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viernes, 31 de agosto de 2012

La guerra espiritual por nuestra propia alma - Parte 1

Ustedes y yo somos vencedores.  Esa condición vino con nosotros desde el momento en que nacimos, ya que Dios nos creó para triunfar.  Por esta razón somos nosotros quienes debemos levantar barreras, y no, mediante palabras marcadas por la desmotivación, transferir a nuestros hijos el fracaso y la derrota.

Un autor de la antigüedad, tras obtener de Dios una victoria que a la luz de la lógica resultaba imposible, escribió: "Tú, Señor, eres mi protector, mi lugar de refugio, mi libertador, mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite, mi más alto refugio, mi salvador. ¡Me salvaste de la violencia!  Tú, Señor, eres digno de alabanza: cuando te llamo, me salvas de mis enemigos.  Pues la muerte me enredó en sus olas; sentí miedo ante el torrente destructor.  La muerte me envolvió en sus lazos; ¡me encontré en trampas mortales!  En mi angustia llamé al Señor, pedí ayuda a mi Dios, y él me escuchó desde su templo; ¡mis gritos llegaron a sus oídos!  Hubo entonces un fuerte temblor de tierra: temblaron las bases del cielo; fueron sacudidas por la furia del Señor.  De su nariz brotaba humo, y de su boca un fuego destructor; ¡por la boca lanzaba carbones encendidos!   Descorrió la cortina del cielo, y descendió.  ¡Debajo de sus pies había grandes nubarrones!  Montó en un ser alado, y voló; se le veía sobre las alas del viento.  Tomó como tienda de campaña la densa oscuridad que le rodeaba y los nubarrones cargados de agua.  Un fulgor relampagueante salió de su presencia; llovieron carbones encendidos.  El Señor, el Altísimo, hizo oír su voz de trueno desde el cielo: lanzó sus flechas, sus relámpagos, y a mis enemigos hizo huir en desorden.  El fondo del mar quedó al descubierto; las bases del mundo quedaron a la vista, por la voz amenazante del Señor, por el fuerte soplo que lanzó.  Dios me tendió la mano desde lo alto, y con su mano me sacó del mar inmenso.  Me salvó de enemigos poderosos que me odiaban y eran más fuertes que yo.  Me atacaron cuando yo estaba en desgracia, pero el Señor me dio su apoyo: me sacó a la libertad; ¡me salvó porque me amaba!  El Señor me ha dado la recompensa que merecía mi limpia conducta."  (2 Samuel 22:1-21 - NVI)

Si por años nos ha acompañado una perspectiva derrotista, es necesario que cambiemos nuestra actitud y comencemos a pensar como ganadores: "No os conforméis a este siglo,  sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento,  para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,  agradable y perfecta."  (Romanos 12:2 - RVA)

Nosotros y nuestra descendencia somos triunfadores.  Dios nos asegura la victoria, así es que hoy comenzaremos a reorientar nuestros pasos y marchar en la dirección apropiada.  Por esta razón he traído este mensaje, donde expongo veinte puntos de guerra espiritual por nuestra propia alma.

1.       La VERDAD es la que nos hace LIBRES.
"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."
Juan 8:32 - RVA

Las personas que tienen hábitos de mentira no pueden ser verdaderamente libres, pues la mentira es del diablo.  El diablo esclaviza; la mentira es pecado y el que practica la mentira es esclavo del diablo.  JESÚS ES VERDAD. ¿quieres ser libre?  Habla verdad y Dios estará de tu lado.

2.       Relacionarnos con grupos de una iglesia donde haya un ambiente de amor fraternal. 
"¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía!"
Salmo 133.1 - NVI

Siempre vamos a necesitar de una comunidad cristiana consagrada al servicio de Dios donde podamos exponer nuestras inquietudes, recibir orientación, ser sinceros, y abrir nuestro corazón con otros cristianos que puedan asesorarnos correctamente.

3.       Estudiar diariamente la Biblia.
"Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí."
Juan 5:39 - RVA

La Biblia es un libro que no es solo para leerse.  Es un libro para estudiarse, a fin de poder ser aplicado a nuestra vida.  La Biblia es la Palabra de Dios y como tal, es tan necesaria como las leyes de la naturaleza.  Podemos ignorarla, pero esto será para nuestro propio mal. 
Debemos comenzar a introducirnos con seriedad en la Palabra de Dios y aprender versículos clave de memoria para que declararlos y aplicarlos en nuestras vidas.

4.       Aprender a someter cada pensamiento para la obediencia a Cristo.
"Y toda altanería que pretenda impedir que se conozca a Dios.  Todo pensamiento humano lo sometemos a Cristo, para que lo obedezca a Él."
2 Corintios 10:5 - DHH

Cada vez que nos sobreviene un pensamiento negativo, destructivo, o algo que no es de acuerdo a la Palabra de Dios, ni a la Verdad, debemos resistirlo y reprenderlo; quitarlo de nuestra mente y concentrarnos en pensar en versículos bíblicos.  Así traeremos paz a nosotros y pensaremos en cosas positivas.  ¿Qué diría o haría Jesús respecto de lo que estamos pasando o pensando?

5.       No dejar que la mente se ponga pasiva.
"Además, como estimaron que no valía la pena tomar en cuenta el conocimiento de Dios, él a su vez los entregó a la depravación mental, para que hicieran lo que no debían hacer."
Romanos 1:28 - NVI

No dejar la mente en blanco, no divagar.  Nuestra mente pasividad abre puertas al diablo, dándole todo derecho legal para que actúe en nuestras vidas.

6.       No esperar que otra persona luche por nosotros.
"Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza.  No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo donde quiera que vayas."
Josué 1:9 - DHH

Los demás, no pueden, ni deben actuar por nosotros.  Claro que pueden darnos ánimo, pero no pueden tener el Espíritu Santo, leer la Biblia, o creer por nosotros.  ¡Es mandato de Dios!

7.       Tomar las decisiones correctas.
"Hasta un necio pasa por sabio si guarda silencio; se le considera prudente si cierra la boca."
Proverbios 17:28 - NVI

No debemos hablar ni hacer compulsivamente.  No existe ninguna acción tan rápida que no se pueda discernir.  TODO puede ser analizado, pensado, premeditado; aunque sea en milésimas de segundo.  PODEMOS DECIDIR qué vamos a hacer y recordar ante cualquier decisión que vayamos a tomar, que Dios nos está observando (y a veces el diablo también).

8.       No afanarse a escuchar radio o mirar televisión.
"¡Oh almas adúlteras!  ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?  Cualquiera, pues,  que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios."
Santiago 4:4 - RVA

Existen lugares y situaciones a los que debemos huir o no presentarnos, de igual forma hay programas de radio o televisión que definitivamente no debemos oír o ver.  La programación cristiana, educativa o informativa es sana, pero mucha otra programación no lo es.  No debemos buscar cosas para distraernos en el mundo; no debemos perder el tiempo y sobre todo nuestra espiritualidad.  No debemos hacer amistad con el mundo, porque esas cosas no agradan a Dios.

9.       Busca las alabanzas y meditar en oración.
"Por eso debemos alabar siempre a Dios por medio de Jesucristo.  Esta alabanza es el sacrificio que debemos ofrecer.  ¡Alabémoslo, pues, con nuestros labios!"
Hebreos 13:15 - DHH

"Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará."
Isaías 43:21 - RVA

"Pero tú eres santo, Tú que habitas entre las alabanzas de Israel."
Salmo 22:3 - RVA

"Orad sin cesar."
1 Tesalonicenses 5:17 - RVA

Si somos hijos de Dios y tenemos problemas, y necesitamos la victoria; buscamos la Biblia, practicamos la amistad con el Espíritu Santo y conversamos con Dios continuamente para que Él nos guíe.

10.   Concéntrate en tu libertad.
"No tengan miedo les respondió Moisés.  Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes.  A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos!"
Éxodo 14:13:14 - NVI

Debemos proponernos a que nada ni nadie nos mueva de nuestros propósitos con el Señor; decidamos mirar hacia adelante, y que no seamos desviados del camino cristiano y de nuestra fe cristiana, pase lo que pase. 

ORACIÓN
Padre Santo, en el nombre de Tu Hijo amado Jesús, en quien tienes complacencia, vengo delante de ti, agradecido por tu amor y tus bendiciones de cada día.

Padre celestial te doy gracias por Tu palabra, que es la verdad absoluta, y por medio de la cual soy libre.  Hoy quiero poner en Tus manos mi vida, para que Tú me guíes y me des fortaleza para integrarme de lleno en un ambiente fraternal de amor, fe y esperanza en Cristo Jesús.  Es mi anhelo buscar Tu palabra constantemente, ser más que oidor, hacedor de ella; y someter cada uno de mis pensamientos negativos o mi pasividad mental a la obediencia en Tu Hijo Jesús.

Ahora decido tomar la decisión correcta, ser Tu amigo, separarme de la amistad con el mundo, buscarte en adoración, alabanza y oración continuas; concentrándome en mi libertad, y no en mi pasado, en mis debilidades o en mis problemas, si no en seguir adelante para conquistar la tierra que Tú me has dado, AMÉN.