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jueves, 30 de junio de 2011

Hombres de Dios - Parte 1

Hoy estoy comenzando una serie de mensajes dirigidos a la familia.  Debido a la reciente celebración del día del padre en mi país y algunos otros, he decidido iniciar con este mensaje dirigido a los hombres.

La Biblia nos habla de hombres ejemplares, que nos dejan muy bien marcado el estilo de vida que debemos vivir.  Aún más, la Biblia nos muestra que estos hombres estuvieron dispuestos a entregarse en las manos de Dios, alcanzando así una posición de madurez y servicio dentro de la obra de Dios.  A estos hombres, se les identifica como "Hombres de Dios" o "Varones de Dios".

"Esta es la bendición con la cual bendijo Moisés varón de Dios a los hijos de Israel, antes que muriese."
Deuteronomio 33:1

"Él le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta."
1ª Samuel 9:6a

Nuestra meta debe ser que lleguemos a alcanzar la estatura del varón perfecto en Cristo Jesús, siendo maduros en el espíritu, relacionados con las Sagradas Escrituras, perteneciendo y sirviendo a Dios, representándole a Él en el mundo.

Entonces, ¿qué debemos hacer para ser hombres de Dios?

1. Un hombre de Dios huye de las cosas malas.

"Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre."
1ª Timoteo 6:11

El apóstol Pablo nos alerta sobre los peligros que podemos encontrar en el mundo y nos exhorta a no descuidar lo que hemos recibido de Dios.  Veamos entonces de que peligros debemos huir.

a. Huir de las falsas enseñanzas y de sus enseñadores.

"Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras, de las cuales nacen envidias, pleitos, blasfemias, malas sospechas, disputas necias de hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia; apártate de los tales."
1ª Tim 6: 3-5

Siempre ha existido este terrible mal, la aparición de falsos enseñadores.  Cuando Dios ha hablado algo, el diablo se ha encargado de colocar sus falsas enseñanzas en paralelo, tratando de mezclar la mentira con la verdad; con esto logra confundir, engañar y llevarnos a la perdición.

Veamos un ejemplo en Génesis 3:1-6: "Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?  Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.  Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.  Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella."

Cuando Adán y Eva, convencidos por el diablo, comieron la fruta prohibida, vieron la felicidad de la cual cayeron y la miseria en que se hundieron.  Vieron a un Dios amante irritado, y la pérdida de su gracia y su favor.  Esta es la deshonra y trastorno que produce el pecado; hace maldad dondequiera que se introduce y destruye todo consuelo.  Tarde o temprano acarrea la vergüenza; sea la vergüenza del arrepentimiento verdadero, que termina en gloria, o la vergüenza y confusión perpetua, en la cual despertarán los malos en el gran día.

Antes de pecar ellos acogían con gozo humilde las bondadosas visitas de Dios; ahora Él se convertía en un terror para ellos, llenándolos de confusión.  Esto muestra la falsedad del tentador y el fraude de sus tentaciones. Satanás prometió que estarían a salvo, pero ¡ellos no pueden ni pensar que sea así! Adán y Eva eran, después de su pecado, ¡consoladores desdichados el uno para el otro!

¿Cómo podemos distinguir a los falsos enseñadores?

El apóstol Pablo los caracteriza como hombres, que aunque son sabios, también son completamente carnales.  La Biblia, sin embargo, nos dice que nuestra sabiduría debe venir de Dios y no de nosotros mismos, veamos:

"No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal."
(Proverbios 3:7)

"No que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios."(2ª Corintios 3:5)

Características de los falsos enseñadores:

• Son hombres envanecidos – 1ª Timoteo 6:4a: Están cegados por el orgullo, envueltos en humo, llenos de los vapores de la vanidad.  Estas personas desean aplausos, reconocimiento y un buen número de oyentes.

• Son hombres que nada saben – 1ª Timoteo 6:4b: Pablo considera a estos hombres ignorantes, especialmente respecto a la piedad.  Ellos pretenden ser conocedores, por lo que se ofrecen para hacer discursos sobre cualquier tema, compitiendo para demostrar sus conocimientos: "queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman."  (1ª Timoteo 1:7)

• Son hombres enfermos – 1ª Timoteo 6:4c: Padecen la enfermedad de las disputas, están enfermos espiritualmente y han perdido todo equilibrio de las cosas.  Sienten un afán de contienda que les hace enfermar a otros también.

• Son hombres contenciosos – 1ª Timoteo 6:4d: Sus inclinaciones son hacia las contiendas y no a la exposición de la Palabra de Dios, para glorificar y exaltar a Dios.  Estas contiendas llevan a cuatro cosas negativas: envidia, pleitos, blasfemias y malas sospechas.

Si alguno no piensa como ellos, se verá envuelto en conflictos con ellos.

• Son hombres corruptos de entendimiento – 1ª Timoteo 6:5a: Estos hombres tienen una mente pervertida, y la Biblia nos dice que la fuente interior de donde nace el mal es la mente pervertida: "Todas las cosas son puras para los puros, mas para los corrompidos e incrédulos nada les es puro; pues hasta su mente y su conciencia están corrompidas." (Tito 1:15).  La consecuencia de esta corrupción es la conciencia cauterizada: "…por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia." (1ª Timoteo 4:2)

• Son hombres privados de la verdad – 1ª Timoteo 6:5b: Todos nosotros hemos sido creados bajo la luz de Dios, sin embargo como estos hombres muchos se extravían por un presumido conocimiento humano.  La falta de integridad moral y amor a la verdad, hace que estos hombres ya no puedan volver a la verdad divina.

• Son hombres que hacen comercio con la piedad – 1ª Timoteo 6:5c: Su concepto es que la piedad es un medio de ganancia, una manera de adelantar sus intereses terrenales.  Estas personas abundan en el ambiente cristiano y el consejo de Pablo es determinante, "apártate de ellos".

Un hombre de Dios, debe cuidarse de no caer ante tales engaños, pero aún más importante, es que un hombre de Dios no caiga en ninguna de las características mencionadas, ya que nos descalifican como hombres de Dios y nos colocan como hombres naturales.

b. No colocar el dinero en el lugar de Dios.

"Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.  Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.  Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores."
1ª Timoteo 6: 6-10

Es importante entender que si no adoramos a Dios, terminaremos adorando cualquier otra cosa.  Por esto debemos huir de todo aquello que pueda ocupar el lugar que Dios debe llenar en nuestra vida.  El "amor al dinero" es uno de estos peligros de los que debemos huir, manteniéndonos en una vida íntegra, para no fracasar en el ministerio que se nos ha encomendado.

La ganancia de los hombres de Dios es espiritual, más que la recompensa terrenal, que es pasajera.  Quienes hacen del cristianismo un comercio para servir sus intereses en este mundo, se desengañarán, pero los que lo consideran como su vocación, hallarán que tienen la promesa de la vida presente, y de la venidera.

El piadoso ciertamente será feliz en el otro mundo; y tiene suficiente si está contento con su condición en este mundo; toda la gente verdaderamente piadosa está contenta.  Esta es la ganancia de un hombre de Dios, la piedad y el contentamiento.

Las cosas necesarias de la vida limitan los deseos del cristiano verdadero, y con ellas debe contentarse, aunque tengamos lo más elemental para nuestra subsistencia y nada más, esto debe ser motivo de alegría.

Pero, ¿por qué hemos de contentarnos?

Muy simple, nada hemos traído al mundo, nada sacaremos de él.  Cuando estemos en los apremios más grandes, no podemos estar más pobres que cuando vinimos a este mundo; un sudario, un ataúd, y una tumba, es todo lo que puede tener el hombre más rico del mundo con toda su riqueza, cuando muera.

Si no aprendemos a contentarnos con lo que tenemos y comenzamos a desear lo que no tenemos, estamos en gran peligro.  La Biblia nos dice que no es el dinero el peligro, si no el amor al dinero (la codicia), es de ella de lo que debemos preocuparnos.  La avaricia y la codicia nos harán precipitarnos hacia abajo sin parar hasta llegar a un fin terrible, traspasados de muchos dolores.

Seis cosas perjudiciales en las que caemos, por amor al dinero - 1ª Timoteo 6: 9

• La tentación.
• El lazo (atadura del diablo).
• La codicia necia.
• La codicia dañosa.
• La destrucción.
• La perdición.

Estos son los pasos en los cuales una persona codiciosa cae.  No es una simple caída, es una caída en que su fin es la perdición.


ORACION
Padre celestial, en el nombre de Jesús te damos gracias, porque tú Señor eres nuestra fortaleza, nuestro sanador y nuestro restaurador.  Gracias Señor por tu amor, tu fidelidad y tu misericordia.

Así como David te pidió un corazón acorde a tu corazón, Señor, venimos delante de ti hoy, para pedir que nuestro corazón sea transformado, por tu gracia y amor, en un corazón conforme al tuyo. Solo así podremos huir de las falsas enseñanzas y sus enseñadores, y solo así podremos apartarnos de la avaricia y la codicia.

Hoy Señor queremos poner la mira en tus cosas celestiales y no en las cosas de la tierra, como lo dice tu Palabra en Colosenses 3:2, para así poder andar en tus caminos, no siendo un hombre envanecido, no siendo un hombre necio, no siendo un hombre enfermo, ni contencioso, ni corrupto de entendimiento, si no andando en tus caminos, siendo obediente a tu Palabra, atesorándola en mi corazón, para ser un verdadero “hombre de Dios”.
Que yo sea cada día más como tú, para que mis hijos vean un ejemplo en mí, como yo lo veo en ti.  Hoy sé que tú Señor Jesús, viniste para ordenar lo que estaba desordenado en mi vida, por eso me deposito en tus manos. A ti la Gloria, la exaltación y la honra, porque tuyo es el poder, AMÉN.


Yo quiero ser como tú