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domingo, 25 de abril de 2010

Lectura Bíblica - Marzo 17

*** Lecturas de Hoy ***
  • Números 26:1-51
  • Lucas 2:36-52
  • Salmos 60:1-12
  • Proverbios 11:15

Números 26:1-51
Capítulo 26
Censo del pueblo en Moab
26:1 Aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo: 26:2 Tomad el censo de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años arriba, por las casas de sus padres, todos los que pueden salir a la guerra en Israel. 26:3 Y Moisés y el sacerdote Eleazar hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo: 26:4 Contaréis el pueblo de veinte años arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel que habían salido de tierra de Egipto. 26:5 Rubén, primogénito de Israel; los hijos de Rubén: de Enoc, la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas; 26:6 de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas. 26:7 Estas son las familias de los rubenitas; y fueron contados de ellas cuarenta y tres mil setecientos treinta. 26:8 Los hijos de Falú: Eliab. 26:9 Y los hijos de Eliab: Nemuel, Datán y Abiram. Estos Datán y Abiram fueron los del consejo de la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová; 26:10 y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, para servir de escarmiento. 26:11 Mas los hijos de Coré no murieron. 26:12 Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas; 26:13 de Zera, la familia de los zeraítas; de Saúl, la familia de los saulitas. 26:14 Estas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos. 26:15 Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas; 26:16 de Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas; 26:17 de Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas. 26:18 Estas son las familias de Gad; y fueron contados de ellas cuarenta mil quinientos. 26:19 Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán. 26:20 Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas. 26:21 Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas. 26:22 Estas son las familias de Judá, y fueron contados de ellas setenta y seis mil quinientos. 26:23 Los hijos de Isacar por sus familias; de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa, la familia de los funitas; 26:24 de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas. 26:25 Estas son las familias de Isacar, y fueron contados de ellas sesenta y cuatro mil trescientos. 26:26 Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas. 26:27 Estas son las familias de los zabulonitas, y fueron contados de ellas sesenta mil quinientos. 26:28 Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín. 26:29 Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas. 26:30 Estos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas; 26:31 de Asriel, la familia de los asrielitas; de Siquem, la familia de los siquemitas; 26:32 de Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas. 26:33 Y Zelofehad hijo de Hefer no tuvo hijos sino hijas; y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, Noa, Hogla, Milca y Tirsa. 26:34 Estas son las familias de Manasés; y fueron contados de ellas cincuenta y dos mil setecientos. 26:35 Estos son los hijos de Efraín por sus familias: de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas. 26:36 Y estos son los hijos de Sutela: de Erán, la familia de los eranitas. 26:37 Estas son las familias de los hijos de Efraín; y fueron contados de ellas treinta y dos mil quinientos. Estos son los hijos de José por sus familias. 26:38 Los hijos de Benjamín por sus familias: de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas; 26:39 de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas. 26:40 Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamitas. 26:41 Estos son los hijos de Benjamín por sus familias; y fueron contados de ellos cuarenta y cinco mil seiscientos. 26:42 Estos son los hijos de Dan por sus familias: de Súham, la familia de los suhamitas. Estas son las familias de Dan por sus familias. 26:43 De las familias de los suhamitas fueron contados sesenta y cuatro mil cuatrocientos. 26:44 Los hijos de Aser por sus familias: de Imna, la familia de los imnitas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas. 26:45 Los hijos de Bería: de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas. 26:46 Y el nombre de la hija de Aser fue Sera. 26:47 Estas son las familias de los hijos de Aser; y fueron contados de ellas cincuenta y tres mil cuatrocientos. 26:48 Los hijos de Neftalí, por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas; 26:49 de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas. 26:50 Estas son las familias de Neftalí por sus familias; y fueron contados de ellas cuarenta y cinco mil cuatrocientos. 26:51 Estos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.

Lucas 2:36-52
2:36 Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, 2:37 y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. 2:38 Esta, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

El regreso a Nazaret
2:39 Después de haber cumplido con todo lo prescrito en la ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. 2:40 Y el niño crecía y se fortalecía, y se llenaba de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre él.

El niño Jesús en el templo
2:41 Iban sus padres todos los años a Jerusalén en la fiesta de la pascua; 2:42 y cuando tuvo doce años, subieron a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. 2:43 Al regresar ellos, acabada la fiesta, se quedó el niño Jesús en Jerusalén, sin que lo supiesen José y su madre. 2:44 Y pensando que estaba entre la compañía, anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y los conocidos; 2:45 pero como no le hallaron, volvieron a Jerusalén buscándole. 2:46 Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. 2:47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. 2:48 Cuando le vieron, se sorprendieron; y le dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con angustia. 2:49 Entonces él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario estar? 2:50 Mas ellos no entendieron las palabras que les habló. 2:51 Y descendió con ellos, y volvió a Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. 2:52 Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres.

Salmos 60:1-12
Capítulo 60
Plegaria pidiendo ayuda contra el enemigo
(Sal. 108. 6-13)
Al músico principal; sobre Lirios. Testimonio. Mictam de David, para enseñar, cuando tuvo guerra contra Aram-Naharaim y contra Aram de Soba, y volvió Joab, y destrozó a doce mil de Edom en el valle de la Sal.
60:1 Oh Dios, tú nos has desechado, nos quebrantaste;
Te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
60:2 Hiciste temblar la tierra, la has hendido;
Sana sus roturas, porque titubea.
60:3 Has hecho ver a tu pueblo cosas duras;
Nos hiciste beber vino de aturdimiento.
60:4 Has dado a los que te temen bandera
Que alcen por causa de la verdad. Selah
60:5 Para que se libren tus amados,
Salva con tu diestra, y óyeme.

60:6 Dios ha dicho en su santuario: Yo me alegraré;
Repartiré a Siquem, y mediré el valle de Sucot.
60:7 Mío es Galaad, y mío es Manasés;
Y Efraín es la fortaleza de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
60:8 Moab, vasija para lavarme;
Sobre Edom echaré mi calzado;
Me regocijaré sobre Filistea.
60:9 ¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me llevará hasta Edom?
60:10 ¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
60:11 Danos socorro contra el enemigo,
Porque vana es la ayuda de los hombres.
60:12 En Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos.


Proverbios 11:15
11:15 Con ansiedad será afligido el que sale por fiador de un extraño; Mas el que aborreciere las fianzas vivirá seguro.

Lectura Bíblica - Marzo 16

*** Lecturas de Hoy ***
  • Números 24:1-25:18
  • Lucas 2:1-35
  • Salmos 59:1-17
  • Proverbios 11:14

Números 24:1-25:18
Capítulo 24
24:1 Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto; 24:2 y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. 24:3 Entonces tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Y dijo el varón de ojos abiertos; 24:4 Dijo el que oyó los dichos de Dios, El que vio la visión del Omnipotente; Caído, pero abiertos los ojos: 24:5 ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, Tus habitaciones, oh Israel! 24:6 Como arroyos están extendidas, Como huertos junto al río, Como áloes plantados por Jehová, Como cedros junto a las aguas. 24:7 De sus manos destilarán aguas, Y su descendencia será en muchas aguas; Enaltecerá su rey más que Agag, Y su reino será engrandecido. 24:8 Dios lo sacó de Egipto; Tiene fuerzas como de búfalo. Devorará a las naciones enemigas, Desmenuzará sus huesos, Y las traspasará con sus saetas. 24:9 Se encorvará para echarse como león, Y como leona; ¿quién lo despertará? Benditos los que te bendijeren, Y malditos los que te maldijeren.

Profecía de Balaam
24:10 Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces. 24:11 Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra. 24:12 Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo: 24:13 Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Jehová, eso diré yo? 24:14 He aquí, yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los postreros días. 24:15 Y tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Dijo el varón de ojos abiertos; 24:16 Dijo el que oyó los dichos de Jehová, Y el que sabe la ciencia del Altísimo, El que vio la visión del Omnipotente; Caído, pero abiertos los ojos: 24:17 Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; Saldrá ESTRELLA de Jacob, Y se levantará cetro de Israel, Y herirá las sienes de Moab, Y destruirá a todos los hijos de Set. 24:18 Será tomada Edom, Será también tomada Seir por sus enemigos, E Israel se portará varonilmente. 24:19 De Jacob saldrá el dominador, Y destruirá lo que quedare de la ciudad. 24:20 Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo: Amalec, cabeza de naciones; Mas al fin perecerá para siempre. 24:21 Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo: Fuerte es tu habitación; Pon en la peña tu nido; 24:22 Porque el ceneo será echado, Cuando Asiria te llevará cautivo. 24:23 Tomó su parábola otra vez, y dijo: ¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas? 24:24 Vendrán naves de la costa de Quitim, Y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber; Mas él también perecerá para siempre. 24:25 Entonces se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino.

Capítulo 25
Israel acude a Baal-peor
25:1 Moraba Israel en Sitim; y el pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, 25:2 las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses. 25:3 Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel. 25:4 Y Jehová dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Jehová delante del sol, y el ardor de la ira de Jehová se apartará de Israel. 25:5 Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor. 25:6 Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, mientras lloraban ellos a la puerta del tabernáculo de reunión. 25:7 Y lo vio Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano; 25:8 y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel. 25:9 Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil. 25:10 Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo: 25:11 Finees hijo de Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, ha hecho apartar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos; por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel. 25:12 Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él; 25:13 y tendrá él, y su descendencia después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo, por cuanto tuvo celo por su Dios e hizo expiación por los hijos de Israel. 25:14 Y el nombre del varón que fue muerto con la madianita era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón. 25:15 Y el nombre de la mujer madianita muerta era Cozbi hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián. 25:16 Y Jehová habló a Moisés, diciendo: 25:17 Hostigad a los madianitas, y heridlos, 25:18 por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides con que os han engañado en lo tocante a Baal-peor, y en lo tocante a Cozbi hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Baal-peor.

Lucas 2:1-35
Capítulo 2
Nacimiento de Jesús
(Mt. 1.18-25)
2:1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2:2 Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 2:3 E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. 2:4 Y José subió de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era de la casa y familia de David; 2:5 para ser empadronado con María su mujer, desposada con él, la cual estaba encinta. 2:6 Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 2:7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

Los ángeles y los pastores
2:8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. 2:9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 2:10 Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: 2:11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor. 2:12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 2:13 Y repentinamente apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a Dios, y decían: 2:14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres! 2:15 Sucedió que cuando los ángeles su fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 2:16 Vinieron, pues, apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. 2:17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del niño. 2:18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. 2:19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. 2:20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho.

Presentación de Jesús en el templo
2:21 Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido. 2:22 Y cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor 2:23 (como está escrito en la ley del Señor: Todo varón que abriere la matriz será llamado santo al Señor), 2:24 y para ofrecer conforme a lo que se dice en la ley del Señor: Un par de tórtolas, o dos palominos. 2:25 Y he aquí había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel; y el Espíritu Santo estaba sobre él. 2:26 Y le había sido revelado por el Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Ungido del Señor. 2:27 Y movido por el Espíritu, vino al templo. Y cuando los padres del niño Jesús lo trajeron al templo, para hacer por él conforme al rito de la ley, 2:28 él le tomó en sus brazos, y bendijo a Dios, diciendo: 2:29 Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, Conforme a tu palabra; 2:30 Porque han visto mis ojos tu salvación, 2:31 La cual has preparado en presencia de todos los pueblos; 2:32 Luz para revelación a los gentiles, Y gloria de tu pueblo Israel. 2:33 Y José y su madre estaban maravillados de todo lo que se decía de él. 2:34 Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre María: He aquí, éste está puesto para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal que será contradicha 2:35 (y una espada traspasará tu misma alma), para que sean revelados los pensamientos de muchos corazones.

Salmos 59:1-17
Capítulo 59
Oración pidiendo ser librado de los enemigos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando envió Saúl, y vigilaron la casa para matarlo.
59:1 Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío;
Ponme a salvo de los que se levantan contra mí.
59:2 Líbrame de los que cometen iniquidad,
Y sálvame de hombres sanguinarios.

59:3 Porque he aquí están acechando mi vida;
Se han juntado contra mí poderosos.
No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová;
59:4 Sin delito mío corren y se aperciben.

Despierta para venir a mi encuentro, y mira.
59:5 Y tú, Jehová Dios de los ejércitos, Dios de Israel,
Despierta para castigar a todas las naciones;
No tengas misericordia de todos los que se rebelan con iniquidad. Selah

59:6 Volverán a la tarde, ladrarán como perros,
Y rodearán la ciudad.
59:7 He aquí proferirán con su boca;
Espadas hay en sus labios,
Porque dicen: ¿Quién oye?

59:8 Mas tú, Jehová, te reirás de ellos;
Te burlarás de todas las naciones.
59:9 A causa del poder del enemigo esperaré en ti,
Porque Dios es mi defensa.
59:10 El Dios de mi misericordia irá delante de mí;
Dios hará que vea en mis enemigos mi deseo.

59:11 No los mates, para que mi pueblo no olvide;
Dispérsalos con tu poder, y abátelos,
Oh Jehová, escudo nuestro.
59:12 Por el pecado de su boca, por la palabra de sus labios,
Sean ellos presos en su soberbia,
Y por la maldición y mentira que profieren.
59:13 Acábalos con furor, acábalos, para que no sean;
Y sépase que Dios gobierna en Jacob
Hasta los fines de la tierra. Selah
59:14 Vuelvan, pues, a la tarde, y ladren como perros,
Y rodeen la ciudad.
59:15 Anden ellos errantes para hallar qué comer;
Y si no se sacian, pasen la noche quejándose.

59:16 Pero yo cantaré de tu poder,
Y alabaré de mañana tu misericordia;
Porque has sido mi amparo
Y refugio en el día de mi angustia.
59:17 Fortaleza mía, a ti cantaré;
Porque eres, oh Dios, mi refugio, el Dios de mi misericordia.


Proverbios 11:14
11:14 Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo;
Mas en la multitud de consejeros hay seguridad.

Lectura Bíblica - Marzo 15

*** Lecturas de Hoy ***
  • Números 22:21-23:30
  • Lucas 1:57-80
  • Salmos 58:1-11
  • Proverbios 11:12-13

Números 22:21-23:30
El ángel y el asna de Balaam
22:21 Así Balaam se levantó por la mañana, y enalbardó su asna y fue con los príncipes de Moab. 22:22 Y la ira de Dios se encendió porque él iba; y el ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos criados suyos. 22:23 Y el asna vio al ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Entonces azotó Balaam al asna para hacerla volver al camino. 22:24 Pero el ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared a un lado y pared al otro. 22:25 Y viendo el asna al ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam; y él volvió a azotarla. 22:26 Y el ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en una angostura donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda. 22:27 Y viendo el asna al ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y Balaam se enojó y azotó al asna con un palo. 22:28 Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has azotado estas tres veces? 22:29 Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí. ¡Ojalá tuviera espada en mi mano, que ahora te mataría! 22:30 Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? Sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado hacerlo así contigo? Y él respondió: No. 22:31 Entonces Jehová abrió los ojos de Balaam, y vio al ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro. 22:32 Y el ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has azotado tu asna estas tres veces? He aquí yo he salido para resistirte, porque tu camino es perverso delante de mí. 22:33 El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva. 22:34 Entonces Balaam dijo al ángel de Jehová: He pecado, porque no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré. 22:35 Y el ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te diga, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac. 22:36 Oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto al límite de Arnón, que está al extremo de su territorio. 22:37 Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿No puedo yo honrarte? 22:38 Balaam respondió a Balac: He aquí yo he venido a ti; mas ¿podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca, esa hablaré. 22:39 Y fue Balaam con Balac, y vinieron a Quiriat-huzot. 22:40 Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió a Balaam, y a los príncipes que estaban con él.

Balaam bendice a Israel
22:41 El día siguiente, Balac tomó a Balaam y lo hizo subir a Bamot-baal, y desde allí vio a los más cercanos del pueblo.

Capítulo 23
23:1 Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 23:2 Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar. 23:3 Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto. 23:4 Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. 23:5 Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 23:6 Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab. 23:7 Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, Rey de Moab, de los montes del oriente; Ven, maldíceme a Jacob, Y ven, execra a Israel. 23:8 ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado? 23:9 Porque de la cumbre de las peñas lo veré, Y desde los collados lo miraré; He aquí un pueblo que habitará confiado, Y no será contado entre las naciones. 23:10 ¿Quién contará el polvo de Jacob, O el número de la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, Y mi postrimería sea como la suya. 23:11 Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te he traído para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones. 23:12 El respondió y dijo: ¿No cuidaré de decir lo que Jehová ponga en mi boca? 23:13 Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. 23:14 Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar. 23:15 Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí. 23:16 Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. 23:17 Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová? 23:18 Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: 23:19 Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? 23:20 He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla. 23:21 No ha notado iniquidad en Jacob, Ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, Y júbilo de rey en él. 23:22 Dios los ha sacado de Egipto; Tiene fuerzas como de búfalo. 23:23 Porque contra Jacob no hay agüero, Ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios! 23:24 He aquí el pueblo que como león se levantará, Y como león se erguirá; No se echará hasta que devore la presa, Y beba la sangre de los muertos. 23:25 Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. 23:26 Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer? 23:27 Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas. 23:28 Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto. 23:29 Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. 23:30 Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

Lucas 1:57-80
Nacimiento de Juan el Bautista
1:57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz un hijo. 1:58 Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. 1:59 Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban con el nombre de su padre, Zacarías; 1:60 pero respondiendo su madre, dijo: No; se llamará Juan. 1:61 Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela que se llame con ese nombre. 1:62 Entonces preguntaron por señas a su padre, cómo le quería llamar. 1:63 Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 1:64 Al momento fue abierta su boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. 1:65 Y se llenaron de temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron todas estas cosas. 1:66 Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.

Profecía de Zacarías
1:67 Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: 1:68 Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, 1:69 Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, 1:70 Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; 1:71 Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; 1:72 Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; 1:73 Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder 1:74 Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos 1:75 En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. 1:76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; 1:77 Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, 1:78 Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, 1:79 Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz. 1:80 Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.

Salmos 58:1-11
Capítulo 58
Plegaria pidiendo el castigo de los malos
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David.
58:1 Oh congregación, ¿pronunciáis en verdad justicia?
¿Juzgáis rectamente, hijos de los hombres?
58:2 Antes en el corazón maquináis iniquidades;
Hacéis pesar la violencia de vuestras manos en la tierra.
58:3 Se apartaron los impíos desde la matriz;
Se descarriaron hablando mentira desde que nacieron.
58:4 Veneno tienen como veneno de serpiente;
Son como el áspid sordo que cierra su oído,
58:5 Que no oye la voz de los que encantan,
Por más hábil que el encantador sea.

58:6 Oh Dios, quiebra sus dientes en sus bocas;
Quiebra, oh Jehová, las muelas de los leoncillos.
58:7 Sean disipados como aguas que corren;
Cuando disparen sus saetas, sean hechas pedazos.
58:8 Pasen ellos como el caracol que se deslíe;
Como el que nace muerto, no vean el sol.
58:9 Antes que vuestras ollas sientan la llama de los espinos,
Así vivos, así airados, los arrebatará él con tempestad.

58:10 Se alegrará el justo cuando viere la venganza;
Sus pies lavará en la sangre del impío.
58:11 Entonces dirá el hombre: Ciertamente hay galardón para el justo;
Ciertamente hay Dios que juzga en la tierra.


Proverbios 11:12-13
11:12 El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo;
Mas el hombre prudente calla.
11:13 El que anda en chismes descubre el secreto;
Mas el de espíritu fiel lo guarda todo.

Lectura Bíblica - Marzo 14

*** Lecturas de Hoy ***
  • Números 21:1-22:20
  • Lucas 1:26-56
  • Salmos 57:1-11
  • Proverbios 11:9-11

Números 21:1-22:20
Capítulo 21
El rey de Arad ataca a Israel
21:1 Cuando el cananeo, el rey de Arad, que habitaba en el Neguev, oyó que venía Israel por el camino de Atarim, peleó contra Israel, y tomó de él prisioneros. 21:2 Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades. 21:3 Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.

La serpiente de bronce
21:4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino. 21:5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. 21:6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel. 21:7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo. 21:8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá. 21:9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

Los israelitas rodean la tierra de Moab
21:10 Después partieron los hijos de Israel y acamparon en Obot. 21:11 Y partiendo de Obot, acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está enfrente de Moab, al nacimiento del sol. 21:12 Partieron de allí, y acamparon en el valle de Zered. 21:13 De allí partieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del territorio del amorreo; porque Arnón es límite de Moab, entre Moab y el amorreo. 21:14 Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo, Y en los arroyos de Arnón; 21:15 Y a la corriente de los arroyos Que va a parar en Ar, Y descansa en el límite de Moab. 21:16 De allí vinieron a Beer: este es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Reúne al pueblo, y les daré agua. 21:17 Entonces, cantó Israel este cántico: Sube, oh pozo; a él cantad; 21:18 Pozo, el cual cavaron los señores. Lo cavaron los príncipes del pueblo, Y el legislador, con sus báculos. Del desierto vinieron a Matana, 21:19 y de Matana a Nahaliel, y de Nahaliel a Bamot; 21:20 y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira hacia el desierto.

Israel derrota a Sehón
(Dt. 2.26-37)
21:21 Entonces envió Israel embajadores a Sehón rey de los amorreos, diciendo: 21:22 Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio. 21:23 Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su territorio, sino que juntó Sehón todo su pueblo y salió contra Israel en el desierto, y vino a Jahaza y peleó contra Israel. 21:24 Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte. 21:25 Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas. 21:26 Porque Hesbón era la ciudad de Sehón rey de los amorreos, el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón. 21:27 Por tanto dicen los proverbistas: Venid a Hesbón, Edifíquese y repárese la ciudad de Sehón. 21:28 Porque fuego salió de Hesbón, Y llama de la ciudad de Sehón, Y consumió a Ar de Moab, A los señores de las alturas de Arnón. 21:29 ¡Ay de ti, Moab! Pereciste, pueblo de Quemos. Fueron puestos sus hijos en huida, Y sus hijas en cautividad, Por Sehón rey de los amorreos. 21:30 Mas devastamos el reino de ellos; Pereció Hesbón hasta Dibón, Y destruimos hasta Nofa y Medeba.

Israel derrota a Og de Basán
(Dt. 3.1-11)
21:31 Así habitó Israel en la tierra del amorreo. 21:32 También envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí. 21:33 Y volvieron, y subieron camino de Basán; y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei. 21:34 Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón. 21:35 E hirieron a él y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y se apoderaron de su tierra.

Capítulo 22
Balac manda llamar a Balaam
22:1 Partieron los hijos de Israel, y acamparon en los campos de Moab junto al Jordán, frente a Jericó. 22:2 Y vio Balac hijo de Zipor todo lo que Israel había hecho al amorreo. 22:3 Y Moab tuvo gran temor a causa del pueblo, porque era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel. 22:4 Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac hijo de Zipor era entonces rey de Moab. 22:5 Por tanto, envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, en Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí. 22:6 Ven pues, ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo; quizá yo pueda herirlo y echarlo de la tierra; pues yo sé que el que tú bendigas será bendito, y el que tú maldigas será maldito. 22:7 Fueron los ancianos de Moab y los ancianos de Madián con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam y le dijeron las palabras de Balac. 22:8 El les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os daré respuesta según Jehová me hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam. 22:9 Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo? 22:10 Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a decirme: 22:11 He aquí, este pueblo que ha salido de Egipto cubre la faz de la tierra; ven pues, ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear contra él y echarlo. 22:12 Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo, porque bendito es. 22:13 Así Balaam se levantó por la mañana y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros. 22:14 Y los príncipes de Moab se levantaron, y vinieron a Balac y dijeron: Balaam no quiso venir con nosotros. 22:15 Volvió Balac a enviar otra vez más príncipes, y más honorables que los otros; 22:16 los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí; 22:17 porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me digas; ven, pues, ahora, maldíceme a este pueblo. 22:18 Y Balaam respondió y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios para hacer cosa chica ni grande. 22:19 Os ruego, por tanto, ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová. 22:20 Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieron para llamarte estos hombres, levántate y vete con ellos; pero harás lo que yo te diga.

Lucas 1:26-56
Anuncio del nacimiento de Jesús
1:26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 1:27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 1:28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 1:29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 1:30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 1:31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 1:32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 1:33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 1:34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 1:35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 1:36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 1:37 porque nada hay imposible para Dios. 1:38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.

María visita a Elisabet
1:39 En aquellos días, levantándose María, fue de prisa a la montaña, a una ciudad de Judá; 1:40 y entró en casa de Zacarías, y saludó a Elisabet. 1:41 Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 1:42 y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. 1:43 ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí? 1:44 Porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 1:45 Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. 1:46 Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; 1:47 Y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador. 1:48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva; Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. 1:49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, 1:50 Y su misericordia es de generación en generación A los que le temen. 1:51 Hizo proezas con su brazo; Esparció a los soberbios en el pensamiento de sus corazones. 1:52 Quitó de los tronos a los poderosos, Y exaltó a los humildes. 1:53 A los hambrientos colmó de bienes, Y a los ricos envió vacíos. 1:54 Socorrió a Israel su siervo, Acordándose de la misericordia 1:55 De la cual habló a nuestros padres, Para con Abraham y su descendencia para siempre. 1:56 Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.

Salmos 57:1-11
Capítulo 57
Plegaria pidiendo ser librado de los perseguidores
(Sal. 108. 1-5)
Al músico principal; sobre No destruyas. Mictam de David, cuando huyó de delante de Saúl a la cueva.
57:1 Ten misericordia de mí, oh Dios, ten misericordia de mí;
Porque en ti ha confiado mi alma,
Y en la sombra de tus alas me ampararé
Hasta que pasen los quebrantos.
57:2 Clamaré al Dios Altísimo,
Al Dios que me favorece.
57:3 El enviará desde los cielos, y me salvará
De la infamia del que me acosa; Selah
Dios enviará su misericordia y su verdad.

57:4 Mi vida está entre leones;
Estoy echado entre hijos de hombres que vomitan llamas;
Sus dientes son lanzas y saetas,
Y su lengua espada aguda.

57:5 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.

57:6 Red han armado a mis pasos;
Se ha abatido mi alma;
Hoyo han cavado delante de mí;
En medio de él han caído ellos mismos. Selah

57:7 Pronto está mi corazón, oh Dios, mi corazón está dispuesto;
Cantaré, y trovaré salmos.
57:8 Despierta, alma mía; despierta, salterio y arpa;
Me levantaré de mañana.
57:9 Te alabaré entre los pueblos, oh Señor;
Cantaré de ti entre las naciones.
57:10 Porque grande es hasta los cielos tu misericordia,
Y hasta las nubes tu verdad.

57:11 Exaltado seas sobre los cielos, oh Dios;
Sobre toda la tierra sea tu gloria.


Proverbios 11:9-11
11:9 El hipócrita con la boca daña a su prójimo;
Mas los justos son librados con la sabiduría.
11:10 En el bien de los justos la ciudad se alegra;
Mas cuando los impíos perecen hay fiesta.
11:11 Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida;
Mas por la boca de los impíos será trastornada.

lunes, 19 de abril de 2010

Así debemos vivir – Parte 2

Como ya hemos visto, debemos vivir nuestra vida de cristianos desechando, menospreciando, desestimando, renunciando y apartando de nosotros las obras que el mundo practica.  Luego debemos andar como de día, bajo la luz de Cristo y los principios de su Reino.

Por último mencionamos, que para vivir una vida que realmente agrade a Dios debemos acompañar lo anterior con las vestiduras poderosas provistas por el Padre de las luces.  Este último punto es el que detallaremos a continuación.

¿Cuáles son las armas que debemos vestir?

La oración, el ayuno, la Palabra y la alabanza constante son armas que debemos vestir y a ellas debemos sumar, vestirnos de Cristo.

¿Qué significa vestirse de Cristo?

Es la voluntad de Dios que cada uno de nosotros se vista de Cristo, es decir, viva como él.  Recordemos que el propósito de Dios es que seamos semejantes a su Hijo; es decir, que nuestra vida, nuestras actitudes y hábitos reflejen al Señor.

¿Es posible esto?  Sí, absolutamente sí, pero no vamos a lograrlo por medio de nuestras fuerzas, sino en dependencia total del Espíritu Santo y obedeciendo en desechar las obras del mundo y vestir las armas espirituales.

 Vestirse de Cristo.
Vestirse de Cristo es ser manso y humilde de corazón, es decir, ser cortés, ser considerado y vivir ejercitando el dominio propio.  Jesús nos invita en Mateo 11:29 a aprender de él, que es manso y humilde:  "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras alma".

Muchos de nosotros no tenemos problemas en reconocer ante de Dios que somos pecadores, pero cuando alguien nos señala lo malo, nos justificamos y hasta nos ofendemos.  El apóstol Pedro en su primer Carta nos dice como debe ser nuestro actuar vestidos de Cristo: "Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente" (1 Pedro 2:23).

¡Nos vestimos de Cristo al ser mansos y humildes!

 Negarse a uno mismo.
"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame."

Cristo no estimó el ser igual a Dios como algo a que aferrarse, sino que se humilló, se hizo obediente (Filipenses 2:6,7).  Uno se niega a sí mismo para beneficio de los demás.

¡Nos vestimos de Cristo cuando nos negamos a nosotros mismos!

 Perdonar.
"Nada nos mueve tanto al perdón como el maravilloso conocimiento de que nosotros mismos hemos sido perdonados".  Cristo enseñó acerca del perdón, y nos perdonó, así lo dice su Palabra en Efesios 4:32: "Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo."

En Colosenses 3:12-13, el apóstol Pablo nos dice que soportarnos y perdonarnos unos a otros, es vestirnos de Cristo, escogidos por Dios: "Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."

¡Nos vestimos de Cristo al perdonar!

 Seguir la paz con todos.
En las "Bienaventuranzas" Cristo enseñó claramente sobre la bendición de ser pacificadores.  ¡Dios desea hijos pacificadores y no alborotadores!, porque él es el autor de la paz.  La Palabra nos confronta con la imagen de un Dios pacificador y reconciliador.

Veamos dos textos que respaldan estas afirmaciones.

"Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro.  De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros."
Colosenses 1:20

"Aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz."
Efesios 2:15.

Ser pacificadores significa no buscar la venganza, ni guardar rencores.  Muchos podemos pensar que no somos vengativos ni rencorosos, pero, ¿Alguno de nosotros a dejado de interesarse por alguien en algún momento, porque no recibió de ese alguien lo que esperaba?, o ¿Hemos dejado de orar por alguien que nos falló, crucificándolo en nuestro corazón?

¡Nos vestimos de Cristo al ser pacificadores!

 Orar.
Debemos vivir una vida de santidad y consagración manifestando día a día, la conducta del reino de Dios, viviendo bajo los principios del Reino, siendo constantes en la oración.

Cristo usó esta poderosa arma y la hizo parte de su vida, es decir, la oraciuón para Nuestro Señor Jesús era un estilo de vida (Lucas 6:12; 9:29; Mateo 14:23; 26:36; Marcos 14:32; Lucas 18:1; 22:41).

Jesús oraba agradeciendo, intercediendo y consultando, aun en tiempos de dolor y dificultad, en los evangelios observamos que Él era constante en la oración.

La Biblia nos exhorta a ser también constantes en la oración:

"gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración."
Romanos 12:12

"Orad sin cesar."
1Tesalonicenses 5:17

¡Nos vestimos de Cristo cuando oramos!

 Llevando el fruto del Espíritu Santo.
Para que nuestro carácter sea como el de Cristo, Dios ha provisto nueve gracias o virtudes mencionadas en Gálatas 5:22–24.

El fruto del Espíritu Santo refleja lo que Cristo es; amoroso, gozoso, lleno de paz, paciente, benigno, bueno, fiel, manso y templado.  Cristo tiene completo dominio propio.

¡Nos vestimos de Cristo al producir estos frutos en cada momento de nuestra vida: en público y en privado!

Cada día que pasa se acerca más nuestra salvación.  Cuanto más oscuro es el mundo, más lo debe iluminar la luz.  El apóstol Pablo nos llama a estar alertas porque la influencia de las tinieblas será cada día, más fuerte sobre nuestras vidas.

El discípulo comprometido no se estancará, sino que trabajará activamente con el Espíritu para acelerar en su vida aquella transformación que le permitirá mostrar la luz de Cristo en todo lugar y toda circunstancia.

¡Esta es nuestra vocación!


ORACION
Grande, Maravilloso y Majestuoso Jesús, te doy gracias porque has traído luz a mi vida, haciéndome comprender que debo alejar de mi, toda práctica del mundo que me aleja de ti y tus bendiciones.  Me has hecho ver mi Señor, que por medio de la oración constante, el ayuno, la lectura de tu Palabra y la alabanza, me fortalezco.  Estas son armas que tú Padre de las Luces, me has dado para vencer en el mundo.

Señor, ayúdame a vestirme de ti siendo manso y humilde de corazón, estando en paz con quienes comparto y me rodean, perdonando como tú me perdonas, negándome a mí mismo para que tú crezcas en mí, siendo constante en la oración y llevando el fruto de tu Espíritu Santo con integridad; y que así pueda mostrar tu luz en todo momento y circunstancia, venciendo la oscuridad y trabajando activamente en mi transformación, AMÉN.

jueves, 15 de abril de 2010

Así debemos vivir – Parte 1

El Apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, envía desde Corinto esta carta a los hermanos de Roma.  La Epístola a los Romanos es también conocida como el "Quinto Evangelio", pues en ella encontramos las doctrinas fundamentales del cristianismo:

1- La depravación del hombre.
2- El pecado y sus consecuencias.
3- La justificación.
4- La santificación.
5- El cuerpo de Cristo.

Hoy nos interesa lo que Pablo expone, por el soplo de Dios, acerca de cómo debe ser la vida del cristiano, es decir, de todos aquellos que integramos el reino de Dios.

"El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.  Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos.  La noche está avanzada, y se acerca el día.  Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.  Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne".
Romanos 13:10-14

Pablo menciona en este pasaje dos elementos importantes: La venida de Cristo y cómo vivir la nueva vida.

1. La venida de Cristo.
"Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos".
Romanos 13:11

El Señor afirma que su regreso es inminente y nos advierte que "es ya hora de levantarnos del sueño".  Con esta frase, Pablo se refiere al momento histórico de la humanidad y de la Iglesia, el regreso de nuestro Señor Jesucristo.  Se acerca el día en que lo veremos cara a cara, la hora en que seremos transformados, el momento de nuestra partida al cielo.

"He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles y nosotros seremos transformados.  Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad."
1 Corintios 15:51-53

Cada día que pasa se acerca más nuestra salvación.  Cuanto más oscuro es el mundo, más lo debe iluminar la luz.  Es por esto que resulta necesario levantarse del sueño.  Esta figura literaria nos indica que debemos escaparnos de nuestra actitud de indiferencia y de relajación, separarnos de no poseer el sentido de urgencia para cumplir con la voluntad y el deseo del corazón de Dios.

La urgencia que sentía Pablo por llevar al mundo el evangelio y trabajar para la edificación de la Iglesia seguramente lo movió a incluir en su carta esta exhortación.  Por medio de ella el Señor quiere indicarnos que todos debemos estar en constante vigilia, sin descuidar nuestra vida espiritual ni la extensión del Reino... porque la venida de Cristo está más cerca.

"Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.  Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras."
1 Tesalonicenses 4:16-18

2. ¿Cómo vivir la nueva vida?
"La noche está avanzada, y se acerca el día.  Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.  Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne."
Romanos 13:12-14

Pablo utiliza tres verbos importantes que nos enseñan cómo debemos vivir la nueva vida mientras regresa el Señor Jesús.

- Desechar
- Vestir
- Andar

¡Debemos vivir vistiéndonos, desechando y andando!

La expresión "la noche está avanzada" se refiere simplemente al sistema de este mundo bajo el gobierno de Satanás, en medio del cual, rodeados de tinieblas, de oscuridad, de confusión, abundancia de pecado, de independencia de Dios; debemos vivir velando: desechando, vistiéndonos y andando.

Pero, ¿qué debemos desechar?, ¿de qué debemos vestirnos? y ¿cómo debemos andar?

a. Desechar.
Significa menospreciar, desestimar, renunciar, no admitir, apartar de sí. Debemos desechar, menospreciar, desestimar, renunciar y apartar de nuestra vida las obras que el mundo practica, el estilo de vida mundano.  Algunas de esas obras, que son pecados, las menciona Pablo en el versículo 13: glotonería y borracheras, lujuria (es decir, consumar en la mente lo que nos gustaría realizar con el cuerpo), lascivia (apetito carnal), contiendas y envidia. Jesús mismo advierte sobre estas obras y sus peligros en Lucas 21:34: "Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día."

Desechando esto, debemos vivir una vida de santidad y consagración manifestando día a día, la conducta del reino de Dios, viviendo bajo los principios del Reino. Rick Warren, fundador y pastor de la iglesia Saddleback en Lake Forest, California; en su libro "Una vida con propósito" afirma: "La vida cristiana es más que credos y convicciones; incluye conducta y carácter".

b. Andar.
Pablo exhorta a desechar las obras de este mundo y a andar como de día.  Estamos en la noche, en un mundo sumergido en el pecado y perdido, pero debemos andar como es digno del Reino de Dios, el Reino de la Luz y de los discípulos de Cristo.

El término "andemos" es sinónimo de vivir, de la manera de conducirse en cada aspecto de la vida (trabajo, hogar, iglesia, relaciones, etcétera).  Vivamos de tal manera que otros, en la noche, puedan ver la luz, la claridad del día.  ¡Que otros vean a Cristo en nosotros y por nosotros!

Este mismo concepto se presenta en Mateo 5:14,16: "Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder…  Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos."

¡Dejemos ver el estilo de vida del reino de Dios para que el mundo glorifique al Padre!

c. Vestir.
La acción de desechar no resulta suficiente para una vida que agrada a Dios.  Pablo añade que este proceso se debe acompañar de una labor adicional, la de vestir.

Debemos vestirnos de las armas de luz, que son armas provistas por el Padre de las luces: "Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación." (Santiago 1:17), y esas mismas armas se caracterizan por ser poderosas: "porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas." (2 Corintios 10:4).


ORACION
Señor Jesús, reconozco mi Gran Señor, que hasta el día de hoy no he desechado ni apartado las obras que el mundo practica, dejándome llevar por el estilo de vida de este mundo.  Reconozco mi Dios, que he andado en oscuridad, sumergido y perdido en el pecado, y reconozco mi Señor, que ni siquiera sabía que debía vestir con las armas que tú me has provisto para vencer al mundo y destruir fortalezas.

Por favor Señor, llévame a vivir desechando el estilo de vida mundano, viviendo una vida de santidad y consagración, dónde manifieste la conducta de tu Reino, de tal forma que otros puedan verte a ti en nosotros y por medio de nosotros, trayendo la luz y la claridad del día en medio de la oscuridad de la noche, a partir de hoy en que hemos decidido vestirnos de ti.

miércoles, 14 de abril de 2010

Lectura Bíblica - Marzo 13

*** Lecturas de Hoy ***
  • Números 19:1-20:29
  • Lucas 1:1-25
  • Salmos 56:1-13
  • Proverbios 11:8

Números 19:1-20:29
Capítulo 19
La purificación de los inmundos
19:1 Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo: 19:2 Esta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo; 19:3 y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campamento, y la hará degollar en su presencia. 19:4 Y Eleazar el sacerdote tomará de la sangre con su dedo, y rociará hacia la parte delantera del tabernáculo de reunión con la sangre de ella siete veces; 19:5 y hará quemar la vaca ante sus ojos; su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar. 19:6 Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca. 19:7 El sacerdote lavará luego sus vestidos, lavará también su cuerpo con agua, y después entrará en el campamento; y será inmundo el sacerdote hasta la noche. 19:8 Asimismo el que la quemó lavará sus vestidos en agua, también lavará en agua su cuerpo, y será inmundo hasta la noche. 19:9 Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de purificación; es una expiación. 19:10 Y el que recogió las cenizas de la vaca lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche; y será estatuto perpetuo para los hijos de Israel, y para el extranjero que mora entre ellos. 19:11 El que tocare cadáver de cualquier persona será inmundo siete días. 19:12 Al tercer día se purificará con aquella agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día. 19:13 Todo aquel que tocare cadáver de cualquier persona, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová contaminó, y aquella persona será cortada de Israel; por cuanto el agua de la purificación no fue rociada sobre él, inmundo será, y su inmundicia será sobre él. 19:14 Esta es la ley para cuando alguno muera en la tienda: cualquiera que entre en la tienda, y todo el que esté en ella, será inmundo siete días. 19:15 Y toda vasija abierta, cuya tapa no esté bien ajustada, será inmunda; 19:16 y cualquiera que tocare algún muerto a espada sobre la faz del campo, o algún cadáver, o hueso humano, o sepulcro, siete días será inmundo. 19:17 Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua corriente en un recipiente; 19:18 y un hombre limpio tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, sobre todos los muebles, sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro. 19:19 Y el limpio rociará sobre el inmundo al tercero y al séptimo día; y cuando lo haya purificado al día séptimo, él lavará luego sus vestidos, y a sí mismo se lavará con agua, y será limpio a la noche. 19:20 Y el que fuere inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová; no fue rociada sobre él el agua de la purificación; es inmundo. 19:21 Les será estatuto perpetuo; también el que rociare el agua de la purificación lavará sus vestidos; y el que tocare el agua de la purificación será inmundo hasta la noche. 19:22 Y todo lo que el inmundo tocare, será inmundo; y la persona que lo tocare será inmunda hasta la noche.

Capítulo 20
Agua de la roca
20:1 Llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y acampó el pueblo en Cades; y allí murió María, y allí fue sepultada. 20:2 Y porque no había agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón. 20:3 Y habló el pueblo contra Moisés, diciendo: ¡Ojalá hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová! 20:4 ¿Por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias? 20:5 ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas ni de granadas; ni aun de agua para beber. 20:6 Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de reunión, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos. 20:7 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 20:8 Toma la vara, y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la peña, y darás de beber a la congregación y a sus bestias. 20:9 Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó. 20:10 Y reunieron Moisés y Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer salir aguas de esta peña? 20:11 Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias. 20:12 Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no creísteis en mí, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado. 20:13 Estas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y él se santificó en ellos.

Edom rehúsa dar paso a Israel
20:14 Envió Moisés embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido; 20:15 cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres; 20:16 y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió un ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad cercana a tus fronteras. 20:17 Te rogamos que pasemos por tu tierra. No pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos; por el camino real iremos, sin apartarnos a diestra ni a siniestra, hasta que hayamos pasado tu territorio. 20:18 Edom le respondió: No pasarás por mi país; de otra manera, saldré contra ti armado. 20:19 Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino principal iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; déjame solamente pasar a pie, nada más. 20:20 Pero él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte. 20:21 No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su territorio, y se desvió Israel de él.

Aarón muere en el Monte Hor
20:22 Y partiendo de Cades los hijos de Israel, toda aquella congregación, vinieron al monte de Hor. 20:23 Y Jehová habló a Moisés y a Aarón en el monte de Hor, en la frontera de la tierra de Edom, diciendo: 20:24 Aarón será reunido a su pueblo, pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla. 20:25 Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor, 20:26 y desnuda a Aarón de sus vestiduras, y viste con ellas a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido a su pueblo, y allí morirá. 20:27 Y Moisés hizo como Jehová le mandó; y subieron al monte de Hor a la vista de toda la congregación. 20:28 Y Moisés desnudó a Aarón de sus vestiduras, y se las vistió a Eleazar su hijo; y Aarón murió allí en la cumbre del monte, y Moisés y Eleazar descendieron del monte. 20:29 Y viendo toda la congregación que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas la familias de Israel.

Lucas 1:1-25
Capítulo 1
Dedicatoria a Teófilo
1:1 Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 1:2 tal como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra, 1:3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, 1:4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales has sido instruido.

Anuncio del nacimiento de Juan
1:5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba Elisabet. 1:6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. 1:7 Pero no tenían hijo, porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. 1:8 Aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su clase, 1:9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el incienso, entrando en el santuario del Señor. 1:10 Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. 1:11 Y se le apareció un ángel del Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 1:12 Y se turbó Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. 1:13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Juan. 1:14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento; 1:15 porque será grande delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el vientre de su madre. 1:16 Y hará que muchos de los hijos de Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. 1:17 E irá delante de él con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto. 1:18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada. 1:19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte estas buenas nuevas. 1:20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. 1:21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se demorase en el santuario. 1:22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y comprendieron que había visto visión en el santuario. El les hablaba por señas, y permaneció mudo. 1:23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa. 1:24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 1:25 Así ha hecho conmigo el Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.

Salmos 56:1-13
Capítulo 56
Oración de confianza
Al músico principal; sobre La paloma silenciosa en paraje muy distante. Mictam de David, cuando los filisteos le prendieron en Gat.
56:1 Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre;
Me oprime combatiéndome cada día.
56:2 Todo el día mis enemigos me pisotean;
Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.
56:3 En el día que temo,
Yo en ti confío.
56:4 En Dios alabaré su palabra;
En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?

56:5 Todos los días ellos pervierten mi causa;
Contra mí son todos sus pensamientos para mal.
56:6 Se reúnen, se esconden,
Miran atentamente mis pasos,
Como quienes acechan a mi alma.
56:7 Pésalos según su iniquidad, oh Dios,
Y derriba en tu furor a los pueblos.

56:8 Mis huidas tú has contado;
Pon mis lágrimas en tu redoma;
¿No están ellas en tu libro?
56:9 Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare;
Esto sé, que Dios está por mí.
56:10 En Dios alabaré su palabra;
En Jehová su palabra alabaré.
56:11 En Dios he confiado; no temeré;
¿Qué puede hacerme el hombre?

56:12 Sobre mí, oh Dios, están tus votos;
Te tributaré alabanzas.
56:13 Porque has librado mi alma de la muerte,
Y mis pies de caída,
Para que ande delante de Dios
En la luz de los que viven.


Proverbios 11:8
11:8 El justo es librado de la tribulación;
Mas el impío entra en lugar suyo.