habían respondido los de Sucot. 8:9 Y él habló también a los de Peniel, diciendo: Cuando yo vuelva en paz, derribaré esta torre. 8:10 Y Zeba y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército como de quince mil hombres, todos los que habían quedado de todo el ejército de los hijos del oriente; pues habían caído ciento veinte mil hombres que sacaban espada. 8:11 Subiendo, pues, Gedeón por el camino de los que habitaban en tiendas al oriente de Noba y de Jogbeha, atacó el campamento, porque el ejército no estaba en guardia. 8:12 Y huyendo Zeba y Zalmuna, él los siguió; y prendió a los dos reyes de Madián, Zeba y Zalmuna, y llenó de espanto a todo el ejército. 8:13 Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla antes que el sol subiese, 8:14 y tomó a un joven de los hombres de Sucot, y le preguntó; y él le dio por escrito los nombres de los principales y de los ancianos de Sucot, setenta y siete varones. 8:15 Y entrando a los hombres de Sucot, dijo: He aquí a Zeba y a Zalmuna, acerca de los cuales me zaheristeis, diciendo: ¿Están ya en tu mano Zeba y Zalmuna, para que demos nosotros pan a tus hombres cansados? 8:16 Y tomó a los ancianos de la ciudad, y espinos y abrojos del desierto, y castigó con ellos a los de Sucot. 8:17 Asimismo derribó la torre de Peniel, y mató a los de la ciudad.

Lucas 23:13-43
Jesús sentenciado a muerte
(Mt. 27.15-26; Mr. 15.6-15; Jn. 18.38--19. 16)
23:13 Entonces Pilato, convocando a los principales sacerdotes, a los gobernantes, y al pueblo, 23:14 les dijo: Me habéis presentado a éste como un hombre que perturba al pueblo; pero habiéndole interrogado yo delante de vosotros, no he hallado en este hombre delito alguno de aquellos de que le acusáis. 23:15 Y ni aun Herodes, porque os remití a él; y he aquí, nada digno de muerte ha hecho este hombre. 23:16 Le soltaré, pues, después de castigarle. 23:17 Y tenía necesidad de soltarles uno en cada fiesta. 23:18 Mas toda la multitud dio voces a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás! 23:19 Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio. 23:20 Les habló otra vez Pilato, queriendo soltar a Jesús; 23:21 pero ellos volvieron a dar voces, diciendo: ¡Crucifícale, crucifícale! 23:22 El les dijo por tercera vez: ¿Pues qué mal ha hecho éste? Ningún delito digno de muerte he hallado en él; le castigaré, pues, y le soltaré. 23:23 Mas ellos instaban a grandes voces, pidiendo que fuese crucificado. Y las voces de ellos y de los principales sacerdotes prevalecieron. 23:24 Entonces Pilato sentenció que se hiciese lo que ellos pedían; 23:25 y les soltó a aquel que había sido echado en la cárcel por sedición y homicidio, a quien habían pedido; y entregó a Jesús a la voluntad de ellos.

Crucifixión y muerte de Jesús
(Mt. 27.32-56; Mr. 15.21-41; Jn. 19.17-30)
23:26 Y llevándole, tomaron a cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le pusieron encima la cruz para que la llevase tras Jesús. 23:27 Y le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él. 23:28 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. 23:29 Porque he aquí vendrán días en que dirán: Bienaventuradas las estériles, y los vientres que no concibieron, y los pechos que no criaron. 23:30 Entonces comenzarán a decir a los montes: Caed sobre nosotros; y a los collados: Cubridnos. 23:31 Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, ¿en el seco, qué no se hará? 23:32 Llevaban también con él a otros dos, que eran malhechores, para ser muertos. 23:33 Y cuando llegaron al lugar llamado de la Calavera, le crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. 23:34 Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes. 23:35 Y el pueblo estaba mirando; y aun los gobernantes se burlaban de él, diciendo: A otros salvó; sálvese a sí mismo, si éste es el Cristo, el escogido de Dios. 23:36 Los soldados también le escarnecían, acercándose y presentándole vinagre, 23:37 y diciendo: Si tú eres el Rey de los judíos, sálvate a ti mismo. 23:38 Había también sobre él un título escrito con letras griegas, latinas y hebreas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS. 23:39 Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si tú eres el Cristo, sálvate a ti mismo y a nosotros. 23:40 Respondiendo el otro, le reprendió, diciendo: ¿Ni aun temes tú a Dios, estando en la misma condenación? 23:41 Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo. 23:42 Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. 23:43 Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.

Salmos 96:1-13
Capítulo 96
Cántico de alabanza
(1 Cr. 16. 23-33)
96:1 Cantad a Jehová cántico nuevo;
Cantad a Jehová, toda la tierra.
96:2 Cantad a Jehová, bendecid su nombre;
Anunciad de día en día su salvación.
96:3 Proclamad entre las naciones su gloria,
En todos los pueblos sus maravillas.
96:4 Porque grande es Jehová, y digno de suprema alabanza;
Temible sobre todos los dioses.
96:5 Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos;
Pero Jehová hizo los cielos.
96:6 Alabanza y magnificencia delante de él;
Poder y gloria en su santuario.

96:7 Tributad a Jehová, oh familias de los pueblos,
Dad a Jehová la gloria y el poder.
96:8 Dad a Jehová la honra debida a su nombre;
Traed ofrendas, y venid a sus atrios.
96:9 Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad;
Temed delante de él, toda la tierra.
96:10 Decid entre las naciones: Jehová reina.
También afirmó el mundo, no será conmovido;
Juzgará a los pueblos en justicia.
96:11 Alégrense los cielos, y gócese la tierra;
Brame el mar y su plenitud.
96:12 Regocíjese el campo, y todo lo que en él está;
Entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento,
96:13 Delante de Jehová que vino;
Porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia,
Y a los pueblos con su verdad.


Proverbios 14:7-8
14:7 Vete de delante del hombre necio,
Porque en él no hallarás labios de ciencia.
14:8 La ciencia del prudente está en entender su camino;
Mas la indiscreción de los necios es engaño.

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