La Palabra de Dios nos dice "Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían." (Nahúm 1:7). ¿Cuántos de nosotros podemos decir hoy? "Yo confío en Dios". ¿Cuántos podemos decir que tenemos nuestra confianza en Dios seguros de que Dios pronto nos va a sacar de la situación en que estamos?, ¿cuántos estamos seguros de que Dios tiene el Poder para sanar, para salvar, para rescatar?, ¿cuántos podemos asegurar en nuestro corazón que para Dios nada es imposible y que en Dios todo lo podemos?...
¡Dios es bueno, fortaleza en el día de la angustia!
¿Estamos hoy en angustia?, ¿tenemos hoy una dificultad a la que no le vemos salida? Es posible que estemos a punto de una separación o de firmar el divorcio, es posible que tengamos un problema tal que no hemos podido dormir las últimas noches, que nos ha despertado constantemente, que no nos permite alimentarnos o tener paz.
Todos en algún momento hemos pasado dificultades de este tipo, pero que importante es entender que tenemos en quien confiar, en quien encontrar un refugio. Pedro dijo "¿a quién iremos?, tú tienes palabras de vida eterna." (Juan 6:68). Que importante es entender lo que Pedro entendía, saber que en Dios podemos refugiarnos, saber que en Dios encontramos respuesta, entender que Él es todo para nosotros, y que no debemos, ni podemos, refugiarnos en ninguna cosa que esté en el mundo.
Esto es lo que hoy quiero enseñarles: Que Dios es nuestra fortaleza y que Él conoce a los que en Él confiamos. ¡Dios es bueno!
Nunca debemos dejar de decirnos estas palabras con las que empieza este versículo: "¡Dios es bueno!", sin importar nuestra circunstancia, nuestra dificultad. Sé muy bien que es fácil decir Dios es bueno cuando las cosas caminan bien, pero, ¿cuándo las cosas no andan bien?, ¿cuándo nuestra familia tiene conflictos o está separada?, ¿cuándo hay división y contienda entre padres e hijos, entre hermanos?, ¿cuándo estamos sin trabajo o enfermos?, ¿cuándo Jesús no es el centro de nuestra vida…?
Lo más importante para nosotros, es entender que es necesario que Jesús sea el centro y Señor de nuestra familia y de nuestras vidas en general.
Yo hoy no sé lo que puedas estar viviendo, pero sí sé lo que Dios puede hacer en nuestras vidas, yo sé la capacidad y el poder que Él tiene, yo sé que para Dios nada es imposible. Zacarías 4:6b nos dice "no con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos." En este mundo tendremos aflicciones, seremos perseguidos, seremos traicionados; en este mundo seremos engañados y nos señalarán, y hasta muchos querrán pisotearnos; por esto Jesús nos dice: "En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16:33).
Debemos motivarnos a seguir luchando, a no bajar la guardia, porque aunque nos sintamos cansados, Dios se encargará; Él va a poner un Aarón y un Hur a nuestro lado que levantará nuestros brazos, Dios nos va a inspirar, nos va a animar; Él nos va a decir "cuenta conmigo, cuenta con mi Espíritu".
Jeremías se encontraba en la cárcel, angustiado y desesperado, como muchos de nosotros podemos sentirnos hoy, pero Dios estaba con él. La Biblia nos dice, que estando Jeremías en esta condición, Dios le habló, lo animó y le dio la solución. ¡Dios es bueno!, ¡Dios es la fortaleza en el día de la angustia!
"Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo: Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová que la formó para afirmarla; Jehová es su nombre: Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces."
Jeremías 33:1-3
Dios quiere fortalecernos y espera que le demos la oportunidad para darnos Él la solución a nuestra situación, Él quiere hablarnos y decirnos "clama a mí, y yo te responderé". Todo eso que está pasando hoy por nuestras cabezas, todos esos problemas y opresiones que nos hacen sentir perdidos en un laberinto sin salida, debemos entregarlos a Dios en nuestro clamor y confiar en Él, porque ¡Dios es bueno!
Proverbios 3:7a nos dice: "No seas sabio en tu propia opinión." No insistamos nosotros en utilizar nuestras fuerzas, nuestras decisiones, "no es con ejército ni con fuerza, es con mi Espíritu" dice Dios. Yo soy quien te sana, soy quien te sustento, soy tu fortaleza, yo soy el Dios que te levanto, yo soy el Dios que te salvo, yo soy el Dios que te digo: "No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador; a Egipto he dado por tu rescate, a Etiopía y a Seba por ti." (Isaías 43:3)
Dios nos dice que naciones dará por nosotros. ¿Le creemos a Dios esto? Yo sí le creo, le creo porque más que naciones Él dio a Su propio Hijo por mí, por nosotros. Yo no tenía rumbo, estaba perdido, era como oveja sin pastor, pero Cristo vino a rescatarme y hacerme nueva criatura.
Qué hermoso es saber que no estamos solos, que aunque nuestro esposo(a) nos haya abandonado, que aunque nuestra familia nos haya dado la espalda, que aunque hayamos sido traicionados, Dios está con nosotros: "Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá." (Salmo 27:10)
El salmista dice "con todo me recogerá el Señor". Dios nos recogerá con todo, con nuestros dolores, con nuestras angustias. Dios estará con nosotros aunque pasemos momentos de dificultad, Él siempre será nuestro Dios.
Sea cual sea nuestra condición adversa hoy, lo que estamos atravesando es breve, es momentáneo. El apóstol Pablo así nos lo dice: "Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas." (2ª Corintios 4:17-18)
Lo que hoy estamos viendo es breve y es momentáneo. ¿Estamos viendo hoy angustia, escasez, desesperación, enfermedad, dolor? Yo no sé lo que cada quien está viendo hoy, pero la Palabra de Dios nos llama a no mirar las cosas que se ven, sino a ver las que no se ven, las cuales son eternas y no temporales. Dios nos dice: "Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman." (1ª Corintios 2:9)
¿Cuáles son estas cosas que Dios ha preparado para nosotros? La respuesta a cada una de nuestras dificultades, la medicina a cada enfermedad, la mano extendida a quien hoy se encuentra caído. Hoy nuestros ojos pueden estar viendo dolor y muerte, hoy nuestros ojos pueden estar viendo dificultad o separación o soledad, hoy nuestros ojos pueden estar viendo miseria, hambre y falta de trabajo. Es posible también, que nuestros ojos simplemente estén viendo oscuridad, como le sucedió al apóstol Pablo, quien durante muchos días no veía ni sol ni estrellas, hasta que se le apareció un ángel de Dios y le dio ánimo (Hechos 27:20-25).
Puede ser que muchos de nosotros tengamos días de estar en una situación difícil, sin ver una luz hacia donde podamos dirigirnos y salir, así como estaba Pablo, pero debemos recordar que esta situación es momentánea, y no está aquí para que muramos o caigamos irremediablemente, sino para mostrar en nuestras vidas la gloria de Dios.
Romanos 8:18 nos dice: "Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse." Yo sé que algo va suceder, que algo va a ocurrir, que algo va a acontecer en nuestros hogares, en nuestras familias, en nuestro trabajo, en nuestro matrimonio, en nuestra economía; porque vendrá un tiempo de gloria incomparable para nosotros.
¡Dios es bueno! Y algo grande tiene para quienes en Él confiamos. ¡Fortaleza en el día de la angustia!, este es nuestro Dios. Tenemos que entender que Dios no nos abandona, que Él siempre está a nuestro lado, que aunque tengamos que atravesar una leve tribulación momentánea, que aunque por un breve tiempo tengamos que estar en angustia, esta angustia, la dificultad, la enfermedad, la falta de trabajo, o cualquier otra cosa que hoy podamos estar enfrentando, no se compara con el Poder de Dios, con la Gloria de Dios y con la manifestación que Dios tiene para su pueblo, para aquellos que en él confían.
¿Cuántos hoy, podemos levantar nuestras manos y declarar? ¡Dios yo confío en ti!, yo sé que tú harás un milagro en este hogar, yo sé que tú harás un milagro en esta familia; yo tengo la certeza, la convicción y la confianza de que tú Dios, te mueves y haces cosas extraordinarias, porque tú eres un Dios grande. ¡Para ti no hay nada imposible, para ti no hay nada imposible, para ti no hay nada imposible, oh Dios!
Creámoslo hoy, ¡para Dios no hay nada imposible!, y entendamos, que Dios es poderoso. Hoy podemos decir, Señor de oídas de había conocido, pero ahora mis ojos te han visto. Te conocía de oídas pero cuando me encontré con tu Hijo Jesús, he comprendido que tú eres un Dios de amor, un Dios perdonador, un Dios que sana, que salva, que restaura, un Dios que liberta, el Dios de mi sustento.
Aunque tengamos por un tiempo que atravesar angustias y aflicciones, dice la Biblia, nada de esto se compara con la gloria venidera de Dios. Hoy posiblemente, estemos llorando, angustiados, desesperados; pero la Escritura dice en Salmos 126:5 "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas."
Yo no sé cuánto dolor hay en la vida de cada uno de nosotros hoy, no sé cuántas lágrimas se están derramando en este momento, pero sé, que en este momento muchas personas están angustiadas, llorando sin encontrar una salida. Por esto quiero recordarles que la presencia de Dios está con todos nosotros, que Dios en este momento nos abraza y nos dice ¡cuenta conmigo!; te abandonó tu esposo, yo no te abandono; tienes que hacerle frente a responsabilidades que crees que no puedes llevar a cabo, yo estaré contigo, yo te voy a capacitar, te voy a dar mi espíritu, te voy a dar nuevas fuerzas, yo hago todas las cosas nuevas en tu vida.
Estamos sembrando con lágrimas, con regocijo segaremos.
Dios hace cosas nuevas en nuestras vidas, grandes cosas hará con nosotros y veremos su gloria, y estaremos alegres porque con regocijo segaremos.
Nuestro Dios, tú Dios y mi Dios, es un Dios de los de repentes, y yo sé que vendrá un de repente a nuestras vidas, a nuestras finanzas, a nuestra salud. Los cielos se abrirán y algo sobrenatural sucederá. Activemos nuestra fe y empecemos a creer por ese milagro: "Y llegaron hasta las puertas de la muerte. Pero clamaron a Jehová en su angustia, y los libró de sus aflicciones. Envió su palabra, y los sanó, y los libró de su ruina." (Salmo 107:18a-20)
¿Quién de nosotros no ha pasado dolor?, ¿quién de nosotros no ha pasado por luto?, ¿quién no ha llorado?, ¿quién no ha sentido que está a las puertas de la muerte?, ¿has sido tentado por el enemigo a atentar contra tu propia vida en este momento de dolor?
Nuestro socorro viene de Dios. Alabemos la misericordia de Dios y sus maravillas para con nosotros, porque él nos libra de nuestras aflicciones.
Hoy creemos la Palabra de Dios, porque ella es poderosa, más cortante que espada de dos filos, es viva y es eficaz. Dios envía Su Palabra sobre nosotros, y nos sanará, y nos librará de la ruina, y nos dará paz y nos libertará. ¡Dios es bueno!
ORACION
Padre yo te doy gracias en el nombre de Jesús. Delante de ti vengo reconociendo Señor que tú eres mi sustento, el Dios que sana, el Dios que restaura, el Dios que me ama. Padre celestial, sea tu bendición sobre cada uno de nosotros.
Clamo a ti Señor, en este momento de angustia, sabiendo que tú traerás mi refrigerio, mi fortaleza, derramando tú Espíritu sobre mi vida, eres tú quien infundirá aliento sobre mi vida. En el nombre de Jesús te doy gracias, y reconozco que tú eres el Dios de Poder, el Dios de milagros, el Dios de los imposibles, el Dios que me restaura si he caído, mi Padre...
¿A quién iremos Dios? si solo tú tienes palabra de vida eterna, tú eres nuestro refugio, tú eres nuestro protector, tú eres nuestro ayudador.
Hoy clamo Señor para que ocurra un milagro en mi vida. Yo creo Señor, que tú tienes un milagro para todo aquel hombre y toda aquella mujer que están angustiados, para aquel que está angustiado en su trabajo, para aquella mujer que ha estado encerrada por mucho tiempo, sin ánimo ni deseos de vivir.
En el nombre de Jesús desato un milagro sobre mi vida y estoy seguro que el gobierno de Dios se va a establecer en mí, porque creo que Jesucristo ha venido para restaurarme y sanarme, para deshacer todas las obras del diablo, para darme vida y vida en abundancia.
Hoy creo que Cristo vino para ordenar lo que estaba desordenado. A ti la Gloria, la exaltación y la honra, porque tuyo es el poder, AMÉN.
Dios ha sido bueno