En medio de un mundo sin esperanza y lleno de malas noticias, siempre está la buena noticia de la gracia y del amor abundante de Dios para todos los que se acercan a Él.
Dios tiene planes buenos para nuestra vida y anhela bendecirnos.
La Biblia nos dice en Jeremías 29:11 (RVA): "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis."Es por esto que para este nuevo año, deseo darles este mensaje donde veremos cuatro (4) deseos que Dios tiene para nuestras vidas.
1. Dios desea ungir nuestras vidas
"El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado."
Isaías 61:1-3a (RVA)
Una gran necesidad de cada cristiano es vivir con la unción de Dios sobre nuestra vida, es decir, con la presencia de Dios que nos capacita para vivir una vida de satisfacción personal y de fruto en nuestros ministerios y la misión que Él nos ha encomendado.
Dios quiere una manifestación viva de su Santo Espíritu en nosotros.
Cuando el Espíritu Santo se manifiesta, sale vida de nuestra boca, hablamos vida, palabras de ánimo, de esperanza. Una persona que expresa depresión, negativismo, tristeza, desánimo no manifiesta la unción en su vida. La derrota es la señal de quienes han perdido la unción o nunca la han tenido, porque la vida del Espíritu Santo te da palabras de fe. La unción nos mueve, nos empuja, nos electrifica, levanta nuestros pies y manos caídas, y es por medio de ella que Dios quiere:
Que proclamemos: "predicar buenas nuevas a los abatidos."
Que aconsejemos: "a vendar a los quebrantados de corazón."
Que liberemos: "a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel."
Que profeticemos: "a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro."
Que consolemos: "a consolar a todos los enlutados."
Que ordenemos: "a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado."
En el libro de Hechos 19:11-16 (RVA), la Biblia nos dice: "Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos." Este pasaje nos deja claro tres puntos acerca de la unción de Dios.
• La unción de Dios actúa en y sobre nosotros haciendo cosas sobrenaturales.
• Con la unción de Dios, las cosas parecen fáciles.
• Lo único que el diablo respeta es la unción de Dios.
2. Dios desea restaurarnos y a nuestra descendencia
"y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones."
Isaías 61:3b-4 (RVA)
Una de las cosas más extraordinarias que ocurren en la vida del nuevo cristiano es que Dios corta con las raíces del mal heredado de nuestros antepasados. Podemos venir de una historia de violencia, de maldad y de injusticia, pero al aceptar a Cristo, Él nos hace una nueva generación: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2ª Corintios 5:17 – RVA)
A través de Cristo "reedificaremos los escombros de muchas generaciones", es decir, nosotros y nuestros hijos seremos una nueva generación bendita que camina en la presencia del Señor.
Dios nos hace su huerto, nueva generación: "y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya."
Redención de todo lo pasado: "Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones."
3. Dios desea prosperarnos
"Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo." Isaías 61:5-7 (RVA)
Estos versículos contienen maravillosas promesas de cómo Dios anhela hacernos progresar en todo lo que nosotros emprendamos.
Dios nos prospera en el trabajo: “Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores.”
Dios nos da una nueva dignidad, somos ministros suyos: "Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes."
Dios nos da honra y gozo en lo que hacemos: "En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo."
4. Dios desea hacer un pacto eterno con nosotros
"Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová. En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones."
Isaías 61:8-11 (RVA)
Estas promesas de Dios no son sólo por un período de tiempo. Cuando Cristo vive en nuestro corazón, Dios nos atrae hacía Sí Mismo y nos convierte en miembros de su familia. El hace un pacto, un acuerdo perpetuo con nosotros, y lo hace de su sola y buena voluntad. Este pacto incluye:
Una descendencia bendita: "Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová."
Nuestra salvación: "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación."
¡Qué grandes promesas nos hace Dios en su Palabra!
Está en nosotros aceptarlas y vivirlas cada día. Recordemos siempre que Él nos ha dado su unción, que Él restaura todo nuestro pasado, que anhela prosperarnos y tener una relación de amor eterno con nosotros.
En este nuevo año, debemos reconciliar nuestra vida delante de Dios Padre, y pedir perdón por los pecados en nuestro caminar. Afirmemos en nuestras vidas el firme propósito de no seguir pecando, de entregar toda área de nuestra vida a Dios, quitando todo derecho legal al enemigo sobre ella, arrebatándosela con la autoridad de la Palabra de Dios.
Levantemos en este nuevo año, un altar con un nuevo gobierno en nuestra vidas.
ORACIÓN:
Señor, ¡qué Dios más hermoso eres! ¡A Ti te alabo y bendigo!
Padre celestial, en este año que termina, entiendo que debo cambiar muchas cosas que no están bien en mi vida, en mi trabajo, en mi familia, en mi casa… Sé que has permitido muchas cosas este año, y que con muchas de mis decisiones me he apartado de Ti, pero también sé que levantando un nuevo gobierno en mi vida me llenarás de tus bendiciones. Es por esto que decido Padre, cortar ya con todas esas cosas que no te agradan de mí, circuncidando el pecado en mí, de forma que Tú quites de mi vida el oprobio y me permitas comer del fruto abundante de Tu tierra.
Señor no quiero seguir comiendo lo mínimo, este nuevo año quiero comer de tu abundancia entregándome a Ti, en obediencia, en confianza hacia Ti como mi Proveedor, mi Señor y mi Salvador, sirviéndote y obedeciéndote, pero sobre todo amándote como Tú lo mereces.
Gracias Señor, porque sé que Tú coronarás este nuevo año con tus bienes y que tus nubes destilarán grosura, como lo dice el Salmo 65:11; en el nombre de tu Hijo Jesús, AMÉN.
Dios tiene planes buenos para nuestra vida y anhela bendecirnos.
La Biblia nos dice en Jeremías 29:11 (RVA): "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis."Es por esto que para este nuevo año, deseo darles este mensaje donde veremos cuatro (4) deseos que Dios tiene para nuestras vidas.
1. Dios desea ungir nuestras vidas
"El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado."
Isaías 61:1-3a (RVA)
Una gran necesidad de cada cristiano es vivir con la unción de Dios sobre nuestra vida, es decir, con la presencia de Dios que nos capacita para vivir una vida de satisfacción personal y de fruto en nuestros ministerios y la misión que Él nos ha encomendado.
Dios quiere una manifestación viva de su Santo Espíritu en nosotros.
Cuando el Espíritu Santo se manifiesta, sale vida de nuestra boca, hablamos vida, palabras de ánimo, de esperanza. Una persona que expresa depresión, negativismo, tristeza, desánimo no manifiesta la unción en su vida. La derrota es la señal de quienes han perdido la unción o nunca la han tenido, porque la vida del Espíritu Santo te da palabras de fe. La unción nos mueve, nos empuja, nos electrifica, levanta nuestros pies y manos caídas, y es por medio de ella que Dios quiere:
Que proclamemos: "predicar buenas nuevas a los abatidos."
Que aconsejemos: "a vendar a los quebrantados de corazón."
Que liberemos: "a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel."
Que profeticemos: "a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro."
Que consolemos: "a consolar a todos los enlutados."
Que ordenemos: "a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado."
En el libro de Hechos 19:11-16 (RVA), la Biblia nos dice: "Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco, y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos." Este pasaje nos deja claro tres puntos acerca de la unción de Dios.
• La unción de Dios actúa en y sobre nosotros haciendo cosas sobrenaturales.
• Con la unción de Dios, las cosas parecen fáciles.
• Lo único que el diablo respeta es la unción de Dios.
2. Dios desea restaurarnos y a nuestra descendencia
"y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones."
Isaías 61:3b-4 (RVA)
Una de las cosas más extraordinarias que ocurren en la vida del nuevo cristiano es que Dios corta con las raíces del mal heredado de nuestros antepasados. Podemos venir de una historia de violencia, de maldad y de injusticia, pero al aceptar a Cristo, Él nos hace una nueva generación: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2ª Corintios 5:17 – RVA)
A través de Cristo "reedificaremos los escombros de muchas generaciones", es decir, nosotros y nuestros hijos seremos una nueva generación bendita que camina en la presencia del Señor.
Dios nos hace su huerto, nueva generación: "y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya."
Redención de todo lo pasado: "Reedificarán las ruinas antiguas, y levantarán los asolamientos primeros, y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones."
3. Dios desea prosperarnos
"Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores. Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes. En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo." Isaías 61:5-7 (RVA)
Estos versículos contienen maravillosas promesas de cómo Dios anhela hacernos progresar en todo lo que nosotros emprendamos.
Dios nos prospera en el trabajo: “Y extranjeros apacentarán vuestras ovejas, y los extraños serán vuestros labradores y vuestros viñadores.”
Dios nos da una nueva dignidad, somos ministros suyos: "Y vosotros seréis llamados sacerdotes de Jehová, ministros de nuestro Dios seréis llamados; comeréis las riquezas de las naciones, y con su gloria seréis sublimes."
Dios nos da honra y gozo en lo que hacemos: "En lugar de vuestra doble confusión y de vuestra deshonra, os alabarán en sus heredades; por lo cual en sus tierras poseerán doble honra, y tendrán perpetuo gozo."
4. Dios desea hacer un pacto eterno con nosotros
"Porque yo Jehová soy amante del derecho, aborrecedor del latrocinio para holocausto; por tanto, afirmaré en verdad su obra, y haré con ellos pacto perpetuo. Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová. En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me atavió, y como a novia adornada con sus joyas. Porque como la tierra produce su renuevo, y como el huerto hace brotar su semilla, así Jehová el Señor hará brotar justicia y alabanza delante de todas las naciones."
Isaías 61:8-11 (RVA)
Estas promesas de Dios no son sólo por un período de tiempo. Cuando Cristo vive en nuestro corazón, Dios nos atrae hacía Sí Mismo y nos convierte en miembros de su familia. El hace un pacto, un acuerdo perpetuo con nosotros, y lo hace de su sola y buena voluntad. Este pacto incluye:
Una descendencia bendita: "Y la descendencia de ellos será conocida entre las naciones, y sus renuevos en medio de los pueblos; todos los que los vieren, reconocerán que son linaje bendito de Jehová."
Nuestra salvación: "En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación."
¡Qué grandes promesas nos hace Dios en su Palabra!
Está en nosotros aceptarlas y vivirlas cada día. Recordemos siempre que Él nos ha dado su unción, que Él restaura todo nuestro pasado, que anhela prosperarnos y tener una relación de amor eterno con nosotros.
En este nuevo año, debemos reconciliar nuestra vida delante de Dios Padre, y pedir perdón por los pecados en nuestro caminar. Afirmemos en nuestras vidas el firme propósito de no seguir pecando, de entregar toda área de nuestra vida a Dios, quitando todo derecho legal al enemigo sobre ella, arrebatándosela con la autoridad de la Palabra de Dios.
Levantemos en este nuevo año, un altar con un nuevo gobierno en nuestra vidas.
ORACIÓN:
Señor, ¡qué Dios más hermoso eres! ¡A Ti te alabo y bendigo!
Padre celestial, en este año que termina, entiendo que debo cambiar muchas cosas que no están bien en mi vida, en mi trabajo, en mi familia, en mi casa… Sé que has permitido muchas cosas este año, y que con muchas de mis decisiones me he apartado de Ti, pero también sé que levantando un nuevo gobierno en mi vida me llenarás de tus bendiciones. Es por esto que decido Padre, cortar ya con todas esas cosas que no te agradan de mí, circuncidando el pecado en mí, de forma que Tú quites de mi vida el oprobio y me permitas comer del fruto abundante de Tu tierra.
Señor no quiero seguir comiendo lo mínimo, este nuevo año quiero comer de tu abundancia entregándome a Ti, en obediencia, en confianza hacia Ti como mi Proveedor, mi Señor y mi Salvador, sirviéndote y obedeciéndote, pero sobre todo amándote como Tú lo mereces.
Gracias Señor, porque sé que Tú coronarás este nuevo año con tus bienes y que tus nubes destilarán grosura, como lo dice el Salmo 65:11; en el nombre de tu Hijo Jesús, AMÉN.
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