-->

martes, 31 de agosto de 2010

Conociendo a Cristo

Independientemente del concepto que tengamos de Dios ("El Ser Supremo", "El Señor de Señores", "El Rey de Reyes", "El Gran Yo Soy", "El Dios proveedor"), debemos entender que Dios no es inalcanzable para nosotros; por el contrario, Dios siendo amor: "…porque Dios es Amor" (1 Juan 4:8b), nos permite que nosotros tengamos una relación estrecha con él.

Si entendemos bien que Dios es Amor, nos daremos cuenta que Él está mucho más cerca de lo que nosotros pensamos, aún más, el Amor de Dios sobrepasa la condición de pecadores en que nos encontramos todos los seres humanos.

Romanos 5:8 nos dice: "mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros".

El amor de Dios es tan especial que él desea que todos tengamos una oportunidad real de conocerle, de ser salvos y de tener una vida eterna.  Su amor es único y no escatima costo alguno, ya que su único hijo Jesús ha sido dado para tomar nuestro lugar y pagar por nuestra maldad (Juan 3:16) "…porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna."

El Amor de Dios es un amor real, un amor que no espera nada a cambio, un amor incondicional, un amor sufrido, un amor de bendición, un amor para quienes no merecemos ser amados, un amor para quienes no le amamos y ni siquiera le buscamos, un amor que no traiciona, un amor que nunca dejará de ser: "Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación, podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor." (Romanos 8:38-39).

Conociendo a Cristo

El apóstol Pablo expresa perfectamente en Filipenses 3:10, el deseo más fervoroso de cada seguidor verdadero de Cristo: "conocerle": "Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte."

"Conocer a Cristo", en el sentido Paulino no es el tipo de relación mística que muchas personas imaginan.  Pablo no estaba deseoso de algún conocimiento secreto de Cristo más allá de lo que se trasluce en la Escritura.  De hecho, el conocimiento de Cristo que Pablo buscó fue cualquier cosa menos místico.  Lo que él deseaba conocer era el poder de la resurrección de Cristo, la comunión de Sus sufrimientos, y la conformidad a Su muerte.

Erramos grandemente, si pensamos de la intimidad con Cristo como algún nivel noble de comunión misteriosa y basada en sentimientos con la Divinidad –como si implicase algún conocimiento de Dios que va más allá de lo que la Escritura ha revelado.  Esa idea es el mismo corazón de la herejía gnóstica.  No tiene nada en común con el cristianismo verdadero.

¿Qué queremos decir, entonces, cuando hablamos de intimidad con Cristo?

¿Cómo podemos buscar el conocer a Cristo en la forma en que Pablo tenía en mente en Filipenses 3:10?

La Escritura sugiere al menos cinco aspectos de una intimidad verdadera con Cristo:

1. La Intimidad de la Fe

Notemos lo que el comentario de Pablo indica acerca del conocer a Cristo en Filipenses 3:10.  Él ya había pasado varios versículos describiendo su vida antes de Jesucristo:

"Yo mismo tengo motivos para tal confianza.  Si cualquier otro cree tener motivos para confiar en esfuerzos humanos, yo más: circuncidado al octavo día, del pueblo de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de pura cepa; en cuanto a la interpretación de la ley, fariseo; en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que la ley exige, intachable." (Filipenses 3:4-6).

Pablo se refirió a todas las ventajas espirituales que él disfrutó como judío farisaico.  Pero luego da fe de que él había descartado todas esas ventajas espirituales por la causa de Cristo:

"Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo." (Filipenses 3:7-8).

Como fariseo, Pablo había tratado de ganar el favor de Dios por la obediencia a la ley, pero él se dio cuenta que la ley establece un estándar que él nunca podría lograr cumplir.  Y así es como desechó todas sus obras de rectitud como si fuesen trapos de inmundicia: "Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia." (Isaías 64:6a).  Esto no quiere decir que él dejó de hacer buenas obras, por supuesto, sino que él dejó de confiar en esas obras para su salvación.  En lugar de eso, él puso toda su fe en Cristo –y estaba vestido en la rectitud perfecta de Cristo en lugar de sus obras imperfectas.

Ésta es la doctrina conocida como la justificación por la fe.  La Escritura enseña que nuestros pecados fueron imputados a Cristo, y él pagó la pena total por ellos en Su muerte: "Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!" (Efesios 2:4-5).

Ahora la propia justicia de Cristo es imputada a nosotros, y recibimos el mérito completo de ella.  Sin esta realidad no podríamos disfrutar ninguna relación con un Dios santo.

Además, la justificación por la fe –puesto a que significa que estamos vestidos en la propia justicia de Cristo– determina la relación más íntima imaginable entre el creyente y su Señor.  Es una unión espiritual inviolable. Por eso es que Pablo a menudo describió a los creyentes como aquellos que están "en Cristo".

En otras palabras, toda intimidad verdadera con Cristo tiene su base en la fe.  De hecho, ninguna relación con Él en absoluto es posible fuera de la fe (Hebreos 1:1).  Como el apóstol Pedro señala, le amamos por fe, sin haberle visto: "Ustedes lo aman a pesar de no haberlo visto; y aunque no lo ven ahora, creen en él y se alegran con un gozo indescriptible y glorioso, pues están obteniendo la meta de su fe, que es su salvación." (1 Pedro 1:8).

2. La Intimidad de la Verdadera Adoración

En Oseas 6:6 el Señor dice: "Lo que pido de ustedes es amor y no sacrificios, conocimiento de Dios y no holocaustos."

Este versículo quiere decir que no deberíamos imaginarnos que la adoración consista en la memorización de actos rituales religiosos –como sacrificios, holocaustos, y otras ceremonias.  En lugar de eso, necesitamos darnos cuenta de que la verdadera adoración está basada en el conocimiento verdadero de Dios.

Si queremos que Dios se deleite en nuestra adoración, debemos pensar correctamente acerca de Él. L a misma esencia de la idolatría consiste en pensamientos equivocados acerca de Dios.  Y por el contrario, el conocimiento verdadero de Dios significa conocerle como El es revelado en la Escritura.

Para ponerlo de otra manera, la sana doctrina, no la liturgia y el ritual, es la prueba de fuego de si nuestra adoración es aceptable.

Un pensamiento correcto acerca de Dios es por consiguiente esencial para una intimidad verdadera con El.  Cualquiera que quiera conocerle íntimamente debe saber lo que Él ha revelado acerca de Sí mismo.  Y otra vez, esto no quiere decir que debiésemos buscar algún conocimiento místico acerca de Dios.  Todo lo que podemos saber con certeza acerca de Dios es lo que está revelado en la Escritura.  Aquellos que conocen al verdadero Dios en una forma verdadera por consiguiente deben tratar de estar completamente familiarizados con Su Palabra.

3. La Intimidad de la Oración

Jesús mismo nos enseñó a buscar intimidad con Dios a través de la oración privada.  La oración es donde el creyente derrama su corazón a Dios.  Y Jesús mismo enfatizó la importancia de la oración privada: "Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará." (Mateo 6:6).

Él confrontaba la práctica de los fariseos, quienes gustaban de orar públicamente, por puro alarde.  Jesús no enseñaba que las oraciones nunca deberían ser ofrecidas públicamente, porque obviamente hay ocasiones cuando la Escritura nos llama a una oración corporativa.

Pero el verdadero cristiano buscando la intimidad con Dios orará más a menudo, y más fervientemente, en privado.  La verdadera audiencia de todas nuestras oraciones es Dios mismo.  Y si comprendiésemos qué privilegio tan incomprensible es ser invitados a venir confiadamente ante Su trono de gracia, seguramente pasaríamos más tiempo allí, derramando nuestros pensamientos más íntimos, nuestros miedos, nuestros deseos, y nuestras expresiones de amor hacia Él.

4. La Intimidad de la Obediencia

Jesús dijo a los discípulos: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando." (Juan 15:14).  De este modo Cristo mismo hizo la obediencia a Él un requisito absoluto para la intimidad espiritual verdadera.

Nadie puede afirmar una intimidad con Cristo cuya vida es marcada por la desobediencia en vez de la sumisión a Él.  Aquellos que se rehúsan obedecer a Cristo como Señor no pueden afirmar conocerle como un amigo.  La Escritura explícitamente declara que Él es Señor de todos nosotros: "Dios envió su mensaje al pueblo de Israel, anunciando las buenas nuevas de la paz por medio de Jesucristo, que es el Señor de todos." (Hechos 10:36), y por tanto tiene derecho a exigir nuestra lealtad a Su Señorío.

De hecho, aquellos que refrenan esa lealtad son Sus enemigos, no Sus íntimos amigos: "¡Oh gente adúltera!  ¿No saben que la amistad con el mundo es enemistad con Dios?  Si alguien quiere ser amigo del mundo se vuelve enemigo de Dios." (Santiago 4:4).  Por eso es que la verdadera intimidad con Él es completamente imposible sin una rendición incondicional a Su autoridad divina.

Otra vez, esto toma el asunto de la intimidad con Cristo fuera del área de lo místico y la define en términos que son intensamente prácticos.

5. La Intimidad del Sufrimiento

Regresando a Filipenses 3:10, notamos otra vez la clase de intimidad con Cristo que Pablo buscaba: "Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte".

Por supuesto, fácilmente comprendemos por qué quiso Pablo una participación en el poder de la resurrección de Cristo. Pero ¿por qué quiso el apóstol conocer la comunión de los sufrimientos de Cristo y sea conformado en Su muerte?

Podemos tener la seguridad de que Pablo no tenía un amor pervertido por el dolor y el sufrimiento. En otro lugar él testificó cómo le suplicó repetidamente al Señor que lo salvara de un "mensajero de Satanás" que fue como una aguijón bajo su piel (2 Corintios 12:7).

En medio de esa experiencia Pablo descubrió que la gracia de Dios es suficiente para vernos a través de todos nuestros sufrimientos.  Además, el poder de Dios es perfeccionado en nuestra debilidad: "y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe" (Filipenses 3:9).

Dios le da una medida especial de gracia a aquellos que él llama a padecer sufrimiento.  En un pasaje familiar sobre las Bienaventuranzas, Jesús dijo esto acerca del sufrimiento: "Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece.  Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias.  Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes" (Mateo 5:10-12).

Hay una bienaventuranza o dicha especial conocida sólo por quienes sufren por la causa de Cristo.  Aquellos que desean una intimidad verdadera con Él deben estar dispuestos a padecer lo que El padeció.  (Job 1:1, Job 42:2-5)

¿Cuál es pues, el cuadro completo?

Añada todas esas cosas para obtener todo el cuadro completo: La intimidad verdadera con Cristo implica sufrimiento, obediencia, mucha oración, un buen conocimiento de la Palabra de Dios, y una vida de fe, creyendo en un Cristo Vivo.

Note que todas son asuntos elementales de la vida cristiana, lo que subraya la verdad de que la intimidad con Cristo no es alguna clase de secreto místico.  Es todo el punto de nuestra vida en Cristo.  Ciertamente, es el fin principal para el cual fuimos creados: Para glorificar a Dios y disfrutarle por siempre.

ORACION
Grande, Maravilloso y Majestuoso Jesús, te doy gracias porque has traído luz a mi vida, haciéndome comprender que debo alejar de mi, toda práctica del mundo que me aleja de ti y tus bendiciones. Me has hecho ver mi Señor, que por medio de la oración constante, el ayuno, la lectura de tu Palabra y la alabanza me fortalezco, ya que ellas son armas que tú Padre de las Luces, me has dado para vencer en el mundo.

Señor, ayúdame a vestirme de ti siendo manso y humilde de corazón, estando en paz con quienes comparto y me rodean, perdonando como tú me perdonas, negándome a mí mismo para que tú crezcas en mí, siendo constante en la oración y llevando el fruto de tu Espíritu Santo con integridad; y que así pueda mostrar tu luz en todo momento y circunstancia, venciendo la oscuridad y trabajando activamente en mi transformación, AMÉN.

Lectura Bíblica - Octubre 07

*** Lecturas de Hoy ***
  • Jeremías 8:1-9:26
  • Colosenses 3:1-17
  • Salmos 78:32-55
  • Proverbios 24:27

Jeremías 8:1-9:26
Capítulo 8
8:1 En aquel tiempo, dice Jehová, sacarán los huesos de los reyes de Judá, y los huesos de sus príncipes, y los huesos de los sacerdotes, y los huesos de los profetas, y los huesos de los moradores de Jerusalén, fuera de sus sepulcros; 8:2 y los esparcirán al sol y a la luna y a todo el ejército del cielo, a quienes amaron y a quienes sirvieron, en pos de quienes anduvieron, a quienes preguntaron, y ante quienes se postraron. No serán recogidos ni enterrados; serán como estiércol sobre la faz de la tierra. 8:3 Y escogerá la muerte antes que la vida todo el resto que quede de esta mala generación, en todos los lugares adonde arroje yo a los que queden, dice Jehová de los ejércitos. 8:4 Les dirás asimismo: Así ha dicho Jehová: El que cae, ¿no se levanta? El que se desvía, ¿no vuelve al camino? 8:5 ¿Por qué es este pueblo de Jerusalén rebelde con rebeldía perpetua? Abrazaron el engaño, y no han querido volverse. 8:6 Escuché y oí; no hablan rectamente, no hay hombre que se arrepienta de su mal, diciendo: ¿Qué he hecho? Cada cual se volvió a su propia carrera, como caballo que arremete con ímpetu a la batalla. 8:7 Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová. 8:8 ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. 8:9 Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Jehová; ¿y qué sabiduría tienen? 8:10 Por tanto, daré a otros sus mujeres, y sus campos a quienes los conquisten; porque desde el más pequeño hasta el más grande cada uno sigue la avaricia; desde el profeta hasta el sacerdote todos hacen engaño. 8:11 Y curaron la herida de la hija de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. 8:12 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado en lo más mínimo, ni supieron avergonzarse; caerán, por tanto, entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová. 8:13 Los cortaré del todo, dice Jehová. No quedarán uvas en la vid, ni higos en la higuera, y se caerá la hoja; y lo que les he dado pasará de ellos. 8:14 ¿Por qué nos estamos sentados? Reuníos, y entremos en las ciudades fortificadas, y perezcamos allí; porque Jehová nuestro Dios nos ha destinado a perecer, y nos ha dado a beber aguas de hiel, porque pecamos contra Jehová. 8:15 Esperamos paz, y no hubo bien; día de curación, y he aquí turbación. 8:16 Desde Dan se oyó el bufido de sus caballos; al sonido de los relinchos de sus corceles tembló toda la tierra; y vinieron y devoraron la tierra y su abundancia, a la ciudad y a los moradores de ella. 8:17 Porque he aquí que yo envío sobre vosotros serpientes, áspides contra los cuales no hay encantamiento, y os morderán, dice Jehová.

Lamento sobre Judá y Jerusalén
8:18 A causa de mi fuerte dolor, mi corazón desfallece en mí. 8:19 He aquí voz del clamor de la hija de mi pueblo, que viene de la tierra lejana: ¿No está Jehová en Sion? ¿No está en ella su Rey? ¿Por qué me hicieron airar con sus imágenes de talla, con vanidades ajenas? 8:20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. 8:21 Quebrantado estoy por el quebrantamiento de la hija de mi pueblo; entenebrecido estoy, espanto me ha arrebatado. 8:22 ¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo medicina para la hija de mi pueblo?

Capítulo 9
9:1 ¡Oh, si mi cabeza se hiciese aguas, y mis ojos fuentes de lágrimas, para que llore día y noche los muertos de la hija de mi pueblo! 9:2 ¡Oh, quién me diese en el desierto un albergue de caminantes, para que dejase a mi pueblo, y de ellos me apartase! Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores. 9:3 Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no se fortalecieron para la verdad en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice Jehová. 9:4 Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. 9:5 Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente. 9:6 Su morada está en medio del engaño; por muy engañadores no quisieron conocerme, dice Jehová. 9:7 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos: He aquí que yo los refinaré y los probaré; porque ¿qué más he de hacer por la hija de mi pueblo? 9:8 Saeta afilada es la lengua de ellos; engaño habla; con su boca dice paz a su amigo, y dentro de sí pone sus asechanzas. 9:9 ¿No los he de castigar por estas cosas? dice Jehová. De tal nación, ¿no se vengará mi alma? 9:10 Por los montes levantaré lloro y lamentación, y llanto por los pastizales del desierto; porque fueron desolados hasta no quedar quien pase, ni oírse bramido de ganado; desde las aves del cielo hasta las bestias de la tierra huyeron, y se fueron. 9:11 Reduciré a Jerusalén a un montón de ruinas, morada de chacales; y convertiré las ciudades de Judá en desolación en que no quede morador.

Amenaza de ruina y exilio
9:12 ¿Quién es varón sabio que entienda esto? ¿y a quién habló la boca de Jehová, para que pueda declararlo? ¿Por qué causa la tierra ha perecido, ha sido asolada como desierto, hasta no haber quien pase? 9:13 Dijo Jehová: Porque dejaron mi ley, la cual di delante de ellos, y no obedecieron a mi voz, ni caminaron conforme a ella; 9:14 antes se fueron tras la imaginación de su corazón, y en pos de los baales, según les enseñaron sus padres. 9:15 Por tanto, así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: He aquí que a este pueblo yo les daré a comer ajenjo, y les daré a beber aguas de hiel. 9:16 Y los esparciré entre naciones que ni ellos ni sus padres conocieron; y enviaré espada en pos de ellos, hasta que los acabe. 9:17 Así dice Jehová de los ejércitos: Considerad, y llamad plañideras que vengan; buscad a las hábiles en su oficio; 9:18 y dense prisa, y levanten llanto por nosotros, y desháganse nuestros ojos en lágrimas, y nuestros párpados se destilen en aguas. 9:19 Porque de Sion fue oída voz de endecha: ¡Cómo hemos sido destruidos! En gran manera hemos sido avergonzados, porque abandonamos la tierra, porque han destruido nuestras moradas. 9:20 Oíd, pues, oh mujeres, palabra de Jehová, y vuestro oído reciba la palabra de su boca: Enseñad endechas a vuestras hijas, y lamentación cada una a su amiga. 9:21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas. 9:22 Habla: Así ha dicho Jehová: Los cuerpos de los hombres muertos caerán como estiércol sobre la faz del campo, y como manojo tras el segador, que no hay quien lo recoja.

El conocimiento de Dios es la gloria del hombre
9:23 Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. 9:24 Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová. 9:25 He aquí que vienen días, dice Jehová, en que castigaré a todo circuncidado, y a todo incircunciso; 9:26 a Egipto y a Judá, a Edom y a los hijos de Amón y de Moab, y a todos los arrinconados en el postrer rincón, los que moran en el desierto; porque todas las naciones son incircuncisas, y toda la casa de Israel es incircuncisa de corazón.

Colosenses 3:1-17
Capítulo 3
3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 3:4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

La vida antigua y la nueva
3:5 Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; 3:6 cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, 3:7 en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas. 3:8 Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca. 3:9 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 3:10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno, 3:11 donde no hay griego ni judío, circuncisión ni incircuncisión, bárbaro ni escita, siervo ni libre, sino que Cristo es el todo, y en todos. 3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 3:14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 3:15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 3:16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 3:17 Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.

Salmos 78:32-55
78:32 Con todo esto, pecaron aún,
Y no dieron crédito a sus maravillas.
78:33 Por tanto, consumió sus días en vanidad,
Y sus años en tribulación.
78:34 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios;
Entonces se volvían solícitos en busca suya,
78:35 Y se acordaban de que Dios era su refugio,
Y el Dios Altísimo su redentor.
78:36 Pero le lisonjeaban con su boca,
Y con su lengua le mentían;
78:37 Pues sus corazones no eran rectos con él,
Ni estuvieron firmes en su pacto.
78:38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía;
Y apartó muchas veces su ira,
Y no despertó todo su enojo.
78:39 Se acordó de que eran carne,
Soplo que va y no vuelve.
78:40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto,
Lo enojaron en el yermo!
78:41 Y volvían, y tentaban a Dios,
Y provocaban al Santo de Israel.
78:42 No se acordaron de su mano,
Del día que los redimió de la angustia;
78:43 Cuando puso en Egipto sus señales,
Y sus maravillas en el campo de Zoán;
78:44 Y volvió sus ríos en sangre,
Y sus corrientes, para que no bebiesen.
78:45 Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban,
Y ranas que los destruían.
78:46 Dio también a la oruga sus frutos,
Y sus labores a la langosta.
78:47 Sus viñas destruyó con granizo,
Y sus higuerales con escarcha;
78:48 Entregó al pedrisco sus bestias,
Y sus ganados a los rayos.
78:49 Envió sobre ellos el ardor de su ira;
Enojo, indignación y angustia,
Un ejército de ángeles destructores.
78:50 Dispuso camino a su furor;
No eximió la vida de ellos de la muerte,
Sino que entregó su vida a la mortandad.
78:51 Hizo morir a todo primogénito en Egipto,
Las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.
78:52 Hizo salir a su pueblo como ovejas,
Y los llevó por el desierto como un rebaño.
78:53 Los guió con seguridad, de modo que no tuvieran temor;
Y el mar cubrió a sus enemigos.
78:54 Los trajo después a las fronteras de su tierra santa,
A este monte que ganó su mano derecha.
78:55 Echó las naciones de delante de ellos;
Con cuerdas repartió sus tierras en heredad,
E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel.


Proverbios 24:27
24:27 Prepara tus labores fuera,
Y disponlas en tus campos,
Y después edificarás tu casa.

Lectura Bíblica - Octubre 06

*** Lecturas de Hoy ***
  • Jeremías 6:1-7:34
  • Colosenses 2:8-23
  • Salmos 78:1-31
  • Proverbios 24:26

Jeremías 6:1-7:34
Capítulo 6
El juicio contra Jerusalén y Judá
6:1 Huid, hijos de Benjamín, de en medio de Jerusalén, y tocad bocina en Tecoa, y alzad por señal humo sobre Bet-haquerem; porque del norte se ha visto mal, y quebrantamiento grande. 6:2 Destruiré a la bella y delicada hija de Sion. 6:3 Contra ella vendrán pastores y sus rebaños; junto a ella plantarán sus tiendas alrededor; cada uno apacentará en su lugar. 6:4 Anunciad guerra contra ella; levantaos y asaltémosla a mediodía. ¡Ay de nosotros! que va cayendo ya el día, que las sombras de la tarde se han extendido. 6:5 Levantaos y asaltemos de noche, y destruyamos sus palacios. 6:6 Porque así dijo Jehová de los ejércitos: Cortad árboles, y levantad vallado contra Jerusalén; esta es la ciudad que ha de ser castigada; toda ella está llena de violencia. 6:7 Como la fuente nunca cesa de manar sus aguas, así ella nunca cesa de manar su maldad; injusticia y robo se oyen en ella; continuamente en mi presencia, enfermedad y herida. 6:8 Corrígete, Jerusalén, para que no se aparte mi alma de ti, para que no te convierta en desierto, en tierra inhabitada. 6:9 Así dijo Jehová de los ejércitos: Del todo rebuscarán como a vid el resto de Israel; vuelve tu mano como vendimiador entre los sarmientos. 6:10 ¿A quién hablaré y amonestaré, para que oigan? He aquí que sus oídos son incircuncisos, y no pueden escuchar; he aquí que la palabra de Jehová les es cosa vergonzosa, no la aman. 6:11 Por tanto, estoy lleno de la ira de Jehová, estoy cansado de contenerme; la derramaré sobre los niños en la calle, y sobre la reunión de los jóvenes igualmente; porque será preso tanto el marido como la mujer, tanto el viejo como el muy anciano. 6:12 Y sus casas serán traspasadas a otros, sus heredades y también sus mujeres; porque extenderé mi mano sobre los moradores de la tierra, dice Jehová. 6:13 Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. 6:14 Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz. 6:15 ¿Se han avergonzado de haber hecho abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aun saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová. 6:16 Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. 6:17 Puse también sobre vosotros atalayas, que dijesen: Escuchad al sonido de la trompeta. Y dijeron ellos: No escucharemos. 6:18 Por tanto, oíd, naciones, y entended, oh congregación, lo que sucederá. 6:19 Oye, tierra: He aquí yo traigo mal sobre este pueblo, el fruto de sus pensamientos; porque no escucharon mis palabras, y aborrecieron mi ley. 6:20 ¿Para qué a mí este incienso de Sabá, y la buena caña olorosa de tierra lejana? Vuestros holocaustos no son aceptables, ni vuestros sacrificios me agradan. 6:21 Por tanto, Jehová dice esto: He aquí yo pongo a este pueblo tropiezos, y caerán en ellos los padres y los hijos juntamente; el vecino y su compañero perecerán. 6:22 Así ha dicho Jehová: He aquí que viene pueblo de la tierra del norte, y una nación grande se levantará de los confines de la tierra. 6:23 Arco y jabalina empuñarán; crueles son, y no tendrán misericordia; su estruendo brama como el mar, y montarán a caballo como hombres dispuestos para la guerra, contra ti, oh hija de Sion. 6:24 Su fama oímos, y nuestras manos se descoyuntaron; se apoderó de nosotros angustia, dolor como de mujer que está de parto. 6:25 No salgas al campo, ni andes por el camino; porque espada de enemigo y temor hay por todas partes. 6:26 Hija de mi pueblo, cíñete de cilicio, y revuélcate en ceniza; ponte luto como por hijo único, llanto de amarguras; porque pronto vendrá sobre nosotros el destruidor. 6:27 Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre; conocerás, pues, y examinarás el camino de ellos. 6:28 Todos ellos son rebeldes, porfiados, andan chismeando; son bronce y hierro; todos ellos son corruptores. 6:29 Se quemó el fuelle, por el fuego se ha consumido el plomo; en vano fundió el fundidor, pues la escoria no se ha arrancado. 6:30 Plata desechada los llamarán, porque Jehová los desechó.

Capítulo 7
Mejorad vuestros caminos y vuestras obras
7:1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 7:2 Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová. 7:3 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. 7:4 No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. 7:5 Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, 7:6 y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, 7:7 os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre. 7:8 He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan. 7:9 Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis, 7:10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones? 7:11 ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová. 7:12 Andad ahora a mi lugar en Silo, donde hice morar mi nombre al principio, y ved lo que le hice por la maldad de mi pueblo Israel. 7:13 Ahora, pues, por cuanto vosotros habéis hecho todas estas obras, dice Jehová, y aunque os hablé desde temprano y sin cesar, no oísteis, y os llamé, y no respondisteis; 7:14 haré también a esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, en la que vosotros confiáis, y a este lugar que di a vosotros y a vuestros padres, como hice a Silo. 7:15 Os echaré de mi presencia, como eché a todos vuestros hermanos, a toda la generación de Efraín. 7:16 Tú, pues, no ores por este pueblo, ni levantes por ellos clamor ni oración, ni me ruegues; porque no te oiré. 7:17 ¿No ves lo que éstos hacen en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén? 7:18 Los hijos recogen la leña, los padres encienden el fuego, y las mujeres amasan la masa, para hacer tortas a la reina del cielo y para hacer ofrendas a dioses ajenos, para provocarme a ira. 7:19 ¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión? 7:20 Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí que mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar, sobre los hombres, sobre los animales, sobre los árboles del campo y sobre los frutos de la tierra; se encenderán, y no se apagarán.

Castigo de la rebelión de Judá
7:21 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. 7:22 Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de víctimas el día que los saqué de la tierra de Egipto. 7:23 Mas esto les mandé, diciendo: Escuchad mi voz, y seré a vosotros por Dios, y vosotros me seréis por pueblo; y andad en todo camino que os mande, para que os vaya bien. 7:24 Y no oyeron ni inclinaron su oído; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante, 7:25 desde el día que vuestros padres salieron de la tierra de Egipto hasta hoy. Y os envié todos los profetas mis siervos, enviándolos desde temprano y sin cesar; 7:26 pero no me oyeron ni inclinaron su oído, sino que endurecieron su cerviz, e hicieron peor que sus padres. 7:27 Tú, pues, les dirás todas estas palabras, pero no te oirán; los llamarás, y no te responderán. 7:28 Les dirás, por tanto: Esta es la nación que no escuchó la voz de Jehová su Dios, ni admitió corrección; pereció la verdad, y de la boca de ellos fue cortada. 7:29 Corta tu cabello, y arrójalo, y levanta llanto sobre las alturas; porque Jehová ha aborrecido y dejado la generación objeto de su ira. 7:30 Porque los hijos de Judá han hecho lo malo ante mis ojos, dice Jehová; pusieron sus abominaciones en la casa sobre la cual fue invocado mi nombre, amancillándola. 7:31 Y han edificado los lugares altos de Tofet, que está en el valle del hijo de Hinom, para quemar al fuego a sus hijos y a sus hijas, cosa que yo no les mandé, ni subió en mi corazón. 7:32 Por tanto, he aquí vendrán días, ha dicho Jehová, en que no se diga más, Tofet, ni valle del hijo de Hinom, sino Valle de la Matanza; y serán enterrados en Tofet, por no haber lugar. 7:33 Y serán los cuerpos muertos de este pueblo para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra; y no habrá quien las espante. 7:34 Y haré cesar de las ciudades de Judá, y de las calles de Jerusalén, la voz de gozo y la voz de alegría, la voz del esposo y la voz de la esposa; porque la tierra será desolada.

Colosenses 2:8-23
Plenitud de vida en Cristo
2:8 Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. 2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, 2:10 y vosotros estáis completos en él, que es la cabeza de todo principado y potestad. 2:11 En él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al echar de vosotros el cuerpo pecaminoso carnal, en la circuncisión de Cristo; 2:12 sepultados con él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, 2:14 anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, 2:15 y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz. 2:16 Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, 2:17 todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo. 2:18 Nadie os prive de vuestro premio, afectando humildad y culto a los ángeles, entremetiéndose en lo que no ha visto, vanamente hinchado por su propia mente carnal, 2:19 y no asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios. 2:20 Pues si habéis muerto con Cristo en cuanto a los rudimentos del mundo, ¿por qué, como si vivieseis en el mundo, os sometéis a preceptos 2:21 tales como: No manejes, ni gustes, ni aun toques 2:22 (en conformidad a mandamientos y doctrinas de hombres), cosas que todas se destruyen con el uso? 2:23 Tales cosas tienen a la verdad cierta reputación de sabiduría en culto voluntario, en humildad y en duro trato del cuerpo; pero no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne.

Salmos 78:1-31
Fidelidad de Dios hacia su pueblo infiel
Masquil de Asaf.
78:1 Escucha, pueblo mío, mi ley;
Inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
78:2 Abriré mi boca en proverbios;
Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos,
78:3 Las cuales hemos oído y entendido;
Que nuestros padres nos las contaron.
78:4 No las encubriremos a sus hijos,
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová,
Y su potencia, y las maravillas que hizo.
78:5 El estableció testimonio en Jacob,
Y puso ley en Israel,
La cual mandó a nuestros padres
Que la notificasen a sus hijos;
78:6 Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán;
Y los que se levantarán lo cuenten a sus hijos,
78:7 A fin de que pongan en Dios su confianza,
Y no se olviden de las obras de Dios;
Que guarden sus mandamientos,
78:8 Y no sean como sus padres,
Generación contumaz y rebelde;
Generación que no dispuso su corazón,
Ni fue fiel para con Dios su espíritu.

78:9 Los hijos de Efraín, arqueros armados,
Volvieron las espaldas en el día de la batalla.
78:10 No guardaron el pacto de Dios,
Ni quisieron andar en su ley;
78:11 Sino que se olvidaron de sus obras,
Y de sus maravillas que les había mostrado.
78:12 Delante de sus padres hizo maravillas
En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
78:13 Dividió el mar y los hizo pasar;
Detuvo las aguas como en un montón.
78:14 Les guió de día con nube,
Y toda la noche con resplandor de fuego.
78:15 Hendió las peñas en el desierto,
Y les dio a beber como de grandes abismos,
78:16 Pues sacó de la peña corrientes,
E hizo descender aguas como ríos.

78:17 Pero aún volvieron a pecar contra él,
Rebelándose contra el Altísimo en el desierto;
78:18 Pues tentaron a Dios en su corazón,
Pidiendo comida a su gusto.
78:19 Y hablaron contra Dios,
Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto?
78:20 He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas,
Y torrentes inundaron la tierra;
¿Podrá dar también pan?
¿Dispondrá carne para su pueblo?

78:21 Por tanto, oyó Jehová, y se indignó;
Se encendió el fuego contra Jacob,
Y el furor subió también contra Israel,
78:22 Por cuanto no habían creído a Dios,
Ni habían confiado en su salvación.
78:23 Sin embargo, mandó a las nubes de arriba,
Y abrió las puertas de los cielos,
78:24 E hizo llover sobre ellos maná para que comiesen,
Y les dio trigo de los cielos.
78:25 Pan de nobles comió el hombre;
Les envió comida hasta saciarles.
78:26 Movió el solano en el cielo,
Y trajo con su poder el viento sur,
78:27 E hizo llover sobre ellos carne como polvo,
Como arena del mar, aves que vuelan.
78:28 Las hizo caer en medio del campamento,
Alrededor de sus tiendas.
78:29 Comieron, y se saciaron;
Les cumplió, pues, su deseo.
78:30 No habían quitado de sí su anhelo,
Aún estaba la comida en su boca,
78:31 Cuando vino sobre ellos el furor de Dios,
E hizo morir a los más robustos de ellos,
Y derribó a los escogidos de Israel.


Proverbios 24:26
24:26 Besados serán los labios
Del que responde palabras rectas.

Lectura Bíblica - Octubre 05

*** Lecturas de Hoy ***
  • Jeremías 4:5-5:31
  • Colosenses 1:15-2:7
  • Salmos 77:1-20
  • Proverbios 24:23-25

Jeremías 4:5-5:31
Judá es amenazada de invasión
4:5 Anunciad en Judá, y proclamad en Jerusalén, y decid: Tocad trompeta en la tierra; pregonad, juntaos, y decid: Reuníos, y entrémonos en las ciudades fortificadas. 4:6 Alzad bandera en Sion, huid, no os detengáis; porque yo hago venir mal del norte, y quebrantamiento grande. 4:7 El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador. 4:8 Por esto vestíos de cilicio, endechad y aullad; porque la ira de Jehová no se ha apartado de nosotros. 4:9 En aquel día, dice Jehová, desfallecerá el corazón del rey y el corazón de los príncipes, y los sacerdotes estarán atónitos, y se maravillarán los profetas. 4:10 Y dije: ¡Ay, ay, Jehová Dios! Verdaderamente en gran manera has engañado a este pueblo y a Jerusalén, diciendo: Paz tendréis; pues la espada ha venido hasta el alma. 4:11 En aquel tiempo se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Viento seco de las alturas del desierto vino a la hija de mi pueblo, no para aventar, ni para limpiar. 4:12 Viento más vehemente que este vendrá a mí; y ahora yo pronunciaré juicios contra ellos. 4:13 He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas. ¡Ay de nosotros, porque entregados somos a despojo! 4:14 Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad? 4:15 Porque una voz trae las nuevas desde Dan, y hace oír la calamidad desde el monte de Efraín. 4:16 Decid a las naciones: He aquí, haced oír sobre Jerusalén: Guardas vienen de tierra lejana, y lanzarán su voz contra las ciudades de Judá. 4:17 Como guardas de campo estuvieron en derredor de ella, porque se rebeló contra mí, dice Jehová. 4:18 Tu camino y tus obras te hicieron esto; esta es tu maldad, por lo cual amargura penetrará hasta tu corazón. 4:19 ¡Mis entrañas, mis entrañas! Me duelen las fibras de mi corazón; mi corazón se agita dentro de mí; no callaré; porque sonido de trompeta has oído, oh alma mía, pregón de guerra. 4:20 Quebrantamiento sobre quebrantamiento es anunciado; porque toda la tierra es destruida; de repente son destruidas mis tiendas, en un momento mis cortinas. 4:21 ¿Hasta cuándo he de ver bandera, he de oír sonido de trompeta? 4:22 Porque mi pueblo es necio, no me conocieron; son hijos ignorantes y no son entendidos; sabios para hacer el mal, pero hacer el bien no supieron. 4:23 Miré a la tierra, y he aquí que estaba asolada y vacía; y a los cielos, y no había en ellos luz. 4:24 Miré a los montes, y he aquí que temblaban, y todos los collados fueron destruidos. 4:25 Miré, y no había hombre, y todas las aves del cielo se habían ido. 4:26 Miré, y he aquí el campo fértil era un desierto, y todas sus ciudades eran asoladas delante de Jehová, delante del ardor de su ira. 4:27 Porque así dijo Jehová: Toda la tierra será asolada; pero no la destruiré del todo. 4:28 Por esto se enlutará la tierra, y los cielos arriba se oscurecerán, porque hablé, lo pensé, y no me arrepentí, ni desistiré de ello. 4:29 Al estruendo de la gente de a caballo y de los flecheros huyó toda la ciudad; entraron en las espesuras de los bosques, y subieron a los peñascos; todas las ciudades fueron abandonadas, y no quedó en ellas morador alguno. 4:30 Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida. 4:31 Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! que mi alma desmaya a causa de los asesinos.

Capítulo 5
Impiedad de Jerusalén y de Judá
5:1 Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré. 5:2 Aunque digan: Vive Jehová, juran falsamente. 5:3 Oh Jehová, ¿no miran tus ojos a la verdad? Los azotaste, y no les dolió; los consumiste, y no quisieron recibir corrección; endurecieron sus rostros más que la piedra, no quisieron convertirse. 5:4 Pero yo dije: Ciertamente éstos son pobres, han enloquecido, pues no conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. 5:5 Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas. 5:6 Por tanto, el león de la selva los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere será arrebatado; porque sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus deslealtades. 5:7 ¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías. 5:8 Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo. 5:9 ¿No había de castigar esto? dijo Jehová. De una nación como esta, ¿no se había de vengar mi alma? 5:10 Escalad sus muros y destruid, pero no del todo; quitad las almenas de sus muros, porque no son de Jehová. 5:11 Porque resueltamente se rebelaron contra mí la casa de Israel y la casa de Judá, dice Jehová. 5:12 Negaron a Jehová, y dijeron: El no es, y no vendrá mal sobre nosotros, ni veremos espada ni hambre; 5:13 antes los profetas serán como viento, porque no hay en ellos palabra; así se hará a ellos. 5:14 Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque dijeron esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá. 5:15 He aquí yo traigo sobre vosotros gente de lejos, oh casa de Israel, dice Jehová; gente robusta, gente antigua, gente cuya lengua ignorarás, y no entenderás lo que hablare. 5:16 Su aljaba como sepulcro abierto, todos valientes. 5:17 Y comerá tu mies y tu pan, comerá a tus hijos y a tus hijas; comerá tus ovejas y tus vacas, comerá tus viñas y tus higueras, y a espada convertirá en nada tus ciudades fortificadas en que confías. 5:18 No obstante, en aquellos días, dice Jehová, no os destruiré del todo. 5:19 Y cuando dijeren: ¿Por qué Jehová el Dios nuestro hizo con nosotros todas estas cosas?, entonces les dirás: De la manera que me dejasteis a mí, y servisteis a dioses ajenos en vuestra tierra, así serviréis a extraños en tierra ajena. 5:20 Anunciad esto en la casa de Jacob, y haced que esto se oiga en Judá, diciendo: 5:21 Oíd ahora esto, pueblo necio y sin corazón, que tiene ojos y no ve, que tiene oídos y no oye: 5:22 ¿A mí no me temeréis? dice Jehová. ¿No os amedrentaréis ante mí, que puse arena por término al mar, por ordenación eterna la cual no quebrantará? Se levantarán tempestades, mas no prevalecerán; bramarán sus ondas, mas no lo pasarán. 5:23 No obstante, este pueblo tiene corazón falso y rebelde; se apartaron y se fueron. 5:24 Y no dijeron en su corazón: Temamos ahora a Jehová Dios nuestro, que da lluvia temprana y tardía en su tiempo, y nos guarda los tiempos establecidos de la siega. 5:25 Vuestras iniquidades han estorbado estas cosas, y vuestros pecados apartaron de vosotros el bien. 5:26 Porque fueron hallados en mi pueblo impíos; acechaban como quien pone lazos, pusieron trampa para cazar hombres. 5:27 Como jaula llena de pájaros, así están sus casas llenas de engaño; así se hicieron grandes y ricos. 5:28 Se engordaron y se pusieron lustrosos, y sobrepasaron los hechos del malo; no juzgaron la causa, la causa del huérfano; con todo, se hicieron prósperos, y la causa de los pobres no juzgaron. 5:29 ¿No castigaré esto? dice Jehová; ¿y de tal gente no se vengará mi alma? 5:30 Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; 5:31 los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso. ¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?

Colosenses 1:15-2:7
Reconciliación por medio de la muerte de Cristo
1:15 El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 1:16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 1:17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 1:18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 1:19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 1:20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz. 1:21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 1:22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 1:23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro.

Ministerio de Pablo a los gentiles
1:24 Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; 1:25 de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, 1:26 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, 1:27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, 1:28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; 1:29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí.

Capítulo 2
2:1 Porque quiero que sepáis cuán gran lucha sostengo por vosotros, y por los que están en Laodicea, y por todos los que nunca han visto mi rostro; 2:2 para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, 2:3 en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. 2:4 Y esto lo digo para que nadie os engañe con palabras persuasivas. 2:5 Porque aunque estoy ausente en cuerpo, no obstante en espíritu estoy con vosotros, gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo. 2:6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; 2:7 arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.

Salmos 77:1-20
Meditación sobre los hechos poderosos de Dios
Al músico principal; para Jedutún. Salmo de Asaf.
77:1 Con mi voz clamé a Dios,
A Dios clamé, y él me escuchará.
77:2 Al Señor busqué en el día de mi angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo.

77:3 Me acordaba de Dios, y me conmovía;
Me quejaba, y desmayaba mi espíritu. Selah
77:4 No me dejabas pegar los ojos;
Estaba yo quebrantado, y no hablaba.
77:5 Consideraba los días desde el principio,
Los años de los siglos.
77:6 Me acordaba de mis cánticos de noche;
Meditaba en mi corazón,
Y mi espíritu inquiría:
77:7 ¿Desechará el Señor para siempre,
Y no volverá más a sernos propicio?
77:8 ¿Ha cesado para siempre su misericordia?
¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?
77:9 ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia?
¿Ha encerrado con ira sus piedades? Selah

77:10 Dije: Enfermedad mía es esta;
Traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.
77:11 Me acordaré de las obras de JAH;
Sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.
77:12 Meditaré en todas tus obras,
Y hablaré de tus hechos.
77:13 Oh Dios, santo es tu camino;
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?
77:14 Tú eres el Dios que hace maravillas;
Hiciste notorio en los pueblos tu poder.
77:15 Con tu brazo redimiste a tu pueblo,
A los hijos de Jacob y de José. Selah

77:16 Te vieron las aguas, oh Dios;
Las aguas te vieron, y temieron;
Los abismos también se estremecieron.
77:17 Las nubes echaron inundaciones de aguas;
Tronaron los cielos,
Y discurrieron tus rayos.
77:18 La voz de tu trueno estaba en el torbellino;
Tus relámpagos alumbraron el mundo;
Se estremeció y tembló la tierra.
77:19 En el mar fue tu camino,
Y tus sendas en las muchas aguas;
Y tus pisadas no fueron conocidas.
77:20 Condujiste a tu pueblo como ovejas
Por mano de Moisés y de Aarón.


Proverbios 24:23-25
24:23 También estos son dichos de los sabios:
Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno.
24:24 El que dijere al malo: Justo eres,
Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones;
24:25 Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad,
Y sobre ellos vendrá gran bendición.

Lectura Bíblica - Octubre 04

*** Lecturas de Hoy ***
  • Jeremías 2:31-4:4
  • Colosenses 1:1-14
  • Salmos 76:1-12
  • Proverbios 24:21-22

Jeremías 2:31-4:4
2:31 ¡Oh generación! atended vosotros a la palabra de Jehová. ¿He sido yo un desierto para Israel, o tierra de tinieblas? ¿Por qué ha dicho mi pueblo: Somos libres; nunca más vendremos a ti? 2:32 ¿Se olvida la virgen de su atavío, o la desposada de sus galas? Pero mi pueblo se ha olvidado de mí por innumerables días. 2:33 ¿Por qué adornas tu camino para hallar amor? Aun a las malvadas enseñaste tus caminos. 2:34 Aun en tus faldas se halló la sangre de los pobres, de los inocentes. No los hallaste en ningún delito; sin embargo, en todas estas cosas dices: 2:35 Soy inocente, de cierto su ira se apartó de mí. He aquí yo entraré en juicio contigo, porque dijiste: No he pecado. 2:36 ¿Para qué discurres tanto, cambiando tus caminos? También serás avergonzada de Egipto, como fuiste avergonzada de Asiria. 2:37 También de allí saldrás con tus manos sobre tu cabeza, porque Jehová desechó a aquellos en quienes tú confiabas, y no prosperarás por ellos.

Capítulo 3
3:1 Dicen: Si alguno dejare a su mujer, y yéndose ésta de él se juntare a otro hombre, ¿volverá a ella más? ¿No será tal tierra del todo amancillada? Tú, pues, has fornicado con muchos amigos; mas ¡vuélvete a mí! dice Jehová. 3:2 Alza tus ojos a las alturas, y ve en qué lugar no te hayas prostituido. Junto a los caminos te sentabas para ellos como árabe en el desierto, y con tus fornicaciones y con tu maldad has contaminado la tierra. 3:3 Por esta causa las aguas han sido detenidas, y faltó la lluvia tardía; y has tenido frente de ramera, y no quisiste tener vergüenza. 3:4 A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío, guiador de mi juventud? 3:5 ¿Guardará su enojo para siempre? ¿Eternamente lo guardará? He aquí que has hablado y hecho cuantas maldades pudiste.

Jehová exhorta a Israel y a Judá al arrepentimiento
3:6 Me dijo Jehová en días del rey Josías: ¿Has visto lo que ha hecho la rebelde Israel? Ella se va sobre todo monte alto y debajo de todo árbol frondoso, y allí fornica. 3:7 Y dije: Después de hacer todo esto, se volverá a mí; pero no se volvió, y lo vio su hermana la rebelde Judá. 3:8 Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó. 3:9 Y sucedió que por juzgar ella cosa liviana su fornicación, la tierra fue contaminada, y adulteró con la piedra y con el leño. 3:10 Con todo esto, su hermana la rebelde Judá no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová. 3:11 Y me dijo Jehová: Ha resultado justa la rebelde Israel en comparación con la desleal Judá. 3:12 Ve y clama estas palabras hacia el norte, y di: Vuélvete, oh rebelde Israel, dice Jehová; no haré caer mi ira sobre ti, porque misericordioso soy yo, dice Jehová, no guardaré para siempre el enojo. 3:13 Reconoce, pues, tu maldad, porque contra Jehová tu Dios has prevaricado, y fornicaste con los extraños debajo de todo árbol frondoso, y no oíste mi voz, dice Jehová. 3:14 Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; y os tomaré uno de cada ciudad, y dos de cada familia, y os introduciré en Sion; 3:15 y os daré pastores según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia. 3:16 Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra. 3:17 En aquel tiempo llamarán a Jerusalén: Trono de Jehová, y todas las naciones vendrán a ella en el nombre de Jehová en Jerusalén; ni andarán más tras la dureza de su malvado corazón. 3:18 En aquellos tiempos irán de la casa de Judá a la casa de Israel, y vendrán juntamente de la tierra del norte a la tierra que hice heredar a vuestros padres. 3:19 Yo preguntaba: ¿Cómo os pondré por hijos, y os daré la tierra deseable, la rica heredad de las naciones? Y dije: Me llamaréis: Padre mío, y no os apartaréis de en pos de mí. 3:20 Pero como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh casa de Israel, dice Jehová. 3:21 Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios se han olvidado. 3:22 Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro Dios. 3:23 Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel. 3:24 Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas. 3:25 Yacemos en nuestra confusión, y nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios, nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos escuchado la voz de Jehová nuestro Dios.

Capítulo 4
4:1 Si te volvieres, oh Israel, dice Jehová, vuélvete a mí. Y si quitares de delante de mí tus abominaciones, y no anduvieres de acá para allá, 4:2 y jurares: Vive Jehová, en verdad, en juicio y en justicia, entonces las naciones serán benditas en él, y en él se gloriarán. 4:3 Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos. 4:4 Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras.

Colosenses 1:1-14
Capítulo 1
Salutación
1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, 1:2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Pablo pide que Dios les conceda sabiduría espiritual
1:3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, 1:4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 1:5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, 1:6 que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, 1:7 como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, 1:8 quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu. 1:9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 1:10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 1:11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 1:12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 1:13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo, 1:14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados.

Salmos 76:1-12
El Dios de la victoria y del juicio
Al músico principal; sobre Neginot. Salmo de Asaf. Cántico.
76:1 Dios es conocido en Judá;
En Israel es grande su nombre.
76:2 En Salem está su tabernáculo,
Y su habitación en Sion.
76:3 Allí quebró las saetas del arco,
El escudo, la espada y las armas de guerra. Selah

76:4 Glorioso eres tú, poderoso más que los montes de caza.
76:5 Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño;
No hizo uso de sus manos ninguno de los varones fuertes.
76:6 A tu reprensión, oh Dios de Jacob,
El carro y el caballo fueron entorpecidos.

76:7 Tú, temible eres tú;
¿Y quién podrá estar en pie delante de ti cuando se encienda tu ira?
76:8 Desde los cielos hiciste oír juicio;
La tierra tuvo temor y quedó suspensa
76:9 Cuando te levantaste, oh Dios, para juzgar,
Para salvar a todos los mansos de la tierra. Selah

76:10 Ciertamente la ira del hombre te alabará;
Tú reprimirás el resto de las iras.
76:11 Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios;
Todos los que están alrededor de él, traigan ofrendas al Temible.
76:12 Cortará él el espíritu de los príncipes;
Temible es a los reyes de la tierra.


Proverbios 24:21-22
24:21 Teme a Jehová, hijo mío, y al rey;
No te entremetas con los veleidosos;
24:22 Porque su quebrantamiento vendrá de repente;
Y el quebrantamiento de ambos,
¿quién lo comprende?

Lectura Bíblica - Octubre 03

*** Lecturas de Hoy ***
  • Jeremías 1:1-2:30
  • Filipenses 4:1-23
  • Salmos 75:1-10
  • Proverbios 24:17-20

Jeremías 1:1-2:30
Capítulo 1
Llamamiento y misión de Jeremías
1:1 Las palabras de Jeremías hijo de Hilcías, de los sacerdotes que estuvieron en Anatot, en tierra de Benjamín. 1:2 Palabra de Jehová que le vino en los días de Josías hijo de Amón, rey de Judá, en el año decimotercero de su reinado. 1:3 Le vino también en días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, hasta el fin del año undécimo de Sedequías hijo de Josías, rey de Judá, hasta la cautividad de Jerusalén en el mes quinto. 1:4 Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: 1:5 Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. 1:6 Y yo dije: ¡Ah! ¡ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. 1:7 Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. 1:8 No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. 1:9 Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. 1:10 Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. 1:11 La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. 1:12 Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra. 1:13 Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que hierve; y su faz está hacia el norte. 1:14 Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra. 1:15 Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá. 1:16 Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron. 1:17 Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos. 1:18 Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. 1:19 Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.

Capítulo 2
Jehová y la apostasía de Israel
2:1 Vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 2:2 Anda y clama a los oídos de Jerusalén, diciendo: Así dice Jehová: Me he acordado de ti, de la fidelidad de tu juventud, del amor de tu desposorio, cuando andabas en pos de mí en el desierto, en tierra no sembrada. 2:3 Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová. 2:4 Oíd la palabra de Jehová, casa de Jacob, y todas las familias de la casa de Israel. 2:5 Así dijo Jehová: ¿Qué maldad hallaron en mí vuestros padres, que se alejaron de mí, y se fueron tras la vanidad y se hicieron vanos? 2:6 Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, que nos hizo subir de la tierra de Egipto, que nos condujo por el desierto, por una tierra desierta y despoblada, por tierra seca y de sombra de muerte, por una tierra por la cual no pasó varón, ni allí habitó hombre? 2:7 Y os introduje en tierra de abundancia, para que comieseis su fruto y su bien; pero entrasteis y contaminasteis mi tierra, e hicisteis abominable mi heredad. 2:8 Los sacerdotes no dijeron: ¿Dónde está Jehová? y los que tenían la ley no me conocieron; y los pastores se rebelaron contra mí, y los profetas profetizaron en nombre de Baal, y anduvieron tras lo que no aprovecha. 2:9 Por tanto, contenderé aún con vosotros, dijo Jehová, y con los hijos de vuestros hijos pleitearé. 2:10 Porque pasad a las costas de Quitim y mirad; y enviad a Cedar, y considerad cuidadosamente, y ved si se ha hecho cosa semejante a esta. 2:11 ¿Acaso alguna nación ha cambiado sus dioses, aunque ellos no son dioses? Sin embargo, mi pueblo ha trocado su gloria por lo que no aprovecha. 2:12 Espantaos, cielos, sobre esto, y horrorizaos; desolaos en gran manera, dijo Jehová. 2:13 Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. 2:14 ¿Es Israel siervo? ¿es esclavo? ¿Por qué ha venido a ser presa? 2:15 Los cachorros del león rugieron contra él, alzaron su voz, y asolaron su tierra; quemadas están sus ciudades, sin morador. 2:16 Aun los hijos de Menfis y de Tafnes te quebrantaron la coronilla. 2:17 ¿No te acarreó esto el haber dejado a Jehová tu Dios, cuando te conducía por el camino? 2:18 Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Eufrates? 2:19 Tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos. 2:20 Porque desde muy atrás rompiste tu yugo y tus ataduras, y dijiste: No serviré. Con todo eso, sobre todo collado alto y debajo de todo árbol frondoso te echabas como ramera. 2:21 Te planté de vid escogida, simiente verdadera toda ella; ¿cómo, pues, te me has vuelto sarmiento de vid extraña? 2:22 Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor. 2:23 ¿Cómo puedes decir: No soy inmunda, nunca anduve tras los baales? Mira tu proceder en el valle, conoce lo que has hecho, dromedaria ligera que tuerce su camino, 2:24 asna montés acostumbrada al desierto, que en su ardor olfatea el viento. De su lujuria, ¿quién la detendrá? Todos los que la buscaren no se fatigarán, porque en el tiempo de su celo la hallarán. 2:25 Guarda tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: No hay remedio en ninguna manera, porque a extraños he amado, y tras ellos he de ir. 2:26 Como se avergüenza el ladrón cuando es descubierto, así se avergonzará la casa de Israel, ellos, sus reyes, sus príncipes, sus sacerdotes y sus profetas, 2:27 que dicen a un leño: Mi padre eres tú; y a una piedra: Tú me has engendrado. Porque me volvieron la cerviz, y no el rostro; y en el tiempo de su calamidad dicen: Levántate, y líbranos. 2:28 ¿Y dónde están tus dioses que hiciste para ti? Levántense ellos, a ver si te podrán librar en el tiempo de tu aflicción; porque según el número de tus ciudades, oh Judá, fueron tus dioses. 2:29 ¿Por qué porfías conmigo? Todos vosotros prevaricasteis contra mí, dice Jehová. 2:30 En vano he azotado a vuestros hijos; no han recibido corrección. Vuestra espada devoró a vuestros profetas como león destrozador.

Filipenses 4:1-23
Capítulo 4
Regocijaos en el Señor siempre
4:1 Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía, estad así firmes en el Señor, amados. 4:2 Ruego a Evodia y a Síntique, que sean de un mismo sentir en el Señor. 4:3 Asimismo te ruego también a ti, compañero fiel, que ayudes a éstas que combatieron juntamente conmigo en el evangelio, con Clemente también y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida. 4:4 Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! 4:5 Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. 4:6 Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. 4:7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

En esto pensad
4:8 Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. 4:9 Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.

Dádivas de los filipenses
4:10 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 4:11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 4:12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 4:13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. 4:14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. 4:15 Y sabéis también vosotros, oh filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; 4:16 pues aun a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. 4:17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta. 4:18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios. 4:19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. 4:20 Al Dios y Padre nuestro sea gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Salutaciones finales
4:21 Saludad a todos los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo os saludan. 4:22 Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César. 4:23 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

Salmos 75:1-10
Dios abate al malo y exalta al justo
Al músico principal; sobre No destruyas. Salmo de Asaf. Cántico.
75:1 Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos,
Pues cercano está tu nombre;
Los hombres cuentan tus maravillas.

75:2 Al tiempo que señalaré
Yo juzgaré rectamente.
75:3 Se arruinaban la tierra y sus moradores;
Yo sostengo sus columnas. Selah
75:4 Dije a los insensatos: No os infatuéis;
Y a los impíos: No os enorgullezcáis;
75:5 No hagáis alarde de vuestro poder;
No habléis con cerviz erguida.
75:6 Porque ni de oriente ni de occidente,
Ni del desierto viene el enaltecimiento.
75:7 Mas Dios es el juez;
A éste humilla, y a aquél enaltece.
75:8 Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino está fermentado,
Lleno de mistura; y él derrama del mismo;
Hasta el fondo lo apurarán, y lo beberán todos los impíos de la tierra.

75:9 Pero yo siempre anunciaré
Y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
75:10 Quebrantaré todo el poderío de los pecadores,
Pero el poder del justo será exaltado.


Proverbios 24:17-20
24:17 Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes,
Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón;
24:18 No sea que Jehová lo mire, y le desagrade,
Y aparte de sobre él su enojo.
24:19 No te entremetas con los malignos,
Ni tengas envidia de los impíos;
24:20 Porque para el malo no habrá buen fin,
Y la lámpara de los impíos será apagada.

Lectura Bíblica - Octubre 02

*** Lecturas de Hoy ***
  • Isaías 66:1-24
  • Filipenses 3:4-21
  • Salmos 74:1-23
  • Proverbios 24:15-16

Isaías 66:1-24
Capítulo 66
Los juicios de Jehová y la futura prosperidad de Sion
66:1 Jehová dijo así: El cielo es mi trono, y la tierra estrado de mis pies; ¿dónde está la casa que me habréis de edificar, y dónde el lugar de mi reposo? 66:2 Mi mano hizo todas estas cosas, y así todas estas cosas fueron, dice Jehová; pero miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra. 66:3 El que sacrifica buey es como si matase a un hombre; el que sacrifica oveja, como si degollase un perro; el que hace ofrenda, como si ofreciese sangre de cerdo; el que quema incienso, como si bendijese a un ídolo. Y porque escogieron sus propios caminos, y su alma amó sus abominaciones, 66:4 también yo escogeré para ellos escarnios, y traeré sobre ellos lo que temieron; porque llamé, y nadie respondió; hablé, y no oyeron, sino que hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada. 66:5 Oíd palabra de Jehová, vosotros los que tembláis a su palabra: Vuestros hermanos que os aborrecen, y os echan fuera por causa de mi nombre, dijeron: Jehová sea glorificado. Pero él se mostrará para alegría vuestra, y ellos serán confundidos. 66:6 Voz de alboroto de la ciudad, voz del templo, voz de Jehová que da el pago a sus enemigos. 66:7 Antes que estuviese de parto, dio a luz; antes que le viniesen dolores, dio a luz hijo. 66:8 ¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? ¿Concebirá la tierra en un día? ¿Nacerá una nación de una vez? Pues en cuanto Sion estuvo de parto, dio a luz sus hijos. 66:9 Yo que hago dar a luz, ¿no haré nacer? dijo Jehová. Yo que hago engendrar, ¿impediré el nacimiento? dice tu Dios. 66:10 Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; 66:11 para que maméis y os saciéis de los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor de su gloria. 66:12 Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados. 66:13 Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en Jerusalén tomaréis consuelo. 66:14 Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos será conocida, y se enojará contra sus enemigos. 66:15 Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego. 66:16 Porque Jehová juzgará con fuego y con su espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados. 66:17 Los que se santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová. 66:18 Porque yo conozco sus obras y sus pensamientos; tiempo vendrá para juntar a todas las naciones y lenguas; y vendrán, y verán mi gloria. 66:19 Y pondré entre ellos señal, y enviaré de los escapados de ellos a las naciones, a Tarsis, a Fut y Lud que disparan arco, a Tubal y a Javán, a las costas lejanas que no oyeron de mí, ni vieron mi gloria; y publicarán mi gloria entre las naciones. 66:20 Y traerán a todos vuestros hermanos de entre todas las naciones, por ofrenda a Jehová, en caballos, en carros, en literas, en mulos y en camellos, a mi santo monte de Jerusalén, dice Jehová, al modo que los hijos de Israel traen la ofrenda en utensilios limpios a la casa de Jehová. 66:21 Y tomaré también de ellos para sacerdotes y levitas, dice Jehová. 66:22 Porque como los cielos nuevos y la nueva tierra que yo hago permanecerán delante de mí, dice Jehová, así permanecerá vuestra descendencia y vuestro nombre. 66:23 Y de mes en mes, y de día de reposo en día de reposo, vendrán todos a adorar delante de mí, dijo Jehová. 66:24 Y saldrán, y verán los cadáveres de los hombres que se rebelaron contra mí; porque su gusano nunca morirá, ni su fuego se apagará, y serán abominables a todo hombre.

Filipenses 3:4-21
3:4 Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: 3:5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 3:6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. 3:7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 3:8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, 3:9 y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe; 3:10 a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, 3:11 si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos. 3:12 No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 3:14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. 3:15 Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. 3:16 Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa. 3:17 Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. 3:18 Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; 3:19 el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal. 3:20 Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; 3:21 el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.

Salmos 74:1-23
Apelación a Dios en contra del enemigo
Masquil de Asaf.
74:1 ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre?
¿Por qué se ha encendido tu furor contra las ovejas de tu prado?
74:2 Acuérdate de tu congregación, la que adquiriste desde tiempos antiguos,
La que redimiste para hacerla la tribu de tu herencia;
Este monte de Sion, donde has habitado.
74:3 Dirige tus pasos a los asolamientos eternos,
A todo el mal que el enemigo ha hecho en el santuario.

74:4 Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas;
Han puesto sus divisas por señales.
74:5 Se parecen a los que levantan
El hacha en medio de tupido bosque.
74:6 Y ahora con hachas y martillos
Han quebrado todas sus entalladuras.
74:7 Han puesto a fuego tu santuario,
Han profanado el tabernáculo de tu nombre, echándolo a tierra.
74:8 Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez;
Han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.

74:9 No vemos ya nuestras señales;
No hay más profeta,
Ni entre nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
74:10 ¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el angustiador?
¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?
74:11 ¿Por qué retraes tu mano?
¿Por qué escondes tu diestra en tu seno?
74:12 Pero Dios es mi rey desde tiempo antiguo;
El que obra salvación en medio de la tierra.
74:13 Dividiste el mar con tu poder;
Quebrantaste cabezas de monstruos en las aguas.
74:14 Magullaste las cabezas del leviatán,
Y lo diste por comida a los moradores del desierto.
74:15 Abriste la fuente y el río;
Secaste ríos impetuosos.
74:16 Tuyo es el día, tuya también es la noche;
Tú estableciste la luna y el sol.
74:17 Tú fijaste todos los términos de la tierra;
El verano y el invierno tú los formaste.

74:18 Acuérdate de esto: que el enemigo ha afrentado a Jehová,
Y pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.
74:19 No entregues a las fieras el alma de tu tórtola,
Y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos.

74:20 Mira al pacto,
Porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de habitaciones de violencia.
74:21 No vuelva avergonzado el abatido;
El afligido y el menesteroso alabarán tu nombre.

74:22 Levántate, oh Dios, aboga tu causa;
Acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día.
74:23 No olvides las voces de tus enemigos;
El alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.


Proverbios 24:15-16
24:15 Oh impío, no aceches la tienda del justo,
No saquees su cámara;
24:16 Porque siete veces cae el justo, y vuelve a levantarse;
Mas los impíos caerán en el mal.