Recordemos: "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Juan 2:16).
Con relación en este versículo, ya hemos sido alertados, sobre los peligros de satisfacer los deseos de la carne y de los ojos.
Los deseos de la carne destruyen nuestras familias, base de la sociedad, trayendo separaciones y divorcios, acabando con la santidad del matrimonio, trayendo pobreza a millones de madres solas, y socavando la integridad de los hijos que se sienten desvalidos, perdidos y abandonados, por no tener una imagen paterna.
Por medio de los deseos de los ojos, alimentamos el apetito de nuestro cuerpo y nuestra alma, con pecados que nos apartan de la presencia de Dios. Satanás conoce muy bien que el mundo actual vive bajo el deseo de querer ver, por esto domina el mundo bajo el poder de lo visual, de lo aparente, de lo externo, de la imagen y de lo codiciable.
En esta última entrega sobre enfrentar al mundo, analizaremos el peligro de la vanagloria de la vida.
El peligro de la vanagloria de la vida
El mundo está lleno de personas que viven una vida vana, hueca, vacía y sin contenido; que basan su identidad no por lo que son, si no por lo que tienen. Esto es la vanagloria de la vida: el orgullo y demás ostentaciones que anhelamos y que principalmente tienen como fin el deseo de mostrar nuestra superioridad económica, espiritual, social e intelectual, sobre los demás.
Como cristianos debemos entender que nuestra identidad no la encontramos en el mundo ni en las cosas del mundo, sino solamente en Cristo Jesús, quien nos compró con su sangre y con quien estamos juntamente crucificados, para que lo que vivimos en la carne, lo vivamos en la fe del Hijo de Dios: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." (Gálatas 2:20).
Es importante que nosotros, como hijos de Dios, entendamos que nuestra forma de medirnos no es, ni será nunca en función de los demás, sino con nosotros mismos y nuestra meta: "Llegar a la plenitud de la madurez de Cristo". Por esto el apóstol Pablo nos dice en su carta a los Filipenses: "prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." (Filipenses 3:14).
La recomendación bíblica, que debemos seguir, es clara y evidente, entendiendo nuestro verdadero sentido de vivir: "… porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee." (Lucas 12:15b).
¿Cómo podemos vencer la vanagloria de la vida?
Solamente cuando tenemos una vida plena en Cristo Jesús, en la que proyectamos todas y cada una de las áreas de nuestra vida, venceremos la vanagloria. De esta manera todas y cada una de las áreas de nuestras vidas serán reflejadas solamente en Nuestro Señor Jesús.
Si Cristo es con nosotros en todo lo que somos, entonces tenemos la garantía que nuestra vida no será una vida vana, hueca o temporal, por el contrario será una vida plena, llena, abundante y eterna.
¿Cómo afecta nuestra vida el enfrentarnos a los deseos de la carne, a los deseos de los ojos y a la vanagloria de la vida?
La afectación en nuestras vidas puede ser de dos formas: negativa si sucumbimos ante estos deseos, o positiva si resistimos y vencemos estos peligros.
Veamos tres casos en particular:
1. Adán y Eva sucumbieron ante estas tres voluntades enemigas de Dios.
En Génesis 3:1-6 la Biblia nos cuenta la caída del hombre y cómo el pecado fue introducido en el mundo, leamos:
"Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella."
Eva sucumbió ante el deseo de los ojos.
Con relación en este versículo, ya hemos sido alertados, sobre los peligros de satisfacer los deseos de la carne y de los ojos.
Los deseos de la carne destruyen nuestras familias, base de la sociedad, trayendo separaciones y divorcios, acabando con la santidad del matrimonio, trayendo pobreza a millones de madres solas, y socavando la integridad de los hijos que se sienten desvalidos, perdidos y abandonados, por no tener una imagen paterna.
Por medio de los deseos de los ojos, alimentamos el apetito de nuestro cuerpo y nuestra alma, con pecados que nos apartan de la presencia de Dios. Satanás conoce muy bien que el mundo actual vive bajo el deseo de querer ver, por esto domina el mundo bajo el poder de lo visual, de lo aparente, de lo externo, de la imagen y de lo codiciable.
En esta última entrega sobre enfrentar al mundo, analizaremos el peligro de la vanagloria de la vida.
El peligro de la vanagloria de la vida
El mundo está lleno de personas que viven una vida vana, hueca, vacía y sin contenido; que basan su identidad no por lo que son, si no por lo que tienen. Esto es la vanagloria de la vida: el orgullo y demás ostentaciones que anhelamos y que principalmente tienen como fin el deseo de mostrar nuestra superioridad económica, espiritual, social e intelectual, sobre los demás.
Como cristianos debemos entender que nuestra identidad no la encontramos en el mundo ni en las cosas del mundo, sino solamente en Cristo Jesús, quien nos compró con su sangre y con quien estamos juntamente crucificados, para que lo que vivimos en la carne, lo vivamos en la fe del Hijo de Dios: "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí." (Gálatas 2:20).
Es importante que nosotros, como hijos de Dios, entendamos que nuestra forma de medirnos no es, ni será nunca en función de los demás, sino con nosotros mismos y nuestra meta: "Llegar a la plenitud de la madurez de Cristo". Por esto el apóstol Pablo nos dice en su carta a los Filipenses: "prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús." (Filipenses 3:14).
La recomendación bíblica, que debemos seguir, es clara y evidente, entendiendo nuestro verdadero sentido de vivir: "… porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee." (Lucas 12:15b).
¿Cómo podemos vencer la vanagloria de la vida?
Solamente cuando tenemos una vida plena en Cristo Jesús, en la que proyectamos todas y cada una de las áreas de nuestra vida, venceremos la vanagloria. De esta manera todas y cada una de las áreas de nuestras vidas serán reflejadas solamente en Nuestro Señor Jesús.
Si Cristo es con nosotros en todo lo que somos, entonces tenemos la garantía que nuestra vida no será una vida vana, hueca o temporal, por el contrario será una vida plena, llena, abundante y eterna.
¿Cómo afecta nuestra vida el enfrentarnos a los deseos de la carne, a los deseos de los ojos y a la vanagloria de la vida?
La afectación en nuestras vidas puede ser de dos formas: negativa si sucumbimos ante estos deseos, o positiva si resistimos y vencemos estos peligros.
Veamos tres casos en particular:
1. Adán y Eva sucumbieron ante estas tres voluntades enemigas de Dios.
En Génesis 3:1-6 la Biblia nos cuenta la caída del hombre y cómo el pecado fue introducido en el mundo, leamos:
"Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella."
Eva sucumbió ante el deseo de los ojos.
Ella vio que el fruto prohibido por Dios y que Satanás le había ofrecido, era bueno y agradable a los ojos (Génesis 3:6).
Eva sucumbió ante el deseo de la carne.
Eva sucumbió ante el deseo de la carne.
Comió del fruto para alcanzar sabiduría. Eva no solo se conformó con ver el fruto, también lo quiso tener y hacerlo suyo (Génesis 3:6).
Eva sucumbió ante el deseo de la vanagloria de la vida.
Eva sucumbió ante el deseo de la vanagloria de la vida.
Eva creyó en la mentira del enemigo que le dijo, si comes de este fruto serás como Dios que conocerás el bien y el mal (Génesis 3:5).
Adán y Eva quisieron ser más en la vida de lo que realmente podían ser. No se conformaron con ser hombres sino que quisieron ser dioses.
¿De dónde surgió esta semilla de maldad o por qué el diablo tentó a Adán y Eva en estas tres áreas?
La respuesta está en el siguiente punto.
2. Satanás sucumbió ante estos tres deseos contrarios a Dios.
En Isaías 14:12-14 la Biblia nos relata las motivaciones de Lucifer que lo impulsaron a revelarse contra Dios.
"¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo."
Lucifer sucumbió ante el deseo de los ojos.
Adán y Eva quisieron ser más en la vida de lo que realmente podían ser. No se conformaron con ser hombres sino que quisieron ser dioses.
¿De dónde surgió esta semilla de maldad o por qué el diablo tentó a Adán y Eva en estas tres áreas?
La respuesta está en el siguiente punto.
2. Satanás sucumbió ante estos tres deseos contrarios a Dios.
En Isaías 14:12-14 la Biblia nos relata las motivaciones de Lucifer que lo impulsaron a revelarse contra Dios.
"¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo."
Lucifer sucumbió ante el deseo de los ojos.
En el versículo 13 Lucifer dijo en lo profundo de su corazón subiré al cielo...
Es muy probable que durante un periodo de tiempo muy amplio, tan amplio que es imposible imaginarlo, Lucifer había estado sirviendo bajo la autoridad de Dios; pero un día en su corazón se propuso subir al cielo, que había visto muchas veces, y sentarse en trono de Dios, donde nunca había estado antes, siendo semejante al Altísimo, que está sentado rigiendo como Dios Supremo por sobre todo el Universo.
Lucifer sucumbió ante el deseo de la carne.
Es muy probable que durante un periodo de tiempo muy amplio, tan amplio que es imposible imaginarlo, Lucifer había estado sirviendo bajo la autoridad de Dios; pero un día en su corazón se propuso subir al cielo, que había visto muchas veces, y sentarse en trono de Dios, donde nunca había estado antes, siendo semejante al Altísimo, que está sentado rigiendo como Dios Supremo por sobre todo el Universo.
Lucifer sucumbió ante el deseo de la carne.
Lucifer dijo en lo profundo de su corazón, estableceré, pondré y tendré mi trono junto a las estrellas (Isaías 14:13).
Lucifer sucumbió ante el deseo de la vanagloria de la vida.
Lucifer sucumbió ante el deseo de la vanagloria de la vida.
Lucifer creyó que podría ser semejante a Dios como dice el versículo 14 de Isaías. Cegado por el pecado del orgullo creyó poder vencer a Dios y se levantó contra Él en una pelea que lo convirtió en Satanás, es decir, en adversario perpetuo, juzgado y condenado ya por Dios.
3. Cristo venció estas tres voluntades satánicas en el desierto.
"Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo."
3. Cristo venció estas tres voluntades satánicas en el desierto.
"Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. Y no comió nada en aquellos días, pasados los cuales, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. Y le llevó el diablo a un alto monte, y le mostró en un momento todos los reinos de la tierra. Y le dijo el diablo: A ti te daré toda esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero la doy. Si tú postrado me adorares, todos serán tuyos. Respondiendo Jesús, le dijo: Vete de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás. Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden; y, En las manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. Respondiendo Jesús, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios. Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo."
Lucas 4:1-13
Al leer Lucas 4:1-13 se nos muestra como Cristo también fue tentado y probado en estas tres áreas, y como salió victorioso por medio de la palabra y de la llenura del Espíritu.
Cristo venció el deseo de la carne.
Al leer Lucas 4:1-13 se nos muestra como Cristo también fue tentado y probado en estas tres áreas, y como salió victorioso por medio de la palabra y de la llenura del Espíritu.
Cristo venció el deseo de la carne.
El Señor Jesús había ayunado por cuarenta días y el diablo lo tienta para que transforme las rocas en pan y las coma (Lucas 4:3-4).
Cristo venció el deseo de los ojos.
Cristo venció el deseo de los ojos.
El diablo le muestra a nuestro Señor todos los reinos existentes para tentarle (Lucas 4:5-8).
Cristo venció la vanagloria de la vida.
Cristo venció la vanagloria de la vida.
El diablo le dijo que como Hijo de Dios, ángeles irían a servirle. (Lucas 4:9-12).
Así como Cristo, nuestro Salvador y Redentor, venció al diablo por medio de la Palabra de Dios, así nosotros también podemos vencer con su Palabra; así está escrito y así debemos creerlo: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." (Hebreos 4:12).
El Señor Jesús nos ha dado poder para vencer al enemigo y nos ha prometido que ningún ataque que venga de él hacia nosotros nos hará daño: "He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará." (Lucas 10:19).
El apóstol Pablo en su carta a los Efesios muy claramente nos indica las tres armas que nos harán vencer nuestros deseos, utilizados por el enemigo para atacarnos.
◊ La Fe.
Así como Cristo, nuestro Salvador y Redentor, venció al diablo por medio de la Palabra de Dios, así nosotros también podemos vencer con su Palabra; así está escrito y así debemos creerlo: "Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón." (Hebreos 4:12).
El Señor Jesús nos ha dado poder para vencer al enemigo y nos ha prometido que ningún ataque que venga de él hacia nosotros nos hará daño: "He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará." (Lucas 10:19).
El apóstol Pablo en su carta a los Efesios muy claramente nos indica las tres armas que nos harán vencer nuestros deseos, utilizados por el enemigo para atacarnos.
◊ La Fe.
◊ La Salvación.
◊ La Palabra de Dios.
"Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios."
"Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios."
Efesios 6:16-17
ORACION
Señor Jesús, te doy gracias por traer a la luz la forma en que el enemigo nos tienta en nuestra vida, para alejarnos de ti. A través de estas palabras que he escuchado y leído en estos días me he dado cuenta, como muchísimas circunstancias en mi vida, han sido propiciadas por él, para atacarme y separarme de ti. Hoy sé Señor, que yo puedo vencer cualquier tentación en tu nombre. Hoy decido tomar el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada de tu Palabra, para reprender al enemigo en cada tentación que se me presente, lo hago con la autoridad que tú me has dado y seguro de mi victoria en Cristo Jesús, AMÉN.
ORACION
Señor Jesús, te doy gracias por traer a la luz la forma en que el enemigo nos tienta en nuestra vida, para alejarnos de ti. A través de estas palabras que he escuchado y leído en estos días me he dado cuenta, como muchísimas circunstancias en mi vida, han sido propiciadas por él, para atacarme y separarme de ti. Hoy sé Señor, que yo puedo vencer cualquier tentación en tu nombre. Hoy decido tomar el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada de tu Palabra, para reprender al enemigo en cada tentación que se me presente, lo hago con la autoridad que tú me has dado y seguro de mi victoria en Cristo Jesús, AMÉN.
REALMENTE ES MUY LINDO Y HERMOSO CONOCER A DIOS, Y TODO LO Q NOS TIENE PREPARADO, EN EL CIELO, ES ABUNDANTE VIDA LLENO DE GOZO Y ALEGRÍA, JESUCRISTO ES NUESTRA ÚNICA LLAVE A LA CASA DE NUESTRO PADRE. EL Q CREE EN ÉL, TENDRÁ VIDA ETERNA Y TENDRÁ LA LLAVE PARA ENTRAR EN LA CASA DE DIOS, PADRE.
ResponderEliminardesde un pueblo llamado carupano en venezuela los saludos.los respeto y admiro mucho por su valor para enfrentarse a los incredulos.
ResponderEliminarBendiciones, es de mucha edificación esta reflexión de la palabra, Dios continúe bendiciendo su ministerio abundantemente. 🙏
ResponderEliminarBendiciones, es de mucha edificación esta reflexión
ResponderEliminarDios les continúe bendiciendo abundantemente.
Bendiciones, es de mucha edificación esta reflexión
ResponderEliminarDios les continúe bendiciendo abundantemente.
Bendiciones de parte de el señor, fue muy interesante
ResponderEliminarBendiciones hermano hermosa palabra saludos desde Honduras
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