La depresión produce decaimiento de nuestro ánimo, y logra que nosotros no veamos nuestras buenas cualidades, aún más, logra que las neguemos, que nos rebajemos como personas y hasta que nos humillemos.
Es muy difícil salir de un estado de depresión, ya que este estado quita de nosotros el deseo de estar bien y elimina toda posibilidad de ver con claridad lo que nos rodea. La depresión nos trae problemas estomacales, dolores de cabeza, dolor de espalda y enfermedades constantes. En depresión sentimos temor, cansancio y un deseo grande de dormir para eliminar nuestros pensamientos negativos, aún cuando puede ser difícil conciliar el sueño en algunas ocasiones.
El enemigo nos ataca con la depresión porque al quitar todo interés de nuestra vida logrará que nos alejemos de Dios. Sin embargo, debemos tener fuerzas y pensar que Dios está con nosotros, por lo que solamente Jesús nos hará vencer la depresión. Leamos Romanos 8:31-32 en la versión Dios Habla Hoy: "¿Qué más podremos decir? ¡Que si Dios está a nuestro favor, nadie podrá estar contra nosotros! Si Dios no nos negó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no habrá de darnos también, junto con su Hijo, todas las cosas?".
¿Cómo nos ataca la depresión?
La depresión trabaja sobre nuestra mente, impidiéndonos ver claramente, por lo que empezamos a vivir una situación que no es real. Pero debemos entender que el hecho de que no veamos con claridad, no significa que esta claridad no exista.
Después de una situación que nos lleva a depresión, el temor en nosotros hace que nos derrumbemos, que sintamos que lo cotidiano se ha vuelto una carga, que tengamos insatisfacción y fatiga, y que no podamos tomar decisiones. Es por estas razones que seguimos haciendo cosas que no son correctas, una y otra vez.
De ahora en adelante vamos a entender, que el temor es un espíritu enviado por el demonio para atacarnos. Recordemos lo que nos dice 2 Timoteo 1:7: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio".
¿Cuándo viene la depresión?
La depresión es común que aparezca después de dos circunstancias específicas.
1. Después de una gran victoria.
2. Después que alguien ha hablado sobre nosotros.
2. Después que alguien ha hablado sobre nosotros.
Leemos, I Reyes 19:1-7.
"Acab dio a Jezabel la nueva de todo lo que Elías había hecho, y de cómo había matado a espada a todos los profetas. Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta".
Elías acaba de vencer a 450 profetas de Baal (I Reyes 18) y después de esta gran victoria se dirige a su destino (el destino que Dios tiene para él). Camino a este destino, le llega un gran rumor y escuchando la voz del diablo se deprime, se pone a dormir y desea morir (I Reyes 19:1-4). Elías se estanca por la depresión.
¿Se ha estancado usted alguna vez por la depresión? ¿Ya no produce nada nuevo? ¿Ha perdido el deseo y el gozo por sus hijos, matrimonio, familia, trabajo,…? Si es así, usted está deprimido. Es en este momento que debemos actuar:
1. Debemos reprender las palabras que nos han dicho y que hacen que estemos deprimidos.
Jezabel solamente habló sobre Elías y lo presionó de tal forma que lo atemorizó hasta querer morir. Unas palabras como las de Jezabel a Elías, no pueden hacernos tirar por la borda toda nuestra vida y nuestro futuro.
2. Que veamos las cosas mal, no significa que todo esté mal.
Debemos ver todo lo bueno que el Señor a hecho por nosotros y superar este momento, entregando nuestras depresiones y rompiendo esa cadena de tristeza prolongada de día a día. Jesucristo apareció para deshacer toda obra de maldad, 1 Juan 3:8b "Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo".
3. Debemos levantarnos porque largo es el camino que nos resta y diferente la realidad que vivimos.
Independientemente de la batalla que estemos librando o de lo cansado que estemos, debemos tener una clara visión de que Dios tiene cosas grandes para nosotros al final del camino. No podemos vivir una situación que realmente no estamos viviendo. Elías debía vivir su gran victoria, no estancarse o deprimirse, por las amenazas de una mujer. Dios le había dado la victoria a Elías, ¿qué más quería?, ¿por qué no vivía su verdadera realidad?
Nosotros tenemos nuestra verdadera realidad, es por esto que tenemos que levantarnos y proseguir, sabiendo que DIOS está con nosotros. Hoy nos levantamos del enebro y caminamos hacia la victoria, porque los hijos de Dios somos como la luz de la aurora que crece hasta que el día está perfecto (Proverbios 4:18).
ORACION:
Perdóname Señor, por haberme dejado vencer por lo que otros han dicho de mí y no sustentarme en mi fe, sabedor de que soy hijo del Rey de reyes, y como tal, heredero de sus bendiciones. Perdóname porque he visto más la situación negativa, que a la victoria por la cual me has llevado durante todos estos años. Quita Señor de mi vida, todo temor y levántame para seguir adelante en tu camino, y así poder llegar al destino que tienes para mí.
Gracias, porque tú eres un Dios de oportunidades sin límite, y porque tú me tienes de gloria en gloria y de victoria en victoria, AMÉN.