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sábado, 30 de enero de 2010

Los deseos de la carne -- Enfrentando al Mundo - Parte 1

La palabra "mundo" es utilizada en la Biblia con diferentes significados según sea el contexto en el cual se cita.

1. Está el mundo creado.

"El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay".
Hechos 17:24a

Encargado por Dios al ser humano para que este lo administre.

"Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra".
Génesis 1:28

2. Está el mundo que Dios ama y al cual quiere redimir.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".
Juan 3:16

3. Por último, también aparece el término mundo identificado con el sistema de vida y la sociedad.

Este mundo con sus valores e ideales patrocinados por Satanás se opone a lo correcto y se levanta como el reino de las tinieblas: egoísta, perverso, maligno y opuesto a Dios, y por ende a todo lo justo y bueno.  Efesios 2:2-3 dice: "en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás".

Es sobre este último mundo, del que nos vamos a ocupar el día de hoy. 

De este mundo nos dice Santiago: "¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?  Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios"  Santiago 4:4b.

¿A qué peligros nos enfrentamos en este mundo?

Debemos de estar claros en tres aspectos:

1. Nuestra ciudadanía está en los cielos.

"En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo."
Filipenses 3:20.

2. Todo lo que necesitamos para nuestra vida espiritual proviene de nuestro padre.

"Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido."
1 Corintios 2:12.

3. Todo lo que es de este mundo, proviene del mundo.

"Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo"
1 Juan 2:16.

Mientras vivimos en este mundo, el enemigo de nuestras almas, buscará que no prestemos atención a las cosas de Dios; las cuales, aunque están en el ámbito invisible y/o futuro, son reales, verdaderas, convenientes y deseables.  Recordemos que el mismo Señor Jesucristo llamó a Satanás el príncipe de este mundo: "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera"  (Juan 12:31).

La función del maligno es que los humanos no rindamos honor y gloria a Nuestro Creador, por lo que busca que nos enfoquemos solamente en nosotros mismos y en las cosas que deseamos tener aquí en la tierra (las cuales son pasajeras), con tal de hacernos fracasar para siempre.  Es por esto que debemos enfrentar, evitar y superar constantemente los peligros que el mundo nos ofrece, para crecer y alcanzar una verdadera madurez espiritual.

¿Cómo podemos enfrentar los peligros del mundo?

Veamos uno a uno los peligros mencionados en 1 Juan 2:16.

El peligro de satisfacer los deseos de la carne

Juan se refiere a los impulsos y anhelos de nuestra naturaleza pecaminosa, naturaleza que nos hace caer y apartarnos de Dios.  Estos anhelos e impulsos son contrarios a la voluntad revelada de Dios y a la guía de su Espíritu Santo.  Más aún, Pablo nos aclara en Gálatas 5:19-21 cuál es el blanco del enemigo en nuestra carne: "Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios".

Todas estas obras reflejan un estilo de vida centrado en el egoísmo, la autosuficiencia y la complacencia del cuerpo, y este estilo de vida carnal ha dejado como consecuencias, una sociedad que practica el aborto, comercializa el cuidado de los niños y asila a los ancianos.  Enceguecidos por la confusión en cuanto a las prioridades, nos hemos deshumanizado.

Hemos destruido nuestras relaciones familiares: millones de familias se separan a causa del egoísmo y de haber perdido la noción de la santidad del matrimonio; madres divorciadas con hijos, son las que se encuentran cayendo en la pobreza a todo lo largo del planeta, y un número cada vez mayor de niños sin imagen paterna en el hogar, se sienten desvalidos, perdidos y abandonados.

Estas son las razones por la cuales debemos romper las ataduras de la carne, si no lo hacemos, no podremos obtener una liberación eficaz. La recomendación bíblica es clara y la encontramos en Romanos 13-13:14 "Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne".  Romper las ataduras de la carne incluye alejarse de situaciones, personas y lugares que no conducen a lo bueno.  Isaías 5:20 nos dice que no debemos ver lo malo, como si fuera bueno.  Si solamente ignoramos lo malo igual, es como si lo practicáramos.  "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!".

ORACION
Señor, con humildad reconozco que no he estado haciendo lo bueno ante tus ojos y que he estado proveyendo para los deseos de la carne.  Hoy entrego a ti, todo deseo carnal y todo dominio de la carne sobre mi espíritu.  Toda ira, toda envidia, todo egoísmo y complacencia del cuerpo los traigo a tus pies, consciente de que tú eliminarás estas tormentas de mi vida.  Te pido oh Dios, las fuerzas para poder vencer cualquier tentación que llegue a mi vida y así poderme vestir del Señor Jesucristo, AMÉN.

Mi Pensamiento Eres Tú

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