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sábado, 30 de enero de 2010

Los deseos de los ojos -- Enfrentando al Mundo - Parte 2

Anteriormente habíamos indicado que todo lo que es de este mundo, del mismo mundo proviene, según dice 1 Juan 2:16  "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo".

Con relación en este versículo, alertamos, como primera parte, sobre el peligro de satisfacer los deseos de la carne.  El egoísmo y la complacencia del cuerpo han destruido la base de la sociedad, trayendo a las familias separaciones y divorcios, perdiéndose la santidad del matrimonio, trayendo pobreza a millones de madres solas que tienen que velar por sus hijos que se sienten desvalidos, perdidos y abandonados, por no tener imagen paterna.  Todo esto dentro de nuestras propias familias.

Hoy, hablaremos sobre la segunda parte de este versículo bíblico.

El peligro de satisfacer los deseos de los ojos

En nuestra sociedad actual, las nuevas tecnologías avivan la presentación llamativa y diferenciadora de los productos.  La imagen es el centro de reflexión de las estrategias de la publicidad, enfocada a expandir el conocimiento y la propagación de un producto, enlazando el concepto de imagen del producto y la conciencia del consumidor; de esta forma cada uno de nosotros crea su propio estilo.

En una sociedad consumista como la nuestra, es fundamental esta idea de estilo, que nos hace atractivos, en unión con aquello que deseamos "nuestro complemento perfecto".

Para que nosotros deseemos cualquier cosa, es necesario entonces, que hayamos visto primero aquello que ahora deseamos y entonces, alimentemos el apetito de nuestra alma con pecados que nos apartan de la presencia de Dios.  Los ojos son los que influyen sobre nuestra alma y nuestro cuerpo, por esto La Biblia nos dice que en conjunto con los oídos, los ojos son la parte más activa de nuestros cuerpos: "nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír." (Eclesiastés 1:8b).

Satanás conoce muy bien que el mundo actual vive bajo el deseo de querer ver, por esto es que domina el mundo bajo el poder de lo visual, de lo aparente, de lo externo, de la imagen y de lo codiciable.

¿Qué está entrando en nuestras vidas cada día por medio de nuestros ojos?

¿Por qué en nuestras casas cristianas, es más fácil encontrar un cuarto llamado "sala de televisión", que otro que se llame "cuarto de oración"?

Recordemos tres ejemplos bíblicos de personas que fracasaron ante el deseo de sus ojos:

1. Génesis 3:6
"y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos."

Cuando Adán y Eva vieron la necedad de comer la fruta prohibida.  Vieron la felicidad de la cual cayeron y la miseria en que se hundieron.  Vieron a un Dios amante irritado, y la pérdida de su gracia y su favor.  Esta es la deshonra y trastorno que produce el pecado; hace maldad dondequiera que se introduce y destruye todo consuelo.  Tarde o temprano acarrea la vergüenza; sea la vergüenza del arrepentimiento verdadero, que termina en gloria, o la vergüenza y confusión perpetua, en la cual despertarán los malos en el gran día.

Antes de pecar ellos acogían con gozo humilde las bondadosas visitas de Dios; ahora Él se convertía en un terror para ellos, llenándolos de confusión.  Esto muestra la falsedad del tentador y el fraude de sus tentaciones.  Satanás prometió que estarían a salvo, pero ¡ellos no pueden ni pensar que sea así! Adán y Eva eran, después de su pecado, ¡consoladores desdichados el uno para el otro!

2. Josué 7:21a
"y pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé…"

Esta es la confesión del pecado de Acán, pecado que empezó por los ojos. Acán vio todas esas cosas hermosas, como Eva vio el fruto prohibido.  Es doloroso lo que resulta de tolerar que el corazón ande en la vista de los ojos, y la necesidad que tenemos de hacer pacto con nuestros ojos, que si vagan, ciertamente llorarán por ello.

Aquellos que queramos evitar las acciones pecaminosas, debemos mortificar y controlar dentro de nosotros mismos los deseos pecaminosos, particularmente la codicia de riquezas mundanales.  Pero la consecuencia del pecado trasciende, Acán no pereció solo en su pecado, sus hijos e hijas murieron con él, lo que nos enseña que aquellos que abarcan más de lo que es suyo, pierden incluso a los suyos.

Si Acán hubiera mirado esas cosas con el ojo de la fe, las hubiera visto como anatema (maldición) y las hubiera desechado con temor; pero al mirarlas con el ojo de los sentidos únicamente, las vio como cosas valiosas y las codició. Cuando hubo cometido el pecado, trató de ocultarlo.  Tan pronto como obtuvo su botín, este se convirtió en carga, y no se atrevió a usar su tesoro mal habido.

Qué diferentes se ven de lejos los objetos de tentación de cuando ya se han conseguido.  Esto es lo engañoso del pecado: "lo que es agradable al cometerlo, es amargo en su consecuencia".

3. 2 Samuel 11:2
"Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa."

Por medio de los ojos se corrompió el alma de David, que no solo pecaría en adulterio, sino que posteriormente se convertiría en un criminal al enviar a matar a Urías, esposo de Betsabé con quien había adulterado.

Una tentación es una elaborada artimaña de Satanás para hacernos caer y en el caso de David podemos ver claramente esta ocasión de pecado.

a. David descuida su ocupación.
2 Samuel 11:1 nos dice que David se quedó en Jerusalén, cuando como rey debió estar en la guerra de su pueblo.  Cuando nos salimos del camino de nuestro deber, somos fácil presa de la tentación.

b. El amor al ocio.
David se levanta de su cama al caer la tarde (2 Samuel 11:2).  La comodidad corporal es la triste ocasión de muchas enfermedades espirituales.  Las omisiones del deber y en el deber son fatales para el alma, "la pereza da mucha ventaja al tentador".

c. No valorar lo dado por Dios.
Nuestros ojos están hechos por Dios, para que apreciemos sus maravillas: "El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho Jehová." (Proverbios 20:12), y no como ocasión para pecar (2 Samuel 11:2).  Debemos apartar nuestros ojos de todo aquello que no nos conduzca a fortalecernos espiritualmente.

El camino del pecado es cuesta abajo; pero cuando comenzamos a hacer el mal, no podemos detenernos.  Ante el pecado podemos decidir detenernos, y devolvernos del mal en cualquier etapa de nuestro camino.  Pero una vez que se inicia la progresión de pecados es difícil detenerse "sino que cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte." (Santiago 1:14, 15).  Mientras más grande es el desastre menos admitimos que nosotros lo causamos.  Es mucho más fácil dejar de deslizarse por una colina cuando se está cerca de la cima que a mitad del camino.

La mejor solución es detener el pecado antes de que comience.

Lo que Dios quiere de nosotros:

◊ Que reconozcamos el señorío de Jesucristo sobre toda área de nuestra vida (2 Pedro 1:11).

◊ Que amemos al Señor Jesucristo con toda nuestra mente (Marcos 12:30).

◊ Que seamos radicales en nuestra santidad (1 Pedro 1:14-15).

◊ Que no amemos a este mundo (1 Juan 2:15).

◊ Que arranquemos de nuestras vidas lo que estorba a la presencia de Dios (Marcos 9:47).

◊ Que eliminemos toda fuente de inmundicia que contamina nuestra vida para que no nos condenemos en el infierno (Marcos 9:48).

ORACION
Dios grande, poderoso y maravilloso, reconozco que he estado sirviendo para los deseos de los ojos y hoy te entrego todo deseo carnal y todo dominio de la carne sobre mi alma; te entrego mis ojos, hechos por ti para poder apreciar tus maravillas.  Ya no quiero más corromper mi alma con mis ojos.  Hoy entiendo que debo salir de mi situación actual, para no hundirme cada día más en el pecado y hundir conmigo a mi familia.  Ayúdame Señor a arrancar todo aquello de mis ojos que estorban tu presencia en mi vida; te lo pido en el nombre que es sobre todo nombre, el de tu hijo Jesús, AMÉN.

Yo te Entrego

Los deseos de la carne -- Enfrentando al Mundo - Parte 1

La palabra "mundo" es utilizada en la Biblia con diferentes significados según sea el contexto en el cual se cita.

1. Está el mundo creado.

"El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay".
Hechos 17:24a

Encargado por Dios al ser humano para que este lo administre.

"Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra".
Génesis 1:28

2. Está el mundo que Dios ama y al cual quiere redimir.

"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".
Juan 3:16

3. Por último, también aparece el término mundo identificado con el sistema de vida y la sociedad.

Este mundo con sus valores e ideales patrocinados por Satanás se opone a lo correcto y se levanta como el reino de las tinieblas: egoísta, perverso, maligno y opuesto a Dios, y por ende a todo lo justo y bueno.  Efesios 2:2-3 dice: "en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás".

Es sobre este último mundo, del que nos vamos a ocupar el día de hoy. 

De este mundo nos dice Santiago: "¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?  Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios"  Santiago 4:4b.

¿A qué peligros nos enfrentamos en este mundo?

Debemos de estar claros en tres aspectos:

1. Nuestra ciudadanía está en los cielos.

"En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde anhelamos recibir al Salvador, el Señor Jesucristo."
Filipenses 3:20.

2. Todo lo que necesitamos para nuestra vida espiritual proviene de nuestro padre.

"Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido."
1 Corintios 2:12.

3. Todo lo que es de este mundo, proviene del mundo.

"Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo"
1 Juan 2:16.

Mientras vivimos en este mundo, el enemigo de nuestras almas, buscará que no prestemos atención a las cosas de Dios; las cuales, aunque están en el ámbito invisible y/o futuro, son reales, verdaderas, convenientes y deseables.  Recordemos que el mismo Señor Jesucristo llamó a Satanás el príncipe de este mundo: "Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera"  (Juan 12:31).

La función del maligno es que los humanos no rindamos honor y gloria a Nuestro Creador, por lo que busca que nos enfoquemos solamente en nosotros mismos y en las cosas que deseamos tener aquí en la tierra (las cuales son pasajeras), con tal de hacernos fracasar para siempre.  Es por esto que debemos enfrentar, evitar y superar constantemente los peligros que el mundo nos ofrece, para crecer y alcanzar una verdadera madurez espiritual.

¿Cómo podemos enfrentar los peligros del mundo?

Veamos uno a uno los peligros mencionados en 1 Juan 2:16.

El peligro de satisfacer los deseos de la carne

Juan se refiere a los impulsos y anhelos de nuestra naturaleza pecaminosa, naturaleza que nos hace caer y apartarnos de Dios.  Estos anhelos e impulsos son contrarios a la voluntad revelada de Dios y a la guía de su Espíritu Santo.  Más aún, Pablo nos aclara en Gálatas 5:19-21 cuál es el blanco del enemigo en nuestra carne: "Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios".

Todas estas obras reflejan un estilo de vida centrado en el egoísmo, la autosuficiencia y la complacencia del cuerpo, y este estilo de vida carnal ha dejado como consecuencias, una sociedad que practica el aborto, comercializa el cuidado de los niños y asila a los ancianos.  Enceguecidos por la confusión en cuanto a las prioridades, nos hemos deshumanizado.

Hemos destruido nuestras relaciones familiares: millones de familias se separan a causa del egoísmo y de haber perdido la noción de la santidad del matrimonio; madres divorciadas con hijos, son las que se encuentran cayendo en la pobreza a todo lo largo del planeta, y un número cada vez mayor de niños sin imagen paterna en el hogar, se sienten desvalidos, perdidos y abandonados.

Estas son las razones por la cuales debemos romper las ataduras de la carne, si no lo hacemos, no podremos obtener una liberación eficaz. La recomendación bíblica es clara y la encontramos en Romanos 13-13:14 "Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne".  Romper las ataduras de la carne incluye alejarse de situaciones, personas y lugares que no conducen a lo bueno.  Isaías 5:20 nos dice que no debemos ver lo malo, como si fuera bueno.  Si solamente ignoramos lo malo igual, es como si lo practicáramos.  "¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!".

ORACION
Señor, con humildad reconozco que no he estado haciendo lo bueno ante tus ojos y que he estado proveyendo para los deseos de la carne.  Hoy entrego a ti, todo deseo carnal y todo dominio de la carne sobre mi espíritu.  Toda ira, toda envidia, todo egoísmo y complacencia del cuerpo los traigo a tus pies, consciente de que tú eliminarás estas tormentas de mi vida.  Te pido oh Dios, las fuerzas para poder vencer cualquier tentación que llegue a mi vida y así poderme vestir del Señor Jesucristo, AMÉN.

Mi Pensamiento Eres Tú

jueves, 28 de enero de 2010

¿Por qué debemos leer y estudiar la Palabra de Dios? - Parte 2

Ya hemos visto los aspectos básicos del ¿por qué debemos leer y estudiar la Palabra de Dios?  Lo que no hemos mencionado es que, por medio de la Palabra de Dios logramos superar cualquier adversidad.

La Biblia nos presenta que en nuestras vidas se libra una constante batalla espiritual, entre las fuerzas de Dios y las fuerzas del diablo.  Mientras que hay muchas formas en que Satanás impone pecado en nuestras vidas, hay una sola forma en que Dios nos limpia, y esto es por su Palabra.  Para el cristiano que no se enamora con su Biblia, no hay nada delante de él más que tristeza, destrucción, problemas, y dolor.  Pero para el cristiano que aprende temprano y con mucho agrado a estudiar su Biblia, y sacar las riquezas espirituales que hay en ella, tendrá la bendición de Dios siempre.

¿Cómo se logra superar las situaciones adversas con la lectura de la Biblia?

Por el conocimiento de las escrituras encontramos paz y esperanza reales, cuando todo a nuestro alrededor parece desmoronarse (Romanos 15:4, Salmo 112:7, Habacuc 3:17-19).

Es así que, por medio de la lectura de la Biblia:

1. Conocemos mejor a nuestro Redentor.

"Escudriñad las Escrituras: porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mi".
Juan 5:39

Según 1 Juan 5:11-12, nuestra salvación (la vida eterna) se base en una sola cosa, "conocer personalmente a Jesucristo" nuestro Salvador.  Si el conocer a Jesucristo y tener relación con Él es la salvación, no debemos equivocarnos en menospreciar nuestra relación con Él.  Hebreos 10:29 dice "¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia?".  Es decir, debemos ampliar, profundizar y cuidar esta relación para gozar todo lo que podamos de la salvación, y para que Dios no nos castigue por el pecado que hacemos después que somos salvos.

El apóstol Pablo en Romanos 8:1 nos dice: "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu".  Pablo se refiere al cristiano que vive esforzándose.  Recordemos que en amor, Dios castiga a sus hijos por sus pecados para purificarles y presentarles a Él mismo sin mancha ni arruga, ni cosa semejante: "a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha." (Efesios 5:27).

2. Podemos ser aprobados delante de Dios.

"Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad."
2 Timoteo 2:15

Debemos esforzarnos para buscar ser aprobados delante de Dios, aunque podamos asegurarnos que somos salvos: "Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios" (1 Juan 5:13).

En 1 Samuel 15:22b-23a se nos dice: "Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios; y el prestar atención que el sebo de los carneros: Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría el infringir".  Dios, se complace con nuestra obediencia y cuando le prestamos atención, pero también ve como adoración a otro dios, es decir idolatría, si somos rebeldes u obstinados (no atentos a Él).

3. Aumentamos nuestra fe.

A fin de cuentas la fe y su evidencia en nuestras vidas, que se muestra en la obediencia a la Palabra y voluntad de Dios, es la única cosa que nos corresponde relacionada con nuestra salvación.

Pero, ¿Cómo aumentar nuestra fe?

La respuesta es, por medio de la Palabra de Dios.  Romanos 10:17 nos dice: "Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios."  Y Hebreos 4:2 nos detalla que Dios restringe el crecimiento de nuestra fe si rehusamos de leer, estudiar, y sentarnos bajo la predicación y enseñanza de la Palabra de Dios: "Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron".

Si oímos la Palabra de Dios y usamos la poca fe que podamos tener, Dios la aumentará más.

4. Nos limpiamos de nuestros pecados.

Nuestro pecado es el problema que la salvación remedia.  Cuando deseamos la salvación del infierno debemos quitar de nuestra vida el pecado, y esto se logra solamente por medio de nuestra íntima relación con Dios.

Al respecto el Señor Jesús nos dijo:

"Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado."
Juan 15:3

"Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad."
Juan 17:17

5. Nos fortalecemos espiritualmente.

Muchas veces los cristianos nos quejamos de no tener victoria en nuestras vidas, sobre el pecado, el diablo, y nuestra propia carne pecaminosa.  Pensamos que Dios no ha provisto la fuerza espiritual para que podamos vencer, pero Dios sí ha provisto.  Lo que ha sucedido es que nosotros no hemos tomado como nuestro lo que Dios nos ha dado.  Leamos 1° Juan 2:14b "Os he escrito a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno."

6. Nos fortalecemos en nuestras oraciones.

Hay dos puntos importantes al edificar una vida de oración eficaz:

• Saber, ¿cuál es la voluntad de Dios?
• Pedir todo conforme a la voluntad de Dios.

Haciendo esto, Dios nos concederá nuestras peticiones: "Y ésta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho." (1 Juan 5:14-15).

¿Cómo vamos a saber la voluntad de Dios si no estudiamos la Biblia?

Simplemente es imposible.  Por esto es de alta prioridad en nuestras vidas el estudio de la Palabra de Dios. "Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.  Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes, y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas; para que sean vuestros días, y los días de vuestros hijos, tan numerosos sobre la tierra que Jehová juró a vuestros padres que les había de dar, como los días de los cielos sobre la tierra. Porque si guardareis cuidadosamente todos estos mandamientos que yo os prescribo para que los cumpláis, y si amareis a Jehová vuestro Dios, andando en todos sus caminos, y siguiéndole a él, Jehová también echará de delante de vosotros a todas estas naciones, y desposeeréis naciones grandes y más poderosas que vosotros." (Deuteronomio 11:18-23).

Dios prometió a Su Pueblo, es decir a nosotros, victoria en las luchas de la vida si solamente honramos Su Palabra, aplicándola en toda nuestra vida.

7. Encontramos gozo y paz.

La única forma de encontrar paz y gozo en nuestras vidas es obedeciendo y sirviendo al Señor; conociendo, entendiendo y obedeciendo Su Palabra.

"Mucha paz tienen los que aman tu ley, Y no hay para ellos tropiezo."
Salmo 119:165

"Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado."
Isaías 26:3

"Pero ahora voy a ti; y hablo esto en el mundo, para que tengan mi gozo cumplido en sí mismos.  Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.  No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal."
Juan 17:13-15

8. Encontramos la guía para tomar decisiones correctas en nuestra vida.

Debemos buscar la ayuda del Espíritu Santo, para usar la Palabra de Dios como guía en nuestras vidas: "Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino." (Salmo 119:105).

Afortunados somos quienes hemos encontrado la guía de Dios.

9. Somos prosperados en nuestro camino.

Dios nos dice, que si obedecemos su voluntad nos irá bien: "Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.  Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas." (Josué 1:8-9).

ORACION
Grande y Poderoso Señor, hoy empiezo un nuevo estilo de vida por medio de la lectura de tu Palabra, sabedor de que por medio de ella te conoceré mejor y entenderé qué debo hacer para recibir tu aprobación, mientras tú vas aumentando mi fe, limpias mis pecados y me fortaleces espiritualmente.

Abre mi entendimiento en este momento ¡Oh Señor!, para darme cuenta que así como existe Gran Bendición en practicar tu Poderosa Palabra, existe gran pérdida de bendiciones por no hacerlo.  Ayúdame a temblar ante tu Poderosa Palabra, AMÉN.


¿Por qué debemos leer y estudiar la Palabra de Dios? - Parte 1

La Biblia es un libro que no es solo para leerse.  Es un libro para estudiarse, a fin de poder ser aplicado a nuestra vida.  La Biblia es la Palabra de Dios y como tal, es tan necesaria como las leyes de la naturaleza.  Podemos ignorarla, pero esto será para nuestro propio mal.

Los siguientes son algunos aspectos básicos del por qué debemos leer y estudiar la Palabra de Dios.

1. Debemos leer y estudiar la Biblia porque es la Palabra de Dios dirigida a nosotros.

2 Timoteo 3:16 dice que la Biblia es "inspirada por Dios".

La Biblia nos dará respuestas a muchas preguntas que la gente común e incluso filósofos se han hecho a través del tiempo.  Algunas de estas preguntas son:

• ¿Cuál es el propósito de la vida?
• ¿De dónde vengo?
• ¿Existe vida después de la muerte?
• ¿Cómo puedo ir al cielo?
• ¿Por qué está el mundo tan lleno de maldad?
• ¿Por qué me cuesta tanto trabajo hacer lo bueno?

2. Debemos leer y estudiar la Biblia, porque ella nos proporciona un sin número de consejos prácticos, tales como:

• ¿Qué debo buscar en mi pareja?
• ¿Cómo puedo tener un matrimonio exitoso?
• ¿Cómo puedo ser un buen amigo?
• ¿Cómo puedo ser un buen padre o una buena madre?
• ¿Qué es el éxito y cómo puedo alcanzarlo?
• ¿Cómo puedo cambiar?
• ¿Qué es lo más importante en la vida?
• ¿Cómo puedo vivir para que no tenga que arrepentirme en un futuro?
• ¿Cómo puedo complacer a Dios?
• ¿Cómo puedo obtener el perdón de Dios?
• ¿Cómo puedo manejar las circunstancias adversas y eventos injustos de la vida para salir victorioso?

3. Debemos leer y estudiar la Biblia porque ella es totalmente confiable y sin error.

La Biblia es única entre muchos auto-nombrados libros "sagrados" porque no solo ofrece enseñanzas morales y dice "confía en mí", si no que, nos ofrece la oportunidad de probarla, corroborando cientos de detalladas profecías que contiene, verificando los eventos históricos que relata, y comprobando los hechos científicos que describe.  Aquellos que dicen que la Biblia tiene errores deben tener sus oídos cerrados a la verdad.  Jesús preguntó una vez; "¿Qué es más fácil, decir: tus pecados te son perdonados o decir: levántate y anda?" (Lucas 5:23).  Entonces, Él probó que tenía el poder para perdonar los pecados (algo que no podemos ver físicamente) curando al paralítico (algo que los que lo rodeaban pudieron atestiguar con sus ojos).  De manera similar, tenemos la seguridad de que la Palabra de Dios es verdad, cuando se discuten aspectos espirituales que no podemos atestiguar con nuestros sentidos físicos; pero mostrando su veracidad en todas aquellas áreas que podemos verificar (exactitud histórica, científica y profética).

4. Debemos leer y estudiar la Biblia porque Dios no cambia y porque la naturaleza humana tampoco cambia – es tan actual para nosotros como lo fue cuando fue escrita.

Mientras que diariamente se generan grandes cambios tecnológicos a nuestro alrededor, los deseos y naturaleza de la raza humana no cambian.  Mientras leemos las páginas de la historia bíblica, ya sea que se trate de relaciones interpersonales o entre sociedades, "no hay nada nuevo bajo el sol".  Y mientras la raza humana en su totalidad continúa buscando amor y satisfacción en todos los lugares equivocados, Dios, nuestro buen y misericordioso Creador, nos dice que nos traerá un "gozo eterno".  Su Palabra revelada, las Escrituras, son tan importantes que Jesús dijo respecto a ellas, "...No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios." (Mateo 4:4).  En otras palabras, si queremos vivir una vida plena como fue la voluntad de Dios, debemos escuchar y seguir la palabra de Dios escrita... ¡es más importante que comer!

5. Debemos leer y estudiar la Biblia porque existe mucha falsa enseñanza.

La Biblia nos da la medida mediante la cual podemos distinguir la verdad del error.  Nos dice cómo es Dios.  Tener una impresión equivocada de Dios es adorar un "ídolo" o "dios falso".  Estamos adorando algo que ¡no es Él!  La Biblia también nos dice cómo podemos verdaderamente ir al cielo... y no es por ser buenos, o ser bautizados o ninguna otra cosa que podamos hacer (Juan 14:6, Efesios 2:1-10, Isaías 53:6, Romanos 3:10b, 5:8, 6:23, 10:9-13).  A través de estos textos, la Palabra de Dios nos enseña cuánto Él nos ama (Romanos 5:6-8, Isaías 53:5).  Así es como sabiendo esto, somos llevados a amarle a Él en respuesta (1 Juan 4:19).

 La Biblia nos equipará para servirle a Dios (2 Timoteo 3:17; Efesios 6:17; Hebreos 4:12).

 Nos ayudará a saber cómo podemos ser salvados de nuestros pecados y de sus últimas consecuencias (2 Timoteo 3:15).

 Al meditar en ella y obedecer sus enseñanzas nos llevará a una vida victoriosa (Josué 1:8; Santiago 1:25).

 La Palabra de Dios nos ayudará a ver el pecado en nuestra vida y nos ayudará a deshacernos de él (Salmos 119:9-11).

 Será una guía para nuestra vida, haciéndonos más sabios que nuestros maestros (Salmo 32:8; 119:9,11; Proverbios 1:6).

 La Biblia nos librará de perder años de nuestra vida en lo que no dura ni tampoco importa (Mateo 7:24.27).

6. Leer y estudiar la Biblia nos ayudará a ver más allá del atractivo "anzuelo" y doloroso "gancho" de las tentaciones pecaminosas, para que podamos aprender de los errores de otros, en vez de experimentarlos nosotros mismos.

La experiencia es un gran maestro, pero cuando se trata de aprender del pecado, es un duro y terrible maestro.  Es mucho mejor aprender de los errores ajenos.  Hay tantos personajes bíblicos de quien aprender, tanto modelos positivos como negativos, que con frecuencia proceden de la misma persona en diferentes etapas de su vida.  Por ejemplo David, en su reto al gigante Goliat, nos enseña que Dios es más grande que cualquier cosa a la que nos enfrentemos (1 Samuel 17).  David, al ceder a la tentación y cometer adulterio con Betsabé, nos revela el largo alcance y las terribles consecuencias que puede acarrearnos un "momento de placer" (2 Samuel 11).


ORACION
Señor Jesús, Gracias por que tú has decidido hablarnos directamente por medio de tu Palabra escrita en La Biblia.  Cuántas veces mi Dios he querido, que de una forma sobrenatural me hables, y no he entendido que siempre has estado dispuesto a hablarme por medio de La Biblia, donde está tu Palabra clara y sin error; palabra que no cambia y que sigue siendo tan actual como lo dice Lucas 21:33.  Ayúdame Señor a leer, observar, practicar y obedecer tus enseñanzas.  Líbrame de perder años de mi vida en cosas sin importancia, cuando puedo acercarme más y más a ti, leyendo tu Palabra, que da Vida Plena, Llena y Abundante.  Te lo pido Señor, en el Nombre de Cristo Jesús, AMÉN.

sábado, 23 de enero de 2010

Lectura Bíblica - Enero 02

*** Lecturas de Hoy ***
  • Génesis 3:1-4:26
  • Mateo 2:13-3:6
  • Salmos 2:1-12
  • Proverbios 1:7-9

Génesis 3:1-4:26
Capítulo 3
Desobediencia del hombre
1Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto? 2Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; 3pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. 4Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; 5sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. 6Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
8Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. 9Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú? 10Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. 11Y Dios le dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has comido del árbol de que yo te mandé no comieses? 12Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí. 13Entonces Jehová Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí. 14Y Jehová Dios dijo a la serpiente: Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias y entre todos los animales del campo; sobre tu pecho andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. 15Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar. 16A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti. 17Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. 18Espinos y cardos te producirá, y comerás plantas del campo. 19Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás. 20Y llamó Adán el nombre de su mujer, Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. 21Y Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió.
22Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre. 23Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. 24Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida.

Capítulo 4
Caín y Abel
1Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. 2Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante. 6Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
8Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo mató. 9Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? 10Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. 11Ahora, pues, maldito seas tú de la tierra, que abrió su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. 12Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra. 13Y dijo Caín a Jehová: Grande es mi castigo para ser soportado. 14He aquí me echas hoy de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré errante y extranjero en la tierra; y sucederá que cualquiera que me hallare, me matará. 15Y le respondió Jehová: Ciertamente cualquiera que matare a Caín, siete veces será castigado. Entonces Jehová puso señal en Caín, para que no lo matase cualquiera que le hallara.
16Salió, pues, Caín de delante de Jehová, y habitó en tierra de Nod, al oriente de Edén. 17Y conoció Caín a su mujer, la cual concibió y dio a luz a Enoc; y edificó una ciudad, y llamó el nombre de la ciudad del nombre de su hijo, Enoc. 18Y a Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mehujael, y Mehujael engendró a Metusael, y Metusael engendró a Lamec. 19Y Lamec tomó para sí dos mujeres; el nombre de la una fue Ada, y el nombre de la otra, Zila. 20Y Ada dio a luz a Jabal, el cual fue padre de los que habitan en tiendas y crían ganados. 21Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre de todos los que tocan arpa y flauta. 22Y Zila también dio a luz a Tubal-caín, artífice de toda obra de bronce y de hierro; y la hermana de Tubal-caín fue Naama.
23Y dijo Lamec a sus mujeres:
Ada y Zila, oíd mi voz;
Mujeres de Lamec, escuchad mi dicho:
Que un varón mataré por mi herida,
Y un joven por mi golpe.
24Si siete veces será vengado Caín,
Lamec en verdad setenta veces siete lo será.
25Y conoció de nuevo Adán a su mujer, la cual dio a luz un hijo, y llamó su nombre Set: Porque Dios (dijo ella) me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín. 26Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová.
 
Mateo 2:13-3:6
La Matanza de los niños 
13Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. 14Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, 15y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo.
16Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. 17Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo:
18Voz fue oída en Ramá,
Grande lamentación, lloro y gemido;
Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiso ser consolada, porque perecieron.
19Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, 20diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. 21Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel. 22Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea, 23y vino y habitó en la ciudad que se llama Nazaret, para que se cumpliese lo que fue dicho por los profetas, que habría de ser llamado nazareno.
 
Capítulo 3
Predicación de Juan el Bautista
(Mr. 1.1-8; Lc.3.1-9,15-17; Jn. 1.19-28)
1En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, 2y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. 3Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo:
Voz del que clama en el desierto:
Preparad el camino del Señor,
Enderezad sus sendas.
4Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. 5Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.
 
Salmos 2:1-12
El reino del ungido de Jehová
1¿Por qué se amotinan las gentes,
Y los pueblos piensan cosas vanas?
2Se levantarán los reyes de la tierra,
Y príncipes consultarán unidos
Contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
3Rompamos sus ligaduras,
Y echemos de nosotros sus cuerdas.

4El que mora en los cielos se reirá;
El Señor se burlará de ellos.
5Luego hablará a ellos en su furor,
Y los turbará con su ira.
6Pero yo he puesto mi rey
Sobre Sion, mi santo monte.

7Yo publicaré el decreto;
Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú;
Yo te engendré hoy.
8Pídeme, y te daré por herencia las naciones,
Y como posesión tuya los confines de la tierra.
9Los quebrantarás con vara de hierro;
Como vasija de alfarero los desmenuzarás.

10Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes;
Admitid amonestación, jueces de la tierra.
11Servid a Jehová con temor,
Y alegraos con temblor.
12Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino;
Pues se inflama de pronto su ira.
 
Proverbios 1:7-9
7El principio de la sabiduría es el temor de Jehová;
Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.

Amonestaciones de la Sabiduría
8Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre;
9Porque adorno de gracia serán a tu cabeza,
Y collares a tu cuello.

Lectura Bíblica - Enero 01

*** Lecturas de Hoy ***
  • Génesis 1:1-2:25
  • Mateo 1:1-2:12
  • Salmos 1:1-6
  • Proverbios 1:1-6

Génesis 1:1-2:25
Capítulo 1
La creación
1En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. 4Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. 5Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día.
6Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. 7E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. 8Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo.
9Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. 10Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares. Y vio Dios que era bueno. 11Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. 12Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. 13Y fue la tarde y la mañana el día tercero.
14Dijo luego Dios: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para días y años, 15y sean por lumbreras en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. 16E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. 17Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, 18y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. 19Y fue la tarde y la mañana el día cuarto. 20Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. 21Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. 22Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. 23Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
24Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género, bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así. 25E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
26Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. 27Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
29Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. 30Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. 31Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto.

Capítulo 2
1Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. 2Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. 3Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.

El hombre en el huerto del Edén
4Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos, 5y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, 6sino que subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra. 7Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
8Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. 9Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. 10Y salía de Edén un río para regar el huerto, y de allí se repartía en cuatro brazos. 11El nombre del uno era Pisón; éste es el que rodea toda la tierra de Havila, donde hay oro; 12y el oro de aquella tierra es bueno; hay allí también bedelio y ónice. 13El nombre del segundo río es Gihón; éste es el que rodea toda la tierra de Cus. 14Y el nombre del tercer río es Hidekel; éste es el que va al oriente de Asiria. Y el cuarto río es el Eufrates.
15Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. 16Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; 17mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.
18Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. 19Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. 20Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. 21Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. 22Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. 23Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. 24Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. 25Y estaban ambos desnudos, Adán y su mujer, y no se avergonzaban.

Mateo 1:1-2:12
Capítulo 1
Genealogía de Jesucristo
(Lc. 3.23-38)
1Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
2Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos. 3Judá engendró de Tamar a Fares y a Zara, Fares a Esrom, y Esrom a Aram. 4Aram engendró a Aminadab, Aminadab a Naasón, y Naasón a Salmón. 5Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a Obed, y Obed a Isaí. 6Isaí engendró al rey David, y el rey David engendró a Salomón de la que fue mujer de Urías. 7Salomón engendró a Roboam, Roboam a Abías, y Abías a Asa. 8Asa engendró a Josafat, Josafat a Joram, y Joram a Uzías. 9Uzías engendró a Jotam, Jotam a Acaz, y Acaz a Ezequías. 10Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amón, y Amón a Josías. 11Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, en el tiempo de la deportación a Babilonia.
12Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, y Salatiel a Zorobabel. 13Zorobabel engendró a Abiud, Abiud a Eliaquim, y Eliaquim a Azor. 14Azor engendró a Sadoc, Sadoc a Aquim, y Aquim a Eliud. 15Eliud engendró a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; 16y Jacob engendró a José, marido de María, de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.
17De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce.

Nacimiento de Jesucristo
(Lc. 2.1-7)
18El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. 19José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. 20Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. 22Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo:
23He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo,
Y llamarás su nombre Emanuel,
que traducido es: Dios con nosotros. 24Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.

Capítulo 2
La visita de los magos 
1Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, 2diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. 3Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él. 4Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5Ellos le dijeron: En Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.
7Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9Ellos, habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. 10Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra. 12Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.


Salmos 1:1-6
LIBRO I
El justo y los pecadores
1Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
Ni estuvo en camino de pecadores,
Ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
2Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.
3Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.

4No así los malos,
Que son como el tamo que arrebata el viento.
5Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio,
Ni los pecadores en la congregación de los justos.
6Porque Jehová conoce el camino de los justos;
Mas la senda de los malos perecerá.

Proverbios 1:1-6
Motivo de los proverbios
1Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel.

2Para entender sabiduría y doctrina,
Para conocer razones prudentes,
3Para recibir el consejo de prudencia,
Justicia, juicio y equidad;
4Para dar sagacidad a los simples,
Y a los jóvenes inteligencia y cordura.
5Oirá el sabio, y aumentará el saber,
Y el entendido adquirirá consejo,
6Para entender proverbio y declaración,
Palabras de sabios, y sus dichos profundos.

domingo, 17 de enero de 2010

Tres acciones para alcanzar la Bendición

La Biblia nos dice, en Filipenses 2:13, que el Señor Dios Todopoderoso pone en nosotros el deseo y la acción: "porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad".  Pero no solamente Él produce este deseo de hacer en nosotros, sino que también impone la necesidad para que hagamos según Él lo desea.  En mi caso, por ejemplo, no soy yo quien anuncia el evangelio, aunque sí agradezco a Dios por permitirme que lo haga.  El apóstol Pablo, nos dice en su primera carta a los Corintios: "Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" (1 Corintios 9:16).

¿Por qué Dios pone en nosotros el querer y el hacer?

El Señor Dios es misericordioso con todos y cada uno de nosotros, él nos ama tanto que dio a su hijo único, para que muriese por nosotros y así obtuviésemos la vida eterna: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna".  En su amor, Dios no se conforma con darnos esta vida eterna, Él quiere también que nosotros veamos su gloria; hoy, aquí, en este tiempo, mientras estamos en esta Tierra.  Es por esto que Él quiere que estemos "deseosos de hacer", así estaremos dispuestos y sensibles a la dirección del Espíritu Santo.

Cuando busquemos a Dios debemos hacerlo expectantes y no como espectadores, es decir debemos hacerlo con la curiosidad, el interés y la atención de que el Señor Jesús va a hacer algo en nuestras vidas.  Donde Cristo pasa, algo pasa…

¿Cómo prepararnos para recibir las Bendiciones de Dios?

Dios no nos va a bendecir, si no sentimos necesidad, si no estamos dispuestos a recibir, por lo que entonces para ser bendecidos debemos reconocer que necesitamos de Dios.  Alguno de ustedes me puede decir "pero, todos necesitamos de Dios" y esto es cierto, pero esto no es lo mismo que reconocer la necesidad de Dios.  Muchos de nosotros reconocemos que necesitamos de Dios en todo momento, pero muchos otros ignoran esta necesidad, o no la quieren ver.

El Nuevo Testamento está lleno de hombres y mujeres que recibieron un milagro (recibieron la vista, no podían caminar y se levantaron de donde estaban postrados o bien fueron sanados de sus enfermedades), y el factor común en todos ellos, era su necesidad.

¿Cuántos de nosotros no reconocemos nuestra necesidad de Dios por orgullo?  ¿Qué pueden decir de mí, si me postro en oración?  ¿Van a pensar que estoy en pecado?

Debemos despojarnos del orgullo y tener disposición para recibir, reconociendo nuestra necesidad de Dios.

¿Qué debemos hacer una vez que reconozcamos nuestra necesidad de Dios?

Al reconocer nuestra necesidad de Dios, comenzamos a actuar de acuerdo al propósito de Dios en nuestras vidas.  Esta acción está compuesta de tres partes, las cuales pueden ser entendidas si leemos 2 Crónicas 7:14 "Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra."

1. Humillarse

Para todos nosotros es muy difícil humillarnos, ya que esto es lo mismo que doblegarnos, someternos, postrarnos o disminuirnos; aún cuando sabemos que estamos mal delante de Dios.  Precisamente es por esto que debemos humillarnos.  Nos humillamos porque reconocemos nuestro estado con Dios, reconocemos que con nuestras propias capacidades no podemos hacer las cosas que lograría con Dios a mi lado, así lo dice 2 Timoteo 4:17a "Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas".

Para que Dios actúe en nuestra vida, lo primero que debemos hacer, es reconocer que solo bajo la gracia el poder de Jesús, podemos alcanzar las cosas que tanto anhelamos: "Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5).

2. Orar y buscar su rostro

Pablo en 1 Tesalonicenses 15:5 nos dice: "Orad sin cesar".  Orar y buscar el rostro de Dios tiene que ver con mantener un hábito diario que hace de la búsqueda de la presencia de Dios, un estilo de vida.  ¿Cuántos de nosotros esperamos que Dios actúe en nuestras vidas y ni siquiera apartamos unos pocos minutos al día para orar y buscar el rostro del Señor?  Muy difícilmente conseguiremos resultados en nuestras vidas si no hablamos con Dios, sino mantenemos una verdadera comunión con el Señor por medio de la oración.

Recordemos que la oración es el poder y el secreto que mueve al cielo, por esto debe ser prioridad en nuestras propias vidas.

3. Convertirnos de nuestros malos caminos

Esta es la acción más interesante de las tres.  Consiste en dejar atrás lo que hemos sido; ya el Señor nos ha ayudado en este aspecto, Él nos dice por medio del apóstol Pablo: "De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas" (2 Corintios 5:17).  Esta aseveración se refiere a nuestro espíritu, ya que ha sido renovado por el Espíritu Santo de Dios.

Sin embargo, nosotros somos formados además de espíritu, por cuerpo y alma.  El convertirnos de los malos caminos es dejar el mundo atrás: "Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo" (1 Juan 2:16).  El convertirnos de los malos caminos es realizar una transformación total mostrando los frutos del verdadero arrepentimiento, donde no hay excusas, donde entendemos que solamente Dios puede renovarnos de nuestra situación de pecado y donde anhelamos en nuestro corazón agradarle a Dios.

La voluntad de Dios es que podamos cumplir estas tres acciones, para que así no haya obstáculo alguno para que el favor de Dios esté con nosotros comenzando a disfrutar plenamente de lo que viene a continuación.

1. Nos pastoreará siempre.
a. El Señor nos hará dar fruto (Salmo 85:12).
b. Él nos proveerá todo lo que necesitemos (Salmo 81:16).
c. Jesús se preocupará porque andemos por el buen camino (Juan 10:9).

2. Saciará nuestra alma.
a. El nos dará el mejor alimento espiritual (Salmo 23:5a).

3. Dará vigor a nuestras debilidades.
a. Nos dará la fuerza que solamente Dios puede dar (Isaías 40:29).
b. Nos dará la fuerza que solo su gozo da (Nehemías 8:10c).

4. Seremos como manantial de agua.
a. Estaremos llenos del Espíritu Santo (Juan 7:38).
b. No faltarán palabras a nuestra boca para edificar nuevas moradas donde habite el Espíritu Santo (Isaías 59:21).

5. Repararemos portillos y calzadas.
a. Repararemos aquellos portillos que el enemigo pueda utilizar para colarse en nuestras vidas y calzadas para andar por el camino recto (Isaías 59:21b).

6. Jesús siempre estará con nosotros.
a. Nada nos separará del amor de Cristo Jesús (Romanos 8:38-39).


ORACION

Señor Jesús, grande, misericordioso y bueno.  Hoy decido humillarme con corazón sincero y transparente, cultivando un estilo de vida en la búsqueda de tu presencia.  Hoy quiero accionar, pero de verdad, cambiando mi vieja forma de ser y entregando mi vida completa a ti.

Ayúdame Señor a serte fiel y a cumplir con mis compromisos cristianos, poniendo en mi el querer y el hacer para estar en tu presencia.  Ayúdame a despojarme de mi orgullo y aceptar que necesito de ti en todo momento de mi vida.  Gracias Señor porque sé que muy pronto comenzaré ver cómo me bendices de gran manera.  Hoy estoy viendo la punta del iceberg y lo mejor está por venir cuando me someta a Cristo Jesús en obediencia.  En el nombre del que es sobre todo nombre, el Señor Jesús, Amén.

Yo me rindo a Él