Hoy analizaremos lo que la Biblia nos enseña acerca del trato que Dios tenía con Abraham, el cual nos trae varias cosas interesantes e importantes que conviene que conozcamos, para que así podamos aplicarlas en nuestra vida.
Debemos reconocer que a Dios le gusta la diversidad, Él hace cosas diferentes; para entender esto solamente basta con ver a nuestro alrededor. Por esto Dios nos llevará en su voluntad, si se lo permitimos, por diferentes tiempos con el único propósito de que glorifiquemos su nombre, de que podamos verlo, conocerlo y adorarlo.
Analicemos entonces estos tiempos en los que Dios trata con nosotros para llevarnos a una vida de éxito "caminando en el propósito de Dios".
Es importante que cada uno de nosotros aprenda a caminar en el propósito de Dios, y nos dejemos ser enseñados por el Espíritu Santo para andar en este propósito durante los diferentes tiempos de nuestra vida. Solo así no nos frustraremos ni seremos defraudados nunca, porque en cada uno de los tiempos de nuestra vida veremos la mano de Dios Omnipotente, que nos ha prometido estar con nosotros dondequiera que vayamos: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas." (Josué 1:9)
1. Salir
"Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré."
Génesis 12:1
"Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba."
Hebreos 11:8
Lo primero que Dios le dijo a Abraham fue sal de donde estás y ve a la tierra que yo te daré. Este mandato de Dios es una invitación a la obediencia. Veamos que la información que Abraham tenía de Dios era escasa "la tierra que yo te mostraré". Dios le dijo a Abraham, te mostraré pero será luego, te hablaré pero será después, te informaré pero será más tarde…
Este sal, este vete, es muy significativo por cuanto muchos de nosotros fracasamos en nuestra vida sin antes comenzar, simplemente porque no queremos salir de donde estamos. Nos hemos acostumbrado a estar sentados, sin hacer nada, sin actuar, solamente esperando; pero Dios nos está diciendo sal, vete de donde estás y muévete a la tierra que tengo para ti.
Si somos capaces de creer a Dios y salir de donde estamos, Él hará que los planes del enemigo no se cumplan sobre nosotros, sino por el contrarió, hará que se cumplan Sus planes en nosotros, Él traerá cosas nuevas a nuestras vidas, Él destruirá todo aquello que ha estado destruyéndonos y dominándonos; y nos dará abundantemente: "Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado." (Joel 2:25-26)
¿Qué hace Dios en nosotros para que salgamos?
Dios quita las comodidades de nuestra vida, como el águila le quita las comodidades a sus crías en el nido para que vuelen.
Veamos un ejemplo, tomando lo que Dios hizo con Elías: "Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. Y él fue e hizo conforme a la palabra de Jehová; pues se fue y vivió junto al arroyo de Querit, que está frente al Jordán. Y los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo. Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente." (1 Reyes 17:2-9)
Dios envió a Elías al arroyo de Querit donde los cuervos le alimentaban y donde bebía del arroyo. Pero cuando Elías se había acomodado y estaba a gusto, entonces el arroyo se secó. Dios quitó la comodidad de Elías porque quería que fuese a otro lugar; así lo hace Dios en nosotros también, nos quita la comodidad para que comencemos a movernos, para que salgamos de nuestra tierra y nuestra parentela, para que vayamos a un lugar que Dios sabe es mejor para nosotros, el lugar donde se cumplirá el propósito de Dios en nuestras vidas.
Muchas veces hemos sentido que se ha secado nuestro arroyo y seguimos insistiendo en quedarnos ahí, luchando contra todo. Luchamos en el trabajo, luchamos en nuestra empresa, luchamos en la escuela de nuestros hijos, luchamos, luchamos, luchamos, pero… ¿Será que Dios quiere que nos levantemos de donde nos encontramos y nos movamos a otro lugar? ¿Será que Dios ha dado la orden de que se seque el arroyo porque ha llegado el tiempo de nuestra Sarepta? ¿Será que Dios quiere que seamos sustentados por quien Él ha ordenado?
Sí, este es el tiempo de que nos levantemos y salgamos, de que dejemos la apatía de lado, de que dejemos de quejarnos y sentir lástima por nosotros mismos. Dios ha secado nuestro arroyo para que nos levantemos y le obedezcamos. Sin obediencia no hay bendición…
2. Mirar
"Y Jehová dijo a Abram, después que Lot se apartó de él: Alza ahora tus ojos, y mira desde el lugar donde estás hacia el norte y el sur, y al oriente y al occidente. Porque toda la tierra que ves, la daré a ti y a tu descendencia para siempre."
Génesis 13:14-15
Durante el viaje de Abraham, cuando salió de Ur de los caldeos, Dios guardó silencio, porque hay momentos en que Dios calla. Esto no significa que Dios no está presente, solamente significa que Dios en algunos momentos guarda silencio. Recordemos que Dios le dijo a Moisés "Yo soy el que soy" (Éxodo 3:14a), lo que quiere decir que Dios siempre está presente, "Él es el presente del pasado, el presente del presente y el presente del futuro."
Es importante entender que en el momento en que Dios nos pida que salgamos, si levantamos nuestra vista no miraremos nada, porque no es el tiempo de mirar, es el tiempo de salir; pero cuando Dios nos diga que alcemos nuestros ojos "ahora" y miremos, veremos todas las cosas grandes que Él nos dará, por haber sido obedientes y salir de donde estábamos.
Dios nos dice que nos recreemos en mirar, porque hemos llegado al lugar de la revelación, el lugar donde Él nos habla, el lugar que nos pertenece, Él nos dice que miremos porque todo lo que miremos Él nos lo ha dado a nosotros y a nuestros hijos, pero… ¿qué estamos viendo hoy? ¿Cómo nos estamos viendo? ¿Estamos viendo la heredad que Dios tiene para nosotros, o estamos viendo nuestros problemas, nuestras necesidades, nuestras circunstancias adversas? ¿Vemos la tierra prometida o vemos los gigantes?
Nuestra heredad depende de nuestra visión; es decir, los límites de lo que Dios nos da no dependen de Él, si no dependen de lo que nosotros miremos.
¿Qué nos impide tener nuestra visión?
Dios nos llama a que cada uno de nosotros tenga una visión, pero muchas cosas dentro de nosotros impiden que tengamos nuestra visión de lo que Dios quiere hacer con nuestras vidas. Abraham tuvo la visión después que Lot se apartó de él.
¿Qué debemos de apartar de nuestras vidas para poder tener nuestra visión?
"En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo."
Isaías 6:1
Veamos porque Isaías menciona el acontecimiento de la muerte del rey Uzías en conjunto con su visión.
"De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén. E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre. Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días que buscó a Jehová, él le prosperó. Y salió, y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, y el muro de Jabnia, y el muro de Asdod; y edificó ciudades en Asdod, y en la tierra de los filisteos. Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gur-baal, y contra los amonitas. Y dieron los amonitas presentes a Uzías, y se divulgó su fama hasta la frontera de Egipto; porque se había hecho altamente poderoso. Edificó también Uzías torres en Jerusalén, junto a la puerta del ángulo, y junto a la puerta del valle, y junto a las esquinas; y las fortificó. Asimismo edificó torres en el desierto, y abrió muchas cisternas: porque tuvo muchos ganados, así en los Sefela como en las vegas; y viñas, y labranzas, así en los montes como en los llanos fértiles; porque era amigo de la agricultura. Tuvo también Uzías un ejército de guerreros, los cuales salían a la guerra en divisiones, de acuerdo con la lista hecha por mano de Jehiel escriba, y de Maasías gobernador, y por mano de Hananías, uno de los jefes del rey. Todo el número de los jefes de familias, valientes y esforzados, era dos mil seiscientos. Y bajo la mano de éstos estaba el ejército de guerra, de trescientos siete mil quinientos guerreros poderosos y fuertes, para ayudar al rey contra los enemigos. Y Uzías preparó para todo el ejército, escudos, lanzas, yelmos, coseletes, arcos, y hondas para tirar piedras. E hizo en Jerusalén máquinas inventadas por ingenieros, para que estuviesen en las torres y en los baluartes, para arrojar saetas y grandes piedras, y su fama se extendió lejos, porque fue ayudado maravillosamente, hasta hacerse poderoso. Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina; porque se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso. Y entró tras él el sacerdote Azarías, y con él ochenta sacerdotes de Jehová, varones valientes. Y se pusieron contra el rey Uzías, y le dijeron: No te corresponde a ti, oh Uzías, el quemar incienso a Jehová, sino a los sacerdotes hijos de Aarón, que son consagrados para quemarlo. Sal del santuario, porque has prevaricado, y no te será para gloria delante de Jehová Dios. Entonces Uzías, teniendo en la mano un incensario para ofrecer incienso, se llenó de ira; y en su ira contra los sacerdotes, la lepra le brotó en la frente delante de los sacerdotes en la casa de Jehová, junto al altar del incienso. Y le miró el sumo sacerdote Azarías, y todos los sacerdotes, y he aquí la lepra estaba en su frente; y le hicieron salir apresuradamente de aquel lugar; y él también se dio prisa a salir, porque Jehová lo había herido. Así el rey Uzías fue leproso hasta el día de su muerte, y habitó leproso en una casa apartada, por lo cual fue excluido de la casa de Jehová; y Jotam su hijo tuvo cargo de la casa real, gobernando al pueblo de la tierra."
2 Crónicas 26:3-21
Como podemos ver, Dios colocó en el trono a Uzías, pero Uzías pensó que si Dios le había colocado en el trono, también lo colocaría en el templo; por esto fue al templo a ofrecer su propio incienso y aunque los sacerdotes quisieron detenerlo no lo lograron, pero la historia nos dice que Dios sí le detuvo. Este rey orgulloso y prepotente, fue detenido por Dios. ¿Cuánto orgullo debe morir en nosotros para poder ver nuestra visión? ¿Cuánta situación de nuestra carne debe ser circuncidada ahora mismo? ¿Qué ídolos deben morir en nosotros para que podamos tener nuestra visión? ¿Qué nos está entreteniendo y no nos deja ver?
Uzías no tenía una visión clara de lo que Dios quería para él, su orgullo y prepotencia le impedían ver lo que Dios le había dado, y como resultado de esta falta de visión murió en una casa apartada, pasó de la gloria de Dios (el palacio) a la soledad, excluido de la casa de Dios.
Esto nos pasará a nosotros si no nos enfocamos en la visión de Dios para nuestras vidas, si no separamos lo que Dios quiere para nosotros, de lo que queremos nosotros para nosotros mismos, si no decidimos tener una vida de compromiso con Dios.
La visión hará nacer algo nuevo en nosotros, por eso muchos no queremos ver, porque la visión es un embarazo que nos duele, nos compromete y nos roba el sueño.
La visión hará nacer algo nuevo en nosotros, por eso muchos no queremos ver, porque la visión es un embarazo que nos duele, nos compromete y nos roba el sueño.
¿Cómo es la visión que Dios nos da?
Dios nos da una visión completa y clara de lo que él quiere para nuestras vidas, por lo que no habrá duda en nosotros sobre el propósito de Dios.
Dios nos mostrará sus propósitos en tres dimensiones:
"Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos."
Isaías 6:5
1. Profundidad: Isaías se ve así mismo.
2. Anchura: Isaías ve al pueblo.
3. Altura: Isaías ve a Dios
Dios sabe, que ante una visión de este calibre no podemos permanecer siendo los mismos, necesariamente en nosotros habrá un cambio. Esto fue lo que experimentó Isaías cuando le dijo a Dios: "Heme aquí, envíame a mí." (Isaías 6:8b). Isaías le dijo a Dios yo iré, pero envíame tú. Él entendió la diferencia entre ir y ser enviado.
Ir sin ser enviado por Dios es garantía de fracaso, ir siendo enviado por Dios es garantía de éxito. En el tiempo de Dios tendremos una vida victoriosa.
3. Andar
"Levántate, ve por la tierra a lo largo de ella y a su ancho; porque a ti la daré."
Génesis 13:17
Dios nos extiende Su mano y nos invita a que nos levantemos y andemos por la tierra que Él nos ha dado. Lo que Dios quiere es que conquistemos nuestra tierra, es decir, si ya salimos, si ya vimos, ahora tenemos que hacer que la visión opere en nuestra vidas.
Hoy es la hora de levantarnos y operar en la Palabra, operar en la visión, operar en la obediencia, operar en la fe…
¿Qué significa andar?
Andar significa 4 cosas que debemos entender y abrazar para nuestras vidas.
a. Propósito. No podemos andar si antes no nos proponemos a andar.
b. Decisión. Algunos estamos llenos de ideas, pero sin decisiones.
c. Meta. Es saber hacia dónde quiero ir.
d. Progreso. Este es el camino recorrido.
Dios hoy nos pide que comencemos a andar, que comencemos a alcanzar la herencia que Él nos ha dado. Dios nos está diciendo, cree, es tuyo yo te lo he dado, conquístalo, disfrútalo.
Hoy es hora, de que tomemos nuestra identidad de la fuente (de nuestro Dios) y no del ambiente (del mundo).
Somos lo que Dios dice que somos, tenemos lo que Dios dice que tenemos y valemos lo que Dios nos dice que valemos.
ORACIÓN:
Señor Jesús, gracias Padre te doy porque me has mostrado que tienes un propósito para la vida de cada uno de nosotros. Tú quieres que crezcamos y nos desarrollemos en tu andar, en tu espíritu y en la fe.
Hoy Señor queremos salir, queremos mirar, queremos andar, y obedecerte a ti en todas las áreas de nuestra vida, porque entendemos que en esto está la garantía de nuestra victoria. Decidimos creerte y salir de donde estamos, seguros de que así evitarás que los planes que el enemigo tiene en nuestra contra se cumplan.
Señor nos levantamos y salimos, despojándonos de todo aquello que causa en nosotros apatía, queja, desgano y lástima. Hoy nos movemos en obediencia, porque queremos tu bendición. Se acaban los límites que nos hemos puesto y decidimos extender nuestra mirada por toda la tierra que nos has heredado. Hoy sabemos que este es tu tiempo, y que en tu tiempo tendremos la victoria, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, AMÉN.
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