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jueves, 30 de diciembre de 2010

Tres sugerencias para comenzar el año

Estamos a unas cuantas horas de entrar en un nuevo año, y estaba pensando en cuántas costumbres tenemos en nuestra sociedad asociadas a un inicio de año.  Me refiero a costumbres que tienen la intención de poder controlar nuestra propia vida, sin tener que depender de Dios.  Algunas de estas costumbres realmente son supersticiones, que encuentran siempre, que de forma misteriosa se presenten eventos desconectados que parezcan influir sobre nuestro propio destino.

Con relación a un año nuevo existen muchas supersticiones, yo recuerdo cuando era niño, cuánta gente, por ejemplo, tiraba a la calle cosas usadas porque querían recibir todo nuevo, recuerdo también gente que para asegurarse un viaje en el futuro en un nuevo año, salían con una maleta a dar vuelta a la manzana o alrededor de su casa, también hay personas que van de compras para tener la alacena llena y así asegurarse de que no le va a faltar nada durante todo el nuevo año, otros hacen mucho ruido la noche de fin del año para ahuyentar a todos los malos espíritus; así continúan muchas prácticas que no tienen nada que ver con la fe en Dios y con la dependencia de Él.

Nos hemos olvidado que la venida de Jesús fue la oportunidad que tuvo el mundo de comenzar de nuevo.

Este nuevo año venidero es precisamente eso, la oportunidad de empezar de nuevo, aunque la verdadera dificultad que tenemos muchos de nosotros no es la de comenzar de nuevo, sino la de mantenernos en lo que hemos comenzado.  ¿Por qué digo esto?  Cuántos de nosotros nos proponemos algo y luego de unos días ya fallamos, y todo lo que nos habíamos propuesto se desvaneció.  Veamos algunas promesas de fin de año: "en este año llegaré temprano al trabajo todos los días", "este año sí que estudiaré", "bajaré unos cuantos kilos que tengo de más", "no tomaré más licor", "no fumaré más", "no violentaré más a mis hijos y esposa", "no seré infiel nunca más…"  Es posible que nos hayamos rendido a todo esto totalmente, tal como Dios lo quiere, pero nos costará continuar adelante con nuestro nuevo comienzo en forma victoriosa si no entendemos que tenemos que poner nuestras promesas en las manos de Dios, y claro esforzarnos y enfocarnos realmente en nuestro cambio.

Cumpliendo nuestros propósitos para este nuevo año

Nuestros propósitos siempre serán en el sentido de dejar de ser lo que somos o hacer lo que hacemos, para comenzar a ser diferentes o hacer las cosas de una forma distinta, es por esto que para todos los propósitos de nuestras vidas debemos entender que Dios quiere, y lo hará, borrar y limpiar nuestro pasado, nuestra mente y corazón: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas." (2 Corintios 5:17)

Pero, Dios no limpia nuestro futuro, este depende de nosotros y de la conducta que sigamos desde el momento de nuestra rendición a Él.  El apóstol Pablo nos dice al respecto: "Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él." (Colosenses 2:6)

Nuestro futuro es fundamentalmente nuestra obligación y nuestro éxito depende de nuestra obediencia. Veamos dos ejemplos de la Biblia, de muchos que se pueden mencionar:

1. Juan 2:5b

"Haced todo lo que os dijere."

El primer milagro de Jesús fue en las Bodas de Caná, ahí convirtió 6 tinajas de agua en vino, pero para que este milagro se diera hubo obediencia.  La madre de Jesús le pidió a quienes servían que hiciesen lo que su Hijo solicitara, así fue como el mejor vino de aquella boda apareció.

Dios quiere darnos su mejor vino y no en poca cantidad, quiere dárnoslo de forma abundante, si estamos dispuestos a obedecerle.

2. Lucas 5:4-6

"Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.  Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía."

Muchas veces pensamos que tenemos tal conocimiento y experiencia en una determinada situación, que nosotros, por nosotros mismos, podemos enfrentar lo que tenemos por delante.  Los discípulos de Jesús eran pescadores de muchos años y conocían bien el mar, sabían perfectamente donde podían encontrar cardúmenes de peces que estuviesen bien poblados, sin embargo no habían pescado nada en esa noche, sino hasta que fueron obedientes a la Palabra de Dios.

Nuestro éxito depende principalmente de nuestra obediencia continua.

Como vemos en estos dos ejemplos anteriores si somos obedientes, Dios se complacerá en ayudarnos y cuando nos da su ayuda, no es solamente para suplir nuestra necesidad inmediata.  Dios nos da mucho más allá de los que necesitamos, tanto así como 768 litros de buen vino, o una cantidad de peces tal, que tengamos que arrastrar nuestras redes.  Su palabra dice en Filipenses 4:19: "Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús."

Tres sugerencias para comenzar el año

1. Despojarnos de nuestra vieja forma de ser, no disfrazarla

"En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad."
Efesios 4:22-24

El apóstol nos exhorta a despojarnos de nuestra vieja vida, de nuestra vieja forma de ser.  Todo lo que aprendimos siendo niños o jóvenes, los malos ejemplos con el licor de nuestro padre y su adulterio, los malos ejemplos por el débil carácter de nuestra madre, las malas costumbres adquiridas de malas amistades…, todo esto debemos dejarlo atrás.

No es limitarnos a ponernos algo nuevo encima de lo viejo, ni añadir algo nuevo a lo viejo.  En lugar de ello, para continuar adelante en una nueva vida de entrega, es imperativo, que echemos a un lado todas las cosas, todas las características, todas las costumbres y todas las prácticas de antes de conocer a Jesucristo.

El apóstol Pablo en Gálatas 5:16-21 nos dice: "Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.  Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.  Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios."

Cuando Dios nos revele algo deshonroso, debemos sacarlo inmediatamente de nuestras vidas, librarnos, despojarnos de ello; no tratemos de disfrazarlo poniéndole algo nuevo encima.

2. Renovar nuestra mente

En segundo lugar, aparte de despojarnos de nuestra vieja forma de vivir, debemos renovar nuestra mente.  Recordemos a los hijos de Israel, después de que cruzaron el río, y entraron en Canaán, todavía no habían terminado su obligación.  Había enemigos en la nueva tierra prometida y ellos tendrían que tratarlos adecuadamente, y para esto no debían pensar más que eran como langostas (Números 13:31-33).

Igualmente nosotros tenemos aún enemigos que están relacionados con nuestra mente.  Muchos de nosotros, aún después de muchísimo tiempo, vivimos trayendo a nuestro presente nuestro pasado.  Yo no sé que de tu pasado está aún en tu presente, no sé qué recuerdos vienen a tu mente que no te dejan dormir en paz o tener felicidad, o pensar en un futuro mejor, pero sí sé que Dios hace todas las cosas nuevas en nosotros.

Es posible que hayamos sido de esas personas que meditan mucho en el pasado, o que se preocupan por el futuro, o piensan negativamente en el presente, todos estos son patrones de pensamiento con los cuales debemos luchar.  Debemos renovar nuestra mente con base en el rechazo de todos esos hábitos mentales y comenzar a practicar el pensamiento positivo de la fe en Cristo Jesús.

Si Dios no nos recuerda nuestro pasado (Él ya nos perdonó), porque entonces recordarlo nosotros.

3. Revestirnos de una vida nueva por medio de la obediencia

"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.  Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.  No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros."
Efesios 4:22-24

Ahora entonces, tenemos que revestirnos de la nueva vida, obedeciendo cuanto mandato Dios ponga delante de nosotros, sí cuanto mandato sea.  No basta solamente decir bueno, yo me quito estos pecados de mi vida, estoy renovando mis pensamientos, no.  Debemos de revestirnos de nuestra vida nueva, obedeciendo cuanto mandato y cuanta orden Dios pida de nosotros, ¡estableciendo una nueva forma de vida!  Cuando hagamos esto, nos estaremos poniendo, pieza por pieza, la ropa limpia y fresca de la vida nueva en Cristo Jesús.

Recordemos que al revestirnos de Jesucristo por medio del Espíritu Santo, Dios nos beneficiará.  (2 Samuel 6:11-12a)

Por último, debemos tomar en cuenta que es inútil intentar este tercer paso, sin primero haber pasado por los dos pasos previos: despojarnos de nuestra vieja forma de ser y renovar nuestra mente.  Si permitimos que siga habiendo algunos vestigios de nuestra manera antigua de vivir, será imposible establecer una nueva manera de vivir.  Muchas personas fracasan y se dan de cabeza contra el suelo, porque sencillamente tratan de cubrir su vieja vida, con algún aspecto, con alguna pantalla, incluso de religiosidad.

Si queremos ser exitosos en este nuevo año, y perseverar en nuestros nuevos propósitos, debemos mantenernos fieles, despojarnos, renovarnos y revestirnos de la nueva vida en Jesucristo.  Así podremos llegar al 31 de diciembre del próximo año, victoriosos y dando Gloria a Nuestro Dios.

Que Dios les Bendiga en Cristo con su Espíritu.  Si Cristo nos llena, ¿qué mas necesitamos?


ORACION
Dios Todo Poderoso, tú no tienes principio ni fin, pero eres el principio y el fin de toda tu creación. Gracias te doy por tu fidelidad y tu palabra que hoy ha llegado a mí y me ha refrescado, trayendo luz y esperanza a mi vida.

Gracias Padre, porque este nuevo año es una nueva oportunidad que tú me das para buscarte, conocerte y hacerte parte de mi vida.  Gracias, porque entiendo que este nuevo año puede ser todo lo maravilloso que yo quiera, que es un regalo tuyo con el objetivo, no de destruir mi pasado, sino de construir mi futuro.

Hoy decido esforzarme por ser más humilde ante ti cada día, por medio de la obediencia, despojándome de mi vieja naturaleza, de mi vieja forma de vivir y comprendiendo el verdadero gozo de mi vida: Hacerte la parte principal de ella.

Te pido Señor que nos bendigas este nuevo año, que este nuevo año transcurra en paz para que con tu gracia y nuestro esfuerzo, sea un año de salvación para todos.  Pero sobre todo Señor, te pido que este año lo iniciemos en tu presencia, lo transcurramos en tu presencia y lo terminemos en tu presencia, en el nombre de Tu Hijo Amado, AMÉN.

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