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jueves, 5 de agosto de 2010

La adoración - Parte 1

Al inicio de mi vida cristiana, me presentaba delante de Dios con una gran carga de tormentas, por lo que no hacía otra cosa más que pedir; convirtiendo mi oración en peticiones, una tras otra, para obtener de Dios lo que yo quería.  Pero, un día mientras oraba, la palabra "adoración" apareció en mi mente, de tal forma que no podía apartarla de mis pensamientos.  Sí he de decir, que a partir de este momento, empecé a adorar a Dios, con la sensación de tener un llamado por parte de mi Señor y Salvador, para que mi relación con él fuera más profunda.

Pensé en haber hecho de mi oración la adoración perfecta, pero me di cuenta de que en ciertos momentos, durante mi oración o en las reuniones de la iglesia, experimentaba a Dios más profundamente (en testimonios, en algunos cantos, en mi visión de Dios posando su mano sobre mí, en el llanto de las personas que tienen necesidades que subsanar)…  En estos momentos hablaba o cantaba, personal e íntimamente con Jesús, despertando y alimentando el hambre de Dios dentro de mí.

¿Qué aprendí con esto?

La lección más significativa para mí, fue entender que:

1. La adoración es una acción libre, donde decidimos entregar nuestro amor a Dios.

"¡Cuánto te amo, Señor, fuerza mía!"
Salmo 18:1

2. La adoración es también una expresión de asombro, sumisión y respeto hacia Dios.

"Vengan, cantemos con júbilo al Señor; aclamemos a la roca de nuestra salvación.  Lleguemos ante él con acción de gracias, aclamémoslo con cánticos."
Salmo 95:1-2

"Canten al Señor un cántico nuevo; canten al Señor, habitantes de toda la tierra.  Canten al Señor, alaben su nombre; anuncien día tras día su victoria.  Proclamen su gloria entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos."
Salmo 96:1-3

El deseo de nuestro corazón debe ser "adorar a Dios", para esto hemos sido diseñados por Dios, este es nuestro propósito.  Si no adoramos a Dios, adoraremos a algo o alguien más.

¿Qué sucede en nuestras vidas cuando adoramos?

Seguí muy emocionado con mi nuevo estilo de vida y de oración, y aún cuando andaba a tropezones en la adoración, pronto comencé a inclinarme ante el Señor Todopoderoso, a arrodillarme, a levantar mis manos y a orar espontáneamente en el Espíritu; algunas veces con oraciones habladas y otras con oraciones no-vocalizadas e incluso muchas veces sin palabras, así a medida que profundizaba en mi adoración entendí que mi adoración bendice a Dios, que esta adoración es sólo para Él y que el Señor Jesús nos permite que todos y cada uno de nosotros le adoremos.

Fue una revelación emocionante saber que la adoración no está reservada para el pastor cuando prepara su prédica, o para aquellos que se preparan a orar por los demás, si no que la adoración es un regalo que Dios nos dio a todos y cada uno de nosotros, por medio de la muerte de su hijo: "Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rasgó por la mitad." (Lucas 23:45).  A partir de que entendí esto, muchísimas veces mi oración no ha sido otra cosa más que adorar a Dios por una o más horas.

Para entender mejor el significado del velo del templo, rasgado por la mitad leamos lo que Éxodo 26:30-33 nos dice: "Erige el santuario ciñéndote al modelo que se te mostró en el monte.  Haz una cortina de púrpura, carmesí, escarlata y lino fino, con querubines artísticamente bordados en ella.  Cuélgala con ganchos de oro en cuatro postes de madera de acacia recubiertos de oro, los cuales levantarás sobre cuatro bases de plata.  Cuelga de los ganchos la cortina, la cual separará el Lugar Santo del Lugar Santísimo, y coloca el arca del pacto detrás de la cortina".

El velo del templo separaba entonces el Lugar Santo del Lugar Santísimo, pero al rasgarse este velo, con el sacrificio de nuestro Señor Jesús, se nos abrió la posibilidad de ingresar al Lugar Santísimo, en cada momento que busquemos la presencia de Dios en adoración.

¿Qué significa adoración?

Adoración significa "postrarse", "inclinarse"; por lo que es importante que nuestros cuerpos estén involucrados en lo que nuestros espíritus nos están diciendo.  Es decir, es importante que inclinemos nuestras cabezas, que alcemos nuestras manos, que nos arrodillemos, que nos postremos ante Dios…

Cuando nos postramos, demostramos sumisión humilde:

"Para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra."
Filipenses 2:10

"Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor."
Salmo 95:6

Debo agregar también, que a mi entender, la posición normal en el cielo para expresar adoración a Dios, es estando postrados:

"Cuando lo tomó, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero."
Apocalipsis 5:8

"Los cuatro seres vivientes exclamaron: ‘¡Amén!’, y los ancianos se postraron y adoraron."
Apocalipsis 5:14

"Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes se postraron y adoraron a Dios, que estaba sentado en el trono, y dijeron: '¡Amén, Aleluya!'"
Apocalipsis 19:4

Pero, ¿Qué es postrarse?

Postrarse es entregarse a Dios en sus manos, confiar en Él, entregar nuestra vida, alma y cuerpo, de tal forma que Dios, dueño de nuestro ser, actúe sobre nosotros, sabiendo que todas las cosas que recibamos serán para nuestro bienestar: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados." (Romanos 8:28).

Dios busca que le adoremos en espíritu y en verdad. (Juan 4:23-24)

ORACION
Señor Jesús, como no decirte cuanto te amo, como no cantarte mi amor, si tú estás en todo lo que hago, en todo lo que tengo, en todo lo que soy.  Grandioso Señor, como no decirte que te amo, si cada mañana al despertar y sentir el sol por la ventana, sé que me estás besando con amor.  Señor, como no decirte que te amo, si tú llenas mi vida de felicidad, si has cambiado mi lamento en danza, si puedo disfrutar de los alimentos que tus manos me suministran diariamente.  Como no decirte que te amo, si tu misericordia es infinita, si me cuidas, si me mimas, si me proteges.  Como no decirte que te amo, si con tus manos divinas de artesano vas formando mi vida, si me estás haciendo mejor cada día, si me llevas de gloria en gloria y de victoria en victoria.

Te amo Señor, ternura de ternuras, belleza de bellezas, incomparable Dios, soberano, poderoso, sublime, grande, majestuoso Señor, AMÉN.

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