Alguna vez nos hemos puesto a pensar ¿por qué todo deseo y sueño, lo que más anhelamos en la vida se toma tiempo para adquirir? ¿Por qué si Dios que todo lo puede, y teniendo todo en control, no usa su poder sobrenatural para que todo lo que sus hijos quieran, lo tengan?
Yo estoy convencido de que "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora." (Eclesiastés 3:1).
Vivimos en una generación de Micro Ondas, donde todo lo queremos instantáneamente, al ya...! Pensamos que la vida es una bolsa de palomitas y que en cinco minutos estará listo lo que queramos, pero no es así.
Muchos de nosotros tenemos sueños y metas personales que quisiéramos que se cumplieran ya, y cada día que pasa trabajamos para que esto se lleve a cabo. Incluso hay días que nos preguntamos si ¿Dios se olvidó de nosotros y de lo que nos prometió?
Pero, si entendemos que todo tiene su tiempo, nos animaremos y no caeremos en desesperación, así la paz de Dios llegará a nuestras vidas. No podemos desesperarnos aunque tarde la promesa, porque ella no dejará de cumplirse según la ha hecho nuestro Señor. Esto es lo que dice Habacuc 2:3. "Aún no ha llegado el momento de que esta visión se cumpla; pero no dejará de cumplirse. Tú espera, aunque parezca tardar, pues llegará en el momento preciso".
Dios es fiel y no es hombre para arrepentirse de lo que Él dijo que hará: "Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta." (Números 23:19a). Por alguna razón existe el tiempo y Dios, es el Dios del tiempo.
Veamos algunas de las cosas que podemos aprender en la Biblia, en las que se involucra tiempo, paciencia y espera.
1. Después del tiempo, viene el resultado y la promesa.
Dios siendo el Todopoderoso, se tomó 6 días para llevar a cabo la creación. No me cabe duda de que él pudo haber dicho el primer día que se hiciera todo y ya, todo habría sido hecho. Pero Él en su orden perfecto hizo cada una de sus creaciones en su momento. "Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en el corazón del hombre, sin que éste alcance a comprender la obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin." Eclesiastés 3:11.
A Abraham le tomó 100 años para tener el hijo de la promesa, Isaac.
Jacob sirvió a Labán 14 años para obtener a su esposa, la que más deseaba, llamada Raquel, y él mismo tuvo que pelear con un Ángel antes de recibir su bendición. Para tener la bendición y llegar a nuestra meta tenemos que aprender a pelear y esperar.
José tenía 16 años cuando tuvo el sueño de que sus hermanos se postrarían delante de él y que sería gobernador. Después de esto pasaron 14 años para que su sueño se convirtiera en una realidad y durante este tiempo tuvo que pasar por hambre, cárcel, esclavitud, juicio y martirio.
Moisés estuvo en Egipto, como hijo de Faraón durante 40 años. Luego de esto estuvo 40 años más en el desierto como pastor, hasta que el Señor le llamó a guiar a su pueblo a la tierra prometida, una tierra donde fluiría leche y miel; sin embargo el pueblo de Israel duró 40 años en el proceso de llegar a su meta. Muchos murieron durante estos 40 años y también sufrieron, sin embargo Dios siempre fue fiel y les proveyó todo lo que ellos necesitaron. También su presencia los acompañó y los guió durante este tiempo, dándoles una columna de fuego en la noche y una nube durante el día, apostando sus ángeles para que les protegieran. Moisés guió a este pueblo durante esos 40 años y no entró en la tierra prometida por Dios, pero el Señor le permitió verla.
Josué oyó de la promesa de Dios por labios de Moisés y él fue el que llegó a la tierra prometida y cruzó el Jordán. El tuvo que cumplir el sueño de otro y adquirió la promesa de Moisés. Fueron muchos años después, que él pudo cumplir con el sueño de Moisés. Su preparación para cruzar el río Jordán fue de tres días.
David era un niño cuando se le profetizó por Samuel que sería un Rey. Tuvo que pasar mucho tiempo y muchas cosas en su vida antes de tomar el trono. Tuvo que aprender a pelear con osos y leones antes de pelear con el gigante. Tuvo que vivir hambres, frío, guerra y humillaciones, antes de tomar el trono.
Salomón siendo el hombre más sabio y rico que la Biblia nos relata, tuvo que esperar a ser de edad para tomar su trono.
Así es como muchos hombres de Dios aprendieron que todo tiene su tiempo…
Jesús siendo Dios en carne, se tomó 30 años para comenzar su ministerio. Él tuvo que esperar y aprender muchas cosas antes de cumplir su propósito en la tierra.
2. ¿Por qué un tiempo y no ya?
Porque Dios quiere enseñarnos muchas cosas de su carácter y moldearnos más a Él durante éste tiempo de espera. Cada uno de nosotros sabe que tiene que cambiar, qué cosas quitar de nuestra vida que no nos ayudarán a vivir en plenitud dentro de su promesa. Preguntémonos: ¿cuánto debemos estudiar para llegar a la meta que Dios nos dio?
¿Qué debemos preparar en nosotros antes de ver la promesa de Dios?
Dios quiere que eliminemos de nosotros todo aquello que aleja la bendición, es su deseo que estemos preparados completamente y que nuestra vida esté llena del carácter de Dios, por lo que entonces seremos buenos administradores de las cosas de Dios.
Veamos que quiere eliminar Dios de nuestras vidas, para que sus bendiciones lleguen a nosotros abundantemente:
1. Proverbios 4:24
"Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de los labios."
El habla está ligada al corazón en cuanto la boca es el instrumento de las decisiones que salen del corazón. Una palabra es como un pájaro, que una vez puesta en libertad nadie puede recobrarla, es por esto que debemos distanciarnos de la palabra distorsionada y torcida. La instrucción de la boca es más ardua que la instrucción para la guerra. Jesús nos enseña que las cosas que contaminan al hombre salen del corazón a través de la boca "Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre." (Mateo 15:18).
2. Proverbios 4:27
"No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta tu pie del mal."
La pureza del corazón, de los labios, de los ojos y de los pies depende de nuestro propio compromiso. Al formarnos bien, nuestro aspecto de la información-enseñanza-formación, avanzará a nuestro bienestar y a la vez, eliminaría nuestra necesidad dolorosa de la reformación. "El hombre prevenido vale por dos" reza un refrán. Es mucho más fácil guardarse contra comenzar algún vicio que intentar quitarlo más tarde. Conversemos con algún adicto a las drogas, o algún alcohólico o alguien que fuma. Los vicios son caros de mantener, en el sentido económico, emocional y de salud, y son difíciles de quitar. Sin embargo, vale la pena despojar y eliminar la impureza o la mala costumbre. Nuestro ser ha de ser rectísimo, sin apartarnos ni a la izquierda ni a la derecha. Jesús lo expresa de esta manera: "Pero sea vuestro hablar, 'sí', 'sí', y 'no', 'no'. Porque lo que va más allá de esto, procede del mal." (Mateo 5:37). Un modismo popular entrega el mismo desafío: "Al pan, pan, y al vino, vino". Siempre es mejor decir la verdad aunque sea difícil y dolorosa en el momento. Hay un costo para formarse bien, pero el costo de reformarse es muchísimo más alto, y las heridas del pecado son profundas y dolorosas.
El corazón, la boca, los ojos y los pies son grandes dones de Dios, todos buenos en sí. Es nuestro deber el dedicarnos, incluyendo en nuestros dones físicos, al señorío de Cristo. Sólo de esta manera todo nuestro cuerpo puede glorificar al Creador cumpliendo su propósito original. Y Pablo hace recordar a los creyentes en Corinto: "Pues habéis sido comprados por precio. Por tanto glorificad a Dios en vuestro cuerpo." (1 Corintios 6:20).
ORACION
Señor Jesús, hoy vengo delante de ti, para pedirte paz al comprender que todo tiene su tiempo y que tú mi Señor, eres el Señor de ese tiempo. Señor sé que hay tiempo para gozar y tiempo para sufrir, tiempo para triunfos y tiempo para fracasos; por lo que Señor te pido me ayudes a estar en sintonía contigo para saber qué hacer en cada uno de estos tiempos. Yo sé Señor que tú tienes promesas para mí que van a cumplirse en el tiempo en que tú lo decidas, en el tiempo en que yo esté preparado para recibir tu promesa. Es por esto Dios, que hoy tengo el firme propósito de apartar de mi boca la perversidad y la iniquidad, y de no desviarme de tu camino; de ser obediente a ti y de despojarme de la impureza y la mala costumbre.
Ayúdame Dios a no afanarme en ver las cosas hechas de un momento a otro y a no forzar las situaciones, si no a esperar confiado en ti, permitiendo que las cosas discurran de acuerdo a tu voluntad, ya que no siempre entenderé por qué las cosas son como son, pero sí siempre confiaré en ti, AMÉN.
Ayúdame Dios a no afanarme en ver las cosas hechas de un momento a otro y a no forzar las situaciones, si no a esperar confiado en ti, permitiendo que las cosas discurran de acuerdo a tu voluntad, ya que no siempre entenderé por qué las cosas son como son, pero sí siempre confiaré en ti, AMÉN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario