Ustedes y yo
somos vencedores. Esa condición vino con
nosotros desde el momento en que nacimos, ya que Dios nos creó para triunfar. Por esta razón somos nosotros quienes debemos levantar
barreras, y no, mediante palabras marcadas por la desmotivación, transferir a
nuestros hijos el fracaso y la derrota.
Un autor de la
antigüedad, tras obtener de Dios una victoria que a la luz de la lógica
resultaba imposible, escribió: "Tú,
Señor, eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca
que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite, mi más
alto refugio, mi salvador. ¡Me salvaste de la violencia! Tú, Señor, eres digno de alabanza: cuando te
llamo, me salvas de mis enemigos. Pues
la muerte me enredó en sus olas; sentí miedo ante el torrente destructor. La muerte me envolvió en sus lazos; ¡me
encontré en trampas mortales! En mi
angustia llamé al Señor, pedí ayuda a mi Dios, y él me escuchó desde su templo;
¡mis gritos llegaron a sus oídos! Hubo
entonces un fuerte temblor de tierra: temblaron las bases del cielo; fueron
sacudidas por la furia del Señor. De su
nariz brotaba humo, y de su boca un fuego destructor; ¡por la boca lanzaba
carbones encendidos! Descorrió la
cortina del cielo, y descendió. ¡Debajo
de sus pies había grandes nubarrones!
Montó en un ser alado, y voló; se le veía sobre las alas del viento. Tomó como tienda de campaña la densa
oscuridad que le rodeaba y los nubarrones cargados de agua. Un fulgor relampagueante salió de su
presencia; llovieron carbones encendidos.
El Señor, el Altísimo, hizo oír su voz de trueno desde el cielo: lanzó
sus flechas, sus relámpagos, y a mis enemigos hizo huir en desorden. El fondo del mar quedó al descubierto; las
bases del mundo quedaron a la vista, por la voz amenazante del Señor, por el
fuerte soplo que lanzó. Dios me tendió
la mano desde lo alto, y con su mano me sacó del mar inmenso. Me salvó de enemigos poderosos que me odiaban
y eran más fuertes que yo. Me atacaron
cuando yo estaba en desgracia, pero el Señor me dio su apoyo: me sacó a la
libertad; ¡me salvó porque me amaba! El
Señor me ha dado la recompensa que merecía mi limpia conducta." (2 Samuel 22:1-21 - NVI)
Si por años nos
ha acompañado una perspectiva derrotista, es necesario que cambiemos nuestra
actitud y comencemos a pensar como ganadores: "No os conforméis a este siglo,
sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál
sea la buena voluntad de Dios, agradable
y perfecta." (Romanos 12:2 -
RVA)
Nosotros y
nuestra descendencia somos triunfadores. Dios nos asegura la victoria, así es que hoy
comenzaremos a reorientar nuestros pasos y marchar en la dirección apropiada. Por esta razón he traído este mensaje, donde
expongo veinte puntos de guerra espiritual por nuestra propia alma.
1.
La VERDAD es la que nos
hace LIBRES.
"Y
conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."
Juan 8:32 - RVA
Las personas que
tienen hábitos de mentira no pueden ser verdaderamente libres, pues la mentira
es del diablo. El diablo esclaviza; la
mentira es pecado y el que practica la mentira es esclavo del diablo. JESÚS ES VERDAD. ¿quieres ser libre? Habla verdad y Dios estará de tu lado.
2.
Relacionarnos con grupos
de una iglesia donde haya un ambiente de amor fraternal.
"¡Cuán bueno
y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!"
Salmo 133.1 - NVI
Siempre vamos a
necesitar de una comunidad cristiana consagrada al servicio de Dios donde podamos
exponer nuestras inquietudes, recibir orientación, ser sinceros, y abrir
nuestro corazón con otros cristianos que puedan asesorarnos correctamente.
3.
Estudiar diariamente la
Biblia.
"Escudriñad
las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna;
y ellas son las que dan testimonio de mí."
Juan 5:39 - RVA
La
Biblia es un libro que no es solo para leerse. Es un libro para
estudiarse, a fin de poder ser aplicado a nuestra vida. La Biblia es la
Palabra de Dios y como tal, es tan necesaria como las leyes de la
naturaleza. Podemos ignorarla, pero esto será para nuestro propio mal.
Debemos comenzar a introducirnos con seriedad en la Palabra de
Dios y aprender versículos clave de memoria para que declararlos y aplicarlos
en nuestras vidas.
4.
Aprender a someter cada
pensamiento para la obediencia a Cristo.
"Y toda
altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios. Todo pensamiento humano lo sometemos a
Cristo, para que lo obedezca a Él."
2 Corintios 10:5
- DHH
Cada vez que nos
sobreviene un pensamiento negativo, destructivo, o algo que no es de acuerdo a
la Palabra de Dios, ni a la Verdad, debemos resistirlo y reprenderlo; quitarlo
de nuestra mente y concentrarnos en pensar en versículos bíblicos. Así traeremos paz a nosotros y pensaremos en
cosas positivas. ¿Qué diría o haría Jesús respecto de lo que
estamos pasando o pensando?
5.
No dejar que la mente se
ponga pasiva.
"Además,
como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él
a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no
debían hacer."
Romanos 1:28 -
NVI
No dejar la mente
en blanco, no divagar. Nuestra mente
pasividad abre puertas al diablo, dándole todo derecho legal para que actúe en
nuestras vidas.
6.
No esperar que otra
persona luche por nosotros.
"Yo soy
quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu
Señor y Dios, estaré contigo donde quiera que vayas."
Josué 1:9 - DHH
Los demás, no
pueden, ni deben actuar por nosotros. Claro
que pueden darnos ánimo, pero no pueden tener el Espíritu Santo, leer la
Biblia, o creer por nosotros. ¡Es mandato de Dios!
7.
Tomar las decisiones
correctas.
"Hasta un
necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la
boca."
Proverbios 17:28
- NVI
No debemos hablar
ni hacer compulsivamente. No existe
ninguna acción tan rápida que no se pueda discernir. TODO puede ser analizado, pensado,
premeditado; aunque sea en milésimas de segundo. PODEMOS DECIDIR qué vamos a hacer y
recordar ante cualquier decisión que vayamos a tomar, que Dios nos está
observando (y a veces el diablo también).
8.
No afanarse a escuchar
radio o mirar televisión.
"¡Oh almas
adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del
mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera,
pues, que quiera ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios."
Santiago 4:4 - RVA
Existen lugares y
situaciones a los que debemos huir o no presentarnos, de igual forma hay programas
de radio o televisión que definitivamente no debemos oír o ver. La programación cristiana, educativa o
informativa es sana, pero mucha otra programación no lo es. No debemos buscar cosas para distraernos en
el mundo; no debemos perder el tiempo y sobre todo nuestra espiritualidad. No debemos hacer amistad con el mundo, porque
esas cosas no agradan a Dios.
9.
Busca las alabanzas y
meditar en oración.
"Por eso
debemos alabar siempre a Dios por medio de Jesucristo. Esta alabanza es el sacrificio que debemos
ofrecer. ¡Alabémoslo, pues, con nuestros
labios!"
Hebreos 13:15 - DHH
"Este pueblo
he creado para mí; mis alabanzas publicará."
Isaías 43:21 -
RVA
"Pero tú
eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel."
Salmo 22:3 - RVA
"Orad sin
cesar."
1 Tesalonicenses
5:17 - RVA
Si somos hijos de
Dios y tenemos problemas, y necesitamos la victoria; buscamos la Biblia, practicamos
la amistad con el Espíritu Santo y conversamos con Dios continuamente para que Él
nos guíe.
10.
Concéntrate en tu
libertad.
"No tengan
miedo les respondió Moisés. Mantengan
sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor
realizará en favor de ustedes. A esos
egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos!"
Éxodo 14:13:14 - NVI
Debemos proponernos
a que nada ni nadie nos mueva de nuestros propósitos con el Señor; decidamos
mirar hacia adelante, y que no seamos desviados del camino cristiano y de nuestra
fe cristiana, pase lo que pase.
ORACIÓN
Padre Santo, en el nombre de Tu Hijo
amado Jesús, en quien tienes complacencia, vengo delante de ti, agradecido por
tu amor y tus bendiciones de cada día.
Padre celestial te doy gracias por Tu
palabra, que es la verdad absoluta, y por medio de la cual soy libre. Hoy quiero poner en Tus manos mi vida, para
que Tú me guíes y me des fortaleza para integrarme de lleno en un ambiente
fraternal de amor, fe y esperanza en Cristo Jesús. Es mi anhelo buscar Tu palabra
constantemente, ser más que oidor, hacedor de ella; y someter cada uno de mis
pensamientos negativos o mi pasividad mental a la obediencia en Tu Hijo Jesús.
Ahora decido tomar la decisión
correcta, ser Tu amigo, separarme de la amistad con el mundo, buscarte en
adoración, alabanza y oración continuas; concentrándome en mi libertad, y no en
mi pasado, en mis debilidades o en mis problemas, si no en seguir adelante para
conquistar la tierra que Tú me has dado, AMÉN.